20/01/2023, 13:08
Ren bufó cuando Chika respondió con que se hacía cargo de todo. Después arqueó la cabeza a un lado para poder volver a mirar a aquel corpulento hombre y posteriormente de nuevo a la kunoichi. No la conocía más allá de intercambiar un par de palabras, pero si según la otra chica llevaba una racha imbatible a la hora de pelear, debía de ser por algo. Y así fue.
La morena simplemente la acompañó junto a la otra chica hasta el ring. Luchó de forma pasiva, enfocándose en defenderse sin mucho esfuerzo; puede que su estilo se basara, precisamente en eso, en combatir de forma defensiva, encajando los golpes posibles y anulándolos para en el momento que encontrara una apertura castigarla. Y así fue.
Normalmente, si hacías algo así, tu fuerza de ataque no debía de ser algo fuera de lo común. Así ibas poco a poco debilitando al enemigo entre la fatiga por intentar golpearte y los débiles golpes que lentamente le ibas acoplando. Pero no fue así.
Un rayó recorrió el brazo de la peliazul para posteriormente soltar un devastador golpe contra el brazo, haciendo un sonoro ruido que no era el de un trueno que había acompañado a esa pequeña nube azulada tormentosa. El brazo se torció de forma anormal y por lo menos Ren abrió los ojos, sorprendida ante el hecho de que la lógica que tenía en su cabeza no había sido lo esperado.
Todos los presentes guardaron silencio, salvo el hombre que gritaba a horrores de dolor. El equipo médico del torreón no tardaría en llegar para asistirle como fuera posible, aglomerándose entre ellos y hablando algo alterados. Pero pronto se tranquilizaron al ver que, aunque era algo grave, su vida no corría peligro. Los presentes pudieron escuchar que le había destrozado el brazo, parecieron haberle anestesiado algo el dolor, pero en su rostro se podía ver claramente que seguía sufriendo un fuerte dolor. Lo que tardará en recuperar la movilidad, dependería de lo limpio que había sido la fractura.
Ren frunció un poco el ceño asustada cuando estaba a punto de ovacionar a Chika. Si acaso la idea de pelear contra ella estaba presente, ahora sí que le había desaparecido de su mente. Un golpe así podría hacer que no volviera a empuñar la espada por varios años, o incluso de por vida por lo que había escuchado.
La morena simplemente la acompañó junto a la otra chica hasta el ring. Luchó de forma pasiva, enfocándose en defenderse sin mucho esfuerzo; puede que su estilo se basara, precisamente en eso, en combatir de forma defensiva, encajando los golpes posibles y anulándolos para en el momento que encontrara una apertura castigarla. Y así fue.
Normalmente, si hacías algo así, tu fuerza de ataque no debía de ser algo fuera de lo común. Así ibas poco a poco debilitando al enemigo entre la fatiga por intentar golpearte y los débiles golpes que lentamente le ibas acoplando. Pero no fue así.
Un rayó recorrió el brazo de la peliazul para posteriormente soltar un devastador golpe contra el brazo, haciendo un sonoro ruido que no era el de un trueno que había acompañado a esa pequeña nube azulada tormentosa. El brazo se torció de forma anormal y por lo menos Ren abrió los ojos, sorprendida ante el hecho de que la lógica que tenía en su cabeza no había sido lo esperado.
Todos los presentes guardaron silencio, salvo el hombre que gritaba a horrores de dolor. El equipo médico del torreón no tardaría en llegar para asistirle como fuera posible, aglomerándose entre ellos y hablando algo alterados. Pero pronto se tranquilizaron al ver que, aunque era algo grave, su vida no corría peligro. Los presentes pudieron escuchar que le había destrozado el brazo, parecieron haberle anestesiado algo el dolor, pero en su rostro se podía ver claramente que seguía sufriendo un fuerte dolor. Lo que tardará en recuperar la movilidad, dependería de lo limpio que había sido la fractura.
Ren frunció un poco el ceño asustada cuando estaba a punto de ovacionar a Chika. Si acaso la idea de pelear contra ella estaba presente, ahora sí que le había desaparecido de su mente. Un golpe así podría hacer que no volviera a empuñar la espada por varios años, o incluso de por vida por lo que había escuchado.