24/04/2022, 10:59
(Última modificación: 24/04/2022, 11:10 por Himura Ren. Editado 1 vez en total.)
Quiso levantarse, pero Hana no aflojaba lo más mínimo su agarre. Intentó apoyarse en la pared, sin exito, mientras intentaba levantar a su vez a Hana.
— ¡Oye, pero suéltame! — Protestó avergonzada al ver que no se apartaba de ella; no es que le disgustase, pero le resultaba imposible alzarse en aquella posición. Con algo más de fuerza, hubiera sido capaz de levantarla en brazos.
Finalmente, su cuerpo cedió ante la falta de fuerza, pero sobre todo ante la dificultad que le estaba suponiendo, el que Hana no pusiera nada de esfuerzo tampoco por su parte. Cayó sobre ella, y por lo menos consiguió evitar caer con su peso encima de Hana. Quedo con los brazos flexionados a cada lado de la cara de la rubia, a escasos centímetros de distancia entre ellas. Casi podían llegar a rozar sus narices, y el pelo de la morena, caído hacia delante, tapaba bastante la vista periferia de Hana. Si hubiera pulsado en su caída uno de los botones de la pared, ahora estarían bajo una luz rojiza, por si no era lo suficientemente incómodo ya de por sí.
A Ren le temblaban los labios, tenía los ojos abiertos como platos y su corazón estaba empezando a bombear más sangre de la necesaria.
— ¡Oye, pero suéltame! — Protestó avergonzada al ver que no se apartaba de ella; no es que le disgustase, pero le resultaba imposible alzarse en aquella posición. Con algo más de fuerza, hubiera sido capaz de levantarla en brazos.
Finalmente, su cuerpo cedió ante la falta de fuerza, pero sobre todo ante la dificultad que le estaba suponiendo, el que Hana no pusiera nada de esfuerzo tampoco por su parte. Cayó sobre ella, y por lo menos consiguió evitar caer con su peso encima de Hana. Quedo con los brazos flexionados a cada lado de la cara de la rubia, a escasos centímetros de distancia entre ellas. Casi podían llegar a rozar sus narices, y el pelo de la morena, caído hacia delante, tapaba bastante la vista periferia de Hana. Si hubiera pulsado en su caída uno de los botones de la pared, ahora estarían bajo una luz rojiza, por si no era lo suficientemente incómodo ya de por sí.
A Ren le temblaban los labios, tenía los ojos abiertos como platos y su corazón estaba empezando a bombear más sangre de la necesaria.