27/05/2022, 14:44
La primera ola fue la más jodida. Llegó directamente por la espalda, embistiendo primero al barco, que fue zarandeado como una hoja otoñal en un cruce de ráfagas de viento. Si sucedía eso con un navío tan grande, ¿qué no sería de los uzujines?
Datsue pegó un salto grande, cargado de chakra, y logró posar los pies en la cresta de la ola justo a tiempo para impulsarse hacia atrás y aterrizar, como pudo, tras ella. La mayoría de sus clones le imitaron, con algunos cambios aquí y allá, pero con similar resultado. No ocurrió la misma suerte con muchos de sus ninjas.
Tsuta Neiru y Himura Hana se mantenían a flote a duras penas gracias al chaleco salvavidas. Mantenerse en pie en aquel oleaje era bastante difícil, pero conseguir reflotarse una vez la mayor parte de tu cuerpo estaba bajo el agua era una odisea.
Uchiha Datsue ni se lo pensó. Gracias a un control de chakra exquisito, bajó deslizándose por una ola empleando sus botas ninjas como tabla de surf, pasando en medio de ellas y estirando el brazo para cazar la cuerda que las unía. De un fuerte tirón, logró alzarlas en el aire.
—¡No os detengáis! —exclamó, justo antes de desaparecer para brindar auxilio a más gente.
Uchiha Natsu y Senju Hayato se hallaban pataleando en medio del mar, en busca de oxígeno, cuando Datsue tiró del brazo del primero y lo sacó a la superficie. Rescatado al peliblanco, agarró la cuerda de su cintura para tirar del otro extremo y reflotar a Hayato.
Ante sus palabras, Datsue replicó con vehemencia.
—¡Ya me daréis las gracias! ¡A la playa, VAMOS!
Las hermanas Uchiha fueron jodidas de ayudar. El primer clon falló estrepitosamente en su intento, probablemente porque Suzaku no sabía nadar y la ayuda que brindaba por salir a la superficie era nula. Sumado a que… bueno, ¡estaban en una jodida tormenta y era complicado estabilizar los pies!
Por suerte, hasta dos clones más llegaron al rescate, logrando el objetivo. Recibieron un gracias y unas palabras de… Bueno, de Umi. Ya no le pillaba por sorpresa sus recriminaciones.
Uchiha Datsue, el auténtico, se encontraba ya en la orilla. Su pulso, acelerado; su respiración, como un pez buscando oxígeno fuera del agua. Poco a poco, sus clones iban desapareciendo y sus espadas y sus cerezos silvestres llegando a la playa.
—Ca… Capitanes. ¡Recuento!
—¡Escuadrón dos, al completo!
—Escuadrón ocho, al completo!
—¡Escuadrón 42… al completo! —exclamó Tsuta Neiru, tras reunir a los genins.
Poco a poco, todos y cada uno de los capitanes anunciaron el éxito de sus escuadrones. No fue sino hasta escuchar el último que Datsue se permitió sonreír. Estaba empapado de cabeza a los pies, y tan cansado como si hubiese corrido un maratón, pero sonreía. Hacía mucho, muchísimo tiempo que no rezaba a un Dios. No es que fuese especialmente creyente, pero cuando las cosas se ponían feas, recurría a ellos por si acaso.
¿Habría escuchado Susano’o sus plegarias? ¿O es que los uzujines eran, simplemente, demasiado buenos como para ser derrotados por la tormenta del siglo? Clemencia, piedad. No… no creía que fuesen dos palabras que encontrarían en aquella misión. Aquel tan solo era el primer obstáculo. El más sencillo. Sus ojos brillaron con el rojo del Sharingan, y de varios gestos de mano, ordenó a varios de los capitanes más cercanos que comprobasen que estaban solos en aquella playa. Él mismo buscó de un rápido vistazo cualquier rastro de chakra intruso.
«Susano’o, ten piedad de nosotros».
Datsue pegó un salto grande, cargado de chakra, y logró posar los pies en la cresta de la ola justo a tiempo para impulsarse hacia atrás y aterrizar, como pudo, tras ella. La mayoría de sus clones le imitaron, con algunos cambios aquí y allá, pero con similar resultado. No ocurrió la misma suerte con muchos de sus ninjas.
«Susano’o, ten piedad de nosotros».
Tsuta Neiru y Himura Hana se mantenían a flote a duras penas gracias al chaleco salvavidas. Mantenerse en pie en aquel oleaje era bastante difícil, pero conseguir reflotarse una vez la mayor parte de tu cuerpo estaba bajo el agua era una odisea.
Uchiha Datsue ni se lo pensó. Gracias a un control de chakra exquisito, bajó deslizándose por una ola empleando sus botas ninjas como tabla de surf, pasando en medio de ellas y estirando el brazo para cazar la cuerda que las unía. De un fuerte tirón, logró alzarlas en el aire.
—¡No os detengáis! —exclamó, justo antes de desaparecer para brindar auxilio a más gente.
«Susano’o, ten piedad de nosotros».
Uchiha Natsu y Senju Hayato se hallaban pataleando en medio del mar, en busca de oxígeno, cuando Datsue tiró del brazo del primero y lo sacó a la superficie. Rescatado al peliblanco, agarró la cuerda de su cintura para tirar del otro extremo y reflotar a Hayato.
Ante sus palabras, Datsue replicó con vehemencia.
—¡Ya me daréis las gracias! ¡A la playa, VAMOS!
«Susano’o, ten piedad de nosotros».
Las hermanas Uchiha fueron jodidas de ayudar. El primer clon falló estrepitosamente en su intento, probablemente porque Suzaku no sabía nadar y la ayuda que brindaba por salir a la superficie era nula. Sumado a que… bueno, ¡estaban en una jodida tormenta y era complicado estabilizar los pies!
Por suerte, hasta dos clones más llegaron al rescate, logrando el objetivo. Recibieron un gracias y unas palabras de… Bueno, de Umi. Ya no le pillaba por sorpresa sus recriminaciones.
«Susano’o, ten piedad de nosotros».
Uchiha Datsue, el auténtico, se encontraba ya en la orilla. Su pulso, acelerado; su respiración, como un pez buscando oxígeno fuera del agua. Poco a poco, sus clones iban desapareciendo y sus espadas y sus cerezos silvestres llegando a la playa.
—Ca… Capitanes. ¡Recuento!
«Susano’o, ten piedad de nosotros».
—¡Escuadrón dos, al completo!
—Escuadrón ocho, al completo!
—¡Escuadrón 42… al completo! —exclamó Tsuta Neiru, tras reunir a los genins.
Poco a poco, todos y cada uno de los capitanes anunciaron el éxito de sus escuadrones. No fue sino hasta escuchar el último que Datsue se permitió sonreír. Estaba empapado de cabeza a los pies, y tan cansado como si hubiese corrido un maratón, pero sonreía. Hacía mucho, muchísimo tiempo que no rezaba a un Dios. No es que fuese especialmente creyente, pero cuando las cosas se ponían feas, recurría a ellos por si acaso.
«Gracias. Oh, ¡gracias! ¡Prometo hacer un sacrificio en tu honor!»
¿Habría escuchado Susano’o sus plegarias? ¿O es que los uzujines eran, simplemente, demasiado buenos como para ser derrotados por la tormenta del siglo? Clemencia, piedad. No… no creía que fuesen dos palabras que encontrarían en aquella misión. Aquel tan solo era el primer obstáculo. El más sencillo. Sus ojos brillaron con el rojo del Sharingan, y de varios gestos de mano, ordenó a varios de los capitanes más cercanos que comprobasen que estaban solos en aquella playa. Él mismo buscó de un rápido vistazo cualquier rastro de chakra intruso.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado