26/01/2023, 00:03
— ¿¡M-Mi m-mama!? — respondió incrédula. Su rostro de tez pálida y algo rosado se había vuelto casi por completo rojo de la vergüenza y la ira. Sobre todo de la vergüenza. — ¡N-No necesito que me ayudes a encontrar a mi mami, quiero pelear! ¡Pelear, pelear! ¡Te voy a ganar, te voy a pulverizar!
Protestaba apretando los puños, cerrando los ojos y encorvándose un poco hacia delante de la rabia. Su tono de voz aniñado, así como su actitud y tamaño, no ayudaban en nada a tomarla en serio. La muchacha miraba a Chika con una mirada más que decidida y de enfado todavía con un sonrojo en sus mejillas. Aquello de que la confundieran con una niña pequeña le pasaba mucho más de lo que podía admitir.
Ren maldijo su propia suerte, parecía que no iba a poder descansar debidamente antes de volver a empuñar el arma para sus entrenamientos. Ver un poco de acción no le importaba, pero tras aquel hombre que casi la aplasta volando y posteriormente otro al que le destrozó el brazo con facilidad...
— N-No creo que debas enfrentarte a ella, ¿has visto a los dos últimos? Poco más y...
— ¡Tú te callas, no creas que por tener el pecho más grande tienes derecho a mandarme!
— ¡Pero serás mal educada, tus padres deberían atarte con correa para que no te escapes del parque! — Vociferó avergonzada sin saber muy bien por qué.
— ¡Tengo diecisiete años!
— ¿Q-Que tienes qué?... — Parpadeó varias veces intentando recuperarse de esa noticia.
Seguro que era mentira, y solo lo estaba haciendo para buscar como fuera posible la aprobación de Chika para poder pelear. Ahora en parte la morena sentía que necesitaba ver como se le bajaban los humos, pero eso no estaba en su mano.
Protestaba apretando los puños, cerrando los ojos y encorvándose un poco hacia delante de la rabia. Su tono de voz aniñado, así como su actitud y tamaño, no ayudaban en nada a tomarla en serio. La muchacha miraba a Chika con una mirada más que decidida y de enfado todavía con un sonrojo en sus mejillas. Aquello de que la confundieran con una niña pequeña le pasaba mucho más de lo que podía admitir.
Ren maldijo su propia suerte, parecía que no iba a poder descansar debidamente antes de volver a empuñar el arma para sus entrenamientos. Ver un poco de acción no le importaba, pero tras aquel hombre que casi la aplasta volando y posteriormente otro al que le destrozó el brazo con facilidad...
— N-No creo que debas enfrentarte a ella, ¿has visto a los dos últimos? Poco más y...
— ¡Tú te callas, no creas que por tener el pecho más grande tienes derecho a mandarme!
— ¡Pero serás mal educada, tus padres deberían atarte con correa para que no te escapes del parque! — Vociferó avergonzada sin saber muy bien por qué.
— ¡Tengo diecisiete años!
— ¿Q-Que tienes qué?... — Parpadeó varias veces intentando recuperarse de esa noticia.
Seguro que era mentira, y solo lo estaba haciendo para buscar como fuera posible la aprobación de Chika para poder pelear. Ahora en parte la morena sentía que necesitaba ver como se le bajaban los humos, pero eso no estaba en su mano.