21/06/2022, 20:12
—Cállate, imbécil.
Aquella contestación, y el visible enfado de Umi pillaron por sorpresa a Suzaku. Las dos hermanas solían picarse a menudo, pero rara era la vez que se insultaban o se respondían de aquella forma tan cortante. Sabía que a su hermana no le caía nada bien Uchiha Datsue, ni él ni ningún otro Kage anterior a él, ¿pero a tanto llegaba su frustración? No era el mejor momento para ponerse así con chiquilladas. ¡De hecho era el peor! Y que tuviera que ser la hermana pequeña la que se diera cuenta de algo así...
—Espera... espera —le dijo Umi, cuando la alcanzó en la pared del acantilado. Jadeaba, sujetando en la mano la misma cuerda que las había mantenido unidas en su travesía por el mar hasta la playa—. Atémonos entre tú y yo con esto. Y atemos luego el hilo a la cuerda. De esta forma no tendremos que preocuparnos de sujetar el hilo y estaremos aseguradas las dos. Espero.
—Buena idea —asintió la pelirrosa, mientras procedía a atar con toda la firmeza que fue capaz el hilo shinobi a la cuerda, y Umi las ataba a ambas. Tan sólo esperaba no terminar cayendo de alguna manera... Y que cayeran las dos—. ¡Vamos, no nos podemos quedar atrás! ¿O quieres que Uzukage-sama vuelva a regañarte? —La picó, con una sonrisa maliciosa antes de volver a emprender el ascenso hasta la cima.
Aquella contestación, y el visible enfado de Umi pillaron por sorpresa a Suzaku. Las dos hermanas solían picarse a menudo, pero rara era la vez que se insultaban o se respondían de aquella forma tan cortante. Sabía que a su hermana no le caía nada bien Uchiha Datsue, ni él ni ningún otro Kage anterior a él, ¿pero a tanto llegaba su frustración? No era el mejor momento para ponerse así con chiquilladas. ¡De hecho era el peor! Y que tuviera que ser la hermana pequeña la que se diera cuenta de algo así...
—Espera... espera —le dijo Umi, cuando la alcanzó en la pared del acantilado. Jadeaba, sujetando en la mano la misma cuerda que las había mantenido unidas en su travesía por el mar hasta la playa—. Atémonos entre tú y yo con esto. Y atemos luego el hilo a la cuerda. De esta forma no tendremos que preocuparnos de sujetar el hilo y estaremos aseguradas las dos. Espero.
—Buena idea —asintió la pelirrosa, mientras procedía a atar con toda la firmeza que fue capaz el hilo shinobi a la cuerda, y Umi las ataba a ambas. Tan sólo esperaba no terminar cayendo de alguna manera... Y que cayeran las dos—. ¡Vamos, no nos podemos quedar atrás! ¿O quieres que Uzukage-sama vuelva a regañarte? —La picó, con una sonrisa maliciosa antes de volver a emprender el ascenso hasta la cima.