12/06/2022, 15:11
Dentro de la mente de su oponente, un plan maestro se iba gestando, y ni corta ni perezosa, parecía como si la tímida Sayori se hubiese calzado su mejor abrigo de confianza y se hubiese lanzado a la gala de su vida. Moguko estaba contenta de ver aquel lado de la kunoichi.
«Oh, oh...»
No pudo evitar pensarse en un problema cuando vio a la muchacha formar sellos con las manos.
«Esto podría haber iniciado con un tranquilo intercambio de golpes.»
Pensaba, pero ahora estaba a punto de ver una técnica de la Yuki. Concluyó casi al instante que a esa distancia, sin una guardia preparada para contrarrestar esa clase de situación, lo mejor que podría hacer era recibir el golpe de la manera mas digna que pudiese.
Apretó los puños, cerró la postura, flexionó sus brazos frente a su cuerpo formando una cruz para proteger su rostro sin perder del todo la visual de su oponente. No podía evitar sentir un punto débil en su rostro, sus lentes principalmente, por lo que tendía a cubrirse la cara con relativa facilidad.
Recibió la ráfaga como si hubiese sido un golpe, y esta se sintió como tal a fin de cuentas. Pero con el agregado de que la kunoichi se vio empujada hacía atrás. Giró sobre su espalda en un intento de no perder totalmente el equilibrio.
Sobreviviendo al empujón, con una rodilla apoyada en el suelo y la otra flexionada. La capucha de su capa se había ido hacía atrás, se la acomodó de nuevo en la cabeza y desde ese punto sus manos fueron hacía el frente, para formar sus propios sellos.
—Te mostrarte entonces, mi ninjutsu elemental, Yuki-san.
Exclamaría mientras terminaba de formar con sus manos el ultimo sello: Liebre.
—¡Suiton: Mizurappa!
Y tras pronunciar esas palabras, de los labios de la médica se escaparía un torrente de agua con una fuerza muy similar a la de la técnica de su compañera. La masa de agua avanzaría prácticamente con la misma velocidad y abarcaría un área parecida del espacio, como si de un re-color se tratase, en vez de viento era agua.
«Oh, oh...»
No pudo evitar pensarse en un problema cuando vio a la muchacha formar sellos con las manos.
«Esto podría haber iniciado con un tranquilo intercambio de golpes.»
Pensaba, pero ahora estaba a punto de ver una técnica de la Yuki. Concluyó casi al instante que a esa distancia, sin una guardia preparada para contrarrestar esa clase de situación, lo mejor que podría hacer era recibir el golpe de la manera mas digna que pudiese.
Apretó los puños, cerró la postura, flexionó sus brazos frente a su cuerpo formando una cruz para proteger su rostro sin perder del todo la visual de su oponente. No podía evitar sentir un punto débil en su rostro, sus lentes principalmente, por lo que tendía a cubrirse la cara con relativa facilidad.
Recibió la ráfaga como si hubiese sido un golpe, y esta se sintió como tal a fin de cuentas. Pero con el agregado de que la kunoichi se vio empujada hacía atrás. Giró sobre su espalda en un intento de no perder totalmente el equilibrio.
Sobreviviendo al empujón, con una rodilla apoyada en el suelo y la otra flexionada. La capucha de su capa se había ido hacía atrás, se la acomodó de nuevo en la cabeza y desde ese punto sus manos fueron hacía el frente, para formar sus propios sellos.
—Te mostrarte entonces, mi ninjutsu elemental, Yuki-san.
Exclamaría mientras terminaba de formar con sus manos el ultimo sello: Liebre.
—¡Suiton: Mizurappa!
Y tras pronunciar esas palabras, de los labios de la médica se escaparía un torrente de agua con una fuerza muy similar a la de la técnica de su compañera. La masa de agua avanzaría prácticamente con la misma velocidad y abarcaría un área parecida del espacio, como si de un re-color se tratase, en vez de viento era agua.