23/10/2022, 11:30
Los rumores sobre fantasmas y otras criaturas mágicas no tardaron en extenderse como la espuma. Con la guerra a punto de producirse en cualquier momento, no podían disponer de un gran número de efectivos para inspeccionar la zona, y formalizarlo como misión también podría llegar a ser problemático, dado que de esta forma quedaría presente el hecho de que los fantasmas del Cementerio del Gobi estaban presentes. Aquello atraería incluso a más curiosos a la zona, y el poco respeto que se le procesaba a los muertos dejaría de existir. De forma extra oficial, mandaron a Ren, que al ser una genin no destacaría demasiado, y si las cosas se torcían y eran algo reamente serias, tenía permiso para volver de inmediato y pedir refuerzos.
La idea de explorar un cementerio plagado de fantasmas y posibles otros seres de ultratumba era algo inquietante. Ren no le tenía un miedo especial a nada, en todo caso le daba asco alguna cosa o le producían cierto respeto; como las serpientes, quien sabe cuál de esos bichos tiene o no un veneno mortal, y las que no, podían estrangularte hasta asfixiarte o romperte los huesos.
Se despertó temprano, ya que al no estar tan lejos de Amegakure, Ren podría llegar hasta allí a pata después de una buena caminata. Bostezó ampliamente cuando por fin alcanzó su destino. Desde que volvió a casa de su última aventurita, estuvo buscando algo de información sobre sus ojos, tanto preguntando a sus más allegados como dándose una vuelta por la biblioteca local. Aquello fue una perdida de tiempo, pero se sintió algo reconfortada por haber puesto algo de esfuerzo. Seguro que Hana no podría ni sostener la idea de verla esforzándose tanto en aprender algo así hasta el punto de pisar una biblioteca.
¿Podría ver fantasmas con aquellos ojos especiales? Pensó momentáneamente mientras terminaba de subir unas escaleras.
La idea de explorar un cementerio plagado de fantasmas y posibles otros seres de ultratumba era algo inquietante. Ren no le tenía un miedo especial a nada, en todo caso le daba asco alguna cosa o le producían cierto respeto; como las serpientes, quien sabe cuál de esos bichos tiene o no un veneno mortal, y las que no, podían estrangularte hasta asfixiarte o romperte los huesos.
Se despertó temprano, ya que al no estar tan lejos de Amegakure, Ren podría llegar hasta allí a pata después de una buena caminata. Bostezó ampliamente cuando por fin alcanzó su destino. Desde que volvió a casa de su última aventurita, estuvo buscando algo de información sobre sus ojos, tanto preguntando a sus más allegados como dándose una vuelta por la biblioteca local. Aquello fue una perdida de tiempo, pero se sintió algo reconfortada por haber puesto algo de esfuerzo. Seguro que Hana no podría ni sostener la idea de verla esforzándose tanto en aprender algo así hasta el punto de pisar una biblioteca.
¿Podría ver fantasmas con aquellos ojos especiales? Pensó momentáneamente mientras terminaba de subir unas escaleras.