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En la habitación 666 el hedor de la muerte impregnaba el aire, aquel olor a antisépticos y vendajes sucios. Un pequeño cuerpo tendido entre multitud de implementos que solo prolongaban su agonía al mantenerlo con vida más tiempo. Sus brazos y piernas se veían famélicos, mientras que su cabellera se mostraba gris por el sudor frío y la suciedad que oscurecían. Yacía postrado y con la posibilidad de dar su último aliento arrebata de él, puesto que era una máquina fría y metálica la que aún le obligaba a respirar. Poco quedaba de pulmones en aquel tórax aplastado y poco le quedaba de humano, con aquellas bolsas de inmundicia que colgaban de sus intestinos expuesto. Kazuma recordaba cada segundo desde que entró en aquella habitación y daba gracias por cada segundo que se le escapaba y que le acercaba a poder abandonarla en paz.
Por suerte para él no tardó mucho en abandonar la habitación que compartía con el viejo Kaneki. Se trataba de un señor canoso y bajito que se disputaba sus últimas horas de vida luego de un accidente de construcción.
Parecía que luego de la intervención que le hicieron, tuvieron que dejarle en aquel cuarto por si se presentaba alguna complicación, o por si estiraba la pata como pensaba él. Posteriormente lo trasladaron a la habitación “238” donde disfrutaría de un ambiente más ameno para aquellas personas que se esperaba sobrevivieran.
Era un lugar cómodo, blanco y con olor a limpio. Pero aun así tenía una sensación desagradable, y no sabía por qué sentirse peor; Si por dejar que el viejo recibiera la muerte solo o por el buitre que se posaba todos los días frente a su ventana.
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Habian pasado un par de dias desde los encuentros cuando se enteró de que Kazuma por fin habia salido de aquella compleja operación en que tenian que recolocarle todos sus organos y mantenerlo conectado a una vaca para que no se muriera. Esperaba que no se pusiera a pastar en las misiones despues de eso. Lo habia oido todo de boca de Eri, como habia golpeado a Kazuma con todas sus fuerzas, él sabia lo que era eso, pero que despues de eso lo golpeara otra vez... tenia que estar hecho papilla.
Por suerte, él ya podia andar, la quemadura del pecho se recuperaba de maravilla y con un gotero portatil podia desplazarse por el hospital libremente. Juro habia pasado sin siquiera tener que pelear, así que al único integrante de su equipo al que podia echarle la bronca era Kazuma. Por desgracia, habia estado ingresado en la sección más profunda del hospital, la sala 666. Llamada así porque los gritos que se oyen de esa sección recuerdan a los del infierno.
El sitio perfecto para Kazuma, se sentiria como en casa.
Bajo a recepción a preguntar por su nueva habitación en el reino de la luz, a lo que le contestaron al momento. Llegó a la puerta del numero que le habian dado sin mayor dificultad, estaba en el pasillo paralelo al suyo. Tenerlo tan cerca le dio un escalofrio. ¿Y si se le pegaba lo de ser apalizado por Eri? Iba a morir joven. Al menos moriria joven y guapo, no como Kazuma, que solo era joven.
Dio un par de golpes con el nudillo de la mano libre, la otra llevaba un gotero enganchado a un palo con ruedas.
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Juro apretó los puños por novena vez desde que había entrado en el dichoso hospital, disconforme con la situación en la que estaba. Había llegado y había preguntado por la habitación de sus compañeros, claro. Después de una dura decisión en la que tuvo que poner todo su esfuerzo, al final se decantó por ir a ver a Kazuma primero, ya que por lo que había oído, era el que peor había terminado.
"Aun así los dos hospitalizados y yo perfectamente... No voy a poder mirarles a la cara..."- se lamentó, llegando a la décima vez fácilmente.
Logró llegar al pasillo correcto por fin, todo gracias a sus grandes dotes en la orientación... Y a la enfermera que le había orientado dos plantas más abajo... y a la otra enferma que le había redirigido cuando entendió mal a la primera... y... Bueno, que ya estaba.
Fue fácil ver la puerta. Vio claramente como Nabi llamaba en ella. Las condiciones en las que se encontraba su compañero no pudo verlas bien, pero fue fácil identificar el gotero que llevaba encima. A pesar de la sorpresa, trató de acercarse a él para unirse a sus compañeros en la improvisada reunión de equipe.
"Bueno, mucho mejor así..."
Sin embargo, aun les separaba todo el pasillo. Probablemente Nabi entraría antes que él, sin darse cuenta de que Juro estaba ahí. No importaba, se acercaría a la puerta, imitaría el gesto del Uchiha al llamar y entraría.
- Hola chicos... - diría entonces, seguro de que sus dos compañeros estaban ahí por lo visto y oído -¿Como estáis?
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Escucho como tocaban la puerta y entonces supo que eran visitas; Por lo general los médico ni se molestaban en tocar la puerta y si hubiera sido Naomi, probablemente la hubiese escuchado sollozar en la entrada.
—Adelante —dijo mientras se reclinaba en la cama.
Fue una agradable sorpresa la que se llevo en cuanto vio a sus compañeros ahí parados en la puerta. Uno con su habitual gesto duro, quizás hasta más duro que de costumbre pues le veía herido. Y el otro se encontraba sano aunque cargaba un gesto de culpabilidad un poco extraño.
—Chicos, que bueno verlos de pie —diría en cuanto viera entrar a sus compañeros.
«Al parecer la Sensei no vino —pensó pesaroso—. Quizás es mejor así, debe estar muy decepcionada por los resultados de la primera ronda… Bueno no es que viniera aquí por ella, pero de todas formas me hubiera gustado escuchar su opinión»
El aspecto de Kazuma no era el mejor; su cabello estaba largo y desordenado, y las ojeras, causadas por la falta de sueño culpa de sus medicinas, estaban bastante marcadas. Pero de resto se le veía bien aunque algo frágil.
—Bueno… Cuentenme que tal les fue. —les diría a sus compañeros en cuanto se acercaran. Ya había leído en un periódico las reseñas de la primera ronda, pero quería escuchar lo que tenían para contar sus compañeros.
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Poco despues de picar a la puerta, una voz, como del más allá, le dio permiso para entrar. Nabi esperó a Juro, a quien habia visto con sus superpoderes visuales, llamado, mirar alrededor para ver si hay alguien antes de sacarse un moco, que al final, no pudo sacarse. Una vez este se habia acercado suficiente, él entraria primero, con Juro tras de sí.
El Uchiha examinó con la mirada el estado del peliblanco, antes de empezar con el ritual social conocido como visitar a un compañero moribundo.
Que bueno verte entero. Dime, Kazuma. ¿Cuando tiempo te han dado?
El tono de voz, así como era el muchacho, fue serio y contundente. La pregunta un tanto directa y pesimista, pero es que le estaba preguntando cuanto tiempo iba a tener que estar ingresado, no cuanto le quedaba de vida. Pero el Uchiha no era muy de especificar las cosas, daba por entendido ese hecho y procedia con su version. Eso ya le habia pasado factura con Rika, antes de abandonar la villa para venir al torneo.
Ya de por sí parecia demacrado, la paliza de Eri lo ha dejado con aspecto fantasmal al completo.
Pensó al ver las pesadas ojeras que se marcaban bajo los ojos sin luz ni brillo ni ganas de vivir del Ishimura.
Creo que deberias ser tú el que nos diga que tal le fue. Juro solo nos va a contar como era la sala de espera.
De nuevo, ese tono serio con palabras que podian ser percibidas con segundas intenciones, aunque la verdad era esa, lo que le fuera a contar Juro le interesaba nada y menos. ¡Si ni se habia pegado! En cambio, sabia que Kazuma habia recibido una paliza de magnitudes colosales y que ni siquiera habia usado su katana. ¿Habia sido todo demasiado rapido para él? ¿Se habia sobreconfiado? ¿Le daria vergüenza sacarsela delante de todo un estadio?
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—Chicos, que bueno verlos de pie —diría en cuanto viera entrar a sus compañeros.
Juro entró junto con Nabi en la habitación de Kazuma, y este les recibió muy cordialmente. Para alivio de Juro, Kazuma estaba bien, aunque mucho más frágil de lo que recordaba. Estaba aún peor que cuando casi le matan en el entrenamiento.
—Bueno… Cuentenme que tal les fue.
Creo que deberias ser tú el que nos diga que tal le fue. Juro solo nos va a contar como era la sala de espera.
" Lo sabía..."
Lejos de contestar ante la puya de Nabi, Juro simplemente agacho la cabeza, sintiendo sus palabras como una apuñalada trapera. Obviamente Nabi se estaba burlando de él por no haber peleado. Ellos habían perdido, pero habían luchado... Trató de que no notasen su problema, aunque ya fuese un poco tarde.
-Si, cuentanos. He oído que la pelea fue muy intensa, una gran demostración - dijo, con la misma sonrisas que siempre llevaba.
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Ambos se comportaron como lo hacían usualmente, por lo que se podía dar por hecho que lo transcurrido de torneo no había dejado secuelas psicológicas en ellos.
—Que bueno verte entero. Dime, Kazuma. ¿Cuánto tiempo te han dado?
—Este… —No estaba seguro de cómo contestar, puesto que no entendía del todo la pregunta—. La pelea no me ha dejado daños permanentes, pero el médico me ha advertido que evite los impactos de ese tipo —con su mano hizo un gesto en referencia al puño de Eri—. Según él, esa pelea me quito uno cinco años de vida, pero aun así no debería tener problemas para superar los sesenta años de edad.
El acortamiento de su esperanza de vida no parecía molestarle en absoluto, pues aunque para su corta edad cinco años eran bastante, para cuando tuviera unas siete décadas de existencia era probable que percibiera el tiempo perdido como algo de poca importancia.
—Creo que deberías ser tú el que nos diga qué tal le fue. Juro solo nos va a contar cómo era la sala de espera.
—Si, cuéntanos. He oído que la pelea fue muy intensa, una gran demostración.
—No creo que tenga nada de malo —aseveró, tratando de ver el lado bueno de lo sucedido a Juro—. Para la siguiente ronda se encontrará en mejores condiciones físicas que sus adversarios. Además… Un ninja no reniega de una victoria fácil.
El joven Ishimura tosió un poco luego de aquellas palabras. Su vida estaba fuera de peligro pero con su baja resistencia y su escaso aguante, su cuerpo se sentía como si fuera de cartón o de una cerámica muy frágil.
—El combate fue entretenido y bastante interesante —respondió, mientras hacía memoria—. No estoy seguro de que tan impresionante fue en lo que al espectáculo visual se refiere, pero si hubieron dos cosas que me… Que creo que me gustaron —no estaba seguro de cómo expresar aquel sentimiento que tenía, puesto que el combate si le había gustado, pero por otra parte decir que le agradaba el que le dieran una tunda no sonaba para nada lógico—. La primera fue que me envenenaron. Algo que jamás me había pasado, por lo que a falta de experiencia le exigí demasiado a mi cuerpo mientras aun estaba pasando la toxina —para su alivio la ponzoña líquida abandonó su cuerpo sin dañar sus riñones o hígado—. Lo segundo es que ya conocía la fuerza de Eri y lo poderoso que podía ser su golpe, pero pensaba que era una especie de Taijutsu manual, por lo que al realizarlo con su pierna me encontró totalmente desprevenido.
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Se cruzó de brazos escuchando atentamente lo que decia el peliblanco. Esperaba algún tipo de reflexion o algún descubrimiento sobre la forma de combatir de Eri, pero Kazuma no dijo nada más que lo que el Uchiha ya conocia. La peliazul estaba formada en medicina y en ninjutsu medico, por tanto, los conocimientos sobre venenos y antidotos venian de la mano. Se habia informado sobre ello tras sentir en sus carnes uno de esos jutsus. Como buen shinobi, se habia informado sobre la Mizumi desde las sombras.
De todas formas, no era una información muy valiosa, si querian saber las capacidades de su compañera de villa, bastaba con preguntarle. Lo verdaderamente valioso, era lo que habia recabado el Uchiha sobre su rival, Hachiko Daruu.
Bueno, si me lo permitis, os voy a hablar de mi combate. Mejor dicho de mi contrincante. Creo que es importante que sepais lo maximo posible sobre él, por si nos lo encontramos como enemigo en algún momento.
Hizo una pausa para ordenar sus ideas y respiró profundamente.
Su nombre era Hanaiko Daruu. Usaba jutsus de algún tipo de linea sucesoria para crear madera y elementales de Suiton. Sabe un jutsu muy raro que no usa sellos y crea un orbe de chakra verde con un poder destructivo remarcable.
Se señalaria el estomago al pronunciarse sobre aquel jutsu satanico que probablemente le habia enseñado algún demonio Amegakuriense.
Usa bombas sonoras y de luz. En cuanto a puntos fuertes, su capacidad de estrategia es bastante remarcable y la potencia de sus tecnicas. Sin embargo, tiene un punto flojo bastante importante, tiene una fuerza irrisoria, es totalmente incapaz de empuñar una espada, a lo mejor una de madera, pero ni siquiera pudo con mi kodachi. Y eso es todo.
Se quedó pensativo, ¿debia decirles lo otro que pensaba sobre el moreno? La verdad era uqe no habia que ser ningún genio para deducir que el jinchuriki de Ame debia estar por ahí, lo minimo era advertir a Juro por si no lo habia pensado.
Aunque hay algo que quiero comentaros, sobretodo a ti, Juro. De los gennins que se han presentado de Ame, es muy probable que haya un jinchuriki entre ellos. Podria ser Daruu, pero podria ser la kunoichi que ha pasado a la segunda ronda, así que ten mucho cuidado. Recuerdalo y si en combate tienes la certeza de que es ella, rindete. Esto no es la guerra, no hay necesidad de arriesgar tu vida contra un bijuu. Teniendo en cuenta que dejo inconsciente a su contrincante en apenas unos minutos, existe la posibilidad.
Les seria más útil saber la identidad del legendario jinchuriki de la Lluvia que no estar seguros y tener el cadaver de Juro y la incerteza de si era ella o no. A pesar de que Nabi tenia su foco puesto sobre Daruu, la realidad era que todo era posible. Que fuera él, que no lo fuera, que fuera cualquier otro shinobi de Amegakure, que este ni siquiera se hubiera presentado al torneo.
La cosa estaba en que estaba en los Dojos sí o sí, como participante o como espectador.
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7/03/2016, 17:54
(Última modificación: 7/03/2016, 17:55 por Eikyuu Juro.)
—No creo que tenga nada de malo —aseveró, tratando de ver el lado bueno de lo sucedido a Juro—. Para la siguiente ronda se encontrará en mejores condiciones físicas que sus adversarios. Además… Un ninja no reniega de una victoria fácil. – dijo el Ishimura, y tras eso, comenzó a toser.
Juro alzó la vista, y aunque no dijo nada, le dirigió una mirada de agradecimiento. Quizás tuviese que sonreír después de todo, aunque fuese para animar a Kazuma. Este, tras su ataque repentino, se dispuso a contestar a Nab, relatando acerca de su pelea con su amiga Eri. A pesar de llevarse bien con ella, Juro no pudo evitar escuchar…
Al terminar asintió, lentamente, asimilándolo todo. Ya sabía que Eri era médica, y tenía una ligera idea de que estaba ligado a los venenos, pero cabía la posibilidad de que no los usara, aunque no fuese el caso. Tendría que tener cuidado. También asimiló lo del Taijutsu, estaba en boca de todos como la joven peliazul había destrozado el suelo con un puñetazo.
“Taijutsu en manos y piernas, medicina, venenos… Toda información es útil…” – meditó, consciente de que siendo cuatro, las posiblidades indicaban que podría ser ella su rival.
Tras eso, miró a Nabi, quién comenzó a relatar poco a poco su combate también, esta vez, contra un tal Hainako Daruu. Juro se perdió en las palabras que dijo, pero trató de recordarlo todo.
“Jutsus de madera y de suiton, bombas de luz y de humo. Ninjutsu destructivo sin sellos… - su mente se había despejado por primera vez. Sabía que la información que estaba dándole Nabi era de vital importancia – Espera… ¿Ese paso? Bueno, da igual”
Cuando pensó que seguiría hablando de más técnicas, Nabi hizo una pausa y se dirigió a ambos, especialmente, a él, provocando que se tensara al instante por su tono de voz. Era más serio de lo normal, si podía ser.
Juro trató saliva, inconscientemente.
Aunque hay algo que quiero comentaros, sobre todo a ti, Juro. De los gennins que se han presentado de Ame, es muy probable que haya un jinchuriki entre ellos. Podria ser Daruu, pero podria ser la kunoichi que ha pasado a la segunda ronda, así que ten mucho cuidado. Recuerdalo y si en combate tienes la certeza de que es ella, rindete. Esto no es la guerra, no hay necesidad de arriesgar tu vida contra un bijuu. Teniendo en cuenta que dejo inconsciente a su contrincante en apenas unos minutos, existe la posibilidad.
- Dijo que fue un accidente… - murmuró, inconscientemente, hasta darse cuenta de que lo decía en voz alta – Tendré cuidado Nabi, no te preocupes. No sé si será ella o no, pero no creo que se atreviese a mostrar sus poderes en público, si lo amañase, sería mucho más sutil.
Era cierto. Nunca había pensado en esa posibilidad. Tras la primera ronda, había mantenido una conversación con Ayame, la kunoichi que ahora Nabi marcaba de sospechosa. ¿Cómo no lo había pensado?
“No lo creo… ¿Ame traería a su jinchuriki a mostrar sus poderes? Está claro que si eso pasase aplastaría a sus rivales sin el mínimo esfuerzo, y sería el ganador fácilmente. Llamaría mucho la atención…”
Había tantas incognitas…
- No sé lo que pasara, pero… Tratare de dejar bien al equipo – dijo Juro, por fin.
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Ambos chicos escucharon con atención las palabras del hospitalizado. Se les notaba interesados en lo que se estaba hablando, puesto que ni siquiera se tomaron la molestia de sentarse en una de las sillas cercanas. Se podía ver cómo el usuario del látigo absorbía cada palabra dicha, en busca de cualquier retazo de información que pudiera serle útil, cosa que tenía sentido puesto que aún le esperaba más torneo por delante, donde cualquier dato aparentemente ínfimo podría marcar la diferencia entre la victoria o la derrota.
—Bueno, si me lo permitís, os voy a hablar de mi combate. Mejor dicho de mi contrincante. Creo que es importante que sepáis lo máximo posible sobre él, por si nos lo encontramos como enemigo en algún momento.
Aquel de mirada rojiza tomó aire para ordenar sus ideas y procedió a narrar lo más resaltante de su combate; Aparte de uno que otro detalle no había mucho más que no fuera ya de saber común en aquellas alturas del torneo, sin embargo la descripción daba a entender que se trataba de un chico con habilidades y tácticas bastante versátiles.
«Ya veo… —escuchaba con atención académica—. Parece que logró sacar lo mejor del chico en aquel combate, aunque es posible que en este mismo instante ese Genin de Amegakure este dándole a sus compañeros un informe completo sobre las habilidades de Nabi.»
—Aunque hay algo que quiero comentaros, sobre todo a ti, Juro. De los gennins que se han presentado de Ame, es muy probable que haya un jinchuriki entre ellos. Podría ser Daruu, pero podría ser la kunoichi que ha pasado a la segunda ronda, así que ten mucho cuidado. Recuérdalo y si en combate tienes la certeza de que es ella, ríndete. Esto no es la guerra, no hay necesidad de arriesgar tu vida contra un bijuu. Teniendo en cuenta que dejo inconsciente a su contrincante en apenas unos minutos, existe la posibilidad.
En la habitación se asentó un silencio extenuante, pues era difícil de entender como el rubio hablaba de aquello con tanta soltura. Después de todo, se trataba de un tema un poco tabú; los sacrificios humanos o los contenedores vivientes, aquellas personas malditas que estaban condenadas a cargar con demonios incontrolables dentro de ellos. En parte leyenda urbana y en parte secreto oscuro, resultaba algo de lo cual no se debía hablar sin cuidado.
—Dijo que fue un accidente… Tendré cuidado Nabi, no te preocupes. No sé si será ella o no, pero no creo que se atreviese a mostrar sus poderes en público, si lo amañase, sería mucho más sutil.
—Ustedes... Joder —refunfuño Kazuma desde su cama—. No deberían de hablar de esas cosas con tanta ligereza y menos aún cuando son solo conjeturas —les recrimino un poco más calmadamente—. ¿Se les olvida que esos son asuntos secretos y que no estamos en la seguridad de nuestra villa? ¿Qué nos pasaría si por mera casualidad un Anbu de Amegakure estuviera escuchando lo que aquí se dice?
Tocio un poco y luego se quedó en silencio.
Su maestro ya le había narrado en varias ocasiones lo poco que se sabía sobre las bestias que una vez asolaron el mundo. En una oportunidad le contó sobre la teoría de encerrar a una en un recipiente humano, como una cobra atrapada en una vasija. Pero también le explicó lo que se creía que pasaría si el contenedor llegará a destaparse o a romperse. Claro cabía la posibilidad de que al morir el portador el demonio también lo hiciera, pero también existía la posibilidad de que escapara durante el proceso de debilitamiento y muerte ¿Qué sucedería si había un portador de las bestias con cola? ¿Qué pasaría si este resultaba “accidentalmente” herido de gravedad y por causa de aquello se liberará en un lugar como aquel? Solo el imaginar las posibilidades le parecía demasiado abrumador.
—No sé lo que pasará, pero… Tratare de dejar bien al equipo — dijo Juro, por fin.
—No te preocupes por el equipo, Juro —decidió cambiar de tema—. Es tu lucha y solo se trata de ti. Cuando estés en la arena no habrá equipo alguno puesto que solo serán tú y tu oponente… Enfrentados y sin la posibilidad de pensar en nada ajeno al combate.
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Se cruzó de brazos mientras sus compañeros pensaban sobre lo que les acababa de contar y respondian al mismo tema, el ambiente en la sala se cargó de seriedad en una atmosfera más pesada de lo normal por el tabú que habia airado el mismo Uchiha. Pero era imposible que se quedara sin decir nada cuando Juro estaba en peligro. Todos se habian visto envueltos en aquella exhibición de cojones entre villas y aunque amaba su villa y daria su vida por protegerla, no iba a permitir que el moreno se jugara la vida para "chulearse" ante las demas. Entendia la finalidad de parecer duro y militarmente poderoso, pero no dejaban de ser gennins y no dejaba de ser todo politiqueo.
Desde la desaparición de Kusagakure por el Kyubi era desconcertante la relación internacional de Uzushiogakure con el resto del mundo. Aquel evento habia dejado claro que Taki no estaba a la altura pero ¿que iba a pasar con eso? Hasta donde sabian Ame tenia un bijuu y Uzu no. Quedando Taki en segunda división, ¿qué pasaba si estallaba la guerra? Ame fulminaria Uzu con su monstruo.
Sabia que algo se ocultaba detras de ese "evento", algo no muy bueno. Habia sido en honor a la incorporación de Taki, pero no se fiaba, algo olia a chamusquina y no queria que el primero en morir fuera un amigo suyo. Si Ame soltaba su bijuu en pleno torneo, seria un inicio de guerra bastante bueno. Tendria que avisar a Eri. Igualmente, él estaria vigilando, cualquier chakra sospechoso y no dudaria en saltar al campo a proteger a los suyos.
—Dijo que fue un accidente… Tendré cuidado Nabi, no te preocupes. No sé si será ella o no, pero no creo que se atreviese a mostrar sus poderes en público, si lo amañase, sería mucho más sutil.
Nabi se llevó una mano a la frente y se la masajeó con el indice y el pulgar.
"Dijo que fue un accidente", ha hablado con ella.
Le restó importancia aunque su despreocupación le preocupaba. Volvió a cruzarse de brazos y volvió a advertir a Juro, para que le quedara claro.
No voy a obligarte a nada, Juro, pero recuerda que estamos hablando de contener a una bestia legendaria, solo te pido que tengas cuidado.
—Ustedes... Joder. No deberían de hablar de esas cosas con tanta ligereza y menos aún cuando son solo conjeturas. ¿Se les olvida que esos son asuntos secretos y que no estamos en la seguridad de nuestra villa? ¿Qué nos pasaría si por mera casualidad un Anbu de Amegakure estuviera escuchando lo que aquí se dice?
Todos los shinobis lo saben, este hospital esta reservado al evento, estamos hablando en una habitación cerrada. No seas paranoico. De todas formas, es algo que debia avisarle a Juro, y ningún ANBU podria tocar a un participante sin que otros dos de las otras aldeas lo supieran.
[sub]—No te preocupes por el equipo, Juro —decidió cambiar de tema—. Es tu lucha y solo se trata de ti. Cuando estés en la arena no habrá equipo alguno puesto que solo serán tú y tu oponente… Enfrentados y sin la posibilidad de pensar en nada ajeno al combate.
Kazuma tiene razón, ya no puedes dejar peor al equipo de lo que lo hemos hecho nosotros. Esto no es una misión ni una guerra, es un enfrentamiento en solitario. Estaras tú solo y nada más que tus habilidades en lo que confiar. Hagas lo que hagas, nosotros seguiremos siendo tu equipo.
Las palabras sonaban bonitas, pero el tono seguia siendo demasiado serio, aunque era un progreso. Le puso la mano en el hombro el moreno durante un segundo para darle animos, aunque con un rostro totalmente llano, como siempre.
Antes de irme, cuando volvamos a reunirnos con Kureji-sensei, le preguntaré sobre estos temas. No me gustan las demas aldeas, siento que va a pasar algo y me gustaria estar lo mejor preparado posible. Así que ademas de eso, le pediré que me entrene. Eso es todo, creí que debiais saberlo. Suerte, Juro, recuperate, Kazuma.
Se fue hasta la puerta y se marchó con su gotero. Lo soltó sin mirar a un punto concreto y se marchó sin esperar a que reaccionaran. No habia ninguna intención tras sus palabras, ni que se sintieran ofendidos, ni que se sintieron invitados, ni nada de nada, únicamente era información en el aire.
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Juro asintió levemente ante las palabras de Nabi. Eran serias, como las de un adulto, pero había cierto grado de... ¿Preocupación?
—No te preocupes por el equipo, Juro —le habló Kazuma tras sus palabras, interrumpiendo sus pensamientos—. Es tu lucha y solo se trata de ti. Cuando estés en la arena no habrá equipo alguno puesto que solo serán tú y tu oponente… Enfrentados y sin la posibilidad de pensar en nada ajeno al combate.
Kazuma tiene razón, ya no puedes dejar peor al equipo de lo que lo hemos hecho nosotros. Esto no es una misión ni una guerra, es un enfrentamiento en solitario. Estaras tú solo y nada más que tus habilidades en lo que confiar. Hagas lo que hagas, nosotros seguiremos siendo tu equipo.
Nabi le puso una mano en el hombro. Juro miró a Kazuma, y luego clavó sus ojos en Nabi. No había ni rechazo, ni odio, ni alegría ni nada, solo algo de sorpresa. El tono de voz con el que le había hablado era igual de frío, y al mirarle, pudo ver la misma seriedad que siempre. Pero algo había cambiado...
"Primero me dice que tenga cuidado, y ahora... ¿Intenta animarme?"-
- Si ... Gracias chicos - se quedó de piedra.
Miro a ambos ninjas y se preguntó como había comenzado todo. Antes no eran nada, y ahora eran un equipo, tres ninja que compartían información y que se protegían mutuamente. Hasta Nabi había cambiado en eso. Ya no eran los mismos que antes, no eran tres desconocidos tratando de matarse entre ellos.
Antes de irme, cuando volvamos a reunirnos con Kureji-sensei, le preguntaré sobre estos temas. No me gustan las demas aldeas, siento que va a pasar algo y me gustaria estar lo mejor preparado posible. Así que ademas de eso, le pediré que me entrene. Eso es todo, creí que debiais saberlo. Suerte, Juro, recuperate, Kazuma.
Tras decir eso, se cerró la puerta. Nabi se había ido. Juro se dirigió a Kazuma otra vez. Él tampoco pintaba mucho ahí, ya habían hablado de todo lo necesario.
- La verdad es que tiene razón, Kazuma - murmuró, mirando a su compañero herido - No se ni cuando, ni donde... Pero algo pasará. Tenemos que volvernos fuertes.
Por una vez no había nada en el rostro de Juro que detonase su personalidad habitual. Ni su sonrisa fácil, ni su tono infantil. Solo unos ojos serios. Después de lo que había dicho Nabi, quizá se había dado cuenta de los peligros en los que estaban.
"Si pasase algo como en Kusagakure..."-
Tragó saliva. Ni de lejos podrían rivalizar con algo como un bijuu. Pero estaban en un torneo, y a él le tocaba en la siguiente ronda. Tenía que centrarse. Sin embargo, Nabi le había metido un sentimiento de inquietud en el cuerpo más que aparente, y no podía librarse de él ya.
Entonces se dio cuenta de que estaba actuando muy extraño. No quería asustar tampoco a Kazuma.
- No me voy a quedar atrás. Yo también pienso entrenar con alguien cuando acabe esto, ¡Ya veras! exclamó, tratando de volver a su actitud normal - Espero que te den el alta pronto Kazuma. Hasta pronto.
Y tras eso, le dirigo una última sonrisa antes de salir por la puerta y marcharse lentamente, por si le tenía algo más que decir. Quizás hubiese actuado de forma muy dramática...
Pero tenía algo en mente, algo a largo plazo.
"Espero veros en mi combate..." - pensó, mientras se iba.
No sabía porque, pero el hecho de imaginar que sus compañeros estarían ahí, le tranquilizaba.
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El primero en irse fue Nabi y poco después le siguió Juro. Ambos miembros de su equipo y ambos con distintos objetivos en mente… Todos con las mismas preocupaciones. El torneo ya no parecía la feliz competencia deportiva que se había imaginado. Ahora, por todo lo discutido en aquella habitación, mostraba tener un aire mucho más oscuro y ominoso. Si las cosas resultaran tal como el Uchiha sospechaba, poco importaban los motivos que se tuvieran para estar allí… Todos estarían en peligro mortal y poco podrían hacer al respecto.
El Ishimura no estaba seguro de que pensar o que hacer de ahí en adelante.
Nabi parecía bastante insatisfecho con su encuentro y su desempeño. Bueno, la prensa local no había sido para nada amable con él; En los periódicos narraban cómo había sido aquel combate tan reñido y vistoso, pero únicamente luego de señalar la vergonzosa y patética demostración de arrogancia que tuvo en su primer movimiento. Con lo orgulloso que era el Uchiha aquello le debió dar un golpe bastante fuerte. No había mucho que hacer pues así era él, duro en apariencia y absolutamente débil ante cualquier falla propia, todo un castillo de naipes.
Juro parecía estar preocupado, pero aun así demostraba una determinación notable cara a su siguiente encuentro. A pesar de todo el peligro que se comenzaba a arremolinarse alrededor de él, se mantenía firme en confiar en sus compañeros, aunque en aquellas circunstancias no podrían darle más que apoyo moral. De los tres parecía ser quien estaba más consciente de lo que significaba ser un equipo.
Kazuma quedó solo en aquella habitación, solo con los pensamientos e inquietudes que sus compañeros habían traído consigo. Aquello también era parte del trabajo en equipo, el compartir las dudas y miedos, el apoyarse en tus compañeros para sobrellevar aquellas cosas difíciles. De cierto modo sentía como si con solo escucharles ya hubiese puesto su granito de arena en aquella unión heterogénea que llamaba equipo.
«¿Entrenar eh? —No lo había pensado, pero tenía cierto sentido—. Supongo que a todos nos caería bien, pero… No creo que pulir nuestras habilidades sea lo que necesitamos —recordó como sus compañeros habían asegurado el querer buscar quien les entrenara—. Creo que nos falta algo más que solo fuerza.»
No estaba seguro de que les hacía falta, pero de cierta forma podía tantear aquello que buscaba.
A aquellos jóvenes no les hacía falta fuerza como tal, sino algo mucho más abstracto. Se trataba de actitud; Nabi era fuerte, pero su arrogancia y terquedad empañaban su visión de los problemas que se le presentaban. Juro era muy hábil, pero le hacía falta más instinto de combate y más agresividad, la falta de aquello causaba que su inocencia les restará efectividad. Kazuma tenía experiencia, pero pecaba de falta de seriedad en los combate y aquello era a causa de la poca motivación que sentía cuando no estaba persiguiendo sus propias convicciones.
Todas aquellas eran fallas que podría tener cualquier persona, pero que un ninja tendría que controlar. Aquella era parte de los deberes de un sensei. No basta con afilar la espada, la mano que la esgrime también debe estar bien entrenada. Y así eran aquellos muchachos subordinados de Shiori, armas con un gran potencial y con poca capacidad de manejo.
«Nos falta tanto… A mí me falta tanto.»
Tenía mucho en que pensar, pero lo dejaría para luego. El cansancio le ganaba y necesitaba acostarse. Se reclinó en su cama y entonces pudo ver en la pared una silueta alada que se proyectaba desde la ventana. Ahí estaba de nuevo, cubriendo el sol de la mañana como siempre. Se trataba de aquel buitre que solía visitarlo a diario, pero en esta oportunidad no le pareció una compañía tan perturbadora como en otras ocasiones.
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