Su mirada se centró en las arpías que no se habían todavía marchado. Estaban en la lejanía, mirándolas, hablando y puntualmente las señalaban, cosa que solo le molestaba más y más. Desvió la mirada de estas, todavía frustrada y deshaciendo el cruce de sus brazos para apoyarlas sobre la mesa.

— E-Es igual, es tan solamente una tontería. He aprendido a usar el viento también, e-eso es todo — y mandó de vuelta la mirada al interior del local, apoyando la barbilla sobre una de sus manos, que estaba apoyada con el codo en la mesa, mientras con la otra tocaba con la yema de los dedos la madera de la mesa intermitentemente de forma nerviosa. — ¿Q-Que es lo que querían? ¿T-Te han pedido autografos?

Desvió la mirada únicamente un momento a Hana, y cuando sus ojos se conectaran, la desharía mirando otra vez a otro lado.

— E-Es igual, es tan solamente una tontería. He aprendido a usar el viento también, e-eso es todo

Hana volvió a aplaudir, sinceramente contenta por su hermana. Sin embargo, se había percatado del cambio de actitud. Pensaba que Ren ya estaba al corriente de todo el follón que tenía con Suzaku, sino lo estaba, al menos sabía que algo había pasado. ¿Tal vez no se acordaba?

— Eso es genial, nee-san. Yo me he obsesionado tanto con el Fuinjutsu que apenas he estado entrenando nada más. Tendré que esperarme a más adelante para un segundo elemento.

— ¿Q-Que es lo que querían? ¿T-Te han pedido autografos?

— Sí... supongo que ya sabes todo el follón que he tenido con Suzaku-chan.

No quería decirlo en voz alta y seguro que con decir el nombre Ren se acordaría.

Ren no era muy dada a la música por parte de las idols y similares, pero si que de vez en cuando alguna canción que escuchaba le gustaba. Aunque tampoco es que pudiera tener muchas así, ya que solo escuchaba música con aquel reproductor de casetes que le regaló Nanashi cuando se graduó, y poco a poco, estaban empezando a desaparecer. La morena le tenía un cariño especial, más allá por el hecho de que fuera un regalo por su graduación, le gustaba genuinamente aquel pequeño aparato.

— U-Uhm... E-Escuche algo de una tal Suzaku... ¿O era Suzume? No lo recuerdo bien — respondió haciendo un genuino esfuerzo por recordar su nombre. — Tuvo una especie de lío con... E-Espera... ¿E-Eras tú?

Una kunoichi rubia de la espiral de ojos dorados. ¿Cómo no pensó nunca que podía ser ella? Realmente podía ser poco avispada si se esforzaba lo suficiente. En cualquier caso, aquello era un cúmulo de expresiones ahora más difícil de digerir. ¿Fue ella quien lo busco, o fue la cantante? ¿Entonces le gustaban las chicas? ¿Pero entonces estaba saliendo con ella?

— V-Vaya... M-Me alegro por vosotras dos entonces... — dijo desviando a mirada, confusa y avergonzada, mientras jugaba con uno de sus mechones oscuros.

— U-Uhm... E-Escuche algo de una tal Suzaku... ¿O era Suzume? No lo recuerdo bien Tuvo una especie de lío con... E-Espera... ¿E-Eras tú?

Hana se sonrojó violentamente ante las palabras de Ren. Eran ciertas pero sonaban terriblemente exageradas.

— ¿Qué? ¡No! Solo me besó. Encima del escenario, ante cientos de personas, en un concierto suyo y declaró su amor, pero era solo para aumentar su popularidad y no sé qué más.

— V-Vaya... M-Me alegro por vosotras dos entonces...

— ¿Alegrarte? ¡Es una pesadilla! Vaya donde vaya me conocen y me preguntan por ella. No la he visto desde hace casi un año, tengo que estar vigilando su gira para no cruzarme con ningún concierto.

Suspiró. Cada vez era más preocupante lo mucho que la reconocían. Seguramente le había funcionado la tactica para hacerse famosa a Suzaku porque no había lugar en Onindo donde no le pasase algo así. Se había olvidado porque hacía mucho que no salía, pero estaban de nuevo en las mismas.

Poco despues, volverían a ser interrumpidas, esta vez por la camarera que traia una gran bandeja con dos humeantes cuencos. Puso uno delante de Ren, y posteriormente otro frente a Hana.

— Uno de pato con varios huevos, y uno de pollo con uno solo. Buen provecho

— G-Gracias, igualmente

¿Igualmente? Si ella no iba a comer. La morena se dio cuenta de su error en el acto acariciándose la frente un poco, pero ya era demasiado tarde, a lo que la chica solo respondió con una risa marchándose.

— U-Uhm... Entonces... ¿N-No sois pareja? Si es así deberías tal vez intentar aclararlo... — Dijo esperando que confirmara que efectivamente no salían juntas, mientras cogía unos palillos dispuestos a separarlos, pero mirando de reojo a Hana algo inquieta, esperando la respuesta que ella quería y tal vez algo más con suerte.

— G-Gracias, igualmente

Hana no comentó nada. Dejó que Ren y la camarera absorbiesen ese momento y hacerse la loca. No había oído nada, no había pasado nada y todo bien.

— U-Uhm... Entonces... ¿N-No sois pareja? Si es así deberías tal vez intentar aclararlo...

Volvió a suspirar.

— Lo he intentado pero tampoco quiero ofender. No voy a ir a uno de sus conciertos a decirle que no somos nada porque solo conseguiría que me matasen o que en vez de pedirme autografos buscasen apuñalarme.

Con un último suspiro, se centró en su bol de ramen de pollo. Solo el olor ya la tranquilizaba. Empezó a remover los fideos para que se enfriasen tan rápido como fuese posible. No tenía mucha hambre, pero tampoco quería retrasar más el horario.

¡Bien! ¡No eran pareja! No era mucho, pero ya era un avance que se podía apuntar y tener en cuenta. ¿Pero realmente estaba interesada en chicas? ¿Cómo podía llegar a preguntarle algo así? Bueno, era algo que podría averiguar a lo largo del día. Acompañaría entonces a Hana, soplando primero los fideos sostenidos por los palillos antes de comer.

— Tienes razón... Es un problema si sigues yendo por la calle así... Si te viene algún fanático puede que intentara hacerte algo peligroso — dijo fijándose en su plato—. Vaya, esto está delicioso. Desde luego has escogido un buen lugar

Sus ojos brillaron un poco, mientras esbozaba una sonrisa completamente encantada por el sabor.

— Oh, de camino había visto un local para leer manga, ¿quieres que vayamos después ahí a descansar? Así podemos ir luego a merendar donde los gatitos

Realmente tenía ganas de ir a ver esos gatos, pero ir de una comida a otra, y allí podrían tumbarse y relajarse por varias horas antes de ir a otro sitio.

— Tienes razón... Es un problema si sigues yendo por la calle así... Si te viene algún fanático puede que intentara hacerte algo peligroso Vaya, esto está delicioso. Desde luego has escogido un buen lugar

Hana agitó una mano delante suyo para restarle importancia a lo que decía su hermana. Estaba bien que se preocupase, pero ella era tan kunoichi como la siguiente.

— Yo estoy bien, no creo que ninguno de los fans de Shizuka pudiese hacerme nada peligroso. Mayormente solo son... molestas cuando me siguen o me piden autografos y todo eso. Pero no te preocupes.

Ahora con el ramen más frio, empezó a probarlo a sorbitos, intentando no quemarse.

— Oh, de camino había visto un local para leer manga, ¿quieres que vayamos después ahí a descansar? Así podemos ir luego a merendar donde los gatitos

— Oh, pensaba en ir a la cafeteria para tomar el postre después de la comida, pero... claro, sí, vamos donde quieras.

Ya había contado con la opción de que Ren simplemente se cargase todo su horario de un plumazo. Era parte de lo que había esperado, por eso el resto de cosas que había eran completamente orientativas. Sabía que era imposible que Ren siguiese un horario.

— En la mayoría de esos sitios, también hacen postres — respondió buscando un poco convencerla —. Ahora que lo pienso, ¿hay alguno que leas tú? Aunque supongo que serás más de libros que de mangas — añadió una débil carcajada.

Ren le daba vueltas a la sopa y los restos de comida que quedaban en su cuenco, alternando un poco la mirada con ella. Hacía tiempo que no probaba un ramen tan bueno como aquel, ¿o tal vez simplemente era el hecho de que ya le había vuelto el apetito tras tanto tiempo? Cuando estuvo encerrada, solía comer cosas con sabores dulces muy fuertes, además de cualquier comida basura que encontrara. Pero ahora la comida volvía a tener un toque especial.

— En la mayoría de esos sitios, también hacen postres Ahora que lo pienso, ¿hay alguno que leas tú? Aunque supongo que serás más de libros que de mangas

Un sitio para leer... ¿donde hacían postres? ¿Qué clase de magia oscura era esa? Desde luego, cada día con Ren era un día de descubrimiento y aventuras. Sin embargo, era una modificación del quinto parrafo de la segunda enmienda de su plan secreto. Pero no podía decirle que no a su hermana.

— Pues tomamos el postre ahí. No soy mucho de leer en general, estos últimos meses apenas he tocado nada que no fuese pergaminos de Fuinjutsu o recetas de cocina. Antes leía sobre todo libros de aventuras y romance. Nada demasiado serio ni demasiado divertido tampoco. No como lo que lees tú, vaya.

Ciertamente pocos de ellos la habían apasionado. Mayormente estaban basados en hechos reales, historias y biografias de grandes ninjas, aunque también había algunos ficticios o claramente exagerados, pero nada que realmente sea para ir a la plaza del pueblo a pregonarlo. Se estaba dando cuenta de lo sosa que podía ser tanto en su vida como en sus hobbies.

— Pues tomamos el postre ahí. No soy mucho de leer en general, estos últimos meses apenas he tocado nada que no fuese pergaminos de Fuinjutsu o recetas de cocina. Antes leía sobre todo libros de aventuras y romance. Nada demasiado serio ni demasiado divertido tampoco. No como lo que lees tú, vaya.

Poco a poco terminó lo que le quedaba dando sorbos que poco a poco se volvían más largos. No tardó mucho en aparecer la camarera, que se acercó mientras se llevaba platos vacíos de otros clientes para preguntarles.

— ¿Queréis tomar algo más? Tenemos...

— No no. Gracias, pero tenemos una agenda algo ocupada, asi que si nos puedes traer la cuenta... — respondió un poco avergonzada al ser tan tajante.

Pero la camarera no se molestó en preguntarles, cuando vió las placas metálicas que portaban.

— Oh claro. No pasa nada, en seguida se lo traigo — tras ello, recogería los platos de ambas y se marcharía al interior.

— Ugh... Fuin... Aunque se me de horrible, no se me da peor que el genjutsu... Ahi si que doy por tirada la toalla — hizo una extraña mueca en su rostro.

Estuvo dandole vueltas a la cabeza mientras comía. Sí que había leído un manga de samurais, de hecho, era una de las primeras conversaciones que había tenido con Ren.

— Bueno, sí que he leído un manga. El de samurais ese que hablamos la primera vez que sacaste el tema, pero era de mi padre. Lo leía de pequeña y le eché un ojo hace unos años, cuando murió. Hace tiempo de eso, no creo que vuelva a leerlo. No soy tan... fuerte.

Lo comentó sin mirar a Ren, con los ojos clavados en el bol durante el transcurso de su discurso. La verdad es que entre una cosa y otra, acumulaba demasiados traumas. No quería que eso se volviese algo caracteristico de ella.

— Ugh... Fuin... Aunque se me de horrible, no se me da peor que el genjutsu... Ahi si que doy por tirada la toalla

— A mi tampoco me gusta en Genjutsu la verdad. Prefiero cosas que sean utiles además de para combate para el día a día. Incluso mi lava es util, puedo cocinar con ella. Las ilusiones... bueno, son ilusiones.

Esta vez sí miraba a Ren, con una media sonrisa cordial.

Las palabras sobre su padre la pusieron en tensión, y no era menos después de lo acontecido aquella misma mañana. Le desvió la mirada, y por suerte para ella, Hana tampoco estaba mirándola en ese momento, por lo que no pudo ver como se estaba mordiendo el labio y ni mucho menos como se estaba clavando las uñas sobre sus rodillas.

— Aquí tenéis la cuenta. Son... — Interrumpió nuevamente la chica.

— ¡G-Gracias, quédese con el cambio! — Respondió al instante, nada más ver la cuenta, y dejando algún billete de más encima de la mesa.

Ren se había levantado todo lo rápido que pudo en cuanto la chica llegó, sacando el dinero de un monedero redondo con forma de la cabeza de un panda. En el momento, casi sin tomar aire, se dirigió a Hana animada, nerviosa y dubitativa.

— ¡B-Bueno, vamos adonde te dije! ¿Vale? M-Me apetece ahora algo dulce y tumbarme un poco para reposar la comida

Miraba a los alrededores, de manera errática y rápida. Puede que su padre todavía siguiera por allí, que estuviera observandolas o simplemente estuviera en sus asuntos. Hasta ese momento, Hana había hecho que se distrajera de aquello, pero al haber sido vuelto a mencionar, los nervios que estaban enterrados bajo el entretenimiento que estaban teniendo habían vuelto a flote.

Hana se había puesto ligeramente triste y eso pareció despertar algún tipo de reacción extraña en Ren. Se puso nerviosa y tensa. Pagó precipitadamente y se levantó.

— ¡B-Bueno, vamos adonde te dije! ¿Vale? M-Me apetece ahora algo dulce y tumbarme un poco para reposar la comida

Imitandola, Hana se levantó, mirandola con una ceja levantada. No entendía qué le pasaba. ¿Había sido por ponerse emotiva? ¿Acaso temía Ren que volviese a ponerse tan triste que la dejase? Agarró la mano de Ren y se la llevó al pecho, con ternura.

— Ren. No te preocupes, estoy bien. Aunque me ponga triste, no volveré a irme. Mis padres murieron hace tiempo, estaría mejor con ellos, claro, pero no hay nada que pueda hacer. Hablar de ellos solo hace que me alegre de haber tenido tan buenos padres.

Le sonrió para que viese que lo decía de verdad. Era mucho más dificil estar en la villa que estar con Ren. Entonces sí que pensar en sus padres no era tan alegre, pero eso no tenía por qué saberlo.

Aquello solo la desmoronó más, quebrando su poca entereza al tener que mirarla a los ojos cuando esta la cogió de la mano, llevándosela a su pecho, intentando tranquilizarla. Ren desvió la mirada, y finalmente sintió que no podía ocultarlo más.

— H-Hana yo... — Tragó saliva, y se llevó la otra mano a la frente, arrugándose el flequillo —. V-Vayamos a ese sitio... Tengo... Tengo algo que contarte...

Esta vez sería la moneda quien llevaría las riendas, cogiéndola de la mano fuertemente por la calle. Pararían frente a un local con varios dibujos en la entrada, algunos de comida y otros de personajes de distintas series de manga o literarias que habían sido posteriormente adaptadas. Al lado de ellas, al entrar había una recepcionista a la que Ren se acercó, mientras Hana podría ver varios pasillos de estanterías llenos hasta arriba de distintos tipos de libros y sobre las estanterías, unos pequeños carteles con la letra inicial que indicaba que estaban ordenados alfabéticamente. En los pasillos de las estanterías también estaban dichas letras en los dorsos de las construcciones de madera.

— Q-Querríamos una sala para dos, estaremos unas dos o tres horas más o menos

La dependienta, quien tenía una larga coleta marrón y sus ojos del mismo color, vistiendo un simple traje que acreditaba que trabajaba allí, asintió y tras ello sacó una llave bajo el mostrador. En ella se podía ver un pequeño llavero en forma de círculo con el número 8.

— Si queréis algo de comer, por allí está la cantina. Pasad una buena estancia

— M-Muchas gracias

Ren tomó la llave, y tras ello volvería con Hana, dispuesta a acercarse, a coger algo de comer si ella lo quería o si lo prefería más tarde e ir directamente a la pequeña habitación. Repartidas un poco por todo el local, había unas pequeñas habitaciones con varios cojines, una pequeña mesita y una gran y pesada televisión de tubo, con algún reproductor debajo.