18/04/2022, 13:41
— Hana... Esta mañana, cuando he llegado tan tarde... Era... Un hombre que al parecer me conocia, que nos conocía, y que sabía que tenemos algún tipo de relación, se me acerco... Me llevo a una cafetería cercana y... Decía ser tu padre
Al principio, la preocupación de Hana se centraba en que le hubiesen hecho algo malo a Ren. Le hubieran robado o violentado de alguna forma, ya que la pobre estaba en la peor forma física que la había visto nunca. Pero las últimas palabras de su hermana borraron todas sus preocupaciones de un plumazo.
Quería decirle que seguramente sería un farsante buscando aprovecharse de su nueva y no buscada fama. Sin embargo, la sola posibilidad de que su padre siguiese vivo era más de lo que Hana podía aguantar. Siguió escuchando a Ren, ligeramente porque todo parecía haberse hundido kilometros en las profundidades del oceano y agarró el pergamino cuando se lo tendió.
¿Y si sí que era él? ¿Qué querría entonces? Si realmente tenía otra familia, ¿no sería mejor simplemente pasar de largo? Que cada uno siguiese con su vida y ya. Pero ¿qué vida tenía Hana? Vivía sola, sin padre ni madre y por mucho que quisiese a Ren, a ella siempre tendría que decirle adios. ¿Era egoista por querer a su padre de vuelta?
— S-Se supone que esta semana iba a ser para nosotras... S-S-Solo nosotras dos... S-Sin pensar en nada más... Como si no hubiera pasado el tiempo, como si no hubiera ocurrido lo de los dojos, como si no fuera a estallar una guerra de un momento a otro... Solo eramos nosotras dos juntas y...
En ese momento recordó todo el daño que le había hecho a Ren y que estaba ahí por un solo motivo, hacerla feliz. Le sonrió sutilmente, aún con los ojos vidriosos.
— Ren... No te preocupes. Estoy segura de que no era más que un impostor que querría aprovecharse de mi fama. Mi padre murió en una misión. Me quedaré contigo y tendremos una semana maravillosa, ¿de acuerdo?
Sin embargo, se guardó el pergmino de inmediato. Se acercó a Ren y la abrazó, perdiendo la sonrisa en cuanto ésta no pudiese verla. ¿Qué podía decirle?
Al principio, la preocupación de Hana se centraba en que le hubiesen hecho algo malo a Ren. Le hubieran robado o violentado de alguna forma, ya que la pobre estaba en la peor forma física que la había visto nunca. Pero las últimas palabras de su hermana borraron todas sus preocupaciones de un plumazo.
Quería decirle que seguramente sería un farsante buscando aprovecharse de su nueva y no buscada fama. Sin embargo, la sola posibilidad de que su padre siguiese vivo era más de lo que Hana podía aguantar. Siguió escuchando a Ren, ligeramente porque todo parecía haberse hundido kilometros en las profundidades del oceano y agarró el pergamino cuando se lo tendió.
¿Y si sí que era él? ¿Qué querría entonces? Si realmente tenía otra familia, ¿no sería mejor simplemente pasar de largo? Que cada uno siguiese con su vida y ya. Pero ¿qué vida tenía Hana? Vivía sola, sin padre ni madre y por mucho que quisiese a Ren, a ella siempre tendría que decirle adios. ¿Era egoista por querer a su padre de vuelta?
— S-Se supone que esta semana iba a ser para nosotras... S-S-Solo nosotras dos... S-Sin pensar en nada más... Como si no hubiera pasado el tiempo, como si no hubiera ocurrido lo de los dojos, como si no fuera a estallar una guerra de un momento a otro... Solo eramos nosotras dos juntas y...
En ese momento recordó todo el daño que le había hecho a Ren y que estaba ahí por un solo motivo, hacerla feliz. Le sonrió sutilmente, aún con los ojos vidriosos.
— Ren... No te preocupes. Estoy segura de que no era más que un impostor que querría aprovecharse de mi fama. Mi padre murió en una misión. Me quedaré contigo y tendremos una semana maravillosa, ¿de acuerdo?
Sin embargo, se guardó el pergmino de inmediato. Se acercó a Ren y la abrazó, perdiendo la sonrisa en cuanto ésta no pudiese verla. ¿Qué podía decirle?