6/06/2022, 22:17
Umi y Suzaku, aún unidas por aquella cuerda, reemprendieron la marcha hacia la costa. Fue una travesía larga y costosa, pero ninguna ola volvió a sacudirlas con la monstruosa fuerza de la anterior. Y así, empapadas de los pies a la cabeza, pronto llegaron a su destino con el resto de miembros del Escuadrón Cuarenta y Dos.
—Escuadrón 42, ¡reúnanse! —clamó su capitana, y las hermanas Uchiha se acercaron—. Escuchen, a partir de este punto, aunque ya lo saben, estamos en territorio enemigo. Al igual que como avanzamos por el mar, ahora lo haremos por las rocas. Escalaremos el acantilado con el uso del chakra. Creo que lo mejor será mantenernos en parejas al igual que cuando saltamos al mar, para evitar que alguien termine cayendo al vacío. Ante todo, manténganse SIEMPRE juntos; no se desesperen ni dejen a su compañero atrás. Si no se sienten muy seguros de sí mismos, les recomiendo usar kunai e hilo shinobi para crear puntos de anclaje al escalar y evitar accidentes, pues puede que el viento y la tormenta nos causen algunos problemas.
Neiru entrelazó sus manos en una tanda de sellos. Y entonces, ante la atónita mirada de Suzaku, sus pies se separaron del suelo. La mujer comenzó a flotar sobre la arena de la playa como si hubiese escapado al ineludible agarre de la gravedad.
—¡Cómo mola! —susurró para sí, aunque esas palabras llegarían sin lugar a dudas a los oídos de Umi.
—Y los que tengan otros métodos para subir, también pueden hacer uso de ellos, siempre y cuando cumplan la regla de no separarse de su compañero. Según nuestros reportes de inteligencia, cuanto lleguemos a la cima encontraremos la muralla que bloquea la entrada a la capital. El claro está algo expuesto sin vegetación que nos oculte, pero nuestro espía es el vigía encargado de este sector, así que nuestro trabajo por el momento se resume a continuar avanzando en silencio hasta adentrarnos en la villa, ya que se nos facilitará el acceso — Neiru observaba a todos y cada uno de sus empapados genin. —¡Partiremos a la señal de Uzukage-sama!
Pero el Uzukage no dio el pistoletazo de salida. En su lugar, mandó a la Capitana y su acompañante, himura Hana, a una misión de reconocimiento aérea preliminar. Suzaku no se permitió el lujo de descansar. Temblaba del miedo que había pasado en el mar, pero era mucho mayor el alivio que sentía al estar de nuevo en tierra. Ni siquiera el imponente acantilado que se alzaba ahora ante ellas iba a minarle la moral. ¡Nada podía ser peor que el océano que habían dejado atrás!
—¿Algún plan súperespecial, hermana? —le preguntó a Umi, mientras sacaba de su portaobjetos un kunai y un rollo de alambre de hilo shinobi. No se le ocurría mejor manera de subir que utilizando su control del chakra y aquellas herramientas a modo de puntos de apoyo.
—Escuadrón 42, ¡reúnanse! —clamó su capitana, y las hermanas Uchiha se acercaron—. Escuchen, a partir de este punto, aunque ya lo saben, estamos en territorio enemigo. Al igual que como avanzamos por el mar, ahora lo haremos por las rocas. Escalaremos el acantilado con el uso del chakra. Creo que lo mejor será mantenernos en parejas al igual que cuando saltamos al mar, para evitar que alguien termine cayendo al vacío. Ante todo, manténganse SIEMPRE juntos; no se desesperen ni dejen a su compañero atrás. Si no se sienten muy seguros de sí mismos, les recomiendo usar kunai e hilo shinobi para crear puntos de anclaje al escalar y evitar accidentes, pues puede que el viento y la tormenta nos causen algunos problemas.
Neiru entrelazó sus manos en una tanda de sellos. Y entonces, ante la atónita mirada de Suzaku, sus pies se separaron del suelo. La mujer comenzó a flotar sobre la arena de la playa como si hubiese escapado al ineludible agarre de la gravedad.
—¡Cómo mola! —susurró para sí, aunque esas palabras llegarían sin lugar a dudas a los oídos de Umi.
—Y los que tengan otros métodos para subir, también pueden hacer uso de ellos, siempre y cuando cumplan la regla de no separarse de su compañero. Según nuestros reportes de inteligencia, cuanto lleguemos a la cima encontraremos la muralla que bloquea la entrada a la capital. El claro está algo expuesto sin vegetación que nos oculte, pero nuestro espía es el vigía encargado de este sector, así que nuestro trabajo por el momento se resume a continuar avanzando en silencio hasta adentrarnos en la villa, ya que se nos facilitará el acceso — Neiru observaba a todos y cada uno de sus empapados genin. —¡Partiremos a la señal de Uzukage-sama!
Pero el Uzukage no dio el pistoletazo de salida. En su lugar, mandó a la Capitana y su acompañante, himura Hana, a una misión de reconocimiento aérea preliminar. Suzaku no se permitió el lujo de descansar. Temblaba del miedo que había pasado en el mar, pero era mucho mayor el alivio que sentía al estar de nuevo en tierra. Ni siquiera el imponente acantilado que se alzaba ahora ante ellas iba a minarle la moral. ¡Nada podía ser peor que el océano que habían dejado atrás!
—¿Algún plan súperespecial, hermana? —le preguntó a Umi, mientras sacaba de su portaobjetos un kunai y un rollo de alambre de hilo shinobi. No se le ocurría mejor manera de subir que utilizando su control del chakra y aquellas herramientas a modo de puntos de apoyo.