2/10/2022, 23:17
El Uchiha —El Uzukage— pareció responder ante las palabras de sus subordinados. Como en una especie de extraña despedida, solicitó a aquellos que había a su lado que fuesen con él. Les llevaría hasta la estación, como bien había propuesto Hayato, y desde allí ellos le llevarían a él. Siete arqueó una ceja, no entendía para nada a qué se refería su superior. Pero si había una cosa segura, era que una de esas espadas fuese a quedarse de brazos cruzados allí. Siete no fue el primero en confirmar que iría, pero tampoco fue el último.
—¡Estamos contigo! —Respondió.
Pronto, todo alrededor de ellos comenzó a verse asolado por lo que parecía un seísmo. Todo vibraba y se movía como si el fin del mundo estuviese a la vuelta de la esquina. Pero lejos de ser eso, no era más que una muestra de la majestuosidad de las habilidades del Uchiha. Un ente enigmático y todopoderoso pareció envolver al grupo, un ente que vestía una armadura como la de Datsue. La deidad extendió sus brazos, sus cuatro brazos, y con ello se desplegó unas gigantescas alas. El Uzukage bramó una última orden, y con ello el gigante de chakra despegó en un majestuoso vuelo.
En un abrir y cerrar, el grupo gobernaba los cielos. Realmente, eso sería incorrecto, el Uchiha era quien verdaderamente gobernaba los cielos.
Un batir de alas, y casi habían avanzado suficiente como para ver más allá del horizonte.
Un nuevo batir de alas, y ya casi podían vislumbrar la estructura de metal, madera y plástico que les llevaría a casa.
Poco faltaba para estar en casa.
Poco faltaba para darle una lección a ese zorro. Con Uzushiogakure debía medir sus palabras.
—¡Estamos contigo! —Respondió.
Pronto, todo alrededor de ellos comenzó a verse asolado por lo que parecía un seísmo. Todo vibraba y se movía como si el fin del mundo estuviese a la vuelta de la esquina. Pero lejos de ser eso, no era más que una muestra de la majestuosidad de las habilidades del Uchiha. Un ente enigmático y todopoderoso pareció envolver al grupo, un ente que vestía una armadura como la de Datsue. La deidad extendió sus brazos, sus cuatro brazos, y con ello se desplegó unas gigantescas alas. El Uzukage bramó una última orden, y con ello el gigante de chakra despegó en un majestuoso vuelo.
¡¡FLUUUUUSSSSSH!!
En un abrir y cerrar, el grupo gobernaba los cielos. Realmente, eso sería incorrecto, el Uchiha era quien verdaderamente gobernaba los cielos.
¡¡FLUUUUUSSSSSH!!
Un batir de alas, y casi habían avanzado suficiente como para ver más allá del horizonte.
¡¡FLUUUUUSSSSSH!!
Un nuevo batir de alas, y ya casi podían vislumbrar la estructura de metal, madera y plástico que les llevaría a casa.
¡¡FLUUUUUSSSSSH!!
Poco faltaba para estar en casa.
¡¡FLUUUUUSSSSSH!!
Poco faltaba para darle una lección a ese zorro. Con Uzushiogakure debía medir sus palabras.