14/04/2022, 18:26
Ren suponía que era lo que iba a pasar; intentaría levantar al hacha más grande que se encontraran, no podría, inflaría los mofletes y se irían de allí con ella bastante molesta. Y justo eso, fue lo que pasó. La morena estuvo todo el rato, observándola con una divertida expresión al ver como era incapaz de alzarla, y se giró en el momento tapándose con una mano la boca para que no la viera cuando esta fue a buscarla.
— B-Bueno... Creo que precisamente son tan pesadas para que al caer lo haga con tanto tu fuerza como con el peso de esta, y así ser más letal — respondió haciendo un suave gesto con las manos de un lado a otro, como imitando que portaba una pero sin llegar a encorvarse. — Si no es por el filo, podría ser casi como un martillo de guerra. Aunque supogno que si no tiene un doble filo, o golpeas con uno de los laterales también puede hacer un afecto algo similar
Tomaría asiento frente a ella, mientras miraba al interior del local y los alrededores de este.
— Al menos tú tienes claro que arma quieres. A mí no termina de gustarme del todo ninguna de las espadas que he visto
Y no era porque tuviera un ojo entrenado y avispado, como un curtido herrero que era capaz de distinguir un buen acero de una chapuza, sino que simplemente quería algo que para ella se viera bastante guay e impresionante. Y pese a la gran cantidad, todas eran bastante similares entre ellas.
— B-Bueno... Creo que precisamente son tan pesadas para que al caer lo haga con tanto tu fuerza como con el peso de esta, y así ser más letal — respondió haciendo un suave gesto con las manos de un lado a otro, como imitando que portaba una pero sin llegar a encorvarse. — Si no es por el filo, podría ser casi como un martillo de guerra. Aunque supogno que si no tiene un doble filo, o golpeas con uno de los laterales también puede hacer un afecto algo similar
Tomaría asiento frente a ella, mientras miraba al interior del local y los alrededores de este.
— Al menos tú tienes claro que arma quieres. A mí no termina de gustarme del todo ninguna de las espadas que he visto
Y no era porque tuviera un ojo entrenado y avispado, como un curtido herrero que era capaz de distinguir un buen acero de una chapuza, sino que simplemente quería algo que para ella se viera bastante guay e impresionante. Y pese a la gran cantidad, todas eran bastante similares entre ellas.