28/05/2022, 14:58
Una semana había pasado desde aquel casual encuentro entre dos kunoichi bastante diferente. La ninja médico que seguía su rutina para ir a estudiar a la biblioteca se había cruzado por mera suerte con la antisocial Sayori, una otaku de las armas como ella. Realmente no había mucho que pudiesen saber la una de la otra, salvo que compartían profesión y que tenían ganas de entrenar juntas un día.
Y ese día, previamente acordado, había llegado.
Bajo la protección de su capa, la médica recorría las calles cargando su armamento perfectamente acondicionado en lugar. Además cargaba con un pequeño paquete bellamente adornado, en su interior llevaba algo que era muy importante para ella, su snack favorito.
«Espero que Yuki-san no se haya olvidado de nuestro encuentro.»
Realmente no tenía motivo alguno para pensar algo como eso de la kunoichi, pero quizás serían los nervios los que estuviesen manipulando sus pensamientos en aquel instante.
Y ese día, previamente acordado, había llegado.
Bajo la protección de su capa, la médica recorría las calles cargando su armamento perfectamente acondicionado en lugar. Además cargaba con un pequeño paquete bellamente adornado, en su interior llevaba algo que era muy importante para ella, su snack favorito.
«Espero que Yuki-san no se haya olvidado de nuestro encuentro.»
Realmente no tenía motivo alguno para pensar algo como eso de la kunoichi, pero quizás serían los nervios los que estuviesen manipulando sus pensamientos en aquel instante.