28/09/2022, 22:55
Las voces de sus ninjas, de sus espadas, penetraron en sus oídos y recorrieron sus venas como fuego líquido. Era su Kage. ¡Era su maldito Uzukage! ¿Y qué hacía él ante la primera adversidad? ¿Caer de rodillas y ponerse a llorar?
No.
No podía permitírselo. Datsue había firmado un contrato con Uzushiogakure no Sato en el momento en que había aceptado el sombrero, y en una cláusula, escrita con sangre, residía un mandato: no está permitido rendirse.
Nunca. Jamás. No importaban las circunstancias. Si le cortaban las piernas, seguiría arrastrándose con los brazos. Si se quedaba sin aire, respiraría fuego. Y si su corazón se negaba a continuar latiendo, ¡seguiría bombeándolo con sus propias manos!
¡Antes se dejaría ciego que ver la destrucción de Uzu!
Antes…
Se levantó. Lágrimas de sangre resbalando por sus mejillas.
—Venid conmigo, entonces. —Abrió los brazos para acogerlos—. Os llevaré a la estación de tren… y vosotros me llevaréis a Uzu.
Apenas les dio un par de segundos para que tomasen la decisión. Hana, Suzaku, Hayato, Umi. Si se quedaban, tan solo tendrían que asegurar a los prisioneros en alguna zona del castillo y tomar control de la villa. El mayor peligro ya había pasado, sus vidas no correrían peligro.
Pero si se iban con él, y llegaban a tiempo…
Un brillo turquesa le rodeó, a él y a aquellas espadas que hubiesen decidido dar un paso al frente. El escudo que rodeaba su cuerpo desapareció, y en su lugar quedaron protegidos todos por un diamante. Un diamante que se fue elevando en el aire, cada vez más y más alto, a medida que la criatura que la llevaba incrustada en la frente se erguía.
Era una bestia colosal. Era un ente sin igual. No… No, decir eso no le haría justicia. Una montaña es grande, sí, pero no usarías la palabra grande para describir el universo. La llama de una hoguera quema al tacto, sí, pero no usarías esos términos para describir la reacción que tendría tu cuerpo si tocase el sol. Probablemente, en los manuscritos polvorientos de templos Uchihas olvidados lo describirían mejor. Lo que acababa de surgir entre el barro, la sangre y ambos ejércitos era…
Era un ser de leyenda. Uno de otra época, donde los dioses todavía se dejaban ver caminando entre los humanos. Era el sueño Uchiha. Era el dogma del poder. Era Susano’o.
El verdadero Susano’o.
El Tempestuoso Dios del Valor, vestido con armadura de guerrero tengu, desplegó sus majestuosas alas.
—¡¡ASEGURAD LA VILLA DE LAS AGUAS TERMALES!! ¡¡ENCERRAD A LOS PRISIONEROS!! —rugió desde allá arriba Datsue. Sus últimas órdenes—. ¡¡NOSOTROS ASEGURAREMOS UZU!!
Las alas batieron y Susano’o desapareció en la oscuridad del cielo, con aquella promesa todavía flotando en el aire. Otra más que Datsue no sabía si iba a poder cumplir, pero que se veía obligado a hacer. Después de todo...
... no tenía permitido rendirse.
No.
No podía permitírselo. Datsue había firmado un contrato con Uzushiogakure no Sato en el momento en que había aceptado el sombrero, y en una cláusula, escrita con sangre, residía un mandato: no está permitido rendirse.
Nunca. Jamás. No importaban las circunstancias. Si le cortaban las piernas, seguiría arrastrándose con los brazos. Si se quedaba sin aire, respiraría fuego. Y si su corazón se negaba a continuar latiendo, ¡seguiría bombeándolo con sus propias manos!
¡Antes se dejaría ciego que ver la destrucción de Uzu!
Antes…
Se levantó. Lágrimas de sangre resbalando por sus mejillas.
—Venid conmigo, entonces. —Abrió los brazos para acogerlos—. Os llevaré a la estación de tren… y vosotros me llevaréis a Uzu.
Apenas les dio un par de segundos para que tomasen la decisión. Hana, Suzaku, Hayato, Umi. Si se quedaban, tan solo tendrían que asegurar a los prisioneros en alguna zona del castillo y tomar control de la villa. El mayor peligro ya había pasado, sus vidas no correrían peligro.
Pero si se iban con él, y llegaban a tiempo…
Un brillo turquesa le rodeó, a él y a aquellas espadas que hubiesen decidido dar un paso al frente. El escudo que rodeaba su cuerpo desapareció, y en su lugar quedaron protegidos todos por un diamante. Un diamante que se fue elevando en el aire, cada vez más y más alto, a medida que la criatura que la llevaba incrustada en la frente se erguía.
Era una bestia colosal. Era un ente sin igual. No… No, decir eso no le haría justicia. Una montaña es grande, sí, pero no usarías la palabra grande para describir el universo. La llama de una hoguera quema al tacto, sí, pero no usarías esos términos para describir la reacción que tendría tu cuerpo si tocase el sol. Probablemente, en los manuscritos polvorientos de templos Uchihas olvidados lo describirían mejor. Lo que acababa de surgir entre el barro, la sangre y ambos ejércitos era…
Era un ser de leyenda. Uno de otra época, donde los dioses todavía se dejaban ver caminando entre los humanos. Era el sueño Uchiha. Era el dogma del poder. Era Susano’o.
El verdadero Susano’o.
El Tempestuoso Dios del Valor, vestido con armadura de guerrero tengu, desplegó sus majestuosas alas.
—¡¡ASEGURAD LA VILLA DE LAS AGUAS TERMALES!! ¡¡ENCERRAD A LOS PRISIONEROS!! —rugió desde allá arriba Datsue. Sus últimas órdenes—. ¡¡NOSOTROS ASEGURAREMOS UZU!!
Las alas batieron y Susano’o desapareció en la oscuridad del cielo, con aquella promesa todavía flotando en el aire. Otra más que Datsue no sabía si iba a poder cumplir, pero que se veía obligado a hacer. Después de todo...
... no tenía permitido rendirse.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado