4/11/2022, 15:10
(Última modificación: 4/11/2022, 15:11 por Yamanouchi Moguko.)
No pudo evitar esbozar una ligera sonrisa al escuchar aquellas mágicas palabras: "Lo siento".
Levantó una mano enguantada y la movió de lado a lado desestimando la disculpa, en un claro ejemplo de falsa humildad.
—Muy bien, Tomohiro Ohiko. Un placer.
Contestaría la kunoichi encubierta, su compañero seguidamente haría lo propio y se introduciría con una falsa identidad también. Una que hacía un poco de agua con tan solo echarle un ojo a sus fachas. Si ese era un miembro del clan, era una clara demostración de que los Akimichi habían caído en la decadencia últimamente. Ichikawa no parecía ser la persona mas corpulenta del mundo.
Las palabras de la niña retumbaron en la mente de Moguko, por lo que relataba, podía ser que la autora del pedido de auxilio no fuese otra persona que ella. La médica despegó la mirada un segundo de su interlocutora para ver a su colega, para seguidamente asentir con un leve gesto de su cabeza. Como si quisiese decir: —"Es ella".
—Esta bien, creo que podemos permitirnos unos minutos para esperar y ver a ese vendedor que mencionas. ¿Tenemos ese tiempo, Yüma?
No podría evitar consultar la muchacha a su compañero, esperando con ansias confirmar con sus propios ojos lo que estaba sucediendo ahí.
Levantó una mano enguantada y la movió de lado a lado desestimando la disculpa, en un claro ejemplo de falsa humildad.
—Muy bien, Tomohiro Ohiko. Un placer.
Contestaría la kunoichi encubierta, su compañero seguidamente haría lo propio y se introduciría con una falsa identidad también. Una que hacía un poco de agua con tan solo echarle un ojo a sus fachas. Si ese era un miembro del clan, era una clara demostración de que los Akimichi habían caído en la decadencia últimamente. Ichikawa no parecía ser la persona mas corpulenta del mundo.
Las palabras de la niña retumbaron en la mente de Moguko, por lo que relataba, podía ser que la autora del pedido de auxilio no fuese otra persona que ella. La médica despegó la mirada un segundo de su interlocutora para ver a su colega, para seguidamente asentir con un leve gesto de su cabeza. Como si quisiese decir: —"Es ella".
—Esta bien, creo que podemos permitirnos unos minutos para esperar y ver a ese vendedor que mencionas. ¿Tenemos ese tiempo, Yüma?
No podría evitar consultar la muchacha a su compañero, esperando con ansias confirmar con sus propios ojos lo que estaba sucediendo ahí.