27/09/2022, 19:30
Ren esperó que le siguiera el juego aunque fuera un poco más, pero la decepcionó enormemente. Volvió a suspirar, y metió una de sus manos dentro de su haori, apoyada a media altura, volteándose.
— Vaaaaaaaale... — La miraría de reojo, ofreciéndole su mano a la espera de que la tomara antes de comenzar la caminata.
La guiaría por las calles, dándola algo de conversación hasta llegar a un estrecho edificio que tenía un cartel con forma de espada y escrito en el "El pequeño Samurai". Tenía cuatro pisos, con un aspecto tradicional en toda la facha y su interior igual, era bastante delgado en comparación con todos los colindantes, pero podían verse ventanas en cada uno de los pisos. Ren tomaría la iniciativa, para hablar con quien estuviera en su momento atendiendo la recepción para pedir una segunda cama en su habitación. Tan solo debía sacar un futón extra de uno de los armarios y pagar por la estancia de esa nueva persona, cosa que hizo antes de que Hana pudiera siquiera cruzar la puerta, antes de decirle que todo estaba en orden.
Tras ello, subieron varias escaleras hasta llegar a una puerta de madera, como el resto del edificio. Abrió, dejando mostrar una pequeña habitación con una ventana al exterior, un suelo con un tatami de cuatro rectángulos con un cuadrado en medio y una puerta adicional. Esta llevaba a un pequeño baño y en el lado contrario había la puerta de un armario.
— Vaaaaaaaale... — La miraría de reojo, ofreciéndole su mano a la espera de que la tomara antes de comenzar la caminata.
La guiaría por las calles, dándola algo de conversación hasta llegar a un estrecho edificio que tenía un cartel con forma de espada y escrito en el "El pequeño Samurai". Tenía cuatro pisos, con un aspecto tradicional en toda la facha y su interior igual, era bastante delgado en comparación con todos los colindantes, pero podían verse ventanas en cada uno de los pisos. Ren tomaría la iniciativa, para hablar con quien estuviera en su momento atendiendo la recepción para pedir una segunda cama en su habitación. Tan solo debía sacar un futón extra de uno de los armarios y pagar por la estancia de esa nueva persona, cosa que hizo antes de que Hana pudiera siquiera cruzar la puerta, antes de decirle que todo estaba en orden.
Tras ello, subieron varias escaleras hasta llegar a una puerta de madera, como el resto del edificio. Abrió, dejando mostrar una pequeña habitación con una ventana al exterior, un suelo con un tatami de cuatro rectángulos con un cuadrado en medio y una puerta adicional. Esta llevaba a un pequeño baño y en el lado contrario había la puerta de un armario.