Operación Trombón de Fûjin

[Sama-sama]

¡¡BAAM!!

Un estallido de chakra rojo y anaranjado surgió del estómago de Raijin y derribó a Uchiha Datsue, apartándolo de él. Raiden, liberado de cualquier atadura y sello, se alzó como un zombi, los brazos y las piernas temblando, como si su cuerpo estuviese obligado a obedecer a un cerebro que estaba lejos, muy lejos de allí. Entonces, un par de pupilas afiladas se clavaron en Uchiha Datsue.

No era Raijin. Era...

—Hermano. Tu marioneta está resultando problemática. —Kurama habló, no de forma socarrona y cruel, como solía hacerlo. Oh, no. Kurama estaba disgustado. La mano del cuerpo de su General sujetaba una pequeña katana, quizás arrebatada desde el campo de batalla. La alzó con ambas manos, la cuchilla hacia dentro, y la clavó en su propio estómago—. Te mataré, Uchiha Datsue. Te mataré, acabaré con todo lo que amas. —Entonces, mientras el cuerpo de Raijin se abría las tripas, derramando el contenido sobre la hierba de una forma tremendamente grotesca (su cuerpo seguía en pie), Kurama sí que sonrió. Y fue la sonrisa más tenebrosa que Datsue había visto jamás. Incluso más que la de Shukaku—. Es más. Iba a hacerlo hoy mismo. Sólo me has dado... más ganas de hacerlo. —Una corriente anaranjada de chakra comenzó a salir a borbotones del cuerpo de Raijin, que, esta vez sí, se desplomó de rodillas. El chakra pasó a ambos lados de Datsue y ascendió hacia el cielo.

Hacia el sur.

ESPERO QUE DISFRUTES DE LAS VISTAS.


«Es curioso... todo empezó contigo, Shiomaru, y mira qué vueltas da la vida.
Es una lástima que tú ya no estés para verlo.»