Nivel: 22
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El niño se unió a formar parte del cuadro. Ya eran cinco desconocidas - o poco conocidas, más bien - encerradas en un cuarto. Solo faltaba una cámara, para estudiar sus reacciones, como si fuese un ensayo científico de alguna extravagante revista.
Todas las miradas se dirigieron hacia el niño, abrumándolo por unos instantes. Tras ellos, la mujer detective perdería el interés en él, bajando la vista, probablemente pensando en sus cosas. Kazuma tampoco le prestaría demasiada atención, inmerso en sus preocupaciones acerca del tiempo de la misión, que pasaba sin piedad para ninguno.
Juro le dirigió una pequeña sonrisa al niño, aunque este no se la devolvió. Fijo sus ojos azules en los ojos oscuros de Nabi.
Quizá vio algo que le asustó, quizá fue su mirada espectral. Lo cierto es que el niñó vio algo que no le gustó nada en el profundo rostro del Uchiha. Dio un paso hacia atrás, mientras hacía una mueca, que pronto se convirtió en un puchero. Realmente parecía asustarle. A Juro no le pasó inadvertido esto.
- No le mires así. Le vas a hacer llorar... - protestó Juro, casi en un susurro. No les convenía que la madre se enterase...
Sin embargo, el niño se armó de valor, y bajó el último escalón que le separaba de ellos. Con sus piernecitas, dio un par de pasos, aunque se paró en seco al ver que la distancia entre él y los invitados de la casa estaba a un par de pasos. Miró a la mujer detective, luego a Kazuma, luego a Juro, y luego a Nabi, como si buscase una cara conocida.
Al no ver lo que encontraba, simplemente volvió a hacer un puchero, y extendió ambos brazos hacia las piernas de Nabi, más concretamente hacia donde se encontraba el casco.
- Puede que tengamos mucho de que discutir... - dijo repentinamente la invitada sobrante del grupo - Pero créeme, no nos conviene que ese chico llore...
El niño volvió a repetir la acción, con gesto insistente, sin atreverse a acercarse más. Hizo otro puchero más evidente. Si la cosa seguía así...
Mientras, si la madre había terminado con la cocina, ninguno de los presentes podría enterarse. Aun se escuchaba el ruido de la carne, aunque había reducido su intensidad...
Nivel: 10
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Como si la situación no fuera lo suficientemente incómoda, el Uchiha se mostraba empeñado en mantener un duelo de miradas con aquel muchachito. Incluso Juro tuvo que llamarle la atención para que se comportara, pues estaba dejando salir su lado infantil en el lugar y momento menos adecuado. Incluso aquella mujer problemática se mostraba preocupada por el hecho de evitar que aquel niño comenzara a llorar.
«No quiero más problemas, así que lo mejor será darle al chico lo suyo para que no llore.»
Kazuma se levantó lentamente de su asiento y se acuclillo justo frente a aquel bonito casco infantil. Lo tomo entre sus manos y lo observo un poco, como preguntándose si a él mismo le habría hecho falta uno cuando tuvo esa edad. Planeaba acercarse al chico y entregárselo, pero aquello quizás pudiese asustarlo.
Al final se decanto por la opción más segura y que menos acercamiento requiriese. Con suavidad arrojó el equipo de protección hacia el muchachito, de manera que rodará suavemente hasta terminar justo frente a él. Puede que así pensara que estaban jugando con él, pero aquello era mejor a que comenzara a llorar y les causará aún más dificultades.
Nivel: 20
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Todas las circunstancias estaban empezando a ser estupidas e injustificadas. ¿Cómo demonios habian acabado esperando Kami sabe qué en un salon rosa mientras tenian que cuidar de un niño que parecia querer ponerse a hacer skate a la absurda edad de medio año? Dos de cada tres personalidades que vivian dentro suyo le decian una y otra vez que no deberia estar ahí parado sin hacer nada cuando tenia un deber que cumplir.
Todo esto hubiera sido más facil si Kureji-sensei hubiera venido
Ni siquiera estaba prestando atención a lo que miraba, estaba planteandose cuento tiempo les quedaba para llevar a cabo el trabajo y las posibles reacciones de Shiori si fallaban, se habia informado de ella y no tenia un historial de hermana Teresa precisamente. Y al parecer, el niño no habia sido capaz de aguantar la mirada ausente del shinobi y estaba al borde del llanto.
Chasqueó la lengua y se apartó a apoyarse en una pared con los brazos cruzados. Todo eso estaba siendo soberanamente estupido, recopilar información era una parte secundaria, hasta que no completaran la principal no podia simplemente sentarse a tomar el té en un salon como si nada.
Pero se paró apoyado en esa pared con los ojos cerrados esperando que un meteorito aniquilara esa casa.
Nivel: 22
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Como si de una bomba se tratase, Kazuma manejó con cuidado el casco y se lo lanzó levemente, lo suficientemente fuerte como para que le llegase, aunque sin ocasionar daños. El chico observó cuidadosamente a Kazuma, como si le hubiese visto por primera vez desde que había entrado. Luego, cogió cuidadosamente el casco y lo abrazó con fuerza.
Juro suspiró tranquilamente, al ver que se había solucionado, y que Nabi mantenía la mirada apartada de todo.
Justo en ese momento, la puerta central se abrió y por ella apareció la mujer, ya sin el delantal y sin la satén.
- ¡Esta perfecta! - comentó, con una alegría natural en ella - Si queréis, podéis quedaros a comer. Hay de sobra.
- Gracias, pero tengo un deber que hacer - respondió la mujer, no sin antes mirar a los tres genins , como si quisiese dejarselo claro a ellos también.
La mujer se acercó al grupo. El niño sonrió al verla, y luego echó a correr escaleras arriba, quizá en una especie de juego, o quizá simplemente porque si. Era un niño.
- Este niño... - comentó la mujer, con media sonrisa - Pero venga, no os quedéis ahí pasmados. Pasad.
La mujer les hizo pasar por la puerta que aun no habían visto, la de la izquierda. Nada más abrirla, lo que vieron fue un gran salón, que curiosamente tenía un tono verde grisaceo en las paredes en lugar del rosa que habían visto. En él había una gran mesa de cristal, dos sofás de un color azul identicos, con dos espacios para sentarse, y uno grande de tono rojo con hasta tres asientos al rededor de dicha mesa. Cerca también había otra mesa a mayor altura, con tres sillas.
La mujer optó por sentarse en el sofa azulino. Sobre la mesa de cristal, reposaban cinco tazas de un liquido verde, que parecía ser te. La mujer les invitó a sentarse.
- Me he tomado las molestias de preparar algo, sois mis invitados después de todo - comentó, mientras tomaba un trago de su taza de tete - Muy bien, vamos a hablar seriamente de lo sucedido. Quiero saber que ha pasado ahí fuera hace unos momentos. Uno por uno.
Los ojos de la mujer se posaron primero en el Uchiha, esperando una respuesta de él, y luego en Kazuma, probablemente pidiendo una explicación por lo sucedido. Después miro a Juro y por ultimo a Megumi, marcando los turnos con una maestría impresionante.
Nivel: 10
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El chico tomo su equipo de protección y lo sujeto como algo muy preciado. De cierta manera a Kazuma le pareció verse reflejado cuando de muchachito sostenía a Bohimei como si fuera lo único que le quedaba en el mundo. Aunque… Ciertamente, cuando estuvo en las calles su espada representaba todo lo preciado que tenía.
—¡Esta perfecta! —Comentó, con una alegría natural en ella—. Si queréis, podéis quedaros a comer. Hay de sobra.
La rubia apareció por detrás de él y al girar la encontró con un rostro mucho más amable y feliz que aquel con el que lo había recibido. Probablemente estuviera contenta por el hecho de haber salvado su comida de una posible incineración.
Sin dejarles opción alguna, la señora de la casa les hizo pasar a una especie de comedor. Si, había dicho que se podían quedar a comer si “querían”, pero dadas las circunstancias no tenían otra opción. La habitación era de un color mucho más agradable a la vista que el rosado chillón de la sala y el exterior. Era de un color gris verdoso, que resultaba bastante cómodo a los ojos de aquel de tez morena.
«Vamos, ¿qué es esto? ¿La hora del té acaso? —las cinco tazas llenas de una infusión verdosa que reposaban sobre la mesa transmitían un mensaje que decía “Vamos a hablar largo y tendido”—. Ni siquiera hemos comenzado a limpiar la primera casa y ya hemos perdido mucho tiempo.»
—Me he tomado las molestias de preparar algo, sois mis invitados después de todo —comentó, mientras tomaba un trago de su taza de tete—. Muy bien, vamos a hablar seriamente de lo sucedido. Quiero saber qué ha pasado ahí fuera hace unos momentos. Uno por uno.
La mujer desplazó su mirada de uno en uno, como indicando qué orden debían tomar al hablarle. No solo resultaba algo en extremo arrogante, si no que había seleccionado como primer turno al habla al más arrogante y antisocial del grupo. El de ojos grises se planteó el decir algo, pero tratando de evitar la ira de la señora de la casa, se limitó a mirar de forma acusadora y poco disimulada a la gordita problemática.
Nivel: 20
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La cosa se estaba saliendo de madre, el castaño oscuro era más negro que los ojos del Uchiha, al finalizar de hacer lo que Satán quisiera que estuviera haciendo esa mujer en la cocina salió tan tranquila y les invitó a comer como si tal cosa.
—¿Qué demonios le pasa a esta gente?
En serio, ¿eran siquiera conscientes de que eran un grupo de shinobis con una misión que llevar a cabo? Pides una misión por la que has pagado un dinero para que cuando algún soldado militar se ofreciera a cumplirla y cobrar su parte lo coges y lo metes en tu casa haciéndole perder el tiempo cosa mala. Después cuando no les diera tiempo a acabarla ellos se llevan una reprimenda y tu pierdes un dinero importante ademas de tiempo y comida. Prefería cien veces llevarse una bronca por haber sido un maleducado que por no haber cumplido su cometido.
Así, cuando pasaron al otro salón, donde la mujer esa le ofreció té y pidió una explicación sobre lo que había pasado, lo soltó. Todo. Estaba muy harto ya, no solo habían perdido el tiempo sino que se había extralimitado con sus ordenes que en ningún momento decía que tuvieran que contentar a ninguna ama de casa pasándose de lista, y menos a DOS. Suspiró y sus ojos negros se clavaron en los ignorantes de aquella señora.
— Se lo voy a dejar muy claro. No somos sus peones, lo que ha pasado ahí fuera es que estábamos llevando a cabo nuestro cometido, mientras mi compañero le avisaba de que nos habíamos puesto manos a la obra y tanto usted como la otra señora aquí presente lo único que han hecho ha sido entorpecer nuestra tarea hasta el punto de hacernos parar para perder el tiempo por algún absurdo motivo. Nuestra primera y única prioridad es cumplir ordenes. Así que si usted o su amiga tienen inconvenientes con ello, van a la Uzukage y se lo expresan a ella.
— Mi equipo y yo tenemos dos casas más que visitar después de esta, así que lo siento, no vamos a tomar el té, no nos vamos a quedar a comer y no vamos a darle ninguna explicación innecesaria. Ahora le informó que mis compañeros y yo vamos a limpiar su fachada como ya se le había informado anteriormente. Y si prefiere mantener la pintada, nos lo pone por escrito con su firma y ya pasaremos a la siguiente vivienda. Pero si sigue inmiscuyéndose en nuestros asuntos sin motivo aparente y sin proporcionarnos tal documento, no nos quedara más remedio que informar de usted en nuestro informe. Buenos días y a más ver.
El Uchiha se explicó alto y claro antes de salir por la puerta, no era de su incumbencia si sus compañeros se quedaban o no, había hablado por ellos, porque al fin y al cabo eran un equipo y esperaba que ellos pensaran igual que él, pero que alguno mostrara algún signo de querer quedarse no iba a ser él quien le detuviera. Había tocado techo con toda esa situación, no se pararía, saldría por la puerta volvería al lugar del crimen y borraría el acto de vandalismo, indiferentemente a lo que dijeran o hicieran aquellas civiles, a menos claro, que la propietaria aceptara quedarse con eso así y le proporcionaría un documento que así lo expresara.
Cualquier otra combinación de palabras no le haría parar.
Nivel: 22
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Un círculo vicioso se había formado en aquella casa. Kazuma miraba mal a la mujer que les había llevado hasta la casa, Juro miraba a la dueña de la casa con algo de pavor, la mujer con aspiraciones detectivescas miraba mal a Kazuma y luego a Juro, mientras la dueña de la casa miraba a Nabi.
“Si las miradas fueran asesinas de verdad ya estaríamos todos muertos….”
Entonces, llegó el momento. Nabi se levantó, y habló. Habló probablemente más de lo que había hablado en toda la misión. Todo el resentimiento acumulado durante todo el rato estalló en forma de cortantes palabras, que trataron de dañar a todo el que las comprendiera.
Tras decir que no pensaba perder el tiempo, y que después de todo, era una misión que les habían encargado ellos mismos, decidió que ya era hora de irse a limpiar. Eso, o que les dejase claro que no querían hacerlo.
Juro se quedó algo impresionado. No es que no lo pensase, tenía bastante razón. Solo por la forma de hablar. Él nunca se habría atrevido a hablarle a un civil así. No es que tuvieran un gran poder sobre ellos, pero parte de la misión habría dependido de los tratos con ellos. Afortunadamente, no era obligatoria…
La mujer no lo detuvo. Juro se levantó, dispuesto a seguirle. Después de todo, eran sus compañeros. Pero tampoco habría más opciones.
- Después de montar alboroto en mi propio jardín y de que os ofrezca mi hospitalidad… No sé para qué me esfuerzo en ofrecer nada…- dijo la mujer, con tono doliente – Se nota que no os han educado bien… Pero con esa actitud, no puedo hacer nada…
«Salid de esta casa antes de que a mi Hayato se le peguen vuestros malos hábitos – dijo entonces, levantándose - ¿Queréis limpiar y desentenderos del dueño, no? Pues venga, ya tardáis.
- Pero… - protestó Megumi, contrariada.
- ¡Tú también! – exclamó, más enfadada por la protesta - ¡Largo!
Juro captó el mensaje al instante. Miro a Kazuma, para dar a entender lo que claramente tenían que hacer, y luego se marchó. Salió por la puerta antes que nadie, y vio a Nabi, quien ya había comenzado a limpiar el estropicio. Sintió que debía decir algo, unas palabras de agradecimiento, darle la razón, o incluso reprenderle…
… Pero sintió, al verle, que lo único que conseguiría sería que se enfadase con él también, si es que no lo estaba ya, o que le ignorase o le matase con sus sarcasmos rellenos de odio.
Quizás fue su inexperiencia, quizá su poco trato, pero no dijo nada. Simplemente se acercó, cogió sus utensilios y se puso a limpiar por el lado contrario, donde no estaba ocupándose él. Si el Uchiha decidía mirarle a la cara, Juro simplemente asentiría, con el rostro lleno de seriedad.
Cuantos más rápido lo limpiasen, mejor.
Nivel: 10
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—Se lo voy a dejar muy claro —finalmente, Nabi estalló—. Blablabla, problemas. Blablabla, obstáculo. Blablabla, la casa siguiente. Blablabla, su madre tal cosa…
«!Wow¡ Aguanto bastante más de lo que creí posible.» —Admitió el Ishimura mientras degustaba el té.
Tanto el Uchiha como el pelinegro se levantaron en silencio y procedieron a marcharse. Parecía que ambos compartían la misma frustración. Por su parte Kazuma se encontraba mucho más tranquilo ahora que Nabi había expresado todas sus inquietudes. Aunque parecía un poco fuera de lugar estando sentado en el mueble, de lo más cómodo y con su aspecto pulcro y arreglado, como si no hubiese pasado nada. Y se mantuvo así, incluso luego de la mirada que Juro le arrojo para que se pusiera en marcha.
—Después de montar alboroto en mi propio jardín y de que os ofrezca mi hospitalidad… No sé para qué me esfuerzo en ofrecer nada… —dijo la mujer, con tono doliente—. Se nota que no os han educado bien… Pero con esa actitud, no puedo hacer nada…
—Salid de esta casa antes de que a mi Hayato se le peguen vuestros malos hábitos —dijo entonces, levantándose—. ¿Queréis limpiar y desentenderos del dueño, no? Pues venga, ya tardáis.
—Pero… —protestó Megumi, contrariada.
—¡Tú también! —Exclamó, más enfadada por la protesta—. ¡Largo!
Entonces el joven de cabellos blancos se quedó solo con aquella mujer rubia. Lejos de ser la fantasía tipo milf de cualquier jovencito, el silencio se torno bastante incómodo cuando la señora depositó su enojada mirada en el plácido jovencito.
—Entiendo —dijo calmadamente—. También me retirare. —Se levantó dispuesto a marcharse, pero antes le dirigió algunas palabras a la señora de la casa.
»Mil disculpas por todos los problemas causados —hizo una marcada reverencia de sinceridad—. Lamento que mi compañero se haya expresado de tal forma, pero lo que decía era en gran medida verdad… Verá, es que estamos en nuestra primera misión y no tenemos ninguna experiencia en el trato Ninja-civil… Lo cierto es que para nosotros hay mucho en juego y permitirnos estas interacciones en medio del trabajo es algo inaceptable a los ojos de nuestra profesión.
»De nuevo, me disculpo. Gracias por su hospitalidad y el sabroso té. Que tenga buen día, señora. Trataremos de terminar nuestro trabajo a la brevedad para retirarnos.
Para cuando el de piel morena salió al patio de la casa, se encontró a sus dos compañeros en un silencio un poco lúgubre. Ambos permanecían callados mientras limpiaban la fachada de aquella casa. Kazuma tenía ganas de decirles “se los dije” y aunque bien se lo merecían, lo mejor era esperar a que terminaran con la misión.
—Hey —los llamó para que se giraran—. No olviden colocarse las mascarillas, es por seguridad. —Dijo mientras se ponía la suya. Tomo un cepillo y comenzó a restregar el muro.
Nivel: 20
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Nabi no escuchó nada mientras salia, lo que le dio luz verde para seguir con su maldito trabajo, que era única y exclusivamente limpiar aquella dichosa pintada. No era aguantar civiles, ni recolectar información, ni encontrar al culpable de nada. Si una pista les llovia de cielo, mejor que mejor, pero no iba a perder su tiempo en rebuscar entre la mierda algo que ni siquiera se le habia dicho que encontrara.
Así pues, se acercó al cubo donde ya tenian preparada la solución que utilizarian para limpiar la pintada y recolocandose aquella maldita mascarilla procedió a limpiar. Al detenerse a coger las cosas pudo ver que uno de sus compañeros habia salido tras él, cuando sus miradas conectaron, Juro asintió serio mientras se ponian por faena. Ahora solo faltaba el tercer pie del gato, que aún no daba señales de vida.
Se puso a limpiar con cuidado de no pasarse frotando pero quitando toda la pintura tan eficiente y rapidamente como fuera posible. Unos instantes más tarde, Kazuma aparecia como si nada. Al escucharle, desvió la mirada un segundo hacia el peliblanco antes de volver a lo suyo. Menos mal, si perdia a uno de sus compañeros en una mision de limpieza no sabia como iba a decirselo a Shiori sin que se le cayera la cara de vergüenza.
Y así, los tres shinobis se pusieron por fin a completar su misión. El rubio casi podia ver el porcentaje de mision cumplida ir subiendo con cada movimiento que hacia con el cepillo, despues de tanto rato perdido entre marujeo y gilipolleces varias, estar ahí, cumpliendo con su deber, era algo magico.
Una pequeña parte dentro de él sabia que eso no habia acabado, estaba atenta a cada recobeco a cada sombra que se movia furtivamente. No podia ser tan facil, en algún momento, en algún atisbo de maldad nacerian de nuevo los obstaculos que les impedirian acabar con su tarea. Ya fuera otra mujer, un niño, un perro herido, o incluso Kazuma. Algo iba a entorpecerles de nuevo. Y esa certeza atenazaba el corazón del rubio.
Nivel: 22
Exp: 22 puntos
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· Per 40
Kazuma completó el equipo tras llegar, siendo el que más tardó de los tres en salir de la casa de la mujer, quién se había limitado a cerrar la puerta e ignorarlos. De la mujer detective no se supo absolutamente nada, pero no se atrevió a volver a detener su trabajo.
“Al menos, de momento…”
Tras un buen rato, los tres lograron terminar con el dibujo. Lo que antes era una escena totalmente obscena, se había convertido otra vez en una pared demasiado chillona y afeada. Pero una pared, al fin y al cabo.
¡Una menos! – Exclamó Juro, felizmente – Quedan dos casas
Juro se quitó la máscara y dejó el cepillo apoyado contra la pared, para estirarse un poco después de la limpieza. El agua del cubo había disminuido considerablemente por el trabajo, pero por lo demás, el resto de instrumentos estaba bien.
Pensó en dejar el lugar, aunque antes, una duda asaltó su mente.
- ¿Nos vamos sin más a la siguiente casa? – aunque habían quedado mal con ella, un mal servicio estaba bastante mal visto para un ninja… - ¿Le dijiste algo tu?
Juro se dirigió directamente a Kazuma, ya que había sido el que más había tardado en salir. De cualquier forma , se sacudió un poco el polvo y recogió sus herramientas, listo para partir. Después de todo, ya nada le retenía en esa casa.
Por su parte, en esa larga calle de casas no había nada más que llamar su atención. La siguiente calle que tenían que buscar era la calle de los cerezos, no al de las flores, donde se encontraban las últimas dos casas. Aunque ambas se encontraban en el mismo bloque, había varias calles de diferencias entre ambas. Si de decidían a partir, les esperaba aun un pequeño camino de quince minutos hasta llegar a la dichosa calle.
Quince minutos que podrían ser tranquilos, o podrían alargarse. La vida era tan impredecible a veces…
Nivel: 10
Exp: 396 puntos
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Irónicamente, el dejar inmaculada de nuevo aquella pared les tomó casi poco menos de la mitad del tiempo que habían perdido. Resultaba una suerte que el diluyente fuera tan efectivo y les facilitara tanto el trabajo. Lo único es que ahora Kazuma tenía varios manchones negros en sus bonitas ropas, pero poco importaba aquellos si cumplía con su misión.
—¿Nos vamos sin más a la siguiente casa? —Aunque habían quedado mal con ella, un mal servicio estaba bastante mal visto para un ninja…—¿Le dijiste algo tu?
—Ya me he disculpado con ella por los inconvenientes —aseguro demostrando que había dado la cara por el equipo—. Así que lo mejor es que recojamos nuestras cosas, dejemos todo en orden y nos marchemos sin molestarla.
Siguiendo la lógica de sus palabras, el Ishimura comenzó a recoger cualquier cosa que se les pudiera quedar ahí. Se aseguro de llevarse los guantes usados y la botella de limpiador, además de correr hacia el desagüe cualquier líquido que pudiera quedarse encharcado. Con aquello echó la casa quedó limpia, de un color que dañaba la vista más que el propio sol y con unos adornos de jardín perturbadores, pero estaba limpia. Aunque algo seguía extrañando a Kazuma.
«¿Cómo hace un civil para subirse hasta ahí y hacer semejante dibujo sin que nadie lo vea? Y ¿Vale la pena tanto esfuerzo por una broma?»
Nivel: 20
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7/05/2016, 15:39
(Última modificación: 7/05/2016, 15:40 por Inuzuka Nabi.)
Como no, habian tardado muchisimo menos tiempo en acabar con la misión en sí que el que habian estado perdiendo con ese par de mujeres que no conocian limites a la hora de molestarles y añadir obstaculos a la sencilla tarea de los chicos. La felicidad se hizo presente en el lugar, Juro saltó de pura emoción, Nabi suspiró de incredulidad, habia llegado a un punto en que ni siquiera creia posible acabar la limpieza sin ninguna interrupción, Kazuma no pareció tener ninguna reacción al hecho de haber acabado un tercio de la misión. El rubio se quitó la indumentaria para limpiar que llevaba puesta y la dejó en su lugar.
- ¿Nos vamos sin más a la siguiente casa? ¿Le dijiste algo tú?
Ya con las cosas guardadas y a punto para salir de allí cuanto antes mejor, las miradas de Nabi y Juro se aposentaron en Kazuma, quien se habia quedado más tiempo dentro de aquella casa, seguramente hablando con el demoniaco ser que vivia dentro.
—Ya me he disculpado con ella por los inconvenientes. Así que lo mejor es que recojamos nuestras cosas, dejemos todo en orden y nos marchemos sin molestarla.
Sonaba logico. Y... seguia la linea de cumplir la misión, y habian llegado ellos solitos a esa opción, tan logica y tan responsable. Que rapido crecen. Pudo ver como Kazuma echaba un último vistazo a la pared, que tras limpiarla habia recuperado el rosa chillón que caracterizaba la casa, aunque con bastante menos brillo que el resto debido a la limpieza.
— Puerta 3 y 14 de la Calle de los Cerezos.
Soltaria intentando bajar de las nubes al peliblanco y recordarle que era él el que debia ir delante.
Nivel: 22
Exp: 22 puntos
Dinero: 610 ryō
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· Int 60
· Agu 60
· Car 40
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· Vol 40
· Des 60
· Per 40
8/05/2016, 18:33
(Última modificación: 14/05/2016, 17:23 por Eikyuu Juro.)
Silenciosamente, Nabi también puso su mirada en Kazuma, y este pronto se decidió a hablar.
—Ya me he disculpado con ella por los inconvenientes. Así que lo mejor es que recojamos nuestras cosas, dejemos todo en orden y nos marchemos sin molestarla.
Juro asintió, satisfecho por lo dicho por el peliblanco. Ahora que ya solo faltaba que Nabi dijese algo, y emprendería el rumbo hacia la nueva calle...
— Puerta 3 y 14 de la Calle de los Cerezos.— dijo entonces, con su tono seco habitual.
En esta ocasión, Juro no le contravino. Miró a Kazuma, y le instó también a que empezara a guiarles de una buena vez. Una vez que lKazuma se espabilará y dejara de sacar conclusiones, el grupo podría partir.
La distancia para llegar hasta la otra calle era de aproximadamente quince minutos, si se daban brio al caminar. Se encontraba en el mismo bloque, pero había un par de calles de diferencia. Si Kazuma tenía algo de idea, sabría que para llegar debían recorrer esta calle entera, después tirar hacia la derecha y otra vez hacia la izquierda, en la primera bifurcación. Con ello habrían hecho la mitad del recorrido.
Al tomar la bifurcación, verían una pequeña calle de transito entre zona urbanizada y zona urbanizada, donde no había absolutamente nadie. Eran los dueños de esa calle.
La calle seguía recto, en la dirección que debían de seguir para entrar en otra calle residencia, "Calle Carmesi", que se encontraba entre "Las flores" y "Los cerezos", lo que les costaría la otra mitad del camino hasta el lugar de origen, y después tendrían que buscar la casa...
... Sin embargo, además de ese camino tan evidencia, la calle se bifurcaba hacia otro más, que llegaba hasta algun lugar, o eso parecía. Iba en dirección izquierda, aunque ninguno supiese muy bien hacia donde.
Y en la pared antes de la bifurcación, había una gran marca, como decoración. Una flecha hecha totalmente de pintura negra, similar a las hechas en la pintada que han tenido que limpiar, que señalaba directamente la bifurcación hecha hacia la izquierda...
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
Sellos implantados: Hermandad intrepida- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60
Nivel: 10
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· Des 45
· Per 20
—Puerta 3 y 14 de la Calle de los Cerezos. —El tono era medio seco y medio imperativo.
— Claro, el camino —dijo un poco fuera de sí, al notar como sus compañeros se le quedaban viendo. Aún no se acostumbraba a aquello de la falta de orientación—. Está a poco más de quince minutos. Démonos prisa.
Sin esperar nada más, el joven de cabello blanco comenzó a caminar con paso apresurado, esperando que sus compañeros le siguieran de cerca y no se perdieran. Camino hasta el final de la calle, lugar donde luego giro a la derecha y al final de la acera giró de nuevo pero a la izquierda. Con aquello ya habían recorrido la primera mitad del trayecto.
« Ahora veamos —se encontró un poco desorientado al llegar a un cruce completamente desolado—. Este lugar luce un poco diferente de cómo lo recordaba.»
De repente noto que se encontraba más que solo desorientado, pues uno de los caminos seguía recto hacia una tal “Calle Carmesí”, mientras que el otro solo tenía una flecha que señalaba hacia un lugar sin nombre. Quizás fue que pasó por alto alguna señalización, pues nada parecía indicar que rodeo o dirección debía de tomar para llegar a su destino.
« Rayos... Sería mucho más fácil si le pusieran números, en lugar de nombres, a las calles.»
Dentro de si estaba considerando el preguntarle a alguien por indicaciones, pero había dos problemas con aquello; Uno era que el lugar estaba completamente desierto y el otro era que no sabia como decirle a sus compañeros que se había perdido un poco.
Nivel: 20
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Ambos pares de ojos se posaron sobre Kazuma, quien pareció entender de que iba el asunto aunque estaba bastante más nervioso que cuando habian venido hasta aquella primera casa desde la oficina de la kage. Y una sola idea paso por la mente del rubio.
— No sabe como ir.
Sin embargo, el peliblanco se puso en marcha con una confianza importante, lo cual hizo que el Uchiha guardara sus impresiones por el momento. Juro y Nabi le seguian de cerca sin perder el ritmo, el cual era apresurado para gusto del rubio, que estaba deseando compensar el tiempo perdido anteriormente haciendo más rapidamente el resto de casas. Hasta la mitad del camino todo parecia ir bien, sin embargo, Kazuma se paró ante una señal. Ahora sí, la idea de Nabi volvió a aparecer.
— Se ha perdido.
Como confirmando su pensamiento, Kazuma miro los alrededores como buscando alguien a quien preguntarle. El rubio miro a Juro antes de hablar, por si este tenia alguna idea.
— Estamos perdidos
Deberia haber sido una pregunta, pero no era una pregunta, era una afirmación. Pues era demasiado obvio como para preguntarlo y perder el tiempo discutiendo sobre de que peliblanco era culpa aquello. Lo mejor era aceptarlo y buscar una solución cuanto antes.
— ¿Estamos cerca o lejos del lugar? Si estamos cerca que cada uno vaya por una calle y despues volvemos a este mismo punto para ver por donde es.
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