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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
A Ranko le seguía haciendo gracia escuchar a Akane hablar así con Etsu. Los Inuzuka planeaban ir a entrenar después de la comida. Daigo haría algo similar. A Ranko se le iluminaron los ojos por un momento, con ganas de unirse al par canino o al boxeador, pero la voz de Kuumi la trajo a la tierra.

Nosotros iremos a ver a nuestros padres. Ya habíamos celebrado con ellos, pero nos pidieron que regresáramos al terminar el almuerzo —La pelirroja alzó la mano e hizo un gesto para atraer la atención de la camarera —. ¿Podría traernos la cuenta? Gracias.

Oh… Oh, cierto. B-bueno, podemos entrenar juntos a-algún otro día. —La de la trenza les dedicó la más amplia de las sonrisas a los demás.

Hubo un momento de relativo silencio en lo que se preparaban para irse. Luego, la mesera arribó con una charolita con cinco dulces de menta (pues había visto que el perro había comido también, y no tenía problema en considerarlo un comensal y un papel con el total a pagar.

Aquí tienen. Muchas gracias por comer aquí.

Ranko haría lo posible por poner no solo su parte del dinero, sino la del resto también, a pesar de que Etsu había querido invitarles los alimentos. Aunque quería negarlo, era el espíritu competitivo: no dejaría detrás a la familia Sagisō contra los Inuzuka de Kusagakure en una amistosa batalla monetaria. Claro que si el chico era más rápido que ella, podría poner el dinero antes.

De cualquier manera, las chicas se levantarían y Ranko estiraría un poco antes de dedicarles sendas reverencias a sus amigos.

F-fue un gusto haberlos encontrado hoy, Etsu-san, Akane-san, Daigo-san. ¡De-Demos lo mejor para dejar en alto a Kusagakure! —Quiso alzar el puño al cielo, pero apenas lo movió tímidamente al nivel de su cabeza. No quería sobresalir de más en aquel restaurante.

Sí, fue bueno verlos. ¡Hasta la próxima, Etsu, Akane, Verde! —Kuumi le dedicó un guiño particular Daigo mientras se daba la vuelta para salir con su hermana.

Ranko se giraría hacia su hermana, unos metros después de salir del local.

¿Qué fue eso al final?

¿Qué?


Pues habiendo llenado los estómagos, partamos Risa El último en cerrar, que postee en recompensas, ¿está bien? ¡Gracias!
Pensamientos (Plum) Diálogos (PaleVioletRed)

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#32
La pelirroja apresuró a decir que ellas debían ir de regreso con sus padres tras la comida, por lo que daba a deducir que no podrían entrenar por el resto del día quizás. Justo tras ello, buscó con la mirada a la camarera, y alzó la mano para llamar su atención. Para cuando la mujer miró hacia la mesa, ésta pidió que les trajese la cuenta. Ranko pareció caer —valga la redundancia— en la cuenta, y terminó sentenciando que el entrenamiento tendría que esperar. Quizás otro día.

Sí, está bien así, después de todo mejor cuando estemos en plenas condiciones, ¿no? —obviamente, era una pregunta retórica.

La camarera no tardó demasiado en aparecer de nuevo por la mesa, trayendo consigo la cuenta. Como en una buena película del oeste, el silencio reinó por un instante de pura tensión. La planta rodadora pasó por medio de la mesa —no literalmente— dando consigo la rápida señal de que todo estaba echado, que se podía desenfundar.

Etsu, rápido cual Uzujin blasfemando cualquier otra cosa fuera de los muros de Uzushiogakure, lazó su mano al bolsillo y la sacó a la velocidad de la luz. Un montón de billetes volaron si dirección determinada, casi arrojados a puro azar, pero en última instancia se arrojaron sobre la mesa gracias a otro veloz movimiento por parte de la mano del Inuzuka. En un abrir y cerrar de ojos, el rastas habría plantado ahí una gran cantidad de dinero. Un dinero que le quemaba en el bolsillo, pues no pensaba haberlo ganado.

«Adiós al dinero del abuelo y el loco.»

No pudo evitar sonreír en lo que intentaba que la camarera se quedase con su dinero. Aunque Ranko tampoco lo ponía fácil, pues ella también quiso pagar no solo la parte correspondiente a ella y su hermana...

Al final, la camarera tomó la mitad de un lado, y la otra mitad del otro. Seguramente no era la primer ni sería la última vez que tropezase con comensales como la Sagiso y el Inuzuka. Con lo cuál, quizás ambos quedaron medianamente satisfechos. Etsu quizás debería de gastar el resto del dinero en helado o alguna de las absurdas sugerencias del glotón de su hermano, pero en fin. Menos da una piedra.

Ranko admitió que fue un gusto encontrarlos, y no perdió oportunidad para aunar fuerzas contra el torneo. Su hermana por otro lado, también se alegró de haber estado comiendo con ellos, e hizo un curioso guiño en el apodado Verde.

Sí, lo mismo digo. Ha sido un placer comer con caras conocidas. Hasta la próxima. —zanjó el Inuzuka en lo que abandonaban el restaurante, tomando cada uno diferentes direcciones.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~
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#33
Pronto llegaría la hora de despedirse en la mesa de los kusajin. Tan solo faltaba que llegase la camarera con la cuenta luego de que Kuumi se la pidiese.

Todo parecía realmente pacífico mientras el grupo se preparaba para marcharse. Solo lo parecía porque en realidad el establecimiento pronto se convirtió en el escenario de una batalla monetaria entre dos de las familias más importantes de Kusagakure.

Ambos representantes de sus respectivas familias actuaron tan rápido como el rayo para pagar la cuenta ante la mirada atónita de Daigo, que realmente no sabía qué podía hacer en una situación como aquella.

Finalmente la batalla se resolvió en un empate. De momento.

Las hermanas Sagisō se levantaron antes de que le dedicara una reverencia a sus amigos para despedirse.

—¡Eso es! Tenemos que repetirlo cuando acabe el torneo.

Luego le tocó a Kuumi, que dejó sin palabras a Daigo simplemente con guiñarle el ojo después de despedirse.

«¿Qué ha sido eso?» se preguntó, confundido y ruborizado.

Etsu fue el último en despedirse antes de que se marcharan.

—Ah, sí, hasta luego —sonrió.

«¿Qué ha sido eso?»
[Imagen: IMG-20210515-202948-586.png]

¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!

Team pescado.


Canal 5 con Uzumaki Eri hasta verano del 222.
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