29/07/2022, 16:50
(Última modificación: 29/07/2022, 17:39 por Narrador. Editado 1 vez en total.)
La pareja albina cayó aparatosamente por el barranco, y a mitad de dicha caída la tensión de la cuerda se haría de notar dándoles un fuerte tirón a cada uno. Un saliente había interceptado la cuerda, y posteriormente la rompió por lo afilada que estaba la roca así como la fuerza con la que impacto. Por suerte para ambos, los equipos que se habían quedado a asegurar la salida los pudieron ver caer en uno de los varios destellos de la tormenta. El peor parado de los dos fue Natsu, quien se golpeó varias veces en su caída antes de ser cazado por varias personas y evitando que cayera al suelo. Aquello habría sido mortal de no haber sido por esa asistencia.
Hayato fue atrapado por un hombre adulto, de tez algo oscura, con una barba de tres días negra. Recorrió un par de metros al cogerlo con los brazos, mientras derrapaba por la arena.
— ¿¡Estas bien!? ¿¡Como esta la situación ahí arriba!? — gritó mientras se levantaba y le asistía para que el albino pudiera ponerse en pie.
— ¡Este no respira! — vociferó uno del grupo que atrapó a Natsu.
— ¡Llevarlo con el equipo médico de emergencia inmediatamente! ¡Ten cuidado si vuelves a subir, hay un par de kunais apostados donde los médicos para escalar con facilidad! ¡Vamos!
— Oh, que bien. Me ahorras dos pájaros de un tiro entonces — respondió una voz a varios metros de ellos. — Así os puedo cortar la huida, el acceso y la asistencia de un solo plumazo
Se trataba de una joven de ropas sencillas. Vestía una especie de sudadera negra con capucha y mangas cortas que dejaba ver unas rejillas en sus brazos. Sus ojos eran celestes de la misma forma que sus cabellos y en la altura de su cintura, se podía vislumbrar un emblema que no correspondía al remolino.
— ¡M-Mierda! ¡Ocúpate de ella, yo voy a dar la voz de alarma! — protestó marchando a correr torpemente por la arena en dirección contraria.
· · ·
Hubo más de un destello en aquel momento, y solo uno fue producido por los rayos de la tormenta. Suzaku fue una de aquellas luces que buscaban ser un faro de esperanza para la Alianza de la Espiral. Sin embargo, aquello no sirvió contra un espadachín experimentado, quien era capaz de reconocer una técnica que él ya había usado en más de una ocasión. Por ello pudo bloquear el filo sin problemas, y tras un breve forcejeo, patearla en estomago y alejarla un par de metros (16 PV).
— Veo que más de uno de vosotros aquí sabe coger una espada. Aunque lo sorprendente de verdad es que no la estéis cogiendo por el filo con las manos desnudas — respondió, intentando dejar clara la diferencia de habilidad que había entre él y los presentes. — Menudo imbecil, mandar a putos críos y aficionados a una guerra sin experiencia alguna ¿eso es un líder?
Reculó la espada en un gesto con su muñeca, haciéndola danzar y caminando simplemente hasta Suzaku, buscando darle un tajo de arriba abajo (20 PV/corte superficial, 30 PV/corte).
Y a diferencia de su hermana, tanto su experiencia como el uso de su sharingan le permitieron evadir el golpe de la otra chica a la vez que le pateó la pierna contraria para salir un par de metros hacia atrás debido a la deflagración.
— ¡Joder ¿¡que coño ha sido eso!? — respondió volviendo a ponerse en pie y en guardia entrecerrando los ojos completamente frustrada.
Hana desvió sin problemas uno de las armas que se le lanzaron y a mitad de carrera pudo cegar a aquel ninja para atravesarle uno de los hombros.
— ¡M-Maldita! — la agarró del brazo con el contrario, y la lanzó contra el suelo un par de metros a su lado utilizando también el brazo herido para sacar la kodachi de su hombro.
Finalmente, el último de los copos volvió a hacer acto de presencia para ejecutar un par de sellos apuntando en la dirección que Hana fue lanzada, mientras la tierra se destruía a su paso, haciendo que decenas de afiladas agujas atravesaran la carne de la joven (40 PV).