5/05/2022, 19:39
Pues al parecer, habían tiburones en la zona. Al menos ocasionalmente se habían dado reportes sobre ello. Alentador, totalmente alentador. Solo por si no bastaba con los shinobis, aldeanos, y a saber qué tipo de mierdas que usarían en su contra, también bichos devora-humanos. El Senju no quedó del todo contento con esa respuesta, aunque a decir verdad, ninguna información hasta el momento había sido para dar saltos de alegría.
«En fin...»
La jönin informó de que había una desinformación total acerca de las habilidades de sus oponentes. Ésto lo recordaba bien de la reunión de los kages, y por lo que podía ver no le habían logrado poner arreglo. La mujer siguió insistiendo, el sigilo seguía siendo la mejor baza, por no decir la única.
Al parecer si que había algo de inteligencia recabada, y se trataba de que los enemigos habían creado una enorme muralla alrededor de la villa con Doton. Múltiples enemigos podían estar apostado en lo alto de la misma, lo cuál podía ser un problema para el sigilo. Pero según la jönin, habían logrado infiltrar a alguien entre las filas enemigas, y tendrían "facilidades" para entrar. Así mismo, habían informado de la posible presencia de uno de esos terribles generales de Kurama. Hayato hasta palideció. Aún más de lo habitual, obvio.
Pero según la líder del escuadrón 42, eso no les afectaba. La misión del escuadrón sería proteger el punto de entrada en la muralla, por si debían replegar en alguna emergencia, además de para asegurar de que seguía abierta la brecha hasta que todos estuviesen dentro.
—Entendido.
La mujer informó que no les tocaba montar guardia por la noche, y sugirió que descansaran. Si tenían cualquier duda, podían preguntarle.
«Prefiero descansar un poco a seguir deprimiéndome con más información, la verdad...»
La idol se dirigió sin demora a las compañeras de equipo, pasando de la jönin y del resto del equipo por el momento, para presentarse a ellas. Siete no tenía muy claro si hacer lo mismo, pues quizás esas personas serían las últimas con las que compartiese sus últimos momentos. Un profundo demonio le sugería que pasase de todos tres pueblos, pues podía doler más si alguno moría; mientras que otra voz le decía que lo mejor era por lo menos socializar un poco con ellos, crear vínculos y amistad porque todos iban a sobrevivir.
Siete sacó el paquete de cigarrillos, tomó uno y lo puso entre sus labios. Acto seguido, guardó el paquete en el bolsillo de nuevo. —Estaré en la proa. —Sentenció antes de caminar un poco, alejándose del grupo. Iba a acallar las voces, y luego ya vería qué hacer. Aún no lo tenía claro, si hacer grupo o simplemente aferrarse al miedo. Creía tener ya dominado a ese demonio llamado miedo, pero ahora que se veía montado en el barco, y sin vuelta atrás...
No, no tenía dominado una mierda.
Tanto era así, que ni se acordó de encender el endiablado cigarrillo. Y se marcharía hasta la parte delantera del barco con ese susodicho cigarro apagado.
«En fin...»
La jönin informó de que había una desinformación total acerca de las habilidades de sus oponentes. Ésto lo recordaba bien de la reunión de los kages, y por lo que podía ver no le habían logrado poner arreglo. La mujer siguió insistiendo, el sigilo seguía siendo la mejor baza, por no decir la única.
Al parecer si que había algo de inteligencia recabada, y se trataba de que los enemigos habían creado una enorme muralla alrededor de la villa con Doton. Múltiples enemigos podían estar apostado en lo alto de la misma, lo cuál podía ser un problema para el sigilo. Pero según la jönin, habían logrado infiltrar a alguien entre las filas enemigas, y tendrían "facilidades" para entrar. Así mismo, habían informado de la posible presencia de uno de esos terribles generales de Kurama. Hayato hasta palideció. Aún más de lo habitual, obvio.
Pero según la líder del escuadrón 42, eso no les afectaba. La misión del escuadrón sería proteger el punto de entrada en la muralla, por si debían replegar en alguna emergencia, además de para asegurar de que seguía abierta la brecha hasta que todos estuviesen dentro.
—Entendido.
La mujer informó que no les tocaba montar guardia por la noche, y sugirió que descansaran. Si tenían cualquier duda, podían preguntarle.
«Prefiero descansar un poco a seguir deprimiéndome con más información, la verdad...»
La idol se dirigió sin demora a las compañeras de equipo, pasando de la jönin y del resto del equipo por el momento, para presentarse a ellas. Siete no tenía muy claro si hacer lo mismo, pues quizás esas personas serían las últimas con las que compartiese sus últimos momentos. Un profundo demonio le sugería que pasase de todos tres pueblos, pues podía doler más si alguno moría; mientras que otra voz le decía que lo mejor era por lo menos socializar un poco con ellos, crear vínculos y amistad porque todos iban a sobrevivir.
Siete sacó el paquete de cigarrillos, tomó uno y lo puso entre sus labios. Acto seguido, guardó el paquete en el bolsillo de nuevo. —Estaré en la proa. —Sentenció antes de caminar un poco, alejándose del grupo. Iba a acallar las voces, y luego ya vería qué hacer. Aún no lo tenía claro, si hacer grupo o simplemente aferrarse al miedo. Creía tener ya dominado a ese demonio llamado miedo, pero ahora que se veía montado en el barco, y sin vuelta atrás...
No, no tenía dominado una mierda.
Tanto era así, que ni se acordó de encender el endiablado cigarrillo. Y se marcharía hasta la parte delantera del barco con ese susodicho cigarro apagado.