12/10/2022, 15:08
Moguko serpenteaba entra los charcos y la gente que iba metida en sus cosas atenta al llanto que había captado su atención.
Las luces de neón y las tuberías que recolectaban el agua de lluvia decoraban la atmosfera lúgubre de una aldea gris.
No paso mucho hasta dar con el lugar de origen de aquel pedido de auxilio, en un rincón un poco alejado de las luces, escondido en un callejón.
—Alguien... ayúdeme por favor...
Musitaba entre llanto un joven de cabello blanco como la nieve, cubriendo su rostro de la vergüenza de que lo vieran llorar.
—Hey.
Llamó su atención la médica aproximándose con la guardia realmente baja, no podría imaginarse a un niño como un oponente en ningún aspecto de su vida, mucho menos dentro de la base principal que era la aldea.
—¿Estás bien?
Agregó cerrando un poco más la distancia, sería entonces cuando podría apreciar con sus propios ojos como parte del suelo había colapsado y un túnel se habría revelado, muy cerca de donde un puñado de tuberías estaban pasando.
—¡Mi amigo... está atrapado!
Al levantar la mirada y ver la bandana en la frente de la kunoichi no pudo evitar apresurarse a limpiarse el rostro.
—¡Estábamos explorando el túnel y... y... nos separamos, tiene que ayudarlo, kunoichi-san!
De golpe su voz se aceleró en el proceso que formulaba una petición. Moguko se apresuró a sostenerlo de los hombros y mirarlo atentamente.
—Tranquilízate, yo me haré cargo desde aquí. Y para ti es, Yamanouchi-san.
¿Cómo pretendía resolver esa situación la médica? Ese túnel era bastante oscuro y no se veía mucho.
—Volveré en unos minutos con ayuda, espérame aquí.
Sin pensarlo demasiado realmente fue corriendo en dirección a la casa de su aliada más cercana.
Casi sin aliento se apresuraría a hacer acto de presencia en la residencia de los Yuki.
Las luces de neón y las tuberías que recolectaban el agua de lluvia decoraban la atmosfera lúgubre de una aldea gris.
No paso mucho hasta dar con el lugar de origen de aquel pedido de auxilio, en un rincón un poco alejado de las luces, escondido en un callejón.
—Alguien... ayúdeme por favor...
Musitaba entre llanto un joven de cabello blanco como la nieve, cubriendo su rostro de la vergüenza de que lo vieran llorar.
—Hey.
Llamó su atención la médica aproximándose con la guardia realmente baja, no podría imaginarse a un niño como un oponente en ningún aspecto de su vida, mucho menos dentro de la base principal que era la aldea.
—¿Estás bien?
Agregó cerrando un poco más la distancia, sería entonces cuando podría apreciar con sus propios ojos como parte del suelo había colapsado y un túnel se habría revelado, muy cerca de donde un puñado de tuberías estaban pasando.
—¡Mi amigo... está atrapado!
Al levantar la mirada y ver la bandana en la frente de la kunoichi no pudo evitar apresurarse a limpiarse el rostro.
—¡Estábamos explorando el túnel y... y... nos separamos, tiene que ayudarlo, kunoichi-san!
De golpe su voz se aceleró en el proceso que formulaba una petición. Moguko se apresuró a sostenerlo de los hombros y mirarlo atentamente.
—Tranquilízate, yo me haré cargo desde aquí. Y para ti es, Yamanouchi-san.
¿Cómo pretendía resolver esa situación la médica? Ese túnel era bastante oscuro y no se veía mucho.
—Volveré en unos minutos con ayuda, espérame aquí.
Sin pensarlo demasiado realmente fue corriendo en dirección a la casa de su aliada más cercana.
Casi sin aliento se apresuraría a hacer acto de presencia en la residencia de los Yuki.