— ¡De acuerdo! Entonces vamos primero por el río.

Sin querer perder mucho más tiempo allí parada, Kimi se acercó a las señales para comprobar el camino, antes de tomar el que las llevaría al río, mirando a su alrededor según andaba por si encontraba algo de interés.

— Disculpa, Jun-san. No nos habíamos comentado nuestras habilidades ¿verdad? —Le preguntó—. No soy muy distinta a mi hermana. También domino el Raiton y practico el Karate de la Escuela Kaminari. No sé qué tan útil nos será hoy, pero me esforzaré al máximo.

«Si, eso creo.» La leve duda no detuvo el andar que ambas emprendieron. Se aseguraron que el cartel indicase que estaban yendo por el camino correcto y, sin mucho más, siguieron por allí.

El camino por el que decidieron ir era descendiente y había algún que otro giro, seguramente que iba directo al río. Intentó no pensar mucho en eso y estar atenta a sus alrededores en un lugar desconocido para ambas.

—No, no. Creo que no hablamos de nuestras habilidades. — Metió palabra y luego escuchó sobre sus habilidades

Parecía que las de ella eran muy parecidas a las de su hermana. Era de esperarse, ya que ambas entrenaban juntas en su dojo, por lo que podían tener el mismo estilo de combate. Curiosamente, ambas también dominaban el Raiton. Por lo que, si daba los mismos putazos que Chika, Jun podía quedarse tranquila de estar respaldada en esa área.

—Genial. Nos viene bien tener alguien más frontal. — Y no se refería a la forma de hablar. —Yo no me defiendo muy bien cuerpo a cuerpo y tampoco tengo muchas técnicas ofensivas, solo tengo mi arma para esas cosas. — Señaló su kodachi. —Pero sé usar un poquito de Ninjutsu, Genjutsu y Fuuinjutsu. Además, en el clan Nara usamos técnicas relacionadas con las sombras. Suena raro, pero seguramente nos pueda venir bien en alguna situación.

El camino que bajaba al rio no tenía mucho misterio. Bajaba siempre, primero hacia un lado, despues hacia el otro. No tardaron en llegar a una especie de mirador. Había bancos, mesas, una papelera, todo lo que se necesitaba para poder hacer un picnic mientras se disfruta de las imponentes vistas de los acantilados y el sonido del rio fluyendo en el fondo. Estaba claro que era un lugar turistico.

Después, el camino se volvía tremebundo. Ya no era tan ancho y espacioso como el que habían recorrido hasta ahora. Se estrechaba considerablemente y en algunos trechos parecía que fuese a desplomarse en cualquier momento. Era probable que se tratase de un camino antiguo que ahora había quedado para poco más que ir al mirador, pero no era completamente intransitable y menos para unas kunoichi tan diestras. Sin embargo, el riesgo era evidente. Un paso en falso y rezos por caer dentro del rio.

— ¡Asombroso! Parece que nos complementaremos bastante bien.

Todavía le preocupaba lo bien que pudieran trabajar en equipo si llegaban a estar en peligro, pues hasta ahora solo había trabajado junto a su hermana, pero tal y como iban las cosas quizás no tenía nada de lo que preocuparse.

Continuaron andando por el camino cuesta abajo que cada vez se estrechaba un poco más, hasta que se encontraron con un tramo especialmente peligroso en el que Kimi se detuvo a tomarse de nuevo una de sus botellas de agua de una sola vez, antes de volver a guardarla y concentraba chakra para andar por el muro que tenía al lado, que parecía algo menos peligroso.

—Tiene pinta que si, ¿verdad? — Sonrió.

Habría que ver como se adaptaba la una con la otra cuando llegue el momento. Pero, sobre el papel, parecía que no iban a tener mucho problema con el rol que podía cumplir cada una.

Después del mirador, el camino se volvía cada vez más estrecho. Bueno, hasta ahí Jun casi que podía manejarse. El problema era que el camino no paraba de estrecharse e, incluso, había tramos que eran realmente peligrosos. Frenó casi al unísono con Kimi, aunque esta solo fue para tomar agua. A la Nara la detenía otra cosa. «Pero la p...» Si iban por ahí, era cuestión de un error para caer de lleno al río.

—Kimi — Dijo lo suficientemente alto para que le escuchase mientras esta ya había tomado su agua y se fue a trepar el muro. —¿E-esa será la única forma de pasar?

Evidentemente, lo era. En su cabeza lo tenía claro pero casi que no quería aceptar la realidad que tenían en frente. Tímidamente, se dirigió a la pared y fue acercando uno de sus pies concentrados con chakra a esta. Aunque intentaba estar firme, estaba más temblorosa que una gelatina.

«¿Quien me manda a hacer esto?» Suspiró profundo al apoyar el primer pie y en lo que iba subiendo el segundo.

Al descubrir la magia de ser ninja y que los caminos eran meras sugerencias para ellas, consiguieron llegar hasta abajo sin mayor problema. Habían tardado más que bajando directamente pared abajo, pero la seguridad había estado en máximos historicos. Llegaron al lecho del rio y al observarlo, era dificil saber hacia donde fluia. Seguramente se tratase de una ilusion optica del agua, porque un rio siempre tiene que fluir en un sentido, pero este parecía ir a veces hacia el norte y a veces hacia el sur, como si el propio rio no se decidiese.

Ambos lados del rio eran igual de estrechos, aunque al sur parecía hacer un pequeño giro y se ensanchaba por el lado en el que estaban. Ahora solo quedaba decidir su ruta, ¿a favor de la corriente o en contra? Estaban en tierra firme así que iba a serles igual de dificil subir que bajar, pues era un camino practicamente llano.

— Um... creo que sí. —Respondió Kimi mientras cruzaba, aunque no parecía muy segura.

Por suerte para las chicas, aquel pareció ser el camino correcto para avanzar, por poco ortodoxo que fuera. Pudieron continuar hasta abajo sin mayor problema, aunque todavía no había ningún rastro de Nazo ni de su casa, y para colmo, ahora tenían que tomar otra decisión.

— ¿Seguimos por aquí? —Sugirió, todavía poco segura de sí misma, mientras apuntaba río arriba, hacia el Norte.

Aunque había sido ella quien había propuesto una dirección primero, acabaría por hacer cualquier cosa que Jun sugiriese, pues en la situación en la que estaban cualquier idea que Jun tuviese sería tan buena como las de Kimi.

De una forma u otra, Jun terminó aceptando que el mejor camino a tomar era pared abajo. No le costó barato y se le notaba demasiado nerviosa haciéndolo, yendo un ritmo no tan constante como era el de su compañera.

Quien sabe como, y mucho menos ella, pudieron llegar al lecho del río. Siguió detrás de Kimi, actuando de forma automática y casi sin pensar en su accionar. Por suerte, fue la otra chica la que la sacó de ese estado con su pregunta. Recién ahí fue cuando empezó a analizar la situación.

—Vaya, que decirte. — Dijo algo abobada.

Miró para ambos lados del río, notando la extrañeza que manejaba el agua en ese lugar. Intentó apelar a la lógica, viendo si podía elegir una opción dentro de todo razonable.

—Si el hombre este había perdido parte de su casa por la subida del río, es muy probable que ese lugar estaba para el sur, ¿no? — Dijo poniendo su mano en la barbilla. Podía no ser del todo correcto, pero en su cabeza tenía sentido. —Aunque, si se movió para un lado luego de eso, tuvo que hacerlo para el norte.

Miró a la Kaminari, viendo si sus palabras le habían aclarado algo o solo habían metido más dudas.

—Iría a dar una vistazo rápido al sur primero. Si nos fijamos allí y me equivocó, podemos volver para el otro lado.

El sonido del río era muy apaciguador, lento, constante. Parecía un buen río, un río calmado y amable. Sería difícil decir que es una mala bestia de masa de agua en cuanto empieza a fundirse la nieve del invierno.

Por suerte, eso todavía no había pasado y Yachi podía fingir ser algo más que la bestia destructiva que es.

Kimi asintió y decidió probar con lo que había propuesto Jun.

— Eso tiene sentido. ¡Probemos!

Sonrió, antes de empezar a seguir el camino propuesto por Jun. Con suerte, las chicas encontrarían lo que buscaban tras el giro que había al Sur. Aunque en el peor de los casos tendrían que darse la vuelta y volver a empezar el camino desde cero.

—Bien. — Sonrió al igual que ella.

Parecía ser que Kimi no tenía ningún contrapunto con Jun, por lo que por lo menos iban a seguir un mismo plan. Con más intuición y confianza que otra cosa, empezaron yendo por el camino hacia el sur, viendo si había algo que les indique más cosas después de ese giro.

Las chicas anduvieron un rato en dirección sur y pudieron ver como el camino se ensanchaba a un lado del rio y después al otro, haciendo eses. En algunos de estos ensanchamientos podían verse vestigios de antiguos asentamientos muy maltrechos por el paso del tiempo y del agua, sobre todo del agua. Algunas casas tienen paredes enteras que parecen haber sido arrancadas con violencia.

Conforme avanzan, los asentamientos son más numerosos, igual de arruinados y el camino más ancho y, aparentemente, seguro. Muchas de esas casas están a varios metros de altura respecto al rio, parece imposible que el agua pudiese alcanzarlos. Sin embargo, ahí estaban, destrozadas.

De momento, las kunoichis no encontraron rastro alguno.

— Vaya... —Solo alcanzó a decir Kimi mientras veían todas las casas destrozadas.

Caminaron un rato más y vieron como cada vez habían más casas, todas igual de destrozadas. No había rastro de Nazo en ningún lado.

— No parece que hayan vuelto a construir aquí. —Observó Kimi. Al menos ella no lo habría vuelto a hacer—. Quizás se han mudado al pueblo.

No había dejado de andar lentamente y observar sus alrededores mientras hablaba, pero todo apuntaba a que tendrían que cambiar de rumbo.

—A la mierda.

Por una parte, la premisa que tuvo Jun era cierta, las casas totalmente desbastadas se fueron presentando poco a poco. El camino hacia el sur les mostró rápido que es lo que podía hacer el río allí y que tanto podía subir el caudal. Antes de llegar allí no se hubiera esperado que fuera tan fatídico aquel asunto.

Aunque, por la otra parte, la amejin se había equivocado estrepitosamente en escoger aquel camino. Si sabía el daño que podía llegar a causar el agua, hubiera deducido rápido que no mucha gente se hubiera asentado ahí de nuevo. Por lo menos no de esa forma y tan cerca del río.

—Si, parece que no volverán aquí. — Con el pulgar y el dedo corazón se frotaba la frente. Suspiró y miró a Kimi. —Disculpa, esto fue mi error. Vayamos yendo para la otra dirección para no perder más tiempo.

Cualquiera diria que estando debajo del barranco se oiría a cualquier persona que estuviese a menos de un kilometro por la acustica de las paredes y el eco, pero esa gente no tenía en cuenta lo ruidoso que era ese rio. Cada dos por tres tenía pequeñas cascadas que repicaban como campanas de iglesia por la cantidad de rocas caidas que tenía en su curso. Por eso era dificil darse cuenta de las voces que tenían a su espalda hasta que ya estuvieron bastante cerca.

— Mira, a mi me da igual lo que hagan, ¿vale? Mientras me paguen por simplemente estar y no por degollar a nadie, yo no sé nada.

— Vamos, hombre, no puedes decirme que no son más sospechosos que un perro cojeando. Preferiría trabajar honradamente.

— Hemos vigilado un sitio durante un rato, ¡ni siquiera hemos tenido que parar a nadie! ¿Quien demonios iba a bajar aquí de todas formas?

Se trataba de dos hombres, flacuchos, a unos cincuenta metros de ambas kunoichi. Acababan de aparecer de una de las curvas que hacía el rio. Vestían camisetas verdes, uno de un verde más gastado y oscuro que el otro, que además parecía ser el mayor de los dos. El mayor había puesto un brazo delante del otro, deteniendo su marcha. Si las chicas se giraban apenas tendrían un segundo para contemplar sus figuras antes de que los hombres empezasen a correr por donde habían venido a toda prisa. Estaban diciendose algo, pero ahora que miraban en la dirección contraria a ellas, les era imposible de entender.