— Esa cosa se puso en mitad de mi camino — Se había dado un golpe con una farola. Bueno, no pasaba nada, no era grave. Lo malo vino después.— Tú, quiero agua, tráeme agua antes de que caiga desmayada.

Suspire. No me apetecía nada de nada correcta la forma en la que había pedido el agua. Nosotros no éramos sus sirvientes. Y aunque lo fuesemos, ni yo ni mi familia le hablábamos de esa forma a los criados.

Se estaba comportando como una niña pequeña. Y bueno, a los niños pequeños, cuando hacen cosas mal, hay que regañarles.

—En primer lugar, eso es una farola, da luz por las noches. No se mueven. En segundo lugar, ha sido una insensatez salir corriendo y dejarnos atrás en una ciudad cuyas calles no conoces, te podrías haber perdido y podía haber pasado algo peor que darte un golpe con una farola.

»Y por ultimo, nosotros no somos tus criados, estamos aquí para protegerte, y aunque lo fueramos, esa no es la forma de pedirle nada a nadie. Ni yo le hablo así a mis sirvientes.

Me había quedado agusto. Bueno, no del todo, pero había cosas que era mejor ahorrarse. Podría poner las cosas muy feas, si es que no acababa de hacerlo ya. Volví a suspirar.

—De todos modos iré a por el agua por esta vez, y quizás deberíamos llevarte a que te mirara un médico, el golpe podría haber sido peor de lo que parece.

Me marché en busca de agua antes si quiera de dejarle que me replicará a cualquiera de las cosas que le había dicho. Debía de haber alguna tienda cerca de allí que vendiera algo de agua fresca.

Hana se agachó a ayudar a la chica que al parecer se había golpeado el hombro, iba a preguntarle si estaba bien, si podía moverlo y demás preguntas típicas para ver si se había partido algo o solo había sido un golpe.

— Tú, quiero agua, tráeme agua antes de que caiga desmayada.

Lo mandó dirigiéndose a Reiji, que no dio ni tiempo ni margen antes de contestar. Le soltó una reprimenda de libro sin detenerse un segundo, Hana se esperó a que acabase aún agachada al lado de Shizuka. No parecía que se hubiese hecho prácticamente nada, ni el hombro había salido volando ni parecía que le impidiese moverlo. Aunque ella tampoco era médica, así que tuvo que coincidir con Reiji en la última parte de su discurso, en el que afirmaba que deberíamos llevarla a que la vea un médico.

— Shizuka-san, ¿cómo lo sientes? ¿Te duele mucho? ¿Puedes moverlo bien? Si no, deberíamos ir a un médico. — preguntó genuinamente preocupada la kunoichi.

Tras el berrinche de la cantante, Reiji optó por explotar. El gennin ya hacía un rato que había empezado a sentirse incómodo y a desgana con la actitud de la peliazul y vio necesario darle un breve sermoncillo.

—En primer lugar, eso es una farola, da luz por las noches. No se mueven. En segundo lugar, ha sido una insensatez salir corriendo y dejarnos atrás en una ciudad cuyas calles no conoces, te podrías haber perdido y podía haber pasado algo peor que darte un golpe con una farola.

»Y por ultimo, nosotros no somos tus criados, estamos aquí para protegerte, y aunque lo fueramos, esa no es la forma de pedirle nada a nadie. Ni yo le hablo así a mis sirvientes.

De todos modos, Reiji accedió a ir a por el agua que había exigido Shizuka.

—De todos modos iré a por el agua por esta vez, y quizás deberíamos llevarte a que te mirara un médico, el golpe podría haber sido peor de lo que parece.

Fue a abrir la boca para responderle, pero el muchacho de la coleta se lo impidió dándose media vuelta para ir a por la dichosa agua. Hana por su parte, seguía agachada cerca de Shizuka observando cómo había ido todo.

— Shizuka-san, ¿cómo lo sientes? ¿Te duele mucho? ¿Puedes moverlo bien? Si no, deberíamos ir a un médico. —

— Ay, tu si que vales la pena, no como el borde de tu amigo — dijo con una sonrisa boba en la cara — La verdad es que después de todo no me encuentro tan mal

Luego puse sus manos sobre las mejillas de la rubia y la miró a los ojos, como si hubeira caído presa de un hechizo.




Reiji una vez alejado de lugar del accidente, donde dejó a Hana junto a Shizuka para conseguir el agua que había exigido . Pero le tomó algo de tiempo dar con algún local para ello. Después de todo, el puerto y sus alrededores era más bien una zona residencial más que comercial. Tuvo que caminar durante un buen rato hasta que dio con el dichoso local. Uno de esos locales que tienen un poco de todo. Quizás allí había algo de agua...

—Tsk...¿Pero quien se ha creído que es esa chica? ¿Desde cuándo la fama te da derecho a tratar mal a los demas?

Farfulle mientras caminaba en busca de algún sitio donde comprar algo de agua. Como estabanos cerca del puerto, no había excesivos comercios diferentes a pescaderías, ademas de que la mayoría de edificios eran casas familiares.

—Quizas debía haberla lanzado al mar al grito de "Toma el agua que querías". Aunque eso me hubiese rebajado a su nivel...

Eso si, seguramente me hubiera quedado mucho mas agusto que dandole el discurso aquél. Había empezado fatal. Muy mal. Lo que denotaba lo no muy bien que se me daban las relaciones sociales.

Eso si. No me arrepentía de ni una sola de las palabras.

Tarde un buen rato en encontrar una tienda en la que parecían tener un poco de todo. Aunque realmente no me importaba tardar en dar con el agua. Cuanto mas tiempo pasara lejos de esa mujer, mejor.

Entré en el sitio y pregunté.

—Buenos días. ¿Tiene por casualidad botellas de agua?

— Ay, tu si que vales la pena, no como el borde de tu amigo. La verdad es que después de todo no me encuentro tan mal

Entre los gestos invasores del espacio personal de la peliazul y sus palabras melosas, Hana no podía evitar sonrojarse. Intentó mantener la compostura y ser la responsable de las dos, porque estaba claro que Shizuka no estaba por la labor.

— Creo que deberíamos buscar algún sitio donde sentarnos mientras esperamos a Reiji-san, así estaremos más cómodas, ¿no? — le puso una mano en el hombro bueno a su protegida, intentando convencerla y que la cosa no escalase. — Sobre Reiji-san, creo que solo está algo nervioso.

Sabía que no era así, que seguramente no soportase a las chicas irracionalmente caprichosas y sin ningún tipo de sentido común, pero no le podía decir eso a la peliazul. Lo único que necesitaba era que se aguantasen unas cuantas horas sin llegar a mayores, y con mentiras piadosas se podía. O eso esperaba Hana.

Reiji entró en aquel local, donde parecía que podía acabarse su búsqueda del agua. Allí se encontró con una mujer, morena y más bien delgada que tendría poco más de 20 años. El joven Sasaki fue directo con el objetivo de acabar con todo el paripé del agua, lo cual le había estado mosqueando en los últimos minutos. Pero la chica parecía estar viendo un fantasma o algo así.

— Espera, espera... Eso es una bandana ninja, ¿verdad? Eso significa que... que... ¡ERES UN NINJA DE LA ALDEA! — un poco más y deja al pobre Reiji sordo — Te importaría esto... Cariño, ¿cómo se llamaba el cachivache ese que trajiste del país de la Tormenta?

— Cámara de fotos, cielo, te lo he dicho cien veces ya — dijo una voz de hombre que provenía de la trastienda.

— ¡Eso! La cámara de fotos. ¿Te importaría si te pido una foto, shinobi-san?




En el lugar del accidente, Shizuka seguía siendo extrañamente cariñosa con Hana. No solo tenía sus manos posadas en sus mejillas, acariciando la piel de la kunoichi, sino que la miraba como con deseo. Pero la gennin buscó la manera de salirse de la tangente.

— Creo que deberíamos buscar algún sitio donde sentarnos mientras esperamos a Reiji-san, así estaremos más cómodas, ¿no?

La mirada de la peliazul fue directa a la mano que acababa de posarse sobre su hombro.

Sobre Reiji-san, creo que solo está algo nervioso.

— Bah, no me importa ese borde, solo quería estar a solas contigo

Y entonces, como si de un relámpago se tratase, de un acto completamente impulsivo, del puro deseo de la cantante... Se abalanzó sobre la rubia y fundió sus labios con los de la gennin consumando el beso que tanto había estado deseando.

Me atendió una mujer morena de unos veinte años que al parecer tampoco quería facilitarme la tarea de conseguir el agua maldita.

— Espera, espera... Eso es una bandana ninja, ¿verdad? Eso significa que... que... ¡ERES UN NINJA DE LA ALDEA! — Pues lo normal es que en una aldea Ninja hubieses ninjas ¿No? Era imposible que no hubiese visto uno en su vida. — Te importaría esto... Cariño, ¿cómo se llamaba el cachivache ese que trajiste del país de la Tormenta?

— Cámara de fotos, cielo, te lo he dicho cien veces ya —

Ni idea de que narizes estaban hablando. Yo jamás había estado en el pais de la tormenta. Pero una cosa era clara: solo quería él agua y terminar mi misión, pero sabía que apenas acababa de empezar.

— ¡Eso! La cámara de fotos. ¿Te importaría si te pido una foto, shinobi-san?

—Mire, no quiero sonar desagradable, pero estoy en medio de una misión, solo necesito un par de botellas de agua fresca cuanto antes, tengo un poco de prisa, por favor.

Si. Aquél "Por favor" había sonado casi como una suplica. Coger las botellas y dárselas a la muchacha peliazul antes de que le diera un infarto y le pidiese cualquier otra cosa de mala manera era lo único que necesitaba en ese momento.

Bueno, quizás vaciarle la botella por encima era una de las ideas que se me pasaban por la cabeza. Pero no estaría bien, y me rebajaría a su nivel. Aguantaría el tipo.

— Bah, no me importa ese borde, solo quería estar a solas contigo

Hana se ruborizó, dando un paso atrás. Aquella respuesta la había cogido totalmente desprevenida, pero la siguiente acción de la peliazul la dejó todavía más sorprendida. Sin un solo segundo de duda, Shizuka se lanzó sobre ella buscando sus labios, y los encontró.

La kunoichi tenía ojos en la cara y hormonas revoloteando por todo el cuerpo, una chica hermosa, famosa y tan carismática interesándose por ella era algo que ni se esperaba ni podía rechazar. Tras unos segundos, su cerebro volvió a funcionar y usó la mano que tenía sobre el hombro para apartar a la peliazul de ella.

— Shi...Shizuka-san, no... no deberías... no deberíamos... Reiji-san podría volver en cualquier momento y... ¡yo debería estar protegiendote! — estaba muy avergonzada, sus mejillas podrían brillar en la oscuridad de lo brillantes que estaban.

Casi no podía si hablar, su corazón estaba bombeando por encima de sus posibilidades. Ojalá pudiese controlar mejor sus sentimientos y sus pensamientos, pero la situación la estaba superando. Aún así, la misión estaba por encima de ella misma, incluso de Shizuka-san, no quería ni imaginarse qué diría su sensei o su kage si fallase una D por estar besándose con su clienta. Pero tenía que tenerla contenta ¿no? Negó rápidamente para quitarse todo eso de la cabeza. No, no podía distraerse.

Sin embargo, Reiji tenía prisa para volver a ocuparse de sus asuntos en lugar de satisfacer las necesidades de aquella chica que actuaba casi como si tuviera una estrella mundial delante de sus narices.

—Mire, no quiero sonar desagradable, pero estoy en medio de una misión, solo necesito un par de botellas de agua fresca cuanto antes, tengo un poco de prisa, por favor.

— Ay, perdoname, shinobi-san. ¿Agua? Claro, ¿cuántas quieres? — preguntó la muchacha abriendo un frigorífico que tenía bajo el mostrador.




Tras el repentino beso de Shizuka, Himura Hana se ruborizó como nunca antes, mostrando las mejillas, y puede que algo más, de un rojo brillante. Sin em,bargo, tuvo que apartar a la peliazul con la ayuda de sus manos para detenerla. si la vieran haciendo eso con la chica que debían proteger probablemente se le caería el pelo. O peor aún... ¿Qué diría Reiji de haberlo visto? Pero por suerte nadie lo vio.

— Shi...Shizuka-san, no... no deberías... no deberíamos... Reiji-san podría volver en cualquier momento y... ¡yo debería estar protegiendote!

Hana pudo ver la decepción dibujada en la cara de la peliazul.

— Hay veces en las que dejarse llevar es lo mejor. Es algo que los ninjas deberíais aprender

Su tono de voz era bastante serio. Incluso parecía dolida. A fin de cuen tas acababa de ser rechazada. Se levantó, miró al horizonte de aquella calle y suspiró.

— Ay, perdoname, shinobi-san. ¿Agua? Claro, ¿cuántas quieres?

Preguntó la muchacha mientras miraba algo debajo del mostrador, que supuse era un refrigerador donde tenían agua.

—Pongame cuatro. —Por si las moscas, no fuese a ser que se encaprichase de más agua o algo. —Y muchas gracias por la comprensión, cuando termine la misión si no es muy tarde me vuelvo a pasar, tendré tiempo para las fotos que quiera.

Además, era bueno tener amistad con alguien de una tienda tan cercana al puerto, siempre podía venirme bien para llenar las despensas del barco, o como vendía un poco de todo, por si necesitabamos cualquier cosa de forma repentina.

Aunque igual volvía a la tienda acompañado de una samurái, aunque tampoco era cosa de ir cantando su procedencia a los cuatro vientos.

— Hay veces en las que dejarse llevar es lo mejor. Es algo que los ninjas deberíais aprender

La tristeza en el rostro de la peliazul le hizo un mundo a Hana. Alzó las manos frente a ella, nerviosa, intentando animar a Shizuka.

— Sí, tienes razón, Shizuka-san, pero ahora lo más importante para mi es tu bienestar, no pasarmelo bien ni, ni, ligar contigo, ni nada de eso. Estamos de misión, trabajando, seguro que tú no te pondrías a besarte con nadie mientras cantas, ¿no? Pues es lo mismo para mí. ¿Lo-lo entiendes?

No había dicho nada del otro mundo. Normalmente al hablar se le escapaban cosas que no debería decir, pero aquella vez creía que no había metido la pata. ¿O tal vez iba a interpretar su cliente algo mal? Esperaba que no fuese el caso.

—Pongame cuatro. contestó Reiji a la muchacha al otro lado del mostrador que rápidamente sacó las cuatro botellas de cuarto de litro. —Y muchas gracias por la comprensión, cuando termine la misión si no es muy tarde me vuelvo a pasar, tendré tiempo para las fotos que quiera.

— Oh, no quiero que te sientas obligado, shinobi-san. a las aguas invita la casa

Si algo había quedado claro entre aquellas paredes era el respeto que se profanaba por los ninjas y la labor que desempeñaban, y tanto si Reiji quería como si no, no le iba a quedar otra que recibir las botellas de agua que había pedido de forma gratuita. En cualquier caso, ya tenía lo que andaba buscando y podía volver junto a Hana y Shizuka.




Hana seguía teniendo sus diferencias con la peliazul. A diferencia de la tendera y de Reiji, la rubia y la peliazul, pese a haber disfrutado ambas del beso, tenían su particular colisión de intereses. Sin embargo, la gennin se esforzaba por ser comprendida, a fin de cuentas estaba trabajando.

— Sí, tienes razón, Shizuka-san, pero ahora lo más importante para mi es tu bienestar, no pasarmelo bien ni, ni, ligar contigo, ni nada de eso. Estamos de misión, trabajando, seguro que tú no te pondrías a besarte con nadie mientras cantas, ¿no? Pues es lo mismo para mí. ¿Lo-lo entiendes?

— ¿Que yo no qué?

Oh, vaya que si lo había hecho, claro está que como parte del show y no como algo sentimental ni nada de eso. Pero había hecho actuaciones en las que se daba el lote encima del escenario.

— Claro que lo he hecho, bonita. Si no me crees te invito a que vengas a comprobarlo esta noche, ¿o no tienes lo que hay que tener?

— Oh, no quiero que te sientas obligado, shinobi-san. a las aguas invita la casa

—No es ninguna obligación. Volveré de visita. Muchas gracias por las aguas.

Por fin tenia en mis manos las malditas botellas de agua para saciar los caprichos de aquella irresponsable peliazul. Y aunque tenia algo de prisa, la verdad es que tenia cero ganas de alcanzar mi destino.

Salí de la tienda despidiéndome con la mano y caminé tranquilamente de vuelta a donde estaba hana con la muchacha por el mismo camino por el que había venido.

A saber que cosas le había pedido la peliazul a Hana de manera descortés. Igual le había gritado que le diera un masaje en los pies o, por la forma en la que hablaba, que se arrodillara y los lamiera.

— Claro que lo he hecho, bonita. Si no me crees te invito a que vengas a comprobarlo esta noche, ¿o no tienes lo que hay que tener?

Hana se quedó perpleja un segundo antes de volver a poner su cerebro en funcionamiento, ¿qué le podía decir? ¿Que sí? ¿Que no? ¿Había siquiera una opción correcta? Solo quería que Shizuka estuviese tranquila y disfrutase de la villa antes de su concierto, después cada una tiraría de nuevo a su vida privada y santas pascuas.

— Te acompañaré durante todo el día, Shizuka-san, así que estaré en el concierto, pero, por supuesto que te creo. No quería suponer de más, lo siento. — estaba visiblemente nerviosa, sin saber por donde iba a salir ahora su compañera.

Solo esperaba que su respuesta no provocase que la cantante se saliese del guión para subir a una chica aleatoria del público y besarla delante de todo el mundo para después decir que había sido Hana la que la había retado a hacerlo.

¿Cómo conseguía meterse siempre en esos percales?

Reiji no tardó mucho en deshacer el camino realizado para encontrar las dichosas botellas de agua que, al final, no le supusieron un coste extra. al volver al punto donde había abandonado a su compañera y a la clienta de aquella particular misión, vio como estaban teniendo una especie de acalorada discusión y que Shizuka fue víctima de un milagro o algo, pues habrían pasado como 10 minutos en total y parecía cualquier cosas pero no de tener ningún mareo ni nada por el estilo. De hecho se la veía bastante enérgica, como tratando de hacer ver a Hana algo importante.

— Te acompañaré durante todo el día, Shizuka-san, así que estaré en el concierto, pero, por supuesto que te creo. No quería suponer de más, lo siento.

La peliazul alzó las manos con desgana, como si aceptase la derrota, pero sus verdaderas intenciones iban un poco más allá. El viejo truco de la psicología inversa.

— Está bien, está bien, si no quieres no lo hagas, pero antes dejame decirte que hacerlo delante de toda esa gente, de todos los curiosos... Oh, esa sensación es única e indescriptible. Lo cierto es que la recomiendo mucho y sería un broche de oro para finalizar la actuación de esta noche

Y así desveló su idea. La idea de que aquella gennin fuese la sorpresa de su actuación.