1/05/2022, 21:59
— ¿Por qué? ¿A lo princesa le molesta? — Aprovecho en uno de aquellos múltiples golpes para cogerla de las muñecas y acercar sus rostros mientras susurraba, sosteniendo una mirada entrecerrada y decidida, llena de sentimiento —. ¿No te gusta que te diga cosas bonitas? ¿No es eso lo que le gusta a las chicas de la realeza? Que las alaben y las exalten, como los ángeles caídos del cielo que son
La soltaría solo para acariciar uno de los mechones que le caian por un lateral de su rostro, y con delicadeza pasar la mano por sus mejillas hasta la barbilla.
— Pero a mi me encanta esta cara de la princesa. Esta cara de la que únicamente yo puedo disfrutar y gozar. Solo espero poder ver más expresiones así, o en su defecto, otras que me gusten y apasionen igual — añadió un corto y delicado beso a sus palabras que no dudaría más de un segundo cerrando los ojos.
Volvía a sentirse algo más liberada; como si cada cierto tiempo se fuera recargando y tuviera que dejar salir todos esos sentimientos de golpe. Si Ren tendría o no detalles constantes, estaba todavía por ver, pero ahora que gozaba de su primera relación amorosa, estaba muy empalagosa y algo atontada. Su mirada se dirigiría por todas las armas de la estantería, buscando algo que la convenciera sin ningún resultado, y como si lo que acababa de hacer no hubiera ocurrido.
La soltaría solo para acariciar uno de los mechones que le caian por un lateral de su rostro, y con delicadeza pasar la mano por sus mejillas hasta la barbilla.
— Pero a mi me encanta esta cara de la princesa. Esta cara de la que únicamente yo puedo disfrutar y gozar. Solo espero poder ver más expresiones así, o en su defecto, otras que me gusten y apasionen igual — añadió un corto y delicado beso a sus palabras que no dudaría más de un segundo cerrando los ojos.
Volvía a sentirse algo más liberada; como si cada cierto tiempo se fuera recargando y tuviera que dejar salir todos esos sentimientos de golpe. Si Ren tendría o no detalles constantes, estaba todavía por ver, pero ahora que gozaba de su primera relación amorosa, estaba muy empalagosa y algo atontada. Su mirada se dirigiría por todas las armas de la estantería, buscando algo que la convenciera sin ningún resultado, y como si lo que acababa de hacer no hubiera ocurrido.