27/04/2022, 15:10
— ¡Te quiero Himura Hana! ¡Te quiero más que a mi propia vida, eso es lo que pasa!
Hace meses, hubiese dado botes de alegría de oír esas palabras. Ahora le parecía que estaba aprovechándose de los miedos de Ren. Desde que habían vuelto había estado temerosa, seguramente pensando que Hana era una inestable y podía desaparecer en cualquier momento.
Esta era la forma de Ren de superar ese miedo. Porque no podía quererla de esa manera, ¿verdad? No, no podía. Con la claridad de mente que le daba aquella idea se levantó con una sonrisa conciliadora.
— Ren. — llamó mientras le cogía una mano con suavidad. — No hace falta que hagas esto. No voy a volver a desaparecer, te lo prometo. No hace falta que seamos algo más. Algún día encontrarás a alguien especial. Alguien fuerte, sincero, honesto, que te haga feliz. No necesitas a una niña inestable y más floja que un constipado a tu lado.
Amplió su sonrisa, vaciando su alma. No, Ren no sabía lo que decía. ¿Qué iba a poder ofrecerle ella? Ni siquiera vivían en la misma villa. Se verían una vez al mes máximo. ¿Y para qué? Vivía a base de caprichos. Dando bandazos con su temperamento volátil. Y en unas semanas iría a la guerra.
¿Y si ahora le daba esperanzas a Ren y después desaparecía para siempre? No, había que hacerle ver que en verdad no quería tanto de ella.
Hace meses, hubiese dado botes de alegría de oír esas palabras. Ahora le parecía que estaba aprovechándose de los miedos de Ren. Desde que habían vuelto había estado temerosa, seguramente pensando que Hana era una inestable y podía desaparecer en cualquier momento.
Esta era la forma de Ren de superar ese miedo. Porque no podía quererla de esa manera, ¿verdad? No, no podía. Con la claridad de mente que le daba aquella idea se levantó con una sonrisa conciliadora.
— Ren. — llamó mientras le cogía una mano con suavidad. — No hace falta que hagas esto. No voy a volver a desaparecer, te lo prometo. No hace falta que seamos algo más. Algún día encontrarás a alguien especial. Alguien fuerte, sincero, honesto, que te haga feliz. No necesitas a una niña inestable y más floja que un constipado a tu lado.
Amplió su sonrisa, vaciando su alma. No, Ren no sabía lo que decía. ¿Qué iba a poder ofrecerle ella? Ni siquiera vivían en la misma villa. Se verían una vez al mes máximo. ¿Y para qué? Vivía a base de caprichos. Dando bandazos con su temperamento volátil. Y en unas semanas iría a la guerra.
¿Y si ahora le daba esperanzas a Ren y después desaparecía para siempre? No, había que hacerle ver que en verdad no quería tanto de ella.