10/09/2022, 14:21
Otros no fueron capaz de seguir con la mirada el ataque que el nuevo Uzukage llevo a cabo en tan solo un parpadeo, pero Ushi desde la distancia pudo seguir con la mirada con dificultad, viendo como todo el ensordecedor ruido así como los destellos amarillos que quedaban. Pudo conseguir alejarse lo suficiente para no ser alcanzado, pero sabía que aquello no volvería a repetirse, Mochi no tuvo la misma suerte y fue atravesado por quien reclamaba el título de Dios del Trueno.
— ¿¡A qué viene esto!? ¡Ushi contéstame! ¡¿De qué coño vas?! — vociferó Raiden recortando la distancia contra Ushi para agarrarlo de la camisa.
El rostro del General estaba lleno de ira, arrugado y con parte de los conductos sanguíneos del lateral de su cara marcados de la misma forma que las arterias de sus ojos. Su mano derecha también tenia la cara descompuesta, pero no de la misma forma que Raiden; este pudo reconocer en el momento que se arrepentía de lo que había hecho, pues era incapaz de mirarle a los ojos mientras se mordía el labio inferior, en un gesto de desesperación.
— L-Lo siento Raiden... K-Kurama pensaba que no tendrías la sangre fría de acabar con esta batalla en el momento, que aunque tuvieras el poder de acabar con el combate de un solo golpe... No lo harías
Las manos del peli azul se aferraron al cuello de la camisa con más fuerza si cabía, si sus uñas fueran ligeramente más largas acabaría dañandose las palmas y sangrando.
— ¡Esta no será MI guerra, pero es MI BATALLA! ¡Y yo decido como la libraré, yo decido como combatiré! ¡Y si acabo muriendo por mi decisión...!
— ¡Si acabas muriendo me da igual! — mintió, sabía que ambos debían seguir adelante fuera cual fuera el resultado. — ¡Pero no puedes hacer esto! ¡No puedes mostrar esta debilidad! ¡No puedes dudar ante el enemigo, y si Kurama ha decidido actuar es porque la amenaza era más que real y no debías jugar con el enemigo!
Pero algo llamó la atención de Ushi posteriormente. Mochi estaba gravemente herido hasta el punto de que, si ya se movía con dificultad, parecía no poder moverse. Se aferró a la pierna de Datsue con ambas manos ensangrentadas y muy dolorido.
— S-Salid de aquí... Y-Yo le detendré
— Hemos perdido Raiden, en un abrir y cerrar de ojos. Ese maldito Uzukage ha sido incluso capaz de hacerle frente al poder de un Dios... Mochi necesita ayuda y si nos quedamos más... Puede que ninguno de nosotros...
Pero algo le impedía salir de allí, tal vez era su orgullo o tal vez era tan solo las ganas de seguir peleando. Ver a Mochi solo lo enfurecía más, pero Ushi tenía razón, debían retirarse. Con suerte, habían ganado la otra batalla que se estaba librando a kilómetros de allí.
— ¡Y una mierda Mochi, si salimos de aquí saldremos los tres jun-
Un fuerte golpe en la boca del estómago de Raiden se produjo en aquel instante. Ushi era capaz de combatir a distancia con algún que otro problema, pero en cuerpo a cuerpo hasta el general tenía problemas con él y su colosal fuerza. La vista de este se nubló por un momento antes de sentir que los sentidos le fallaban, el impacto eléctrico de los restos del arco junto a aquel fuerte puñetazo lo noqueó por completo y casi cae al suelo. Ushi lo tomó posándoselo a la espalda, y mirando a Datsue con tanta frustración como la rabia que sentía el peli azul. Tal vez el uzukage no se diera cuenta de aquello, o no le diera más importancia de la justa.
Y con todas sus fuerzas y sus ganas, salió de allí cargando al inconsciente general a sabiendas de lo que le esperaba, sería algo mucho peor que la muerte. Pero mientras no fuera la muerte de uno de sus compañeros, le era suficiente.
— ¿¡A qué viene esto!? ¡Ushi contéstame! ¡¿De qué coño vas?! — vociferó Raiden recortando la distancia contra Ushi para agarrarlo de la camisa.
El rostro del General estaba lleno de ira, arrugado y con parte de los conductos sanguíneos del lateral de su cara marcados de la misma forma que las arterias de sus ojos. Su mano derecha también tenia la cara descompuesta, pero no de la misma forma que Raiden; este pudo reconocer en el momento que se arrepentía de lo que había hecho, pues era incapaz de mirarle a los ojos mientras se mordía el labio inferior, en un gesto de desesperación.
— L-Lo siento Raiden... K-Kurama pensaba que no tendrías la sangre fría de acabar con esta batalla en el momento, que aunque tuvieras el poder de acabar con el combate de un solo golpe... No lo harías
Las manos del peli azul se aferraron al cuello de la camisa con más fuerza si cabía, si sus uñas fueran ligeramente más largas acabaría dañandose las palmas y sangrando.
— ¡Esta no será MI guerra, pero es MI BATALLA! ¡Y yo decido como la libraré, yo decido como combatiré! ¡Y si acabo muriendo por mi decisión...!
— ¡Si acabas muriendo me da igual! — mintió, sabía que ambos debían seguir adelante fuera cual fuera el resultado. — ¡Pero no puedes hacer esto! ¡No puedes mostrar esta debilidad! ¡No puedes dudar ante el enemigo, y si Kurama ha decidido actuar es porque la amenaza era más que real y no debías jugar con el enemigo!
Pero algo llamó la atención de Ushi posteriormente. Mochi estaba gravemente herido hasta el punto de que, si ya se movía con dificultad, parecía no poder moverse. Se aferró a la pierna de Datsue con ambas manos ensangrentadas y muy dolorido.
— S-Salid de aquí... Y-Yo le detendré
— Hemos perdido Raiden, en un abrir y cerrar de ojos. Ese maldito Uzukage ha sido incluso capaz de hacerle frente al poder de un Dios... Mochi necesita ayuda y si nos quedamos más... Puede que ninguno de nosotros...
Pero algo le impedía salir de allí, tal vez era su orgullo o tal vez era tan solo las ganas de seguir peleando. Ver a Mochi solo lo enfurecía más, pero Ushi tenía razón, debían retirarse. Con suerte, habían ganado la otra batalla que se estaba librando a kilómetros de allí.
— ¡Y una mierda Mochi, si salimos de aquí saldremos los tres jun-
Un fuerte golpe en la boca del estómago de Raiden se produjo en aquel instante. Ushi era capaz de combatir a distancia con algún que otro problema, pero en cuerpo a cuerpo hasta el general tenía problemas con él y su colosal fuerza. La vista de este se nubló por un momento antes de sentir que los sentidos le fallaban, el impacto eléctrico de los restos del arco junto a aquel fuerte puñetazo lo noqueó por completo y casi cae al suelo. Ushi lo tomó posándoselo a la espalda, y mirando a Datsue con tanta frustración como la rabia que sentía el peli azul. Tal vez el uzukage no se diera cuenta de aquello, o no le diera más importancia de la justa.
Y con todas sus fuerzas y sus ganas, salió de allí cargando al inconsciente general a sabiendas de lo que le esperaba, sería algo mucho peor que la muerte. Pero mientras no fuera la muerte de uno de sus compañeros, le era suficiente.