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Ren rio ante aquella reacción y dejó su jugueteo. Pusieron sobre la mesa entonces los entrantes que habían pedido y la morena lo agradeció. Antes de que Hana pudiera hincarle el diente, pues por lo que había dicho anteriormente estaba deseosa de aquel pollo frito, Ren la tomó de la mano por encima de la mesa.
— Diosas... Cuanto he echado de menos estas tonterías... No me importaría que fuera así por siempre... — Dijo con un tono melancólico, acariciando el dorso de la mano de Hana con el pulgar con lentitud, y mirando sus manos mientras lo hacía.
— Diosas... Cuanto he echado de menos estas tonterías... No me importaría que fuera así por siempre... — Dijo con un tono melancólico, acariciando el dorso de la mano de Hana con el pulgar con lentitud, y mirando sus manos mientras lo hacía.