28/05/2022, 22:58
Con toda la elegancia de un hombre adulto, apelaría a la honestidad de la dupla para dar por hecho el estado de limpieza de las salas de aquel hospital. Había una cierta calidez que a Moguko le sentó muy bien.
Asintió con un leve gesto de su cabeza ante las palabras del Akimichi sobre la clausura de la sala de limpieza y seguidamente avanzaría junto a él hasta dicho lugar.
Una vez en dicho lugar, ambos estarían complacidos por el trabajo que Arata habría hecho en la sala de limpieza. Esta se encontraba en perfectas condiciones, a la altura de las salas que habían limpiado durante esa jornada.
—¡Ha sido un placer ayudar, señor!
La kunoichi se sumó a la reverencia de su compañero emulando sus palabras con menos de un segundo de desfase, prácticamente agradeciendo a la par que él. Seguidamente su compañero le dedicaría unas palabras con una energía igual de cálida como las que el propio recepcionista le había dicho previamente.
—El placer ha sido mío, Ichikawa-san. Espero que podamos volver a trabajar juntos en el futuro.
Contestaría con una ligera sonrisa en el rostro para luego dedicarle una formal reverencia. Sin duda alguna la presencia de aquel curioso marionetista le había hecho el día.
Saldrían juntos de las instalaciones del hospital y teniendo que cerrar la historia por lo que aquel día se refería, se despediría de su nuevo vínculo y se daría a la tarea de regresar a su hogar.
Asintió con un leve gesto de su cabeza ante las palabras del Akimichi sobre la clausura de la sala de limpieza y seguidamente avanzaría junto a él hasta dicho lugar.
Una vez en dicho lugar, ambos estarían complacidos por el trabajo que Arata habría hecho en la sala de limpieza. Esta se encontraba en perfectas condiciones, a la altura de las salas que habían limpiado durante esa jornada.
—¡Ha sido un placer ayudar, señor!
La kunoichi se sumó a la reverencia de su compañero emulando sus palabras con menos de un segundo de desfase, prácticamente agradeciendo a la par que él. Seguidamente su compañero le dedicaría unas palabras con una energía igual de cálida como las que el propio recepcionista le había dicho previamente.
—El placer ha sido mío, Ichikawa-san. Espero que podamos volver a trabajar juntos en el futuro.
Contestaría con una ligera sonrisa en el rostro para luego dedicarle una formal reverencia. Sin duda alguna la presencia de aquel curioso marionetista le había hecho el día.
Saldrían juntos de las instalaciones del hospital y teniendo que cerrar la historia por lo que aquel día se refería, se despediría de su nuevo vínculo y se daría a la tarea de regresar a su hogar.