14/01/2023, 15:55
Ren estaba entrenando a contrarreloj. No le quedaban muchos días, ni horas para entrenar, y aun así todavía le faltaba tiempo. Tiempo para, ya no ser mejor, sino para volver a tener las capacidades que había llegado a adquirir hace medio año cuando se presentó en el torneo de los Dojos. Y aun con esas, seguía yendo día tras día a entrenar, las agujetas la estaban matando, pero cuando llevaba un rato de ejercicio ya no eran tan dolorosas.
La morena llevaba ropa deportiva, una camisa corta oscura y unos shorts del mismo color que tenían una línea azulada en un lateral como único detalle. Sus zapatillas eran blancas, pero empezaban a tener un color grisáceo debido al sobreúso que le daba. Su frente estaba al descubierto debido a la cinta que tenía para el pelo, junto a otra más atrás para recogérselo en forma de coleta. Se acercó hasta un lateral del recinto donde tenía sus pertenencias, dejando la espada de shinai sobre el asiento. Tomó una toalla, para buscar limpiarse el sudor, y se encorvó hacia delante al sentarse, dejando escapar un largo suspiro que reflejaba su agotamiento.
Sentada en las gradas más bajas, podía ver a sus alrededores a más gente entrenando. A lo mejor estaban en una situación parecida, preparándose para cuando fueran llamados como soldados a la guerra. Ren tenía entre sus manos una botella con agua, y la apretó ligeramente con sus dedos de forma inconsciente. ¿Y si no había entrenado suficiente? ¿Y si le pasaba algo a Hana? Tragó algo de saliva, pensando en ello mientras miraba al frente, sin sostener la mirada en ningún sitio, completamente perdida y angustiada. No debía pensar en ello, pero... Pero era Hana, y no podía evitarlo.
La morena llevaba ropa deportiva, una camisa corta oscura y unos shorts del mismo color que tenían una línea azulada en un lateral como único detalle. Sus zapatillas eran blancas, pero empezaban a tener un color grisáceo debido al sobreúso que le daba. Su frente estaba al descubierto debido a la cinta que tenía para el pelo, junto a otra más atrás para recogérselo en forma de coleta. Se acercó hasta un lateral del recinto donde tenía sus pertenencias, dejando la espada de shinai sobre el asiento. Tomó una toalla, para buscar limpiarse el sudor, y se encorvó hacia delante al sentarse, dejando escapar un largo suspiro que reflejaba su agotamiento.
Sentada en las gradas más bajas, podía ver a sus alrededores a más gente entrenando. A lo mejor estaban en una situación parecida, preparándose para cuando fueran llamados como soldados a la guerra. Ren tenía entre sus manos una botella con agua, y la apretó ligeramente con sus dedos de forma inconsciente. ¿Y si no había entrenado suficiente? ¿Y si le pasaba algo a Hana? Tragó algo de saliva, pensando en ello mientras miraba al frente, sin sostener la mirada en ningún sitio, completamente perdida y angustiada. No debía pensar en ello, pero... Pero era Hana, y no podía evitarlo.