8/01/2025, 17:54
Hana abrazó a Ren y respiró hondo disfrutando de cada segundo que la tenía entre sus brazos. Estaba tan calentita y mullidita. Era como un peluche gigante con un calefactor metido dentro. Sin embargo, las palabras de Ren aclararon que aquello era una despedida. Amegakure y Uzushiogakure estaban en extremos opuestos del continente.
Hana suspiró.
— Sí. Deberíamos ir yendonos. — contestó completamente desganada.
Hana suspiró.
— Sí. Deberíamos ir yendonos. — contestó completamente desganada.