11/06/2022, 16:07
El marionetista no buscó evadir el corte que la kunoichi lanzó a su titere, sino que terminaría haciendo todo lo contrario. Buscaría enfrentar el acero del herrero de manera directa, poniendo el lomo de la fusión de MiMo.
La chica no era particularmente fuerte, al menos no en ese punto de su carrera o en este preciso instante de la jornada, pero esa falta de fuerza la trataba compensar con buena postura y técnica al cortar. Pero no había con que darle, prácticamente era como golpear una puerta lo que estaba haciendo. Realmente una espada no era la mejor herramienta para el trabajo que estaba haciendo.
—¡Oh, no!
Exclamaría la sorprendida médica cuando la espada se le terminaría escapando de las manos, realmente tenía que trabajar en su agarre. Pero luego de eso vio el cacho de metal ensartado en el costado de su oponente y compañero.
—No seas tan duro contigo mismo, Ichikawa-san...
No había tiempo para desanimarse.
—O vas a hacer que me arrepienta de hacer mi mejor esfuerzo mostrándote mis habilidades de esgrima.
No podría evitar dejar escapar una ligera risa. Su compañero, con toda la empatía que uno podría llegar a pedirle a un shinobi de Amegakure, le preguntaría si se encontraba bien.
—Salvo por mi orgullo, que esta siendo puesto a prueba, me encuentro bien.
Se apresuraría a contestar haciendo un leve gesto con su mano, ladeándola ligeramente.
—¡Saquémosle ese fragmento de espada a MiMo y continuemos!
Agregaría para luego buscar con la mirada alguna herramienta que les pudiese servir a ese propósito. Unas pinzas seguro debería poder encontrar en la casa de un herrero.
La chica no era particularmente fuerte, al menos no en ese punto de su carrera o en este preciso instante de la jornada, pero esa falta de fuerza la trataba compensar con buena postura y técnica al cortar. Pero no había con que darle, prácticamente era como golpear una puerta lo que estaba haciendo. Realmente una espada no era la mejor herramienta para el trabajo que estaba haciendo.
—¡Oh, no!
Exclamaría la sorprendida médica cuando la espada se le terminaría escapando de las manos, realmente tenía que trabajar en su agarre. Pero luego de eso vio el cacho de metal ensartado en el costado de su oponente y compañero.
—No seas tan duro contigo mismo, Ichikawa-san...
No había tiempo para desanimarse.
—O vas a hacer que me arrepienta de hacer mi mejor esfuerzo mostrándote mis habilidades de esgrima.
No podría evitar dejar escapar una ligera risa. Su compañero, con toda la empatía que uno podría llegar a pedirle a un shinobi de Amegakure, le preguntaría si se encontraba bien.
—Salvo por mi orgullo, que esta siendo puesto a prueba, me encuentro bien.
Se apresuraría a contestar haciendo un leve gesto con su mano, ladeándola ligeramente.
—¡Saquémosle ese fragmento de espada a MiMo y continuemos!
Agregaría para luego buscar con la mirada alguna herramienta que les pudiese servir a ese propósito. Unas pinzas seguro debería poder encontrar en la casa de un herrero.