28/04/2022, 19:59
Quiso que fuera algo breve, pero intenso y decidido. Cuando sus labios se separaron dejando escapar un suspiro, los de Hana atraparon los suyos, negándole el escape pasando las manos por la nuca de la morena. No fue hasta que ambas se quedaron con falta de aliento que una dejó escapar a la otra. Los ojos de Ren estaban entrecerrados, brillaban con intensidad y sus pupilas estaban tan dilatadas como un gato en la más profunda noche. Sus mejillas, por otra parte, mantuvieron un color rosado de rubor, digno del color de un melocotón maduro.
Puede que Hana dijera algo, puede que intentara pararla de nuevo. Pero Ren la tomó de las muñecas para tumbarla sobre el mar de cojines, buscando volver a saborear sus dulces labios. La cabeza le daba vueltas, pero jamás se había sentido tan despreocupada y ligera en la vida. Si ya había aceptado en su corazón aquel tiempo que había estado separada de ella, ahora prácticamente lo había olvidado por completo. La amenaza de la guerra era completamente algo ajeno o inexistente.
En aquel basto mundo, entre todos los lugares del espacio y el más allá, de este plano y de cualquier otro. Solo quería estar en esa habitación, besándola.
Puede que Hana dijera algo, puede que intentara pararla de nuevo. Pero Ren la tomó de las muñecas para tumbarla sobre el mar de cojines, buscando volver a saborear sus dulces labios. La cabeza le daba vueltas, pero jamás se había sentido tan despreocupada y ligera en la vida. Si ya había aceptado en su corazón aquel tiempo que había estado separada de ella, ahora prácticamente lo había olvidado por completo. La amenaza de la guerra era completamente algo ajeno o inexistente.
En aquel basto mundo, entre todos los lugares del espacio y el más allá, de este plano y de cualquier otro. Solo quería estar en esa habitación, besándola.