En cuanto los ninja empezaron a pelear algunos de los luchadores parecían sentirse algo inquietos con la peligrosidad del combate, que entre técnicas ninja y armas de filo se había convertido en algo ligeramente más letal de lo que ellos se habían imaginado al llegar.

Por supuesto esto no era así para Natsu, que desde el principio estaba disfrutando del combate como una niña, incluso cuando era ella la que más cerca estaba de todo el peligro, los tsunamis y los rayos.

Entre tanta emoción, a la chica pareció habérsele olvidado un detalle importante.

—¡Ey, Natsu! ¿Creen que repararán esto a tiempo para la exhibición?

La luchadora tardó un par de segundos en responder.

— ¿¡Eeeeeeeh!? ¿¡Me dices que no puedes arreglarlo tú!?

Se llevó las manos a la cabeza. ¿¡Ahora dónde pondrían el ring!?

El momento que esperaba no llegó nunca. Gracias a que en agujero Datsue no me veía, habia hecho un clon con Raiton y yo me había quedado a esperar. ¿Por qué? Porque quería que le explotase en la cara. Lo habia mandado con la intención de que se repitiera el primer ataque de Datsue, y que tras la descarga eléctrica, el clon le hiciera daño. Pero todo eso no pasó.

Lo que salió de Datsue no fueron rayos. Ni piedras. Ni fuego. No. Lo que salió de Datsue fue una enorme ola de agua que embistió al clon, que estallo, e inundo todo el estadio. Incluido el agujero en el que me estaba escondiendo. Lo que no me dejó mas remedio que salir a la superficie, justo a tiempo para escuchar a Natsu diciendo que si no podian arreglar aquello.

Tomé una bocanada de aire nada más asomar la cabeza y acumulé chakra en los pies para ponerme sobre el agua del nuevo lago del estadio.

—¿No habíamos quedado en no mandarnos al hospital? —Dije una vez incorporado sobre el charco de agua. —Y Natsu, estamos en Uzushiogakure, la cuna del Fuuinjutsu, seguro que alguien aquí puede sellar todo este desastre de forma mágica en un pergamino.

Datsue se encogió de hombros.

—Oh, vamos. Eso solo te hubiese mojado un poquito —dijo, en respuesta a Reiji. El joven espadachín parecía haber salido ileso de la ofensiva, aunque algo empapado—. ¡Yo puedo sellar el agua! —agregó a Natsu, tras la sugerencia del espadachín—. Sobre los boquetes creados en el tatami, pues…

No respondió. Ya se podía hacer a una idea del porqué. Dispuesto a seguir con el combate, formó una tanda corta de sellos. De pronto, en el lago que tenía frente a él se formó un tiburón a tamaño real y compuesto enteramente por agua.

Datsue señaló a Reiji con un dedo…

—¡Que comience la caza!

… y el tiburón salió disparado hacia él.

Me habia distraído. ¿con qué? No estaba seguro del todo, la verdad es que aquel tiburón de agua me habia golpeado con bastante fuerza y fuera lo que fuera en lo que estaba pensando, se me fue de la cabeza. Menos mal que era un combate amistoso, por que si hubiese sido peleando con los samuráis, estaría sin cabeza.

Era el momento de parar. Ya habia tenido el combate que había pedido y además, ya habia golpeado a Datsue una vez. Era suficiente para mí. Perdedor si, pero al mismo tiempo, ganador para mí mismo.

—Tú ganas. —Dije levantando mis dos manos en señal de rendición. Como bien había dicho Datsue, era mejor no seguir hasta terminar hecho polvo. La misión era mas importante que aquel combate amistoso en el que dolo nos disputabamos el titulo de campeón de lucha libre.

De todos modos, todavía era imposible para mi conseguir que Datsue se acercase a pelear cuerpo a cuerpo. Todavía. Algún día podria acercarme y forzarle a pelear cuerpo a cuerpo antes de que me lanzase un jutsu devastador.

—A estado bien, pero si seguimos nos vamos derechitos al hospital. —Por que hubiese peleado hasta que mi cuerpo dijera basta. Además, estaba satisfecho.

Datsue suspiró y bajó los brazos.

—Buen combate, Reiji —le felicitó—. Cuando aprendas a utilizar el Yoroi, vuelve a retarme.

El Raiton no Yoroi, también conocida como la Armadura de Elemento Rayo, era el cénit al que aspiraba todo raitonero. Si Reiji ya le había puesto en algún que otro aprieto, con aquella técnica entre su arsenal se volvería un oponente realmente a temer. Después de todo, en aquel combate al espadachín le había faltado agilidad para sacar partido de su espada y acercarse lo suficiente a su adversario. Agilidad que con el Yoroi alcanzaría.

—Bueno, vamos a arreglar un poco esto —dijo, dando una palmada.

Primero, extrajo un pergamino y realizó una tanda de sellos. El lago que se había creado en el tatami se disolvió en una masa de chakra que viajó y quedó sellada en el pergamino, quedando tan solo un boquete de diez metros de diámetro.

Con una segunda tanda de sellos, el Uchiha fue elevando porciones de terreno gracias al Doton Chidōkaku. El suelo, finalmente, volvió a quedar uniforme, si bien las placas del tatami de aquella porción habían quedado destrozadas.

—Fiuu… Esto es todo lo que puedo hacer, chicos —dijo, limpiándose el sudor de la frente con el dorso de la mano.

¡BAM! El tiburón acuático que había invocado Datsue impactó a Reiji con muchísima fuerza, provocando que varios luchadores se levantaran de la sorpresa, creyendo que el chico había resultado herido.

Cuando el herrero levantó ambas manos en señal de rendición, la mayoría de ellos se sintieron aliviados de ver que todavía seguía vivo.

Tan solo eran un par de decenas de luchadores, pero sus aplausos llenaron todo el estadio.

Mientras tanta Natsu, sorprendida, vio cómo Datsue arreglaba todo el estadio como si nada hubiese pasado allí.

Bueno, casi, pues el tatami había quedado destrozado, pero incluso así era bastante más de lo que ella se había imaginado.

— ¡Habéis estado genial! —Les felicitó mientras se colocaba, todavía muy emocionada entre ambos, invitándolos a acercarse—. Necesitaréis descansar ¿no? ¿Queréis continuar más tarde con vuestro entrenamiento o empezamos ya con la coreografía?

Bien bien. La cosa había ido muy bien. Mucho mejor de lo que me esperaba. Al fin y al cabo no era un combate de torneo, solo una pequeña apuesta para ver quién iba a ganar durante el espectáculo de lucha libre. Sin embargo, lo que yo quería de aquella misión era pelear con Datsue de verdad, no bailar una coreografía. Y lo había conseguido. Y encima le había golpeado. Si, una vez, pero era suficiente. De momento.

—Yo solo necesito cambiarme de ropa, estoy empapado. —Por lo demas, estaba bien. —Después podemos empezar con la coreografía. Cuando antes empezemos, antes la dominaremos.

Y luego solo era practicar hasta el día del espectáculo, hacerlo bien e ir a cobrar la recompensa de la misión. Bueno, prácticamente aún no habíamos hecho nada, solo pelearnos entre nosotros. Pero bueno, habíamos avanzado un poco, ya teníamos al ganador y eso era más que nada. Claro que también podíamos haberlo elegido lanzando unos dados o algo así.

—Además se me ha ocurrido algo para cerrar el combate, mira, puedo usar mi golpe final y mientras el árbitro cuenta, me pongo a celebrarlo dándole la espalda, entonces, cuando quede poco para que termine la cuenta final, pum, se levanta y dándome un toquecito en el hombro, me giro para mirarlo y PUM, entonces me hace el su golpe final y gana el combate.

Datsue rio ante la ocurrencia de Reiji para terminar el combate.

—¡Me parece buena idea! —Luego, ante la sugerencia de un breve descanso, asintió—. Yo iré a picotear algo, que me ha entrado el hambre con tanto combate. ¿En una hora aquí?

Si todos estaban de acuerdo, el Uchiha pararía a comer algo en un puesto de ramen cercano. Después de una hora —o quizá de una hora y unos minutitos, pues Uchiha Datsue no era conocido por su puntualidad—, regresó al estadio para ensayar la coreografía final y poder estar listos para la misión.

—Perfecto, en una hora aquí.

Yo no tenia mucha hambre, y para cambiarme de ropa tampoco hacia tanto tiempo, pero bueno, aprovecharía para hacer alguna cosa. O quizas picar algo aún sin hambre para que no me entrase mientras nos enseñaban la coreografía. Tampoco sabía cuanto tiempo nos iba a costar aprendernos los movimientos de lucha libre. Sobretodo por que yo, aunque experto en cuerpo a cuerpo, me especializaba en usar armas, concretamente una espada. Y claro... No podia usar una espada en lucha libre, mucho que pusiera libre en el nombre.

En fin, despues de cambiarme la ropa y comerme un sandwich para que no me diera hambre, volví al estadio, donde estaban esperando Natsu y los luchadores. Pero Datsue no estaba.

—¿Ha dicho él una hora y llega tarde?

Si yo hiciera algo así, mi padre... Uff...

Datsue llegó corriendo y sudando la gota gorda.

—Perdonad, ¡perdonad! —se excusaba mientras llegaba hasta ellos—. Es que me he encontrado a una anciana de camino, cargada con las bolsas de las compra, y me vi en la obligación de llevárselas hasta casa.

Que le creyesen o no ya era cosa de ellos. Datsue, por su parte, no dejó entrever sonrisa alguna que evidenciase la trola que se acababa de inventar.

Natsu no pareció darle importancia al asunto y, entusiasmada como un kusareño en día de cosecha, empezó a organizar el entrenamiento. A Datsue le tocó practicar con un gran tipo llamado Martillo. Disciplinado y rígido como el hierro, un brazo suyo era tan ancho como el torso de una persona común y metía unas hostias como panes. Fue con quien perfeccionó su chokeslam, y quien le enseñó distintos movimientos que aplicaría a Reiji en medio del combate.

Las horas pasaron volando, y Datsue lanzó por última vez a Reiji a la lona. Se dejó caer de espaldas sobre el tatami, fundido.

—¡Eso es, chicos! ¡Esta vez sí! ¡Esta vez os ha salido todo bien!

El sol se había puesto hacía un buen rato y los únicos músculos que todavía le respondían a Datsue eran los de la cara, que se esforzaron en dibujar una sonrisa. El entrenamiento había finalizado. ¿Les saldría bien la coreografía en vivo y directo, frente a decenas o incluso centenares de personas? Para bien o para mal, pronto lo descubrirían.

Tampoco era plan de ponerse a cuestionar las razones de por que había llegado tarde Datsue. Lo había hecho y punto. No se podía volver atrás en el tiempo y recuperar esos minutos por mucho que se le echase en cara el retraso. Era mejor dejarlo pasar, fuese verdad o no, que perder mas tiempo discutiendo sobre el tema. Solo esperaba que no llegase tarde el día del combate.

Natsu mando a Datsue a entrar con el Luchador al que llamaban Martillo. En mi caso, Natsu considero que, por mi personaje, quien más podia ayudarme era el luchador al que conocían como "Perro loco". Era un hombre bastante "pecualiar" y no era fácil tratar con él, pues no parecía abandonar a su personaje de lucha libre ni para entrenar a un novato. Pero bueno, era una misión y habia que cumplirla, así que practique los movimientos con él e incluso perfeccione el "Rompecraneos", mi movimiento final. Por último, practique la coreografía con Datsue hasta que nos salió bien.

Estaba acostumbrado a entrenar bastante tiempo, pero entre el combate con Datsue y los métodos de Perro Loco, estaba exhausto. Por suerte, el evento sucedería la noche siguiente, por lo que tenian un día para reponer fuerzas, quizás practicar de nuevo y prepararse mentalmente para lo que estaba por venir.


Y como si el tiempo volara, la noche del combate llegó. El estadio estaba a rebosar incluso horas antes de que empezara el evento. La gente hacia cola desde la mañana para poder coger el mejor sitio. ¿Había tanta gente a la que le gustaba ver peleas ficticias? Bueno, quizás alguno se lo tomase enserio de verdad y se creyese las historias que contaban los personajes cuando salían al Ring.

No era la primera vez que luchaba delante de tanta gente, claro, aunque era bastante distinto al torneo de los dojos. Ademas, Natsu, tan entusiasmada como estaba con la lucha libre y el combate, había preparado atuendos para nuestros personajes.

En mi caso, tenia que usar unas botas negras, un pantalón negro ajustado como los que usaban ellos normalmente, una camiseta, también negra, adornada con una calavera que tenia una brecha entre los dos ojos. Ademas, una mascara que cubría mi cara y representaba lo mismo que en la camiseta. ¿Como seria el traje de Datsue?

Me cambié mientras se sucedían los otros combates y esperé a que nos llamaran para empezar. La verdad es que pese a que no era mi estilo, el traje parecía preparado para aquello, y tenia que admitir que seguramente fuese comodo para realizar los movimientos que habíamos practicado.

Lo cierto es que podían haber variado algo más el vestuario, porque Datsue iba también de negro. No obstante, como enterrador que era su personaje, no había otro color posible que lo representase. Así pues, Uchiha Datsue se presentó con una gabardina negra sobre una camisa de tirantes negras. Un pantalón negro, unas botas negras, un sombrero negro, y unos guantes blancos que daban contraste.

El bullicio era palpable en el estadio. Muchísima gente se había reunido en las gradas, esperando ver un espectáculo poco parecido al torneo del Valle de los Dojos. La muchedumbre coreaba nombres, aplaudía, chillaba, y por lo general era un ambiente de fiesta.

Fue Natsu quien le presentó, micrófono en mano en el centro del ring.

—¡Hoy tengo el honor de presentaros a un nuevo luchador, venido de las profundidades del Yomi! ¡Trabajador incansable de Izanami, nunca ha faltado a una entrega! ¡Os presento… al ENTERRADOR!


El sonido de una campanada —la que se suele oír proveniente de los templos cuando hay un entierro o una marcha fúnebre— resonó en todo el estadio. Las luces se apagaron, el humo blanco empezó salir de la tierra. Una música fantasmagórica empezó a sonar por todos los altavoces, acompañada nuevamente de esas campanadas fúnebres. Y, entre el humo, un hombre. Avanzaba a paso lento, con la cara oculta bajo su sombrero. Subió las escaleras del ring, apartó las cuerdas, se subió y entró.

Sonó la última campanada, y Uchiha Datsue quedó en el centro, con los brazos abiertos, como en un trance, en un rezo a un Dios prohibido.

Podría parece que no, pero aquella entrada espectacular de Datsue también era ensayada. Como la que me tocaba realizar a mí justo despues. No era sencillo, la puesta en escena era crucial. La forma de andar, los pasos, la sincronización con la música, etc.

—¡No uno, si no dos nuevos luchadores subiran hoy a éste ring!—Alzo la voz natsu por encima de los gritos de emoción de la gente. — ¡En el otro lado del ring tenemos a alguien conocido por no tener piedad con sus adversarios, machacandolos hasta partirles los huesos! ¡¿Y sabeis que!? Hay unen concreto que le encanta destrozar , por eso le conocemos como ¡el ROMPECRANEOS!

Una música estridente, Rock la habia llamado Natsu, comenzó a sonar por los altavoces. Al parecer estabs hecha con instrumentos que funcionaban con electricidad y provenian de Amegakure. Unas llamaradas cubrieron la puerta del lado por donde tenia que salir, atravesandolas. Por supuesto, no era fuego de verdad.

Tenia que caminar altivo y prepotente, y ademas las luces que habia instaladas en el camino hacia el ring, explotaban a mi paso. No sabía muy bien que tenia que ver eso con mi personaje, pero bueno, es lo que había planeado Natsu.

Caminé hasta el ring sujetando otro creaneo más de atrezzo, que parecía muy realista, subi por las escaleritas que daban a la esquina del ring y me encarame a la tercera cuerda, apoyándome en ella. Alcé mis dos manos, sosteniendo la calavera por encima de mi csbeza, y la apreté con fuerza entre mis dos manos, rompiendola al mismo tiempo que un sonoro Crack, que habia sido incluido en la música a proposito, inundaba todo el estadio.

Despues, me plante frente a Datsue listo para empezar, pero fingiendo estar ansioso, pues era parte del personaje. Todo lo contrario a Datsue, que tenia que esperar el sonido de la campana con una fria tranquilidad.

Tras aquello, Natsu salió del ring. Su lugar lo ocupó un hombre de camisa con rayas blancas y negras. El árbitro de la contienda, aunque estaba más que preparado para seguirlas la corriente y unirse al show.

Datsue empezó la contienda con un puñetazo al mentón de Reiji. Se dio cuenta en seguida que se había pasado de fuerza, pero continuó como si nada —quedaba muy poco realista pedirle disculpas cuando se suponía quería darle la paliza de su vida—, tomándole de la camiseta y propinándole una serie de puñetazos, esta vez más medidos. Terminó con un rodillazo en la boca del estómago y un Lariatt al cuello que le mandó a la lona.

Datsue alzó ambos puños al cielo y esperó al clamor del público. Sabía, no obstante, que ahora llegaba el contraataque del Rompecráneos y que le iba a tocar recibir unos cuántos golpes.

El combate empezó con fuerza. Con mas fuerza de la planeada, pero bueno, así quedaba mucho más realista, y tampoco me iba a poner a quejarme en mitad del espectáculo. Aguanté los golpes de Datsue y caí a la lona dando el golpecito con la palma, la primera lección que habiamos aprendido.

Tarde unos instantes en levantarme, apoyandome en la cuerda que tenia a mi lado, tenia que parecer que aquellos golpes habían surgido algo de efecto. Ademas tenia que esperar a que datsue se pusiera en la posición adecuada mientras celebraba.

Use las cuerdas para impulsarme, Datsue estaba de espaldas a mí, frente a una esquina, animando al público con su carisma. Lo agarre de la nuca y estampe su frente contra el poste de la esquina, que estaba perfectamente acolchado para que no doliera, tal y como me habia enseñado Perro loco.

Datsue caeria boca arriba cerca de la esquina. Me subí a la tercera cuerda, alcé los brazos ante el clamor del público, que sabia lo que se venia, y salte. Aunque, en el último momento Datsue tenía que...