19/09/2022, 12:08
Las iluminadas calles no tardarían muchas más de un par de horas en verse vaciadas salvo por gente que tal vez volvía tarde a su destino o carecía de este. Poco a poco se iban vaciando, y el barullo disminuyendo a cada minuto. Ren, quien vestía de forma tradicional con tonos blancos y negros decidió que ya iba siendo hora de volver a la habitación que tenía reservada, pero en su camino el ruido de trifulcas empezó a ir en aumento.
Seguramente eran solo un par de borrachos que se habían pasado de rosca y ahora estaban pagando por su error. En el local de Nanashi no era muy habitual, pero de vez en cuando siempre había algún listillo que se pasaba de listo con él y tenía que sacarlo a patadas. Ren decidió acercarse, con intención de prestar algo de ayuda aunque no estuviera de servicio si era necesario.
Pero cuando recortó distancias, solo vió a un hombre vestido de forma elegante corriendo y tras él un sonido que la obligó a mirar arriba. Ya había visto a ese tipo antes, apenas había pasado un día y allí estaba frente a él, como si le hubiera seguido desde un país a otro.
Ren frunció el ceño, aquel bastardo se había escapado aprovechando que estaba ocupada rompiendole los dientes a un criminal. Ahora era el momento de buscar algunas respuestas. Era tan ágil como ella, por lo que empezó a recorrer las calles apartando a la gente a empujones si era necesario para acto seguido pedirles disculpas. Y de la misma forma que hizo la otra vez, buscaría una elevación escalonada apoyandose en tejados, salientes, cajas e incluso carros si era necesario.
No era lo suficientemente rapida como para interceptarlo, pero si como para recortar distancias corriendo hacia él.
— ¡Eh! ¿¡Me echabas de menos, bastardo!? — gritaría una vez alcanzara su altura en los tejados. — ¡Esta vez no te vas a escapar, me debes una explicación!
Seguramente eran solo un par de borrachos que se habían pasado de rosca y ahora estaban pagando por su error. En el local de Nanashi no era muy habitual, pero de vez en cuando siempre había algún listillo que se pasaba de listo con él y tenía que sacarlo a patadas. Ren decidió acercarse, con intención de prestar algo de ayuda aunque no estuviera de servicio si era necesario.
Pero cuando recortó distancias, solo vió a un hombre vestido de forma elegante corriendo y tras él un sonido que la obligó a mirar arriba. Ya había visto a ese tipo antes, apenas había pasado un día y allí estaba frente a él, como si le hubiera seguido desde un país a otro.
Ren frunció el ceño, aquel bastardo se había escapado aprovechando que estaba ocupada rompiendole los dientes a un criminal. Ahora era el momento de buscar algunas respuestas. Era tan ágil como ella, por lo que empezó a recorrer las calles apartando a la gente a empujones si era necesario para acto seguido pedirles disculpas. Y de la misma forma que hizo la otra vez, buscaría una elevación escalonada apoyandose en tejados, salientes, cajas e incluso carros si era necesario.
No era lo suficientemente rapida como para interceptarlo, pero si como para recortar distancias corriendo hacia él.
— ¡Eh! ¿¡Me echabas de menos, bastardo!? — gritaría una vez alcanzara su altura en los tejados. — ¡Esta vez no te vas a escapar, me debes una explicación!