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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Ayame esbozó una sonrisa de medio lado e inclinó el cuerpo en una reverencia.

Tus deseos son órdenes para mí —respondió, burlona—. Agárrate a mí.


Mimimi. —Daruu se acercó y puso su mano en la cabeza de Ayame cómicamente—. Vamos, taponcete.


· · ·


¡PLAS!

Aunque desde luego Ayame había tenido peor suerte que él, Daruu cayó de boca al suelo. Menos mal que se lo esperaba y se había tapado la cara, o ahora tendría una nariz rota.

Tienes que practicarlo más, sí... —le reconoció a Ayame, y se sacudió el polvo de la ropa—. En fin, será mejor que descansemos hasta el Tsuchiyoubi, ¿no? Recuperemos fuerzas.
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Tienes que practicarlo más, sí... —reconoció Daruu, que había caído de cara contra el suelo. El chico se levantó y se sacudió el polvo de la ropa—. En fin, será mejor que descansemos hasta el Tsuchiyoubi, ¿no? Recuperemos fuerzas.

Sí, tienes razón... —concedió Ayame, levantándose también y dejando las nuevas armas cuidadosamente guardadas junto al resto de su arsenal antes de dirigirse hacia el cuarto de baño con toda la intención de darse una buena ducha.



. . .



Y cuando llegó el Tsuchiyobi, los dos shinobi se pusieron en marcha. Ni siquiera había amanecido cuando abandonaron la Bruma Negra y tomaron de nuevo las calles de Shinogi-To hacia el este, hacia los muros tras los que, según la información que habían recibido, deberían estar los campos de trigo donde se produciría la tan esperada reunión. La intención era bien clara: llegar antes que las Náyades y desplegar su plan de acción.

Ayame, inusualmente sombría, iba armada con su armamento habitual además de lo que había tomado prestado del Arsenal de Amegakure. En completo silencio, la kunoichi avanzaba junto a su compañero meditando bien lo que estaban a punto de hacer.

No podían permitirse un solo error más. Sus vidas dependían de ello.
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Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

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Dos días. Habían sido dos días en los que Ayame y Daruu estuvieron dando tumbos, de aquí y allá. Asentando las bases de sus próximos movimientos y planificando, algo en lo que no habían estado invirtiendo demasiada cabeza durante las etapas más tempranas de aquella misión. Se había sentido como una eternidad, pero al final, allí estaba: el Tsuchiyobi. Acechándoles con las primeras luminarias de la mañana, tenues rayos de un sol marchito que apenas asomaba la cabeza tras las enormes montañas heladas de Yukio, y que aún no había traído consigo el amanecer. Las gotas vespertinas acompañaron a los ninjas al son de una madrugada absurdamente insulsa para Shinogi-To. Oscura, fría, con un viento apaciguado que lejos de soplar fuerte apenas susurraba. Como augurando un terrible desenlace. Uno que, con cada paso que daban hacia el Este de la ciudad, estaba más cerca de acontecer finalmente.

Abandonar los muros de la Capital, a través de una de las entradas de aquél punto cardinal; también les resultaría ligeramente agobiante. Cruzaron el puente, ante el escrutinio de dos guardias somnolientos, y continuaron rumbo hacia los lejanos campos de trigo cuyas amplias hectáreas de plantaciones empezaban a tomar vida a no menos de un kilómetros, aproximadamente, de los pedruscos murales que envolvían como una fortaleza de ébano a la morada del Señor Feudal de la Tormenta.

La nimia claridad que había a las cuatro y media de la mañana apenas les permitía a los jóvenes tener un panorama demasiado preciso, pero era suficiente. A simple vista, las plantaciones de trigo candeal se extendían a través de al menos cinco grandes hectáreas, aunque sólo dos de ellas tenían arados sendos caminos de tierra infértil que se cruzaban unos a los otros de manera transversal para permitir el paso de los locales a la hora de recoger los cultivos. De cerca, las grandes varas de nutridas espigas se alzaban férreas ante el inclemente clima, y no parecían claudicar ni al viento, ni a la lluvia. Más bien, se nutrían de estos elementos como ninguna otra semilla.

Si algo quedaba claro con la inspección inicial del susodicho punto de encuentro, es que se trataba de un lugar bastante idóneo para llevar a cabo una reunión peligrosa y clandestina. El mismo trigo cubría en altura las lejanas puertas de la ciudad, la lluvia era de por sí un estruendo lo suficientemente fuerte como para que cualquier altercado pasase totalmente desapercibido, y la hora, desde luego, fortalecía más aún esos dos detalles.
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Daruu, encapuchado para no empaparse con el torrente de agua que caía, furioso, sobre sus preocupadas cabezas de shinobi, pisó el campo de trigo y sopesó cual sería el lugar exacto donde él convocaría una reunión si quisiese que fuera discreta. Registrando cuidadosamente los cultivos se dio cuenta de que había un lugar donde se erigían tan alto como para, al menos, bloquear totalmente la vista hacia las puertas de Shinogi-To. Si no era aquél el lugar en el que se iban a reunir, al menos era una hipótesis bastante acertada, Daruu estaba seguro.

Levantó el pie y lo bajó un par de veces, y los dedos se le mojaron. Húmedo. Suficientemente húmedo. Sólo hizo falta que Ayame y él se miraran y que el muchacho asintiera en silencio. Lo habían hablado de sobra. El muchacho se situó cerca del borde de los campos, del lado que llevaba a la puerta de la ciudad, y utilizando una técnica de camuflaje muy básica pero tremendamente efectiva en un entorno encharcado y con lluvia torrencial, se convirtió en una simple y pequeña parte de un gran terreno encharcado.

Ahora sólo quedaba esperar.


¤ Suiton: Mizugakure no Jutsu
¤ Elemento Agua: Técnica del Escondite en el Agua
- Tipo: Apoyo
- Rango: C
- Requisitos: Suiton 15
- Gastos: 14 CK (divide regeneración del chakra)
- Daños: -
- Efectos adicionales: -
- Sellos: Carnero
- Velocidad: Muy rápida
- Alcance y dimensiones: -
El usuario se mezcla con una superficie de agua para no ser detectado por el enemigo, tenderle una emboscada o pasar desapercibido. Esta treta puede utilizarse incluso en pequeños charcos de agua, siempre y cuando sean lo suficientemente grandes como el ancho del cuerpo del ejecutor. Mientras el usuario está oculto no puede desplazarse, pero puede ser consciente de lo que sucede a su alrededor mediante el oído y otros sentidos. Sin coste alguno, puede hacer surgir su cabeza hasta la altura de los ojos para observar lo que ocurre. El usuario de la técnica obtiene el oxígeno necesario para respirar de la superficie. Esto también significa que su cuerpo permanece oculto inmediatamente bajo la superficie a pesar de estar escondido en una gran masa de agua, por lo que cualquier ataque en su dirección puede dañarlo y desactivar el jutsu.
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Atravesaron las puertas de salida sin mayores dificultades. Él, encapuchado para protegerse de la lluvia; ella, regodeándose en la bendición de Amenokami y suplicando su protección. Y al fin llegaron a los interminables campos de trigo, cuyas espigas se alzaban como lanzas afiladas hacia un cielo que aún no había despertado.

Daruu se colocó cerca del borde de uno de los campos, pero Ayame prefirió ir más allá, más cerca de los dos caminos que se cruzaban entre sí. No abandondonó la cobertura de las espigas, Sin embargo y, tras dirigirle una última mirada de soslayo a su compañero, hizo lo que mejor se le daba hacer: diluyó su cuerpo y se dejó reposar sobre el suelo. Un charco más en una tierra siempre bañada por Amenokami.

Ahora sólo quedaba esperar. Las cinco era la hora acordada de la reunión. ¿Acudirían las Náyades o ya se habrían enterado de la desafortunada desaparición de su valioso compinche?


¤ Suika no Jutsu
¤ Técnica de la Hidratación
- Tipo: Apoyo
- Rango: A
- Requisitos: Hōzuki 10
- Gastos:
  • 0'4 * daño a bloquear CK (mínimo 6)
  • 6 CK para otros usos (divide regen. de chakra) (ver descripción)
- Daños: -
- Efectos adicionales:
  • Convierte el cuerpo del usuario en agua líquida para otorgarle ciertas características (ver descripción).
  • (Hōzuki 10) Permite reducir el daño por Taijutsu, armas y otros golpes físicos hasta en un 25%.
  • (Hōzuki 25) Permite reducir el daño por Taijutsu, armas y otros golpes físicos hasta en un 50%, y además, el daño de técnicas hasta en un 20%.
  • (Hōzuki 60) Permite reducir el daño por Taijutsu, armas y otros golpes físicos hasta en un 100%, y además, el daño de técnicas hasta en un 30%.
- Sellos: -
- Velocidad: Instantánea
- Alcance y dimensiones: -
Técnica insignia del clan Hōzuki. Los miembros del clan son capaces de licuar cualquier parte de su cuerpo, desde un simple pelo hasta convertirse por completo en agua. Esto les permite reducir el daño de ataques físicos enemigos, evitar heridas mortales, infiltrarse en una estructura o mezclarse con una superficie acuática para lanzar un ataque sorpresa. De esta técnica se derivan muchas otras, fruto de la capacidad del Hōzuki para modificar cualquier parte de su cuerpo a voluntad. Cuando un usuario de la técnica se desmaya mientras la utiliza, se transforma en una especie de masa gelatinosa.

El jutsu es muy versátil, no obstante, tiene dos grandes puntos débiles: el primero es que el usuario debe ser capaz de prevenir que va a recibir un golpe para absorberlo, o transformarse nada más recibirlo, por lo que queda vulnerable a ataques a los que no pueda reaccionar (de sigilo y por la espalda). El segundo es que si una técnica de Raiton impacta en el usuario mientras está utilizando esta o cualquier técnica que requiera el Suika como requisito, éste recibirá un 50% más de daño por parte de dicha técnica.

El uso de soporte no puede utilizarse para esquivar un ataque en el momento en el que se lo lanzan al usuario.
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—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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Amenokami estaría orgulloso, de ver cómo sus hijos de fungían con sus eternas lágrimas, que bendecían las semillas y hacía crecer los cultivos. De cómo abrazaban el agua como suyas, convirtiéndose en unos con ella, y camuflándose como sólo un buen shinobi sabe hacer. Inteligente, eso de aprovechar el aspecto natural más común en la Tormenta, y que por ello, a veces es ignorado como simplemente un asunto cotidiano.

Media hora. Ni un minuto más ni un minuto menos. Media hora tuvieron que esperar para divisar, allá en dos posiciones distintas, la endeble figura de algo aproximándose. Daruu, astutamente camuflado en el extremo de un trozo de campo donde aún tenía cierta visibilidad de la lejana muralla medieval, fue el primero en entender quién se aproximaba. Era una mujer, de un aspecto familiar. Era Nioka quien no avanzaba sola, como habría cabido esperar. A su lado, dos caballeros —Daruu supo inmediatamente que eran lo mismos "pescadores" que fumaban un pitillo allá en las cercanías de la taberna de las Náyades—. la custodiaban muy de cerca. Aunque daba la sensación de que ella podía protegerse a sí misma, y que aquellos tipos no eran más que perros, o mulas de carga. Había un cuarto integrante, no obstante, y a ese el Amedama no lo conocía. Tenía un aspecto arisco y desaliñado, que intentaba ocultar con ropajes caros, y joyas. Una vestimenta muy similar a la del mafioso que Ayame se había cargado días atrás. Éste tenía el cabello corto, como una pelusa puntiaguda que le cubría todo el cráneo como si fuese un tatuaje, y cuyas patillas se extendían perfiladas hacia una barba estilizada en jirones de pelo arremolinado.

Cubiertos por capas oscuras de lluvia, caminaron con paso decidido y totalmente seguros de su entorno hacia una posición cercana a la guardiana. El cuarto hombre abrió un ostentoso paraguas y se detuvo en la mitad del primer cruce de tierra.

Ayame, por otro lado, mucho más cerca de los caminos que se perdían en los rocosos caminos que llevaban hacia las llanuras de la Tempestad Eterna; percibió algo totalmente diferente. Un carruaje tirado a caballo atravesando la bruma. Lo conducía un viejo apabullado de harapos y un enorme sombrero que le cubría de la lluvia.

No deberíamos haber venido. No sin Ooyu.

Cállate, imbécil. ¿Acaso no os pagamos lo suficiente? qué cojones me importa en dónde se ha metido ese puerco.

Es que no lo entiendes, ¡joder! ¡yo soy el irresponsable en esta sociedad! Ooyu nunca habría faltado, él es quien maneja el negocio. Y si desaparece, siempre avisa. Sus empleados están locos buscándolo. Yo mismo me rompí la cabeza dos días tratando de encontrarlo, pero no hay rastro. ¿No lo entiendes? ¡NADA! —se frotó la cara. No sabía cómo, pero estaba sudando como un puerco, y no hacía sino un frío de mierda—. creo que le ha pasado algo malo.

El carruaje, mientras tanto, se acercaba. Más y más.
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Oculto en su escondite acuático, Daruu comenzó a impacientarse. Ni su madre, Amedama Kiroe, experta ex-miembro del cuerpo de inteligencia, ni su sensei, Kori, que sabía mantenerse frío bajo cualquier circunstancias, habría tenido problemas. Pero él tenía que estar a sus alturas, él era un chuunin, pronto sería jounin y quién sabe qué más. Él debía llegar a lo más alto. Tenía que dar ejemplo.

Allí, nada le impediría ser la chispa que prende la mecha. Se había preparado a conciencia para ello.

Tras una larga espera, que a pesar de ser de minutos le pareció de horas, atisbó en la lejanía una comitiva más numerosa de lo previsto. Demasiado, a primer golpe de ojo. La silueta de Nioka le resultó inconfundible. A otros dos ya los conocía: los pescaderos de mierda de aquél barrio de mala muerte. El último era igualito a Watanabe Ooyu, aunque algo menos parecido a un cerdo.

Pasaron a su lado y continuaron hacia la mitad del cruce, entre él y Ayame. Por el momento, Daruu se decidió por esperar, pese a lo poco halagueño de la conversación. Tenían un plan, pero el instante de ejecución debía ser en el momento preciso, y era una poderosa oportunidad para enterarse de algo más.

Ya habían pecado de imprudentes. Si debían pecar de algo ahora, que fuese de pacientes. No obstante, utilizando toda su maestría, Daruu trató de acercarse auspiciado por los juncos y por la lluvia, sabiéndose bien resguardado. Sin, por supuesto, atreverse a cruzar un umbral que permitiese que fuese detectado y siempre a las espaldas de sus víctimas.


¤ Suiton: Mizugakure no Jutsu
¤ Elemento Agua: Técnica del Escondite en el Agua
- Tipo: Apoyo
- Rango: C
- Requisitos: Suiton 15
- Gastos: 14 CK (divide regeneración del chakra)
- Daños: -
- Efectos adicionales: -
- Sellos: Carnero
- Velocidad: Muy rápida
- Alcance y dimensiones: -
El usuario se mezcla con una superficie de agua para no ser detectado por el enemigo, tenderle una emboscada o pasar desapercibido. Esta treta puede utilizarse incluso en pequeños charcos de agua, siempre y cuando sean lo suficientemente grandes como el ancho del cuerpo del ejecutor. Mientras el usuario está oculto no puede desplazarse, pero puede ser consciente de lo que sucede a su alrededor mediante el oído y otros sentidos. Sin coste alguno, puede hacer surgir su cabeza hasta la altura de los ojos para observar lo que ocurre. El usuario de la técnica obtiene el oxígeno necesario para respirar de la superficie. Esto también significa que su cuerpo permanece oculto inmediatamente bajo la superficie a pesar de estar escondido en una gran masa de agua, por lo que cualquier ataque en su dirección puede dañarlo y desactivar el jutsu.

Alterador (Mizukage no Jutsu): Gastando 6 CK adicionales (una sóla vez por uso de la técnica), el usuario elimina la restricción de movimiento y puede desplazarse por el agua a velocidad Lenta. El usuario puede desplazarse a velocidad Moderada si lo desea, pero cualquier persona que vea la superficie de agua será capaz de detectar que algo se mueve, como si alguien estuviese nadando. Con Inteligencia 40, el usuario podrá desplazarse a velocidad Moderada sin ser detectado a simple vista, y a velocidad Rápida siendo detectado. Con Inteligencia 60, el usuario podrá desplazarse a velocidad Rápida sin ser detectado a simple vista.
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La espera se hizo eterna. Auspiciada entre las lanzas de trigo y bien resguardada en su elemento natural, Ayame ni siquiera supo cuánto tiempo había pasado desde que comenzaron la guardia, pero se mantuvo inmóvil como un cervatillo entre la floresta, a la espera de una señal de su compañero y líder en aquella misión. Y cuando pasaron lo que a ella le parecieron horas, cuando comenzaba a preguntarse si de verdad Las Náyades acudirían o no... sucedió.

Escuchó voces que se alzaban sobre el trigo, cerca de donde Daruu se había escondido: una voz de hombre a la que le respondía otra femenina que ella ya había escuchado con anterioridad. Y los pelos se le pusieron de punta. Nioka había llegado. ¿Pero quién era ese hombre de aspecto opulento que la acompañaba y que ya estaba al tanto de la desaparición de Watanabe?

«Se supone que iban a llevar a cabo un intercambio de mercancía... ¿Entonces...?»

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escuchó algo más, pero proveniente de la dirección contraria. Algo se acercaba a su posición. Un carro tirado por un caballo atravesaba el camino. Lo conducía un hombre de ropajes más bien harapientos que se cubría la cabeza con un enorme sombrero. Y aquello la desconcertó aún más. ¿Quién era? ¿Era posible que Watanabe hubiese dejado orden, antes de desaparecer, de enviar la mercancía? ¿O se trataba de otra persona? Algo le decía que no debía de ser ajena a aquella reunión; después de todo, Nioka se había cuidado de escoger un lugar discreto para llevar a cabo sus macabros negocios.

«¿Qué debemos hacer?» Se preguntó.

Pero Daruu seguía sin dar la señal. Por lo que siguió aguardando, completamente inmóvil. Con el oído agudizado para no perderse ni un ápice de la conversación que se estaba llevando a cabo y los ojos fijos en el carromato para no perderlo de vista.
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Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

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Para su pesar —el de aquella copia barata de Ooyu—. Nioka no pareció prestarle demasiada atención al hecho de que él creyese que a Ooyu le había pasado algo malo. Daba la sensación de que no le importaba en lo absoluto lo que pudiera haber sido de ese tipo. Total, negocios son negocios. Todos en algún momento acaban convirtiéndose en fichas descartables. La Náyade se acercó sonriente al carruaje como si estuviese a punto de abrir los regalos de navidad, pasó magistralmente del viejo carretero que permaneció tan impertérrito como las yeguas que aprovechaban el descanso para comer un poco de pasto; y apretujó el compartimiento que abrió de par en par la lona que cubría la parte trasera del raído carruaje.

La jefa estará contenta. Oh, sí, muy contenta.

Era una colección... alarmante. Bizarra. Ojos, ojos, y más ojos. Frascos llenos de ellos. Una súbita punzada en forma de recuerdo albergó los rincones más lúcidos de la mente de Daruu, y creyó sentir un intenso dolor en la cuenca de sus ojos. Como aquél día. El día en el que creyó que no volvería a contemplar la dulce mirada purpúrea de su madre. El día en el que creyó que no podría deleitarse de las tiernas y hermosas facciones de su amada, Ayame. El día en el que supo, mejor que nadie en éste mundo; lo que era vivir en oscuridad.

Nioka cerró la lona de un manotazo y se torció hacia Ryaku, mientras se llevaba al oído un comunicador avanzado que retiró de su portaobjetos.

Llegaron los botines, partimos en cinco —soltó, a alguien al otro lado de la línea—. bien, Ryaku, es hora de que hagas tu parte. Como viene siendo habitual, el otro cincuenta porciento del pago cuando la mercancía esté a salvo en Mal de Ojo. Asumo que podrás encargarte de la requisa de los guardias como bien lo hacía tu socio, ¿no es así?
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Al poco, más participantes entraron a escena. «Más problemas, más gente», supo Daruu. «Aunque, visto lo visto, la realmente peligrosa y de quien más nos tenemos que preocupar es de la Náyade».

La mujer montaña se adelantó y destapó la lona del camión, y un golpe de realidad invadió a Daruu de los pies a la cabeza. Sintió un particular dolor en los ojos, pese a que el incidente había ocurrido hacía ya algún tiempo. No pudo evitar sentir náuseas.

Y quiso quemar ese puto carro en ese mismo instante. Saltar del charco en el que se ocultaba y matarlos a todos sin siquiera contar con Ayame. Sin embargo, gracias a su entrenamiento con Kori y a un acopio increíble de fuerza de voluntad consiguió mantenerse totalmente quieto y enfriarse de nuevo. «Habrá tiempo para todo», pensó. «Pero si vamos a atacar, tenemos que hacerlo bien. Piensa en cómo lo haría Shanise. Piensa en cómo lo haría mamá».

Ya sabía la respuesta. Elaborando un plan. Ejecutándolo. Ya lo había hablado con Ayame, y juntos habían desarrollado el curso de acción. Sólo había que esperar al momento apropiado...

«Esta vez, no hay un momento apropiado», se dijo Daruu. «No podemos dejar marchar ese carro. Ni podemos dejar marchar a Nioka. Es ahora, o no será nunca.»

Dicen que la niebla a veces es traicionera por la mañana, sobretodo cuando es espesa y no se ve a más de un palmo de la cara. Conducir un carro es, desde luego, tarea imposible bajo estas condiciones climáticas. Y todo ninja sabio se cuidaba de emboscadas cuando la escasa visibilidad las propiciaba. Pero, ¿qué sucedía cuando a uno le pillaba la niebla de sorpresa? La más letal niebla. Una niebla sangrienta y antigua. Una vieja amiga, tal vez. Una total desconocida, quizás. Una pariente lejana, podría ser.

Aquella mañana, en aquellos campos, Ayame y Daruu se convertirían en dos amantes, ejecutando a la perfección una danza en medio de la niebla.

La capa blanquecina y espesa, que apenas dejaba ver y respirar, lo inundó todo de forma antinatural y exagerada cuando Daruu salió de su escondite, y en coordinación con Ayame, ejecutó el Kirigakure no Jutsu. Una técnica insignia del pasado, que les convertía a ellos en los únicos capaces de sentir por dónde caminaban. Más aún, en demonios de la bruma, capaces de detectar los cuerpos de sus víctimas.

Una aguja metálica cargada con un destello eléctrico atravesó el comunicador —puede que también algún dedo— de Nioka, con el objetivo de inutilizar la electrónica interna del aparato y hacerlo inservible.

Y cuando parecía que las cosas no podían ponerse más peliagudas, un sinfín de sombras negras se deslizaron desde el suelo, los campos, el interior del carro, y rodearon a Nioka y los colaboradores de las Náyades armados con multitud de kunai. Fantasmas con los ojos vendados y los rostros inexpresivos, depredadores sin piedad.


- PV:

230/230


- CK:

289/340

(-30) (-6) (-25) (regen. impedida)



Fuerza: 40
Resistencia: 40
Aguante: 60
Agilidad: 60
Destreza: 100
Poder: 60
Inteligencia: 60
Carisma: 40
Voluntad: 50
Percepción: 60




Portaobjetos básico en el muslo derecho: (10/10 objs)
- x20 metros hilo (2pqs. de 10 metros)
- x2 kemuridama (6 metros de humo gris)
- x1 antídoto
- x1 kunai (9 PV/golpe con anilla, 8 PV/golpe superficial, 12 PV/corte, 18 PV/penetración)
- x1 esposa supresora del chakra
- x1 píldora estimuladora de sangre superior
- x1 píldora de soldado superior


Portaobjetos avanzado en el cinturón, en la espalda: (3/10 obs)
- x15 senbon sueltos para fácil acceso (4 PV/impacto, 8 PV con Byakugan activo)

Funda para visor de aumento en el cinturón:
- Visor de aumento

Ocultas en ambos mitones, izquierdo y derecho:
- Futatsu Mukei (12 PV/golpe con mango o vaina, 18 PV/corte superficial, 22 PV/corte, 30 PV/penetración)

En el dobladillo de los calzoncillos:
- Juego de ganzúas




¤ Kirigakure no Jutsu
¤ Técnica del Ocultamiento en la Niebla
- Tipo: Apoyo
- Rango: D
- Requisitos: Suiton 65
- Gastos: 30 CK (divide regeneración de CK)
- Daños: -
- Efectos adicionales: Oculta al usuario en una densa niebla en la que se camufla y se mueve sin ser detectado
- Sellos: Carnero
- Velocidad: Moderada
- Alcance y dimensiones: La niebla alcanza una extensión de 20 metros a la redonda
Esta técnica de asesinato es una especialidad de los ninja de Kirigakure, y consiste en crear un campo de niebla escupiendo algo de agua o desde una fuente ya existente, en el que el usuario se camufla con ayuda de su chakra, tomando el aspecto blanquecino de esa niebla y volviéndose prácticamente invisible a ojos de sus adversarios.

La espesura de la niebla puede ser controlada por el usuario. El ejecutor sólo tomará el aspecto original a la hora de atacar, y si vuelve a ocultarse volverá a disolverse en la niebla. La técnica no es capaz de burlar la vista del Byakugan, pero como está cargada del chakra del usuario, cualquier poseedor del Sharingan y el Rinnengan verá la niebla del mismo color que el chakra de su oponente, ocultando efectivamente al usuario.

¤ Raiton: Chakura Nagare no Jutsu
¤ Elemento Rayo: Técnica del Flujo del Chakra
- Tipo: Apoyo
- Rango: D
- Requisitos: Raiton 15
- Gastos:
  • 6 CK (divide regeneración de chakra)
  • (Raiton 30) (multiplicable x2)
- Daños: Daño del arma + 10 PV
- Efectos adicionales:
  • Multiplicado, hace que un arma cuerpo a cuerpo sea capaz de cortar a cualquier otra.
  • (Raiton 40) La versión sin multiplicar puede usarse con armas a distancia.
  • (Raiton 80) Atraviesa técnicas Doton.
- Sellos: -
- Velocidad: Instantánea
- Alcance y dimensiones: -
Una de las ventajas del elemento Raiton es que puede ser conducido a través de las espadas y demás armas cuerpo a cuerpo para aumentar su capacidad de corte. Aunque tarda un poco en hacer efecto, si durante un choque de armas el oponente no se aparta, el filo del arma del ejecutor de la técnica acabará cortando por la mitad al filo de su contrincante. Por cada golpe, para mantener activo el flujo de chakra, el usuario debe volver a pagar el coste.

¤ Kasumi Jūsha no Jutsu
¤ Técnica de los Sirvientes de la Niebla
- Tipo: Apoyo (Genjutsu ambiental)
- Rango: D
- Requisitos: Genjutsu 20
- Gastos: 25 CK (impide regeneración de chakra)
- Daños: -
- Efectos adicionales: (ver descripción)
- Sellos: Buey → Jabalí → Caballo → Rata → Palmada
- Velocidad: Instantánea
- Alcance y dimensiones: 30 metros
Este genjutsu crea una serie de réplicas ilusorias del usuario, vestidas completamente de negro y armadas con kunais también ilusorios, que aparecen uno por uno desde los árboles, las rocas u otros obstáculos del entorno (incluso del suelo) para arrinconar al enemigo. Sus movimientos son más lentos de lo normal, pero cuando son atacados se multiplican, por lo que en este sentido parecen fantasmas que habitan en la niebla.


[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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El carromato se reunió con Nioka y su séquito de guardaespaldas. La mujer, al contrario que su opulento acompañante, no parecía nada preocupada por la ausencia de Ooyu; más bien al contrario. Confiaba en el éxito de su negocio, y así lo delataba su afilada sonrisa. La Náyade se acercó al carro cuando este se detuvo junto a ellos y tras acercarse a la parte posterior, arrancó la lona que cubría su contenido.

La jefa estará contenta. Oh, sí, muy contenta.

Una breve ondulación en el agua. Aquel fue el único reflejo que Ayame se permitió expresar en el exterior. Y es que cuando vio aquella colección de frascos, de diferentes tamaños y formas pero todos ellos con el mismo contenido, sintió que la sangre hervía en su interior. Ojos. Una ingente cantidad de ellos. Y Las Náyades ya habían demostrado no tener ningún escrúpulo a la hora de obtenerlos de cualquier persona, ya fueran adultos o infantes o ancianos. Entre ellos el propio Daruu. La muchacha tuvo que hacer un verdadero esfuerzo por no saltar de su escondite para estrangular a Nioka con sus propias manos. Quería hacerle sentir una ínfima parte del sufrimiento que habían causado a toda aquella gente, a todos aquellos niños indefensos... A Daruu. Pero no podía hacerlo. No podían permitirse cometer más errores. Y lanzarse de aquella manera sería uno muy estúpido. La superficie del agua dejó de vibrar.

«Vamos, Daruu... Dame la señal y acabemos con esa harpía...» Rogó para sus adentros. Eso fue todo lo que hizo. Porque tenía que seguir esperando, por mucho que estuviese deseando pasar a la acción.

Llegaron los botines, partimos en cinco —dijo entonces Nioka, después de volver a tapar el cargamento con la lona. Estaba hablando con alguien a través de un comunicador que acababa de colocarse en el oído—. Bien, Ryaku, es hora de que hagas tu parte. Como viene siendo habitual, el otro cincuenta porciento del pago cuando la mercancía esté a salvo en Mal de Ojo. Asumo que podrás encargarte de la requisa de los guardias como bien lo hacía tu socio, ¿no es así?

«Por supuesto, Mal de Ojo...» Tal y como habían supuesto, la mercancía acababa en aquella taberna de mala muerte. Otra pieza más para el rompecabezas.

Pero ahora tenían otra tarea entre manos. Porque la niebla se había levantado, y eso sólo podía significar una cosa. Ayame recuperó rápidamente su forma corpórea, pero se mantuvo acuclillada, oculta entre el trigo y las manos entrelazadas en Carnero. Tal y como habían planeado en conjunto antes de acudir a aquella reunión, los dos shinobi de Amegakure se convirtieron momentáneamente en retazos de un eco lejano de dos shinobi de la extinta Kirigakure y desplegaron un manto de niebla densa que envolvió todo lo que encontró bajo su mano sin excepción en una trampa de eterna blancura. Ciegos, no serían capaces de mover el carromato. Ciegos, no serían capaces de escapar de su ataque conjunto. Pero eran demasiadas personas, y Ayame lo tenía muy en cuenta. No podían dejar que nadie escapara. Y así, los sirvientes de la niebla se elevaron, rodeándolos desde todas partes. Fantasmas con los ojos vendados y de movimientos lentos y pesados que avanzaban hacia ellos con kunais en la mano, amenazadores como depredadores al acecho.






PV:

210/210



CK:

275/330

-55 CK
Impide regeneración de CK





Fuerza: 35
Resistencia: 40
Aguante: 40
Agilidad: 90
Destreza: 50
Poder: 60
Inteligencia: 60
Carisma: 40
Voluntad: 40
Percepción: 85






¤ Kirigakure no Jutsu
¤ Técnica del Ocultamiento en la Niebla
- Tipo: Apoyo
- Rango: D
- Requisitos: Suiton 65
- Gastos: 30 CK (divide regeneración de CK)
- Daños: -
- Efectos adicionales: Oculta al usuario en una densa niebla en la que se camufla y se mueve sin ser detectado
- Sellos: Carnero
- Velocidad: Moderada
- Alcance y dimensiones: La niebla alcanza una extensión de 20 metros a la redonda
Esta técnica de asesinato es una especialidad de los ninja de Kirigakure, y consiste en crear un campo de niebla escupiendo algo de agua o desde una fuente ya existente, en el que el usuario se camufla con ayuda de su chakra, tomando el aspecto blanquecino de esa niebla y volviéndose prácticamente invisible a ojos de sus adversarios.

La espesura de la niebla puede ser controlada por el usuario. El ejecutor sólo tomará el aspecto original a la hora de atacar, y si vuelve a ocultarse volverá a disolverse en la niebla. La técnica no es capaz de burlar la vista del Byakugan, pero como está cargada del chakra del usuario, cualquier poseedor del Sharingan y el Rinnengan verá la niebla del mismo color que el chakra de su oponente, ocultando efectivamente al usuario.

¤ Kasumi Jūsha no Jutsu
¤ Técnica de los Sirvientes de la Niebla
- Tipo: Apoyo (Genjutsu ambiental)
- Rango: D
- Requisitos: Genjutsu 20
- Gastos: 25 CK (impide regeneración de chakra)
- Daños: -
- Efectos adicionales: (ver descripción)
- Sellos: Buey → Jabalí → Caballo → Rata → Palmada
- Velocidad: Instantánea
- Alcance y dimensiones: 30 metros
Este genjutsu crea una serie de réplicas ilusorias del usuario, vestidas completamente de negro y armadas con kunais también ilusorios, que aparecen uno por uno desde los árboles, las rocas u otros obstáculos del entorno (incluso del suelo) para arrinconar al enemigo. Sus movimientos son más lentos de lo normal, pero cuando son atacados se multiplican, por lo que en este sentido parecen fantasmas que habitan en la niebla.



[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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y... fuera así o no, Ooyu ya no estaba. Tendría que arreglárselas para dar a esas mujeres lo que querían, o le iban a joder el negocio. Ryaku no respondió, tan sólo asintió con la cabeza. La montaña que era Nioka sonrió satisfecha, e hizo el ademán de subirse a la parte trasera del carruaje. Pero algo la detuvo.

Aquella sonrisa abandonó su rostro tan moderadamente como esa extraña espesura que se alzó repentinamente desde los encharcados pastos de trigo. A aquellas horas, con un chubasco tan imberbe como el de ese día y estando en pleno verano, no era desde luego un fenómeno que ocurriese con naturalidad en los alrededores de Shinogi-To. Y si así fuera, una niebla —allí, en campo abierto—. nunca iba a concentrarse de esa forma. Si un sólo Kirigakure no jutsu evocaba una neblina lo suficientemente espesa, qué decir de dos ejecutados al perfecto unísono.

Chasqueó la lengua y miró con ojos de víbora a Ryaku. Éste le devolvió la extrañeza con sus ojos de ovejo asustado.

¿Qué pasa? esto... ¿qué cojones?

Cállate. Sube al puto carruaje, ahora —Ryaku dio dos grandes zancadas y alcanzó el carromato antes de que la neblina, finalmente, acabara tragándolos en su totalidad. Dejándolos a ciegas, como solían hacer ellas con todas sus víctimas. Una estrategia un tanto poética, si me lo preguntan a mí, desde luego—. arranca, viejo, arran... ¡Argh, joder! —¡Frush! el sonido atípico de un cacharro perdiendo su vida útil. El aguijón eléctrico atravesó la carcasa del audífono y la corriente en pequeños y nimios voltajes fue suficiente para cortar cualquier comunicación. Si Nioka había tenido la intención de dar la alerta, ya no le iba a ser posible. El aparatito chamuscado cayó de su oreja echando una pequeñísima estela de humo, que se perdió con la neblina.

¡Nos atacan, nos atacan! —gritó el pseudo-mafioso. Él los veía. El carruajero también. Nioka ya había detectado al ejército de enmascarados que resultaban ser demasiado visibles.

En ese momento, en la cabeza de Nioka imperó la razón. Si ya le costaba horrores ver al mismísimo Ryaku, un tipo que tenía a menos de un palmo, ¿cuán posible sería que aquellos mercenarios —como les llamaría si creyese que supusiesen ser una amenaza real—. se pudieran ver de forma tan nítida entre tanto humillo húmedo?

Había dos opciones. Mientras discernía cuál era la más probable, la Náyade cogió su hacha y susurró al carruajero mientras le envolvía el cuello en un abrazo fraternal.

¡hayáááá! —un azote, luego otro. Las yeguas relincharon a ciegas y empezaron a galopar. ¿Hacia dónde? daba absolutamente igual. Mientras se llevase por delante a alguno de esos bastardos con kunai, era suficiente.
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El pánico no tardó en cundir:

¿Qué pasa? esto... ¿qué cojones?

Cállate. Sube al puto carruaje, ahora —ordenó Nioka, y su acompañante se subió al carro de un salto—. Arranca, viejo, arran... ¡Argh, joder!La Montaña soltó una maldición cuando Daruu inutilizó su comunicador de forma hábil con un senbon electrificado. El aparato electrónico cayó al suelo dejando tras de sí una fina estela de humo.

¡Nos atacan, nos atacan! —gritaba su opulento acompañante, aterrorizado ante la presencia de los Sirvientes de la Niebla.

Fue entonces cuando Nioka sintió la sombra del peligro cernirse sobre ellos como un cernícalo. Tomó el hacha y, envolviendo el cuello del conductor con uno de sus enormes brazos, le susurró algo al oído.

¡Hayáááá! —gritó, y el látigo de las riendas obligó a los caballos a echar a galopar a ciegas entre aquella niebla, llevándose por delante a varios de aquellos molestos fantasmas, que se vieron aplastados bajo los cascos y las ruedas del carro... para después volver a levantarse como si nada les hubiese pasado.

Pero Ayame no pensaba quedarse de brazos cruzados.

«Ah, no. No pienso dejar que escapéis.» Y menos con aquel precioso botín. No podían permitir algo así.

Apareció en apenas un parpadeo a varios metros por delante del carro, entre más de aquellos fantasmas amenazadores, y sus manos se entrelazaron en los sellos del Carnero y del Tigre:

¡Suiton: Suberi Yasuihara!

Tras una larga inspiración, la kunoichi expelió una gran cantidad de agua hacia el suelo que estaban a punto de pisar los caballos. Pero no era un agua cualquiera. Ayame había modificado la clásica del Mizuame Nabara para cambiar las propiedades de aquel líquido pegajoso para convertirlo en un fluido tan resbaladizo que se escurriría por debajo de las patas de los animales y de las ruedas del carro con un fatal desenlace deseado: que los caballos terminaran resbalando y el carro se viera inutilizado.






PV:

210/210



CK:

243/330

-32 CK
Impide regeneración de CK





Fuerza: 35
Resistencia: 40
Aguante: 30
-10
5 turnos

Agilidad: 90
Destreza: 50
Poder: 60
Inteligencia: 60
Carisma: 40
Voluntad: 40
Percepción: 85






¤ Sunshin no Jutsu
¤ Técnica del Parpadeo Corporal
- Tipo: Apoyo
- Rango: D
- Requisitos: Ninjutsu 40
- Gastos:
  • 14 CK/20 metros
  • 52 CK para huir de un combate
- Daños: -
- Efectos adicionales: Cada uso restará 10 puntos de aguante durante los próximos 5 turnos
- Sellos: Carnero/una mano
- Velocidad: Instantánea
El Sunshin no Jutsu es una técnica basada en un movimiento ultrarrápido, permitiendo a un ninja moverse de cortas a largas distancias a unas velocidades casi imperceptibles. Para un observador cualquiera, resulta como si el usuario se hubiera teletransportado. En ocasiones, se utiliza una pequeña señal para camuflar los movimientos iniciales del usuario. Esta técnica se basa en el uso del chakra para vitalizar temporalmente el cuerpo y moverlo a velocidades extremas. La cantidad de chakra requerida depende en la distancia total y la elevación entre el usuario y el destino. La técnica puede usarse, además, para escapar del campo de batalla. Las diferentes villas tienen variaciones de esta técnica, e incluyen un elemento extra para distraer al oponente. En Konoha, se utiliza un rastro de hojas.

¤ Suiton: Mizuame Nabara
¤ Elemento Agua: Campo de Captura del Sirope Escarchado
- Tipo: Apoyo
- Rango: C
- Requisitos: Suiton 20
- Gastos: 18 CK
- Daños: -
- Efectos adicionales: Atrapa los pies del enemigo durante 2 turnos
- Sellos: Carnero → Tigre
- Velocidad: Rápida
- Alcance y dimensiones: El chorro se expande sobre el suelo con una extensión de 3'5 metros de ancho y 6 de largo
El usuario escupe una masa de agua muy densa y viscosa, imbuida con chakra Suiton, y la esparce en un amplio área sobre el suelo. Se trata de una corriente de agua pegajosa que puede utilizarse para formar una trampa adhesiva que inhibe el movimiento de una o varias personas. Si el enemigo conoce de antemano los efectos de la técnica, o la ha sufrido con anterioridad, resulta fácil de evadir simplemente canalizando el chakra a través de los pies para andar sobre el campo de agua sin tocarla realmente, aunque esto sólo es posible si consigue hacerlo a tiempo.

Alterador (Suiton: Suberi Yasuihara - Elemento Agua: Campo Resbaladizo): Cambiando las propiedades de fricción y viscosidad del agua expelida con esta técnica, el charco resultante pasa de ser una trampa pegajosa a una superficie increíblemente resbaladiza sobre la cual es muy difícil mantenerse en pie sin sufrir un buen resbalón.



[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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El plan salió todo lo bien que uno podía esperar. Y por supuesto, uno siempre tenía que esperar ciertos... contratiempos. Por ejemplo, que la Náyade ordenara a los otros subirse al carruaje y marcharse. Aparentemente. Las intenciones de la mujer eran otras, por supuesto. Atropellar a las sombras, que perecieron y se levantaron después como muertos vivientes. Afortunadamente, Ayame hizo algo. Daruu no sabía el qué, pero escuchó los cascos de los caballos haciendo un ruido extraño y a los propios animales relinchar, encabritados. Afortunadamente también, tanto el anuncio de la técnica como el resultado fueron bastante, bastante ruidosos.

Y Daruu era muy, muy sigiloso.

Con pasos de algodón, el amejin se había colocado tras Nioka. «Viva... o muerta». Recordando las palabras de Yui, Daruu tomó la vía fría y rápida de una cuchilla oculta desplegada de su manga derecha, atravesando el corazón de la primera de esas hijas de puta y, ojalá, cerrando el primer capítulo de aquella fatídica saga.


• Muy alto (Destreza ~100)
  • Eres un ninja, en el sentido más estricto de la palabra. Sabes con exactitud dónde colocar los pies, y si te lo propones no emitirás ni un sólo sonido al desplazarte. Ningún enemigo sentirá tu presencia hasta que estés justo a su espalda.


- PV:

230/230


- CK:

294/340

(+5) (regen. impedida)



Fuerza: 40
Resistencia: 40
Aguante: 60
Agilidad: 60
Destreza: 100
Poder: 60
Inteligencia: 60
Carisma: 40
Voluntad: 50
Percepción: 60




Portaobjetos básico en el muslo derecho: (10/10 objs)
- x20 metros hilo (2pqs. de 10 metros)
- x2 kemuridama (6 metros de humo gris)
- x1 antídoto
- x1 kunai (9 PV/golpe con anilla, 8 PV/golpe superficial, 12 PV/corte, 18 PV/penetración)
- x1 esposa supresora del chakra
- x1 píldora estimuladora de sangre superior
- x1 píldora de soldado superior


Portaobjetos avanzado en el cinturón, en la espalda: (3/10 obs)
- x15 senbon sueltos para fácil acceso (4 PV/impacto, 8 PV con Byakugan activo)

Funda para visor de aumento en el cinturón:
- Visor de aumento

Ocultas en ambos mitones, izquierdo y derecho:
- Futatsu Mukei (12 PV/golpe con mango o vaina, 18 PV/corte superficial, 22 PV/corte, 30 PV/penetración)

En el dobladillo de los calzoncillos:
- Juego de ganzúas





[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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Una sonrisa imberbe se dibujó en el rostro de la montaña, al comprobar el cómo un buen puñado de esos enemigos enmascarados se escabullían como una simple y llana ventisca, tras el arrollo de los dos caballos encabritados. Aquello, quisieran o no, confirmaría su teoría: de que ninguno de ellos era real. No cuando podía verles tan claros como podría ver su reflejo en un charco de agua entre tanta neblina. Era un efecto desde luego antinatural. Un fenómeno inocuo y absurdo. Uno que, sin embargo, carecería de cualquier importancia en la consecución de los eventos.

Porque daba igual si Nioka se percataba del genjutsu. Aquello era una simple distracción. Una antesala a la danza de dos amantes, que bailaban al compás de la bruma. Dos demonios que habían abandonado las tierras del Yomi para encargarse de ellas de una vez por todas.

¿Saben porqué los hijos de la Tormenta son tan agradecidos con la lluvia? porque el agua, en cualquiera de sus formas, era una gran aliada. Muchos extranjeros no parecen entenderlos, pero todo amejin ha de crecer con esa idea. El agua es maleable. Cambiante. Se adapta a cualquier situación. Persiste y persevera allá a dónde quiera que esté. El agua era una bendición. Era el sudor de Amenokami. Y fue aquél sudor el que, invocado por uno de sus hijos en un estado increíblemente resbaladizo, hizo contacto con los cascos de los dos caballos y acabó con su carrera en segundos. Las patas delanteras resbalaron y las pezuñas se doblaron antinaturalmente, haciendo que los lomos de ambos animales se precipitaran tan abruptamente como la velocidad que llevaban a galope. Así, el efecto dominó entró en acción.

Varias piezas estaban predispuestas una tras otra. Primero Ayame, en la vanguardia; vislumbrando en primera fila la caída de los caballos. Luego el carruajero, que salió disparado hacia adelante en cuanto las ruedas del carruaje impactaron con los animales y se hicieron añicos, como lo haría un mondadientes. Nioka, que sin saber lo que le esperaba a su espalda, se sostuvo al carruaje lo más fuerte que pudo, y Daruu... cuyo destino no parecía estar de acuerdo en que matara a esa Náyade. Al menos no todavía.

¡Zas! pudo sentir la vibración de su hoja oculta, al rasgar el abdomen de Nioka. Sabía que le había dado, pero el inevitable vuelco del carruaje le hizo perder la puntería durante la trayectoria de su espada, cuajando mal un golpe que debía ser mortal. Luego sintió a la gravedad dándole una patada en el culo, y cayendo de bruces al suelo, rodando, rodando, y rodando; entre charcos y charcos de tierra mojada.

Cuando el mundo se detuvo de girar, se encontró tirado en el suelo, a tres metros de Nioka. Sentía que la mujer, así como él, se había dado un buen porrón en la caída, y estaba tratando de recuperarse de ella.


Muy alto (Resistencia ~100)
  • Eres un armatoste, o bien tu cuerpo es duro como la roca. Los golpes no te causan moraduras y tus huesos son bien resistentes a grandes impactos. Los cortes profundos apenas te hacen sangrar. Tienes la capacidad física para resistir casi cualquier cosa y no sufrir en demasía. Los venenos fuertes se sienten como una leve molestia.
    -
  • Recibes 15 PV menos de daño ante cualquier daño directo que te inflijan.


- PV:

328/340

(-20) estampida contra el suelo (-22) Corte Futatsu
- CK:

200/200



Nioka recibe un total de 12 PV gracias al efecto de Resistencia
Daruu recibe un daño de 20 PVpor estampida contra el suelo


Fuerza: Desconocido
Resistencia: 100
Aguante: Desconocido
Agilidad: Desconocido
Destreza: Desconocido
Poder: Desconocido
Inteligencia: Desconocido
Carisma: Desconocido
Voluntad: Desconocido
Percepción: Desconocido

—Hacha retráctil
—¿??¿?¿?
—¿??¿?¿?
—¿??¿?¿?
—¿??¿?¿?

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