20/05/2022, 22:28
(Última modificación: 20/05/2022, 22:29 por Yamanouchi Moguko. Editado 2 veces en total.)
Realmente ese deposito de limpieza era un autentico arsenal, había todo lo que dos genin encargados de limpiar veinte salas podían llegar a querer.
Arata propuso arrancar desde el final para no pisar lo que habrían limpiado.
Es una persona sensata.
Concedió asintiendo con un leve gesto de su rostro mientras sostenía su mentón con una mano.
—Me agrada la idea, veamos que tenemos que hacer.
Contestaría para luego seguir a su compañero hasta el final del pasillo. Aprovechaba de echar un ojo a cada puerta que este iba abriendo, era una suerte de bingo morboso lo que estaban haciendo, realmente parecía haber cada cosa que ponía aprueba la resistencia de los estomagos de la gente . Pero a fin de cuentas un quirófano era eso.
Pero realmente el balde de sangre ponzoñoso fue casi demasiado para la kunoichi. Quien tuvo que retirarse al pasillo conteniendo la respiración unos segundos.
—¡Ugh...!
Exclamó regresando su desayuno a su lugar para luego reincorporarse.
—Ojala hubiese ahorrado más para comprar un respirador...
Decía mientras asentía a su pregunta y empezaba a empinar para la sala de limpieza. Se quitaría su capa y sus guantes de abrigo para reemplazarlos por un delantal y guantes de látex, más adecuados para el trabajo que estaban por realizar. Se armaría de un cubo con agua limpia, un par de paños y un trapeador.
—Esto nos va a tomar un buen rato...
Pronosticó con cierto realismo un tanto pesimista. Esa experiencia cercana con el balde de sangre la había dejado un poco tocada.
Arata propuso arrancar desde el final para no pisar lo que habrían limpiado.
Es una persona sensata.
Concedió asintiendo con un leve gesto de su rostro mientras sostenía su mentón con una mano.
—Me agrada la idea, veamos que tenemos que hacer.
Contestaría para luego seguir a su compañero hasta el final del pasillo. Aprovechaba de echar un ojo a cada puerta que este iba abriendo, era una suerte de bingo morboso lo que estaban haciendo, realmente parecía haber cada cosa que ponía aprueba la resistencia de los estomagos de la gente . Pero a fin de cuentas un quirófano era eso.
Pero realmente el balde de sangre ponzoñoso fue casi demasiado para la kunoichi. Quien tuvo que retirarse al pasillo conteniendo la respiración unos segundos.
—¡Ugh...!
Exclamó regresando su desayuno a su lugar para luego reincorporarse.
—Ojala hubiese ahorrado más para comprar un respirador...
Decía mientras asentía a su pregunta y empezaba a empinar para la sala de limpieza. Se quitaría su capa y sus guantes de abrigo para reemplazarlos por un delantal y guantes de látex, más adecuados para el trabajo que estaban por realizar. Se armaría de un cubo con agua limpia, un par de paños y un trapeador.
—Esto nos va a tomar un buen rato...
Pronosticó con cierto realismo un tanto pesimista. Esa experiencia cercana con el balde de sangre la había dejado un poco tocada.