18/06/2020, 16:53
A Ranko le seguía haciendo gracia escuchar a Akane hablar así con Etsu. Los Inuzuka planeaban ir a entrenar después de la comida. Daigo haría algo similar. A Ranko se le iluminaron los ojos por un momento, con ganas de unirse al par canino o al boxeador, pero la voz de Kuumi la trajo a la tierra.
—Nosotros iremos a ver a nuestros padres. Ya habíamos celebrado con ellos, pero nos pidieron que regresáramos al terminar el almuerzo —La pelirroja alzó la mano e hizo un gesto para atraer la atención de la camarera —. ¿Podría traernos la cuenta? Gracias.
—Oh… Oh, cierto. B-bueno, podemos entrenar juntos a-algún otro día. —La de la trenza les dedicó la más amplia de las sonrisas a los demás.
Hubo un momento de relativo silencio en lo que se preparaban para irse. Luego, la mesera arribó con una charolita con cinco dulces de menta (pues había visto que el perro había comido también, y no tenía problema en considerarlo un comensal y un papel con el total a pagar.
—Aquí tienen. Muchas gracias por comer aquí.
Ranko haría lo posible por poner no solo su parte del dinero, sino la del resto también, a pesar de que Etsu había querido invitarles los alimentos. Aunque quería negarlo, era el espíritu competitivo: no dejaría detrás a la familia Sagisō contra los Inuzuka de Kusagakure en una amistosa batalla monetaria. Claro que si el chico era más rápido que ella, podría poner el dinero antes.
De cualquier manera, las chicas se levantarían y Ranko estiraría un poco antes de dedicarles sendas reverencias a sus amigos.
—F-fue un gusto haberlos encontrado hoy, Etsu-san, Akane-san, Daigo-san. ¡De-Demos lo mejor para dejar en alto a Kusagakure! —Quiso alzar el puño al cielo, pero apenas lo movió tímidamente al nivel de su cabeza. No quería sobresalir de más en aquel restaurante.
—Sí, fue bueno verlos. ¡Hasta la próxima, Etsu, Akane, Verde! —Kuumi le dedicó un guiño particular Daigo mientras se daba la vuelta para salir con su hermana.
Ranko se giraría hacia su hermana, unos metros después de salir del local.
—¿Qué fue eso al final?
—¿Qué?
—Nosotros iremos a ver a nuestros padres. Ya habíamos celebrado con ellos, pero nos pidieron que regresáramos al terminar el almuerzo —La pelirroja alzó la mano e hizo un gesto para atraer la atención de la camarera —. ¿Podría traernos la cuenta? Gracias.
—Oh… Oh, cierto. B-bueno, podemos entrenar juntos a-algún otro día. —La de la trenza les dedicó la más amplia de las sonrisas a los demás.
Hubo un momento de relativo silencio en lo que se preparaban para irse. Luego, la mesera arribó con una charolita con cinco dulces de menta (pues había visto que el perro había comido también, y no tenía problema en considerarlo un comensal y un papel con el total a pagar.
—Aquí tienen. Muchas gracias por comer aquí.
Ranko haría lo posible por poner no solo su parte del dinero, sino la del resto también, a pesar de que Etsu había querido invitarles los alimentos. Aunque quería negarlo, era el espíritu competitivo: no dejaría detrás a la familia Sagisō contra los Inuzuka de Kusagakure en una amistosa batalla monetaria. Claro que si el chico era más rápido que ella, podría poner el dinero antes.
De cualquier manera, las chicas se levantarían y Ranko estiraría un poco antes de dedicarles sendas reverencias a sus amigos.
—F-fue un gusto haberlos encontrado hoy, Etsu-san, Akane-san, Daigo-san. ¡De-Demos lo mejor para dejar en alto a Kusagakure! —Quiso alzar el puño al cielo, pero apenas lo movió tímidamente al nivel de su cabeza. No quería sobresalir de más en aquel restaurante.
—Sí, fue bueno verlos. ¡Hasta la próxima, Etsu, Akane, Verde! —Kuumi le dedicó un guiño particular Daigo mientras se daba la vuelta para salir con su hermana.
Ranko se giraría hacia su hermana, unos metros después de salir del local.
—¿Qué fue eso al final?
—¿Qué?
Pensamientos (Plum) ✧ Diálogos (PaleVioletRed)