7/03/2025, 23:06
Yuki torció el hocico ligeramente, girandose a Yuri.
— Explicaselo, Yuri.
— ¿Yo? — preguntó sorprendida, pero Yuki ni titubeó. — Está bien.
Se sentó de la forma más magnanima posible, alzando el morro para verse más elocuente.
— Hace mucho mucho tiempo, en un lugar muy muy lejano, una gran samurai se alzó en una pequeña isla contra la tirania que la oprimía. Era solo una muchacha huerfana contra un ejercito entrenado. Sus posibilidades de liberar a su pueblo eran casi nulas. Sin embargo, una poderosa kunoichi le prestó ayuda. ¿Cómo? Con una espada capaz de sacar la valentía de los corazones de las oprimidas y levantar al pueblo contra su terrible, terrible tirana. No solo eso, sino que la samurai comprobó que las armaduras no detenían tan poderosa espada. — hizo una pausa dramatica.
Esperó a que Ren reaccionase a tan importante información antes de continuar.
— Finalmente, samurai y kunoichi se hicieron con el poder y mantuvieron la isla en paz durante cien años. La espada quedó guardada en un santuario donde se veneró como un arma legendaria. Sin embargo, la nieta de la samurai, ajena por completo al bushido y a cualquier moralidad, quiso blandirla para hacerse con el poder. La katana, que había sido creada para hacer el bien, vio su naturaleza corrompida y se volvió un arma maldita. La isla fue destruida y lo único que quedó fue la terrible y maravillosa katana.
Hizo otra pausa dramatica, entonando la ultima frase para que sonase lo más mistica posible.
— Ahora, nosotras la guardamos. Evitando que cause los estragos de la nieta y esperando la vuelta de un alma pura que lleve la espada de nuevo a su bondad. — bajó la cabeza y dio unos pasos atrás, solo para hacer espectaculo.
— Explicaselo, Yuri.
— ¿Yo? — preguntó sorprendida, pero Yuki ni titubeó. — Está bien.
Se sentó de la forma más magnanima posible, alzando el morro para verse más elocuente.
— Hace mucho mucho tiempo, en un lugar muy muy lejano, una gran samurai se alzó en una pequeña isla contra la tirania que la oprimía. Era solo una muchacha huerfana contra un ejercito entrenado. Sus posibilidades de liberar a su pueblo eran casi nulas. Sin embargo, una poderosa kunoichi le prestó ayuda. ¿Cómo? Con una espada capaz de sacar la valentía de los corazones de las oprimidas y levantar al pueblo contra su terrible, terrible tirana. No solo eso, sino que la samurai comprobó que las armaduras no detenían tan poderosa espada. — hizo una pausa dramatica.
Esperó a que Ren reaccionase a tan importante información antes de continuar.
— Finalmente, samurai y kunoichi se hicieron con el poder y mantuvieron la isla en paz durante cien años. La espada quedó guardada en un santuario donde se veneró como un arma legendaria. Sin embargo, la nieta de la samurai, ajena por completo al bushido y a cualquier moralidad, quiso blandirla para hacerse con el poder. La katana, que había sido creada para hacer el bien, vio su naturaleza corrompida y se volvió un arma maldita. La isla fue destruida y lo único que quedó fue la terrible y maravillosa katana.
Hizo otra pausa dramatica, entonando la ultima frase para que sonase lo más mistica posible.
— Ahora, nosotras la guardamos. Evitando que cause los estragos de la nieta y esperando la vuelta de un alma pura que lleve la espada de nuevo a su bondad. — bajó la cabeza y dio unos pasos atrás, solo para hacer espectaculo.