21/05/2022, 15:50
Arata había aprendido prácticamente por su cuenta, era un autodidacta. Había tomado el entrenamiento base que se le impartía a todos los aspirantes de la aldea y había armado su propio estilo. Moguko asintió con un gesto de su cabeza repetidas veces, aprobaba esa manera de manejarse en la vida.
—Sin duda es un estilo interesante.
Y con un par de movimientos más, el títere terminó la tarea. El chico apresuró a tomar los útiles de limpieza que habían cerca de la puerta, y conforme ello acabaría cerrando la puerta del habitáculo. La siguiente sala era la del barreño de sangre podrida. No sería cosa fácil, pero tenían un as bajo la manga: La marioneta.
La marioneta terminaría el trabajo, y los chicos podrían sellar el recinto una vez se lo pudiese etiquetar de limpio. Con eso, el 5% de la tarea estaría completada. Ahora les tocaba enfrentarse a la sala nefasta, la del balde de sangre.
—Si, yo me encargo de ese grifo.
Accedería a su plan, el balde sería transportado por Momo hasta el drenaje y la putrefacción sería barrida con agua limpia. Sin perder el tiempo y mientras el muchacho se posicionaba para realizar su operación, la kunoichi esprintaría hasta la sala de limpieza y abriría el grifo de agua, dejándola correr con ganas.
Se apartaría del camino al ver avanzar por el pasillo el balde de sangre, le guardaba cierto respeto despues de que casi le derrotaba. No tenía intenciones de enfrentarse nuevamente ese día.
Por favor que no se caiga.
Arata sugirió dejar correr el agua un rato, lo cual era sensato, pero un pensamiento no pudo evitar inundar su mente.
—Vigilaré un momento el grifo por si acaso hay algo que pueda llegar a estancar el desagüe.
Le advertiría desde su posición, para montar guardia y añadiendo una capa extra de protección a sus fosas nasales agarrándose la nariz con una de sus manos.
—Sin duda es un estilo interesante.
Y con un par de movimientos más, el títere terminó la tarea. El chico apresuró a tomar los útiles de limpieza que habían cerca de la puerta, y conforme ello acabaría cerrando la puerta del habitáculo. La siguiente sala era la del barreño de sangre podrida. No sería cosa fácil, pero tenían un as bajo la manga: La marioneta.
La marioneta terminaría el trabajo, y los chicos podrían sellar el recinto una vez se lo pudiese etiquetar de limpio. Con eso, el 5% de la tarea estaría completada. Ahora les tocaba enfrentarse a la sala nefasta, la del balde de sangre.
—Si, yo me encargo de ese grifo.
Accedería a su plan, el balde sería transportado por Momo hasta el drenaje y la putrefacción sería barrida con agua limpia. Sin perder el tiempo y mientras el muchacho se posicionaba para realizar su operación, la kunoichi esprintaría hasta la sala de limpieza y abriría el grifo de agua, dejándola correr con ganas.
Se apartaría del camino al ver avanzar por el pasillo el balde de sangre, le guardaba cierto respeto despues de que casi le derrotaba. No tenía intenciones de enfrentarse nuevamente ese día.
Por favor que no se caiga.
Arata sugirió dejar correr el agua un rato, lo cual era sensato, pero un pensamiento no pudo evitar inundar su mente.
—Vigilaré un momento el grifo por si acaso hay algo que pueda llegar a estancar el desagüe.
Le advertiría desde su posición, para montar guardia y añadiendo una capa extra de protección a sus fosas nasales agarrándose la nariz con una de sus manos.