Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Datsue realizó tras oír la respuesta de la chica una exagerada reverencia, mientras que en su rostro se dibujaba una clara sonrisa. Tras ello, solicitó a la pelirroja que cerrase los ojos y vaciase su mente de todo pensamiento, en pos de poder continuar y realizar su truco de magia. Casi parecía un requisito para poder realizarlo. La kunoichi devolvió la sonrisa, y cerró los ojos tal y como el chico había pedido.
—¿Está bien así?
Aunque, lejos de poder evitar vaciar su mente de pensamientos, era ahora cuando mas vueltas le daba al asunto. ¿De verdad se estaba fiando de Datsue? Quizás le sacaba un riñón y lo vendía en el mercado negro...
Pero, realmente tampoco destacaba por ese tipo de acciones, al menos por lo que había podido ver en él. Había veces que actuaba de buena gana, aunque fuesen pocas y bien contadas con una mano... y con una pistola apuntando a su sien. Pero oye, que lo hacía por propia voluntad pese a todo. La chica no pudo evitar mantener su sonrisa, a espera de ese "mágico beso" que prescindiría de tocar sus labios físicamente.
2/08/2017, 20:33 (Última modificación: 2/08/2017, 20:35 por Uchiha Datsue.)
—¿Está bien así?
Al Uchiha le tembló la voz al responder:
—Sí…
Se humedeció los labios con la lengua, nervioso, mientras el corazón le cabalgaba como un potrillo en celo. Estaba frente a una de las kunoichis más guapas que había conocido en su vida, y estaba a punto de besarla. Era el sueño de cualquier preadolescente con la testosterona por las nubes. ¿Qué más se podía pedir?
«La inmortalidad» se recordó, rozando con las yemas de sus dedos la nuca de ella. Aquel gesto significaba mucho más que un movimiento cariñoso: significaba su oportunidad para la juventud eterna. Y es que, tras un breve gasto de chakra, el Uchiha había dejado en ella una marca: un sello de rastreo que le permitiría encontrarla allá adónde fuera.
Zanjado el trabajo, llegaba el momento del placer. Se inclinó hacia ella lentamente, sintiendo su respiración tranquila en su piel. Su fragancia le empapó el olfato. Sintió que se mareaba levemente, mientras que los labios de ella le atraían como la miel al oso. Le llamaban. Le gritaban que se acercase todavía más. Sin poder contenerse por más tiempo, cerró los ojos, se dejó llevar y…
… la besó.
La besó con mucha suavidad al principio, atrapando su labio superior entre los de él con mucha delicadeza. Con cariño… con ternura. El truco de besarla sin tocar sus labios parecía no haber funcionado… pero, ¿era ese realmente el truco?
No, y nunca lo había sido. La técnica ultrasecreta nunca había consistido en eso, sino en precisamente generar la oportunidad para el beso. En preparar el terreno... Ahí estaba el truco. Ahí estaba la verdadera magia.
¤ Tsuiseki Fūin ¤ Sello de Rastreo - Tipo: Apoyo - Rango: B - Requisitos: Fūinjutsu 40 - Gastos: 30 CK (sello de rastreo), 15 CK (sello-brújula; impide regeneración de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales:
Un sello de rastreo es reconocido por la brújula sólo si se encuentran en la misma cuadrícula del mapa
(Fūinjutsu 50) Un sello de rastreo es reconocido por la brújula sólo si se encuentra en la misma cuadrícula del mapa o en una adyacente
(Fūinjutsu 60) Un sello de rastreo es reconocido por la brújula sólo si se encuentra en la misma cuadrícula del mapa o en dos adyacentes
(Fūinjutsu 70) Un sello de rastreo es reconocido por la brújula sólo si se encuentra en la misma cuadrícula del mapa o en tres adyacentes
- Sellos: - - Velocidad: Instantánea - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Al tocar con la palma de la mano a una persona, animal u objeto, Datsue es capaz de implantar en él un sello especial, llamado sello de rastreo, que permanecerá activo durante (Poder/10) estaciones. Este sello permanecerá invisible ante su víctima, a no ser que la brújula esté buscando su posición, momento en el que cobrará color sobre la superficie en la que se implantó, tomando la forma del Kanji del Norte (北), de unos cuatro centímetros de ancho.
Y es que este sello no tiene ningún tipo de utilidad sin el segundo tipo de sello: el sello-brújula. Datsue es capaz de implantar un sello en su propio cuerpo, en el de otro o en un objeto, con forma de brújula, cuya aguja apuntará siempre hacia un sello de rastreo. El Uchiha tiene que decidir hacia qué sello de rastreo apuntará en el momento de implantar la brújula, pudiendo elegir entre los (Inteligencia/15) últimos sellos de rastreo implantados. Sin embargo, este sello requiere de emisión constante de chakra y de una gran concentración, imposibilitándole realizar otras técnicas mientras tanto (cualquier golpe recibido rompería su concentración, deshaciendo el sello).
Se ha de remarcar que esta técnica no dispone de una clave para nada complicada. Los sellos podrán ser rotos por cualquier practicante de fūinjutsu con suficiente maestría (40, 50, 60 ó 70).
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
La chica se dejó llevar por la confianza, cerrando los ojos y manteniéndose a la espera de la magia de Datsue. Preguntó si así estaba de manera correcta para la realización de su truco, con temblorosa voz, el chico afirmó que así estaba bien. Los segundos pasaron —como años— pero pasaron, y ante la espera, un gesto del chico terminó por cumplir la misma. Éste llevó su mano tras la cabeza de la chica, la nuca concretamente, y tras ello se lanzó a besarla.
Fue un beso bastante falto de práctica, y realmente escarpado quizás debido al atroz circo que conformaba en ese momento su corazón, pero intenso. La pelirroja, lejos de separarse o intentar evadirse, lanzó su zurda en una fugaz y dulce caricia por su mejilla, que terminaría por despeinar levemente su cabellera al paso.
«No debería... no debería hacer esto... está mal...»
Pero, no podía evitarlo. Tampoco estaba hecha de piedra, era de carne y hueso, y la carne es débil...
Aunque el beso embocaba la delicadeza, la dulzura... la chica terminó mordiendo el labio interior de Datsue, no con tanta delicadeza, aunque tampoco con el propósito de arrancárselo. Tras el mordisco, terminó por soltar el mismo, y con ello alejar un poco su rostro del de su antagonista. Su mano se desprendió de la cabellera de Datsue con las mismas, y un leve suspiro acompañó la acción.
—Eres un mentiroso... —acusó sin titubear. —si que me has tocado los labios, aunque no haya sido directamente con las manos. —bromeó la chica, no pudiendo evitar morderse el labio inferior.
Quizás Datsue no era el chico perfecto, pero... la pelirroja tampoco buscaba a su príncipe azul, había dejado de lado esa idea hacía bastantes años. Aunque, de manera terca, en su cabeza golpeaba como un martillo la idea de que le sacaba demasiados años, que era como jugar con un chico...
Era malo, ¿no? Aunque quizás al chico le gustase que eso pasara...
Una corriente de electricidad recorrió su cuerpo cuando sintió que Aiko le correspondía, poniéndole la piel de gallina. Y cuando ésta le mordió, provocó una chispa en su interior que incendió la sangre que corría por sus venas, alimentando sus músculos con un fuego formado de puro delirio. Se sentía poderoso, pletórico, invencible… Sentía que podía mover una montaña con tan solo la fuerza de sus brazos. Que podía llegar al torneo y pasar de ronda en ronda con los ojos vendados y las manos anudadas tras la espalda. Y entonces…
… Aiko puso fin a su éxtasis, separándose de él.
El Uchiha se quedó callado. Jamás creyó que un beso podía sentirse tan bien. Su corazón seguía latiendo con fuerza, y una sonrisa inevitable se formó en su rostro cuando la kunoichi le acusó de mentir.
—No te mentí —se excusó, todavía acalorado, tratando de impregnar un tono inocente en su voz—. Es solo que normalmente practico mucho los trucos de magia antes de hacerlos de cara al público, y con este… Bueno, es la primera vez que lo intento.
La mano de Datsue, que había estado tras la nuca de Aiko, descendió, recorriendo toda su espalda hasta detenerse en la cintura. Luego la rodeó también con la otra mano, a la misma altura, y la atrajo hacia él. Vio que ella se mordía el labio inferior. Estaba… ¿dudando? «¿Qué haría Genji Monogatari en una situación como esta?» Muchas habían sido las historias que había leído sobre aquel genio conquista corazones, y si por algo se caracterizaba aquel hombre, eso era por ser un tipo intrépido con las mujeres. «¿Y cómo me llamo yo?»
—Aiko, yo… —tenía en la mente en blanco. Por primera vez en mucho tiempo, no sabía qué decir. Ninguna frase grandilocuente acudía a su memoria. Ningún verso de amor, de tantos que había leído, le salía al rescate. Esta vez la responsabilidad era suya. Esta vez… diría lo que verdaderamente sentía—. Me gustas —susurró, a centímetros de sus labios.
Simple, llano y directo. Quizá tendría que haber abordado mejor el tema. Quizá tendría que haberlo dicho de otra forma. Pero en aquel momento, en aquel instante, fue lo único que le salió. Era la verdad. Aiko no tan solo le atraía físicamente, sino que, cuánto más conocía de ella, más le gustaba su personalidad. Le gustaba la forma en que sonreía. Le gustaban sus bromas, su picardía, como muchas veces iba un paso por delante de él… ¿Significaba eso que estaba enamorado?
«Ni de coña», se dijo, a sí mismo. Hacía mucho tiempo que había renunciado al amor. Antes incluso de haber entrado en Uzushiogakure no sato por primera vez. Mucho antes…
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
El breve éxtasis se cortó a acción de la chica, que ni corta ni perezosa sentenció el final alejándose, aunque no de manera demasiado tosca. Se mordía el labio lascivamente, a sabiendas de que quería pero no debía, o debía pero no quería. Pero, fuere lo que fuere, no quería dar pie a mas. Ya estaba hecho, se había arriesgado a ver el truco de magia, y éste no había sido del todo sorprendente. El chico alegó que no había salido bien debido a que normalmente practicaba sus trucos de magia antes de hacerlo un centenar de veces, pero éste... era la primera vez que lo intentaba.
«Quizás no sea la primera... pero tampoco estás muy experimentado...»
Sus manos bajaron hasta la cintura de la chica, agarrándola como si fuese de su propiedad. Instó en llamar su atención, mas poco después las fuerzas le mermaron súbitamente. Su voz flaqueó al decirle que le gustaba. Acababa de insinuarsele directamente y sin pericias, ni tan siquiera había intentado ocultar su propósito.
El silencio fue rey por un instante, un instante que bien saboreó la pelirroja. A sabiendas de que eso no hacía mas que elevar la tensión del momento, la chica tan solo mantuvo su mirada en la del chico. Aún mordía su labio inferior, pero terminó de cautivar al chico dejando caer un leve suspiro. Sin mas, acercó sus labios hacia los suyo, casi parecía buscarlos en un segundo beso. Pero lejos de eso, sus labios se desviaron en el último momento, y su rostro se puso al flanco del rostro del chico, su boca quedó a la altura de la oreja del chico.
—Es normal que te guste... —susurró a su oído. —...pero no es buena idea.
Aiko lo tenía bien claro, pero... ¿por qué no hacerle sufrir un poquito?
Bajó un poco la posición de su cabeza, hasta que sus dientes alcanzaron su cuello. Mordió con suavidad, aunque no demasiada dulzura, por suerte o desgracia para el chico, terminó en un beso. Tras éste, le propinó otro pequeño y fugaz beso un poco mas arriba, llegando de nuevo casi a su oreja. Un último mordiquito en su lóbulo, un tanto mas corto que el primero.
—Recuerda que soy mucho mayor que tu... estaría aprovechándome de ti... y eso está mal, ¿no crees? —inquirió, mientras que de nuevo retomaría las distancias.
6/08/2017, 19:35 (Última modificación: 6/08/2017, 19:36 por Uchiha Datsue.)
Soltada la bomba, se produjo el silencio. Un silencio tenso, lleno de dudas y al mismo tiempo de esperanza. Esperanza porque dijese que sí. Porque dijese que a ella también le gustaba él. Pero el silencio se prolongó más de la cuenta… mucho más de lo recomendado para su corazón, que latía de forma frenética. ¿Por qué no decía nada? ¿Por qué parecía dudar, cuando, bajo el punto de vista de Datsue, era de lo más sencillo? Todo se reducía a si también le gustaba o no. No había más vuelta de hoja.
Ella suspiró, y entonces le invadió la desesperanza. Era el suspiro de quien está a punto de dar una mala noticia. Pero en ese instante, y en contra de lo que pensaba, la kunoichi se inclinó hacia él. Sus labios estaban a punto de rozarse los unos con los otros, y entonces lo entendió: aquél no había sido un suspiro de negación, sino de rendición. ¡De rendición a sus encantos! «¿Y cómo no iba a sucumbir a mi belleza? ¡Soy Datsue el Intrépido! ¡Pues claro que sí, joder!» Cerró los ojos al mismo tiempo que abría ligeramente la boca y…
… Aiko le quitó la miel de los labios antes siquiera de que pudiese saborearla. Como una consumada serpiente, zigzagueó en el último momento para evitar sus labios y dirigirse al cuello, el punto débil de toda presa.
—Es normal que te guste... —susurró a su oído—...pero no es buena idea.
Decepción. Eso fue lo que sintió. Una tremenda decepción que superaba incluso a la producida cuando descubría que le habían estafado, lo cual era mucho decir. Pero Aiko no estaba conforme con aquello. Todavía quería jugar más con él…
… y apretó los dientes contra su cuello, para finalmente convertirlo en un beso. El Uchiha se estremeció, sorprendido de que aquella simple acción le provocase tanto placer. Ella siguió subiendo por su cuello, rozándole con sus labios y el aire de su pausada respiración, provocándole un agradable hormigueo en la piel. En tan solo unos segundos, Aiko le estaba descubriendo un nuevo mundo de sensaciones que no creía que existían. Pero como antes, volvió a quitarle la miel de los labios. Aquella vez fue todavía más cruel, porque en aquella ocasión le había dado tiempo a paladear su sabor dulzón.
—Recuerda que soy mucho mayor que tu... estaría aprovechándome de ti... y eso está mal, ¿no crees? —inquirió, retomando las distancias.
—No —dijo, con voz rotunda. Ni siquiera necesitaba pensarlo para responder. ¿Cómo podía considerar aquello como malo? No, lo que de verdad estaba mal eran otras cosas, como los impuestos abusivos que la Uzukage cobraba a sus ninjas por cada misión. La mitad de la recompensa por sentarse en una silla y firmar pergaminos. Eso sí estaba mal. O el sinsentido de acuerdo que tenían las tiendas de todo el continente para vender las armas al mismo precio, matando la competencia, matando la diversidad… Pero, ¿aquello? Aquello estaba muy lejos de definirse como tal—. ¿Sabes lo que verdaderamente creo que estaría mal? Que tú y yo nos preocupásemos por lo moralmente aceptado —soltó, con gran convicción en el tono de su voz—. Al cuerno con la edad. Al cuerno con que seamos de Villas distintas. Tú y yo somos dos almas libres. Somos jóvenes… en espíritu. Ya habrá tiempo para preocuparnos de esas cosas cuando seamos de mayor rango. Ahora solo somos gennins… ¡disfrutemos mientras podamos del momento! Quién sabe lo que podría pasar en nada. Estamos en un torneo, al fin y al cabo. Un movimiento mal medido… un ataque demasiado fuerte… y quizá tú no, pero yo podría acabar bajo un hoyo. Raro sería que no se produjese ningún accidente del estilo a lo largo de las rondas… Así que, no. No me parece que esté mal, sino todo lo contrario.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
7/08/2017, 17:10 (Última modificación: 7/08/2017, 17:11 por Aiko.)
Tras haber evadido el beso como una diestra víbora, la chica mordió y mesó el cuello del chico en tres ocasiones, haciendo que éste se estremeciese. Al llegar a su oído y decirle que realmente no era buena idea continuar, éste permaneció por un instante en silencio, el instante en que la chica volvió a retomar las distancias que buenamente podía mantener —rodeada por los brazos del chico— siendo que Datsue no parecía querer dejarla escapar.
Sin embargo, el chico no tardó apenas en contestar qué opinaba al respecto. No, inquirió sereno y abrupto. No tardó en argumentar sus razones, empezando con mandar al cuerno la diferencia de edad, y no en menor medida a la diferencia de aldeas. Eran almas libres, jóvenes en espíritu, y ya habría tiempo para preocuparse de minucias cuando tuviesen mayor rango. En cualquier momento podía morir, y quería disfrutar el momento como y cuando quisiera.
«Leñes... no ha entendido nada...»
La chica se mordió el labio lasciva, y tuvo que desviar la mirada hacia un lateral. No pudo aguantar mucho mas, y terminó por soltar un nuevo suspiro, aunque en ésta ocasión quizás algo mas tendido que el anterior. No tardó en buscar de nuevo la mirada del chico, e hincar sus ojos en los suyos.
Sin mediar palabra, pasó su brazo izquierdo tras su nuca, y terminó con su mano casi a la altura de su coronilla. Su diestra también se movió al mismo tiempo, pero ésta fue a parar al brazo del chico, y lo bajó con descaro hasta topar con sus nalgas. En ese preciso instante, la pelirroja acercó el rostro del chico hacia el suyo con su zurda, y volvió a besarle en los labios, con un fugaz y efímero acto. Se despegó casi tan rápido como se había acercado, dando el espacio suficiente para volver al ataque. En ésta ocasión, le propinó un beso en la comisura del labio, y terminó por morderle el labio inferior. Tiró de éste, no con demasiada fuerza, y soltó de nuevo para retomar apenas distancia de su rostro.
—Me refería a que me voy a aprovechar de ti... —advirtió la chica.
Pasó su diestra —ahora libre— por detrás de la espalda del chico, tomándolo por completo bajo su posesión. Se relamió los labios, y volvió a morderse el labio inferior.
Aiko no respondió con palabras, sino con actos: tomó la mano del Uchiha —situada estratégicamente en la cintura, ni muy arriba ni muy abajo—, ante la mirada interrogativa del chico, y la arrastró hacia abajo, deslizándola por toda su espalda… hasta que ésta dejaba de considerarse como tal.
Un súbito rubor tiñó las mejillas del shinobi al sentir blando, mientras que su corazón empezaba a latir con más fuerza si cabe. Suspiró, o lo hubiese hecho, de no pasar Aiko nuevamente al ataque. Otro beso envolvió sus labios con los de ella. Un beso tan húmedo como efímero, pero que vino acompañado de un segundo que terminaría por arrebatarle el poco aliento que le quedaba, mientras el Uchiha bajaba la otra mano para que estuviese a la par de la otra, apretándola contra él…
Al final, pasó lo inevitable, y el Uchiha empezó a sentir el pantalón demasiado apretado…
—Me refería a que me voy a aprovechar de ti... —advirtió ella.
«Por Shiona, en paz descanse… ¡Aprovéchate todo lo que tú quieras!»
—¿Aún eres virgen?
¡Bam! Directa y al grano, como todos los Amerienses. El Uchiha trató de aparentar calma y seguridad, como se esperaba de un chico con las confianzas por las nubes. ¿La realidad? Hubiese preferido hacer una misión de rango S antes de tener que responder a aquella pregunta, porque la respuesta, claro estaba, era afirmativa.
Tragó saliva.
—Sí —Cuando se tenía miedo de responder a algo, lo mejor era hacerlo cuanto antes y quitarse aquel peso de encima—. Un dolor que me persigue cada noche y no me permite dormir… —añadió, con voz exageradamente dolida. Luego, despegó la mirada de sus ojos por un segundo para mirar a un lado y a otro—. Oye… —le temblaba la voz de la emoción—. ¿Por qué no seguimos esta interesante conversación en Nishinoya? —el complejo de Dojos ya se podía ver desde allí—. Aquí empieza a refrescar —mintió, sin pudor—, y me gustaría ver vuestras instalaciones y… —carraspeó—, las habitaciones. ¿También os pusieron un colchón de plumas como a nosotros?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
La pelirroja notó como Datsue, sin requisito mayor, bajó su otra mano hasta estar a la altura de la contigua. Éste apretó de ambas nalgas, acercando súbitamente a la chica hacia éste, aunque cual buena víbora, ésta mantenía la parte superior del torso algo alejada del chico, evitando así que éste pudiese besarla mas que cuando ella así lo decidiese. Mantenía la tensión, y controlaba en absoluto la situación, por mas que hubiese dejado al chico tomarla.
Aiko lanzó la directa, directa al corazón del chico. La kunoichi no esperaba un certero acierto, creía que algo habría experimentado... pero no, había dado de lleno. El chico tragó saliva, y afirmó serlo. Eso sí, le puso un tono melodramático que ni en una obra de teatro. Exageró tanto, que casi, casi... casi parecía una de sus típicas trolas. Pero, ciertamente le gustaba su manera de mentirle. La mayoría de veces se le podía pillar, y el resto de veces, podía disfrutar de su imaginación.
—Mmmm... ya veo.
Datsue no tardó en reclamar la atención de la chica, y reclamar que podían seguir la interesante conversación en los hospedajes de Amegakure. Según decía, ya empezaba a refrescar, y además quería ver las instalaciones, así como las habitaciones. Hasta, en mitad de su trama preguntó si a ellos también les habían puesto colchones de plumas, como a ellos.
—Bueno, la única pega que veo es... que está dividido en alojamientos masculinos, y femeninos. No está permitido para el otro sexo entrar en la parte contigua a la suya, mucho menos para alguien que no es de Ame... —informó la chica, mientras desviaba la mirada hacia los alojamientos.
»Que suerte que sepas usar el henge, ¿verdad?
No hacía falta que dijese mucho mas, las palabras sobraban. La chica se deshizo en un millar de papeles, evadiendo el abrazo de oso por parte de Datsue a sus nalgas, y volvió a recomponerse apenas un metro a su flanco. Se mordía el labio de nuevo, pensando en cuanto podía jugar con el chico...
—Venga, vamos. —inquirió, para tras ello darse la vuelta y comenzar a recortar las distancias hacia el alojamiento.
—Bueno, la única pega que veo es... que está dividido en alojamientos masculinos, y femeninos. No está permitido para el otro sexo entrar en la parte contigua a la suya, mucho menos para alguien que no es de Ame...
—…
—Que suerte que sepas usar el henge, ¿verdad?
—¡Me quitaste la palabra de la boca! —exclamó, pletórico—. El jutsu más útil de toda la historia ninja, con diferencia.
Tan feliz por cómo se estaban dando las cosas, el Uchiha se inclinó para, esta vez, ser él quien iniciase el beso. Pero justo cuando sus labios se estaban a punto de tocar, la kunoichi se descompuso en un millar de papeles, evadiendo su beso con un movimiento que, años más tarde, el Uchiha describiría como la Técnica de la Cobra Definitiva.
Suspiró. Estaba empezando a descubrir que en aquella relación —fuese en lo que fuese que se convertiría—, ella sería la que llevase la voz cantante. Una pequeña sonrisa se le formó de manera inconsciente en el rostro. De cierto modo… no le disgustaba.
—Eres cruel, ¿lo sabías? —dijo, en tono de broma—. En el País de la Espiral no conocí esa faceta tuya…
Luego, empezó a caminar hacia Nishinoya, mientras miles de cosas le pasaban por la cabeza. ¿De verdad iban a llegar a…? Un súbito rubor se adueñó —por enésima vez en aquel día— de sus mejillas. Estaba nervioso. Estaba más nervioso de lo que nunca recordaba haber estado. Solo el simple hecho de decidirse a cogerle la mano a Aiko le llevó una eternidad. Al final, decidió que debía hacerlo, y así lo hizo ante la primera oportunidad que se le presentó, cuando los dorsos de ambas manos se rozaron.
Cuando los dos estaban llegando, el Uchiha hizo un alto.
—Bien, creo que mejor hacer esto cuanto antes… —formuló los sellos del Henge no jutsu mientras despejaba su mente con cualquier cosa que no fuese la mujer en la que se quería transformar, y entonces…
¡Pluf! La figura y rostro de Datsue —además de su vestimenta y cabello—, pasó a ser la viva imagen de Sakamoto Noemi, una compañera de Aldea con la que había compartido una misión… «y cama», se encargó de recordarle su cerebro. La única diferencia, era que ahora tenía una bandana ninja con el símbolo de Amegakure colgada al cuello, justo encima de un escote prominente. Tenía una larga cabellera rubia, de ojos azules y piel blanca como la leche.
—¿Y bien? ¿Qué tal me ves? —preguntó, con ese tono de superioridad que tanto caracterizaba a la Sakamoto. «Solo me falta el peine...»
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Aiko se burló un poco del chico, haciéndole pensar por un breve instante que era imposible para él entrar en su alojamiento. Pero, no tardó en quitarle las penas alegando que con el uso del henge podía disfrazarse y entrar. Éste, satisfecho y pletórico, anunció el jutsu como uno de los mejores jutsus inventados jamás, con gran diferencia. Razón no le faltaba, aunque por desgracia la chica no era capaz de dominarlo aún. Debía, sin duda alguna, esforzarse en dominar esa técnica en cuanto tuviese algo de tiempo...
La chica evadió un intento de beso al deshacerse en papeles. Tras rehacerse, el chico la acusó con tono burlón de ser cruel. Además, añadió que en el país de la espiral no había llegado a conocer esa faceta suya. Por suerte o desgracia para él, no era solo cosa de que habían cambiado a la fuerza su manera de ver las cosas, era capaz de olvidar años de vida en tan solo días... su carácter podía cambiar de un día a otro de una manera abisal.
La chica suspiró levemente, y sonrió. —No sabes cuán cruel soy... —sentenció con una broma, sacando la lengua en una ligera mueca.
Ambos marcharon hacia los aposentos, y en mitad del camino, éste llegó a agarrar la mano de la chica. La kunoichi no quiso hacer un cuento de la acción, no le dio mayor importancia... «Que mono...» Pensó, continuando su marcha. Caminaron y caminaron, hasta que las distancias al alojamiento fueron realmente cortas. En ese instante, el chico paró y soltó su mano. Advirtió que era hacer eso cuanto antes, y se puso manos a la obra. Realizó una secuencia de sellos, y una leve cortina de humo cubrió su posición.
Tras la cortina de humo, apareció una chica rubia de piel pálida como la nieve, con unos ojos celestes y un escote realmente pronunciado. Sus exuberantes cuervas relucían en una figura realmente seductora, una figura que realmente llegaba hasta a gustarle...
Fue entonces que Datsue preguntó qué tal se veía. La pelirroja ando un poco a su alrededor, observando de arriba a abajo la figura de la chica, con lujo de detalle. No pudo evitar relamerse, e incluso morderse el labio... realmente estaba suculenta.
—Casi prefiero a ésta chica que al chico... —confesó, con un tono que casi parecía burla.
»Bueno, ¿continuamos?
Si no había impedimento, continuaría caminando hasta topar con la puerta de su alojamiento; una vez atravesado el gran jardín, pasada la fuente de las carpas, y llegado a su edificio.
—Anda ya… —respondió, también de guasa, haciendo un ademán. Luego se dio cuenta de la forma en la que le estaba mirando Aiko y arrugó el ceño:—. ¿En serio? —preguntó, con tono preocupado.
Más adelante, ambos ninjas llegaron hasta el jardín del pequeño complejo de dojos, donde había distribuidos varios bancos para sentarse y una fuente con peces koi. Una vista bonita, pero no la vista que el Uchiha quería tener en aquel momento ante sus ojos, ni mucho menos…
Poco después, Aiko le guio hasta el edificio de la derecha. Un dojo de lo más tradicional, con puertas corredera que dejaban traspasar la luz del interior y suelo de madera. Apenas se encontraron a nadie por el camino, ni nadie pareció quererles impedir el paso. La infiltración de Datsue se estaba realizando con éxito, y el Uchiha pensó que, de haber sido una misión real, aquello le estaba saliendo de perlas.
Recorrieron un pasillo muy largo, en el que daba cabida a al menos una docena de habitaciones, y finalmente se detuvieron en la última a la izquierda.
—¿Esta es? —preguntó, impaciente por entrar.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Datsue, o la chica en que éste se había transformado, devolvió la coña que la pelirroja había soltado con el mismo tono burlesco. Pero, no tardó en darse cuenta de la picardía con que la miraba. Con un tono algo mas preocupado, el chico preguntó si hablaba en serio. La kunoichi de Ame no tardó en reír, ciertamente no podía decirle que una parte de ella realmente sentía algo...
—No sé si alguna vez lo he hecho con una chica... pero deberás admitirme, que hay chicas que están hechas con una parte del mismo edén. —contestó.
»Lo malo es aguantarlas...
Avanzaron pues por el jardín, y atravesaron todo leve impedimento hasta llegar al edificio. Avanzaron por el tradicional pasillo del tradicional edificio con sus tradicionales habitaciones, todo ello de manera muy tradicional; agarrando de la mano a la chica tan hermosa que le acompañaba.
Al final del mismo pasillo, pararon en la última habitación, tomando la izquierda como referencia. Datsue no tardó en preguntar si era esa, pareciendo algo ansioso. No sabía lo que le esperaba...
—Así es, ésta es mi habitación.
La chica abrió la puerta corrediza, y desveló una habitación de lo mas sencilla. Se trataba de un salón-dormitorio sin mobiliario apenas, con un escritorio al final donde habían numerosos pergaminos y tintas. Había algunos cuadros de paisajes en las paredes, y una terraza cuyo acceso estaba vetado por otra puerta corredera. La sala era de color blanco, sobre un suelo verdoso bien relajante. En el centro de la sala, un futón de detalles florales bien amplio, y al extremo derecho una puerta. Ésta última mencionada daba a un baño y un pequeño vestidor. El vestidor era apenas un metro cuadrado de sala, donde numerosas perchas dejaban espacio para guardar las ropas que traía. El baño era de porcelana blanca, sobre baldosas verdes que recubrían casi todo. Un gran plato de ducha, enorme, y un lavadero e inodoro de lo mas común.
Tras entrar, la chica cerraría la puerta tras de si. —Bueno, ya hemos llegado.
»Como en tu casa, ¿vale?
La kunoichi se desabrochó la hombrera, la cual acomodaba ese brazo metálico que casi siempre blandía. En apenas un segundo, lo dejó caer hacia un lado, ya estorbaba. Se deshizo también del otro guantelete de metal, y lo depositó al lado del otro. Por último, canalizó una parte de su chakra en su pierna derecha, dando a su mas preciado legado la apariencia de su propia piel, y adheriéndola a ella. Tras ello, se descalzó.
Voy a darme una duchita. —anunció a su invitado. —Si quieres, puedes acompañarme... o si no, puedes ponerte mas cómodo.
Tomó la camiseta por la parte mas baja, y entrecruzando los brazos hacia arriba, terminó por desvelar su torso. Un sujetador de encaje negro resguardaba aún sus virtudes, sus abundantes virtudes. Sin mas, dejó caer la camiseta junto al resto de sus pertenencias, y tomó camino hacia la ducha.
Datsue sonrió, prediciendo el comienzo de una broma. Luego vio que lo decía en serio, y la sonrisa le desapareció tan pronto como le vino.
—…pero deberás admitirme, que hay chicas que están hechas con una parte del mismo edén. Lo malo es aguantarlas...
En esa ocasión sí que no pudo evitar reírse, soltando una carcajada que jamás había oído de la boca de la propia Noemi.
—Pues con esta chica que tienes ahora frente a tus ojos… eso es misión imposible.
Más tarde, cuando al fin llegaron a la habitación de Aiko, el Uchiha deshizo el Henge recobrando su apariencia original. Aiko le pidió que hiciese como si estuviese en su casa, y Datsue no pudo evitar sonreírse. « Créeme. No quieres eso. Tienes la habitación demasiado ordenada»
Pero sus pensamientos pronto se vieron interrumpidos por las acciones de Aiko, que ni corta ni perezosa empezó a desprenderse de prendas innecesarias. «¡La bota!», recordó de pronto. Pero nada parecía haber en el pie de ella al descalzarse.
—Voy a darme una duchita. —anunció a su invitado. —Si quieres, puedes acompañarme... o si no, puedes ponerte mas cómodo.
Un rubor intenso afloró en sus mejillas, mientras el latido de su corazón retumbaba en sus tímpanos. A un lado: la bota, donde quizá en su interior se encontrase el secreto de la inmortalidad. Al otro…
«¡Madre del amor hermoso…!»
Aiko acababa de quitarse la camisa, desnuda de torso para arriba si no fuese por el sujetador que a duras penas podía contener sus virtudes. Tuvo que taponarse la nariz para evitar que un chorro de sangre saliese disparado en el acto, de suerte que ella ya se encontraba de espaldas.
—P-pues la verdad —dijo, con voz temblorosa. Si alguna vez había tenido dudas, ahora la elección era clara como el agua—. No me vendría mal una duchita, no. Esta mañana tuve un entrenamiento agotador…
Tiró las sandalias por el suelo con un movimiento de pies, y su camisa salió volando por los aires tras quitársela con una mano. Entonces se arrepintió de no haber realmente entrenado como había asegurado. Ni aquel día, ni muchos otros que se había pasado haciendo el vago. No por llegar fuera de forma al torneo, o por no cumplir su deber como shinobi, sino por no poder marcar abdominales como en aquel momento le gustaría. « Joder, si fuese constante como Akame… Tengo que ponerme ya en serio con los entrenamientos matutinos»
Lentamente, más nervioso que un Kusareño en misión, empezó a quitar el nudo del pantalón…
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
La chica, que anunció que se dirigía a la ducha apenas recorrido la mitad del camino, preguntó al Uchiha si prefería ponerse mas cómodo o bien acompañarla en la ducha. Éste apenas tuvo que pensar, aunque las palabras no viajaban tan rápidas como sus pensamientos. Éste se vio seducido por la idea de darse un baño con la pelirroja, achacando su voluntad de hacerlo a que había hecho un duro entrenamiento esa misma mañana. Cierto o no, era una excusa para seguir los pasos de la kunoichi.
Una prenda arrojada por parte del chico sonó en la habitación contigua. La chica se hizo la interesante, y no volvió la vista hacia detrás. En el camino, se desabrochó el sujetador con suma facilidad, haciendo ésto con la mano diestra tan solo. Sacó un brazo, y tras ello el otro. Para cuando había terminado de hacerlo, ya se encontraba en el mismo baño. La chica no reparó en lanzarlo al bidé, por lanzarlo a algún lado. Deslizó ambas manos por su cuello, llegando a la cabellera, y la agitó un poco, desmelenándose ligeramente.
Poco después, la chica se desabrochó la falda, y la dejó deslizar por sus piernas hasta que ésta topó con el suelo. En la misma acción, ésta se había deshecho de las braguitas. Se agachó, consciente de que Datsue vería semejante panorama, y sin flexionar las piernas tomó las prendas que había depositado en el suelo.
Su hermosa figura sin duda sacaría mas que un ligero o intenso rubor en sus mejillas, no era para menos...
sacó un pié, y después el otro de la prenda, y terminó por erguirse y retomar una posición menos provocativa. Sin mas, dejó caer las prendas junto a la anterior, mirando con el rabillo del ojos la reacción del pobre jovenzuelo. Sin duda alguna, iba a disfrutar torturándole, mucho.
Avanzó, y abrió el grifo del agua caliente. Se encontraba totalmente desnuda frente al chico, aunque no le había dado un vistazo directo en todo el trayecto, e incluso en éste momento. Sin pensarlo dos veces, se metió en el reguero de agua que caía disperso desde la boca de la manguera, la cuál colgaba a una buena altura. Una vez dentro, se giró, mordiendose el labio inferior. Alzó la mano diestra, estirando totalmente el brazo, e indicó con su indice con un gesto para nada complicado que se le acercase.
Las palabras sobraban... ¿Sería su hermoso cuerpo suficiente para que al pobre chico le diese un soponcio?
Sus curvas era realmente pronunciadas, sus pecho mostraban una aureola rosada y una firmeza envidiable... ¡Que viniese Newton a decirle acerca de la gravedad! ¡JÁ! Su perfecto cuerpo estaba casi inmaculado, salvo por esa gran cantidad de tatuajes. Bajando la mirada, y siendo éste posiblemente uno de los tesoros mas valorados en todo Oniido, un rasurado pubis que nada tenía que envidiar al mismo edén.
Todo ésto humedecido, acrecentaba suculentamente la belleza de la chica... ¿había acaso una mejor vista que esa?