28/05/2022, 21:29
El marionetista expresó la forma en la que sentía con respecto a la idea de volver a coincidir en tiempo y espacio para una próxima misión. Lo cuál realmente le sentó bien a la muchacha.
«Sin duda alguna es un placer coincidir con alguien tan competente y educado.»
Sentía que podía trabajar a gusto con Ichikawa Arata. Quería volver a hacerlo. Eran una dupla que a lo mejor no iban a ganar un combate en el frente, pero como soporte había mucho potencial. Pero en la clase de encargos que podían esperar a esa altura de sus carreras, lo cierto era que formar un buen lazo era lo mejor que podían hacer.
Con los últimos retoques a la camilla, y el material en su sitio, llegaba la hora de desalojar de material de limpieza el lugar y culminar con un fregado de suelo. Momo limpió las mopas en la cuba, y las escurrió bien. Tras ello Arata comenzaría a sacar el material, seguramente ayudado por Moguko. Cuando estuviesen fuera, Momo volvería a hacer esos movimientos rotativos de limpieza, convirtiéndose en un rodillo. En un abrir y cerrar de ojos, la sala estaría terminada.
Como podría haber llegado a esperar su compañero, la kunoichi prestó su ayuda para terminar de dejar en condiciones la sala de operaciones antes de que la marioneta se dispusiese a hacer de las suyas una última vez y pudiesen sellarla.
—Puedo ir a buscarlo, si te parece bien.
Ofrecería la kunoichi, junto a las cosas que había que llevar a la sala de limpieza. Ante el marionetista quedaba la opción que más le gustase, si encargarse de mover cosas o interactuar con la gente.
«Sin duda alguna es un placer coincidir con alguien tan competente y educado.»
Sentía que podía trabajar a gusto con Ichikawa Arata. Quería volver a hacerlo. Eran una dupla que a lo mejor no iban a ganar un combate en el frente, pero como soporte había mucho potencial. Pero en la clase de encargos que podían esperar a esa altura de sus carreras, lo cierto era que formar un buen lazo era lo mejor que podían hacer.
Con los últimos retoques a la camilla, y el material en su sitio, llegaba la hora de desalojar de material de limpieza el lugar y culminar con un fregado de suelo. Momo limpió las mopas en la cuba, y las escurrió bien. Tras ello Arata comenzaría a sacar el material, seguramente ayudado por Moguko. Cuando estuviesen fuera, Momo volvería a hacer esos movimientos rotativos de limpieza, convirtiéndose en un rodillo. En un abrir y cerrar de ojos, la sala estaría terminada.
Como podría haber llegado a esperar su compañero, la kunoichi prestó su ayuda para terminar de dejar en condiciones la sala de operaciones antes de que la marioneta se dispusiese a hacer de las suyas una última vez y pudiesen sellarla.
—Puedo ir a buscarlo, si te parece bien.
Ofrecería la kunoichi, junto a las cosas que había que llevar a la sala de limpieza. Ante el marionetista quedaba la opción que más le gustase, si encargarse de mover cosas o interactuar con la gente.