Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Mientras empujaba a Nishi, Toshio pudo ver como la pierna del chico se alzaba para propinarle un rodillazo en las costillas.
El chico tuvo que retraer la mano con la que no estaba empujando para bloquear su ataque, permitiendo que su rival cayese al suelo y rodase.
Pero no permitiría que lo hiciera fuera de peligro, no. En su lugar el herrero lo persiguió hasta estar a un metro de su rival y alzar el puño, para...
No hacer nada.
—Levántate. —Le dijo, mientras se ponía en guardia.
Nishi no se iba a rendir. Tendría que recurrir a su técnica más efectiva. Sonrió mientras se levantaba.
— Me has obligado a hacerlo. Mi técnica ineludible.
Hizo una sucesión de tres sellos y estalló en una cortina de humo que provocó el silencio entre el público. Al disiparse, el rostro de Nishi era mucho más suave, su cabello y sus pestañas más largas y su busto más abultado. Su cabello rubio le caía hasta los hombros y seguía hasta la mitad de su espalda y sus labios eran más rosados. Sin duda, era una transformación ensayada. Muy ensayada.
— ¿No le pegarás a una chica? — le preguntó con una voz mucho más femenina.
Kinumi se levantó de la mesa, y aprovechando la concentración alrededor de los chicos, iría hasta la comida a rellenar su plato.
No hay tabla, solo mencionar que el henge está alterado. xoxo
30/07/2020, 15:02 (Última modificación: 30/07/2020, 15:08 por Kurogane Toshio. Editado 1 vez en total.)
— Me has obligado a hacerlo. Mi técnica ineludible.
— ¡Muéstrame lo que tienes!
Toshio sonrió, emocionado mientras bajaba su centro de gravedad flexionando las rodillas y abría los brazos ligeramente, preparándose para cualquier técnica que Nishi tuviera preparada.
Bueno, para casi cualquier técnica que Nishi tuviera preparada.
— ¿No le pegarás a una chica?
El rostro del herrero pasó de la emoción hasta la incredulidad en tiempo record, saltándose todos los pasos intermedios.
— Pff. —No pudo contenerse—. JAJAJAJAJAJAJAJA.
Ya fuera o no la intención de Nishi, el chico había conseguido que el Kurogane perdiese la concentración durante un par de segundos en los que reía descontroladamente mientras le mostraba la palma de la mano a su rival.
— Vaaale, valevalevalevale —dijo, todavía teniendo que controlar la risa—. Tú lo has pedido.
El joven realizó rápidamente los mismos tres sellos que Nishi y la misma cortina de humo apareció, esta vez en Toshio. Al disiparse, el rostro de Toshio había cambiado a uno mucho más afilado. Su pelo, que estaba peinado de la misma forma, ahora era negro y su ojo izquierdo, el único que su cabello dejaba ver, ahora era verde.
Se trataba de Yuki Yukiko, o al menos una versión más pálida y alta que ella. Era una Chūnin de la aldea y la mejor amiga de Toshio, que probablemente no dudaría en partirle los dientes como cierto Uchiha a cierto peliverde de enterarse de lo que estaba haciendo con su imagen.
— ¡Vamos! —Se sorprendió al darse cuenta de que su voz no había cambiado.
El chico dio un paso al frente, sonriente, antes de lanzar una patada al muslo de su rival.
Cuando Nishi peleaba por su amor y su orgullo, ahora parecía que después de semejante tontería Toshio simplemente se lo estaba pasando bien.
Kinumi y Ushie decidieron que hasta ahí podían aguantar. Una cosa era que se pegasen como dos cavernicolas en plena fiesta y otra que involucrasen a las mujeres en ello. Sobre todo por parte de Ushie, porque su hermano era basicamente ella al transformarse en mujer, solo que con el pelo más largo.
Ushie le pasó el brazo por el cuello a su hermano y lo apartó bruscamente, tirandolo de nuevo al suelo y deshaciendo la transformación antes de que Toshio le diese una patada.
Kinumi no fue tan extrema, solo agarró por la ropa a Toshio y empezó a tirar de él, sin mucho impetu tampoco, mientras en la otra mano sujetaba su plato repleto de comida de nuevo.
— Suficiente.
— Pero...
— Su-fi-ci-en-te.
El chico le dio un empujón a su hermana, zafandose de su agarre y se fue corriendo, desapareciendo en el inmenso jardín. La hermana suspiró, rodó los ojos y fue tras él sin mucho entusiasmo.
De repente se oiría un estruendo, uno de los chicos espectadores le había dado un golpe a una mesa de plastico y le había abierto un boquete.
— ¡Nunca se detiene una pelea de chicas, joder!
— Pero si no eran chicas de verdad.
— Me da igual, coño.
Su amigo se lo llevó tras disculparse por la mesa y la masa se replegó rápidamente.
Kinumi se llevaría a Toshio hasta su mesa y volvería a sentarse.
— Lo de pasar desapercibido tampoco ¿eh? — no sonaba enfadada, claro que si estuviese enfadada, tampoco sonaría enfadada.
Lo miró con aquellos ojos oscuros que escondían las emociones mejor de lo que Toshio podría actuar en toda su vida. Era imposible saber en qué pensaba la Uchiha. Y seguro que esa era la idea.
Toshio sonrió al ver como Ushie tomaba a su hermano del cuello y lo lanzaba al suelo como si nada. Claro que le habría gustado seguir peleando. ¡Se lo estaba pasando genial! Pero también fue satisfactorio ver como su hermana lo lanzaba en un segundo.
Lo que quizás no fue tan satisfactorio, fue sentir como Kinumi lo tomaba de la ropa y empezó a tirar de él. Toshio no opuso ninguna resistencia, tampoco, de hecho deshizo la transformación al sentir su mano, entendiendo que quizás ya la estaba liando un poquito.
Sin protestar, Toshio siguió a su pareja hasta hasta llegar a la mesa, donde se sentó nuevamente.
— Lo de pasar desapercibido tampoco ¿eh?
Toshio pestañeó un par de veces, sorprendido. No sonaba enfadada en lo absoluto, a pesar de que por dentro probablemente estuviera echando humo.
— Sí... —se llevó una mano a la nuca y apartó la mirada—. Supongo que me emocioné un poco... lo siento mucho, Kin-chan.
— Sí...Supongo que me emocioné un poco... lo siento mucho, Kin-chan.
Kinumi bebió, posó el vaso con cuidado de nuevo en la mesa y soltó un sonoro suspiro.
— No pasa nada, pero la próxima vez, simplemente, di que no. No va a lanzarse si estamos sentados sin más. Era solo dar el espectáculo lo que quería y se lo has dado. A mi, mientras no suelte ninguna declaración de amor, me da igual.
Se llevó otro dulce a la boca antes de volver a la carga.
— Cuéntame alguna misión que hayas hecho, aún nos queda un rato de estar por aquí.
De nuevo, Toshio pestañeó varias veces, confundido. ¿Estaba enfadada? ¿No lo estaba? ¿Solo estaba actuando?
«No consigo leerla» pensó Toshio, que volvió a sonreír con confianza.
¿Que Kinumi quería que contase una de sus misiones? Pronto la Uchiha descubriría que pocas cosas en el mundo le gustaban más al chico que hablar de sí mismo.
— Oooooh, no sabes lo que acabas de hacer —Bromeó Toshio, sonriente.
El chico se acomodó en la silla, antes de empezar con su historia.
— Esta ocurrió hace tres años, al poco de convertirme en genin —empezó el chico, emocionado—. Un chico llamado Yoshimitsu vino a pedirme ayuda con unos bandidos en el Paraje del Bambú.
Tomó un trago de su bebida, que se había quedado allí cuando decidió salir a pelear.
» El tío estaba loquísimo. Lo primero que le dijo su madre cuando se enteró fue "por lo que mas quieras, no mates a nadie" ¿te lo puedes creer? —Él definitivamente no se lo creía incluso hoy en día—. Pues eso, que nos pegaron una paliza.
Esperó a ver la reacción de la chica antes de continuar.
» Me frustré muchísimo y pasé una semana entrenando con mi padre para que me aclarara varias técnicas —sonrió, recordado sus entrenamientos de Karate—. Entonces me enteré de que los mercaderes que utilizaban esa ruta ahorraron para pedir una misión rango C. La tomé sin pensarlo.
Rio. En retrospectiva eso fue una locura.
» Esta vez conseguí confundirlos con un par de Bunshin básicos y utilizando el Karate de mi padre el resto fue pan comido.
Al principio del discurso narrativo del pelirrojo, Kinumi estaba totalmente convencida de que iba a escuchar algún tipo de historia fantastica sobre las peripecias de Toshio. Totalmente inventada y maravillosa. Como la que ella misma se había inventado, básicamente.
— Pues eso, que nos pegaron una paliza.
Por suerte, la Uchiha estaba escuchando al muchacho sin comer ni beber nada, sino le hubiese rociado entero al empezar a reírse. Fue una leve carcajada por lo inesperado de la confesión de que unos bandidos barrieron el suelo con él y la naturalidad con la que lo decía. Se tapó la boca con una mano y todo quedo en una leve sonrisa.
— Perdón, puedes seguir. — y así lo hizo.
La sonrisilla se mantuvo en los labios de Kinumi durante el resto de la explicación.Supo que Toshio no se lo estaba inventando, porque no le creía tan listo como para elaborar tal mentira. La morena apoyó un codo en la mesa y la mejilla en la misma mano que ese codo, observando a Toshio.
— ¿Has hecho alguna C más? O alguna otra historia así de loca.
— ¿Alguna otra? —Contestó Toshio, riéndose alegre—. Por favor ¡podría pasarme así todo el día!
Levantó la vista al cielo durante un segundo mientras pensaba. No porque no recordase ninguna historia para contarle, sino porque tenía tantas que simplemente no podía decidirse.
«Podría contarle sobre las ratas, pero eso fue demasiado aburrido» no, esa era una historia terrible. «Oooooo podría contarle la vez que peleé contra un tigre, pero creo que esa era más cosa de Yuki...»
Finalmente dirigió la mirada hacia la chica y sonrió.
» Peeeero en lugar de contarte algo ¿por qué no me cuentas algo tú? Lo que sea —Apoyó su codo en la mesa, para que su puño le haga de soporte a su mejilla—. Sería lo justo.
» Peeeero en lugar de contarte algo ¿por qué no me cuentas algo tú? Lo que sea.Sería lo justo.
Kinumi alzó una ceja. La gracia era que Toshio contase sus peripecias como shinobi, ¿qué le iba a contar ella? Si acababa de salir de la academia. Bueno, podría jugar a contarle peripecias de Uchiha.
— Está bien. — se aclaró la garganta antes de empezar. — No sé si lo sabrás pero es costumbre en el clan Uchiha enseñar la iconica técnica de la bola de fuego como prueba para los estudiantes que van a convertirse en Genin. Mi padre me llevó a los acantilados y bajamos hasta estar casi poder tocar las olas con las manos y ahí practicamos la técnica.
» Tras conseguir una bola de fuego decente, lancé otra, henchida de orgullo, y salió una bola enorme y también saltó un delfín del mar. Con tan mala pata que la bola de fuego le impactó de lleno y se quedó flotando en el mar, sin moverse. Lo cierto es que no me extraña que no se comercie con la carne de delfín, porque sabía muy, pero que muy amargo. Y esa es la historia de cómo calcine a mi primera victima.
Se quedó mirando a Toshio, esperando su reacción. La expresión de Kinumi, de nuevo, era inescrutable para el pelirrojo. No parecía estar mintiendo. Pero no podía ser verdad. Sin embargo, había una frialdad en la mirada de la Uchiha que le decía que era perfectamente capaz de eso, y más.
31/07/2020, 02:20 (Última modificación: 31/07/2020, 02:21 por Kurogane Toshio.)
Toshio se quedó con los ojos abiertos como platos durante un par de segundos. Definitivamente no se esperaba una historia como esa proviniendo de la chica, o de nadie durante una fiesta como esa.
—Jooooder... —dijo el chico, genuinamente sorprendido.
De nuevo, Kinumi lo observaba con esa fría mirada mirada que la caracterizaba. Realmente no podía leerla por mucho que lo intentase, pero lo que sí sabía era que todas las veces que se le había escapado algo fueron risas o sonrisas, así que supuso que esta vez su mirada significaba que no disfrutó de ello.
El chico respondió sonriendo de oreja a oreja.
—Quizá estaba tan amargo porque lo quemaste demasiado, Kin-chan —comentó como si fuera lo más normal del mundo, antes de tomar un trago de su bebida—. Por suerte yo todavía no he tenido ninguna "víctima" y realmente espero no tenerla, a menos que contemos a unas ratas que estaban por los campos de maíz.
—Quizá estaba amargo porque lo quemaste demasiado, Kin-chanPor suerte yo todavía no he tenido ninguna "víctima" y realmente espero no tenerla, a menos que contemos a unas ratas que estaban por los campos de maíz.
Entonces hubo una brecha en la fachada de Kinumi, su labio se curvó ligeramente. Y después vino la carcajada, con una lagrimilla incluida. Se limpió la lágrima antes de que llegase a más, sin dejar de sonreír.
— ¿Realmente te lo has creído? — se rió suavemente por lo bajo — Pero, ¿cómo voy a matar un delfín? ¡En los acantilados! Por favor. De verdad. Si conforme lo contaba me parecía completamente surrealista. ¿Y cómo te vas a comer un delfín? Eso no se hace.
Volvió a reír. Esta vez perdiendo el aliento en el proceso. Paró a recuperarlo un par de veces antes de echarse a reír de nuevo.
— ¡Pero...! PeroperoperoperoPfff, si ya lo sabía, solo te estaba... ¡tomando el pelo!
Podría repetirlo cien veces y lo creería exactamente lo mismo, nada. Se la había colado y punto, y el muy tonto se echó a reír a destiempo, lo cual no hizo más que alimentar la risa de la muchacha.
— Admite que te lo has creído y ya está.
» ¡Pero Kin-chan, no me trates así, se supone que soy tu senpai!
Kinumi le hizo una pedorreta, burlandose directamente de él.
— Perdoneme, Toshio-senpai, si le he faltado al respeto.— dijo con sorna antes de procesar lo dicho. — C-Creo que será mejor que nos vayamos ya, me está dando una sobredosis de azúcar y no sé ni lo que digo.
La sonrisa desapareció de golpe, volviendose una expresión más bien preocupada, lejos de la fría y neutra que le gustaba aparentar. Y además, había algo más. Un rubor en sus mejillas.
— Esperame en la puerta, yo me despediré de todos e iré hacia allí.
Toshio se llevó una mano al pecho y puso la mejor cara de ofendido que pudo simular cuando Kinumi le hizo una pedorreta, antes de volver a reírse sin parar.
— Perdoneme, Toshio-senpai, si le he faltado al respeto. —¿Toshio-senpai?
Bueno, quizá sí paró, justo en ese momento.
— C-Creo que será mejor que nos vayamos ya, me está dando una sobredosis de azúcar y no sé ni lo que digo.
— S-Sí, además se está haciendo algo tarde ¿no? —respondió el chico, claramente nervioso.
— Esperame en la puerta, yo me despediré de todos e iré hacia allí.
— Vale.
Y con los ojos abiertos como platos, como un robot extremadamente nervioso, Tsuyoi se levantó para dirigirse a la puerta.