10/04/2022, 16:57
La gran bestia metálica llegó a la estación haciendo un fuerte y sonoro ruido que dejaba escapar una gran humareda de vapor, mientras por la chimenea principal seguía expulsando una humareda oscura que poco a poco empezaba a debilitarse como la llama de la caldera que lo mantenía activo.
Las puertas se abrieron, y un gran número de personas empezó a bajar para adentrarse en el mar de gente. El flujo de gente fue disminuyendo, y ya apenas quedaban un par de personas en el interior de los vagones. Entre esas personas, una kunoichi bajó las escaleras que daban al asfalto de la estación.
Vestía de negro por completo, con una bandana que mostraba el símbolo de la lluvia anudada a su cuello. El reflejo metálico de esta, contrastaba de la misma forma con sus profundos ojos azules. Portaba una sudadera de mangas cortas negra que se enganchaba en el cuello y caía un poco por debajo de su cintura con un obi blanco que lo adornaba por debajo de sus caderas, debajo de esta, una camisa ajustada de mangas largas del mismo color con unas muñequeras encima de la tela también blanca. Sus pantalones eran sencillos, algo anchos y oscuros como los de cualquier ninja. Finalmente, su calzado eran unas zapatillas deportivas, carentes de cordones y que subía con una tela ajustada de una única pieza por encima de los tobillos, con una suela ancha blanca.
— ¿Y-Y donde la espero?... S-Supongo que tendrá que coger un tren ella también, o tal vez venga a recogerme...
Hizo una mueca de preocupación tanto con su boca como con sus ojos, decidiendo apartarse en una de las paredes de la entrada de la estación, mientras sostenía entre sus manos una mochila un poco voluminosa.
Las puertas se abrieron, y un gran número de personas empezó a bajar para adentrarse en el mar de gente. El flujo de gente fue disminuyendo, y ya apenas quedaban un par de personas en el interior de los vagones. Entre esas personas, una kunoichi bajó las escaleras que daban al asfalto de la estación.
Vestía de negro por completo, con una bandana que mostraba el símbolo de la lluvia anudada a su cuello. El reflejo metálico de esta, contrastaba de la misma forma con sus profundos ojos azules. Portaba una sudadera de mangas cortas negra que se enganchaba en el cuello y caía un poco por debajo de su cintura con un obi blanco que lo adornaba por debajo de sus caderas, debajo de esta, una camisa ajustada de mangas largas del mismo color con unas muñequeras encima de la tela también blanca. Sus pantalones eran sencillos, algo anchos y oscuros como los de cualquier ninja. Finalmente, su calzado eran unas zapatillas deportivas, carentes de cordones y que subía con una tela ajustada de una única pieza por encima de los tobillos, con una suela ancha blanca.
— ¿Y-Y donde la espero?... S-Supongo que tendrá que coger un tren ella también, o tal vez venga a recogerme...
Hizo una mueca de preocupación tanto con su boca como con sus ojos, decidiendo apartarse en una de las paredes de la entrada de la estación, mientras sostenía entre sus manos una mochila un poco voluminosa.