4/06/2022, 20:48
—¡Wow!
Exclamó sintiendo la protección en su cuerpo. Movía sus manos en el interior de la armadura.
—Se siente muy ligera, casi no pesa nada...
Abría y cerraba una mano formando un puño varias veces mientras apreciaba el nivel de detalle de las terminaciones en la otra. Desde luego que le dotaba de cierta confianza el sentirse protegida por aquel metal negro pero no podía evitar sentir cierta preocupación por lo sospechosamente ligero que era el trabajo final.
—Me preocupa un poco lo liviano que es... No me hagas caso.
Terminaría balbuceando la médica, quien aseguraría la daga en su cinturón. Curiosamente la daga también era bastante liviana, pero como no esperaba mucho peso de un arma de ese calibre, realmente no llegó a percibir ese detalle.
Arata le daría el visto bueno para iniciar la agresión hacía su marioneta, aquel día, en aquel instante, Momo se había vuelto su oponente.
—Bien, vamos a ello.
Diría posicionándose en una guardia media ladeando ligeramente su cuerpo de lado, ofreciendo la menor cantidad de blanco a su oponente. Posaría una mano en su cinturón y procedería a desenfundar con su mano hábil la daga. No era un ejercicio perfecto ni mucho menos iba a aparecer en un manual de esgrima, pero parecía que la kunoichi tenía una idea de las bases del combate con armas.
—¡Yah...!
Dejaría escapar un alarido mientras lanzaba una estocada hacía el torso de Momo, adelantando el pie derecho al mismo tiempo que extendía su mano derecha, en un caso ideal, tanto su bota como la punta de la daga, impactarían en el suelo y el objetivo respectivamente.
Exclamó sintiendo la protección en su cuerpo. Movía sus manos en el interior de la armadura.
—Se siente muy ligera, casi no pesa nada...
Abría y cerraba una mano formando un puño varias veces mientras apreciaba el nivel de detalle de las terminaciones en la otra. Desde luego que le dotaba de cierta confianza el sentirse protegida por aquel metal negro pero no podía evitar sentir cierta preocupación por lo sospechosamente ligero que era el trabajo final.
—Me preocupa un poco lo liviano que es... No me hagas caso.
Terminaría balbuceando la médica, quien aseguraría la daga en su cinturón. Curiosamente la daga también era bastante liviana, pero como no esperaba mucho peso de un arma de ese calibre, realmente no llegó a percibir ese detalle.
Arata le daría el visto bueno para iniciar la agresión hacía su marioneta, aquel día, en aquel instante, Momo se había vuelto su oponente.
—Bien, vamos a ello.
Diría posicionándose en una guardia media ladeando ligeramente su cuerpo de lado, ofreciendo la menor cantidad de blanco a su oponente. Posaría una mano en su cinturón y procedería a desenfundar con su mano hábil la daga. No era un ejercicio perfecto ni mucho menos iba a aparecer en un manual de esgrima, pero parecía que la kunoichi tenía una idea de las bases del combate con armas.
—¡Yah...!
Dejaría escapar un alarido mientras lanzaba una estocada hacía el torso de Momo, adelantando el pie derecho al mismo tiempo que extendía su mano derecha, en un caso ideal, tanto su bota como la punta de la daga, impactarían en el suelo y el objetivo respectivamente.