Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Yamato se revolvió en el sitio, inquieto. Como un acto reflejo su mirada fue a parar a los linderos de la mesa, quizá acostumbrada como estaba a encontrar siempre la figura vigilante de su jefa. Pero en esa ocasión no vio más que a dos chavales jovencitos que querían llegar al fondo del asunto. Un asunto que a él le iba llevando por la calle de la amargura y que también ansiaba ver resuelto.
Suspiró.
—"Las papas se van a poner que pelan", en eso tienes razón. Ya habréis visto el carácter que tiene —admitió—. Creedme que a mí me interesa tanto como a vosotros que esto se resuelva de una buena vez. Últimamente la señora está de peor humor que de costumbre, y eso ya es decir algo. Aun así, no os mentí antes: no sé quién es el responsable de la tortura que le están haciendo pasar... Aunque, cuando la veo pasándolo mal, una parte de mí sólo puede esperar que esto dure un poco más.
El jefe del servicio les estaba mostrando su cara más personal, y aunque parecía evidente que las formas de Kobayashi Koe le tenían harto, por otra parte sus palabras traslucían cierta dependencia de su jefa. No podía llamarse "afecto, o "cariño", pero sí "dependencia". Emocional, monetaria... Cuando llevabas tantos años trabajando para alguien, terminabas por quedar unido a esa persona.
Yamato se sacó un cigarrillo de la solapa del uniforme, un mechero de la manga derecha, y se lo encendió.
Se quedó pensativo un largo rato antes de volver a mirar al jefe del servicio. Parecía que él realmente no sabía nada a judgar por sus palabras. Ahora si podía estar casi seguro de que no sabía más de lo que les estaba diciendo, por lo que pensó en cómo podría serle de más utilidad aquel hombre, ahora que lo tenían en una posición ventajosa y les estaba dando cierto nivel de confianza que con su jefa delante era imposible. Intentaría hacer algo que jamás hacía: tener tacto y escoger sus palabras ahora que había descubierto que aquel hombre le tenía aprecio a aquella mujer déspota y desagradable.
-Acabo de llegar y puedes creerme que te entiendo. Pero, por otra parte, nosotros debemos resolver esto lo antes posible si no queremos represalias. Y llegado a este punto, la bronca que me pueda echar tu jefa no es lo que más me preocupa... Esto es un asunto peliagudo y necesito saber hasta qué punto está dispuesto a ayudarnos -Comentó intentando mirarle a los ojos con gesto serio.
-Si conseguimos que este tipo nos averigüe algo desde dentro, nosotros podremos investigar la casa como yo había dicho, una vez hayamos interrogado a todos. Es bastante obvio que si alguno oculta algo no nos lo va a decir... Qué piensas? -Pensó, sin mirar a su compañero.
Si conseguían tener a ese hombre de su parte, ya tenían gran parte del trabajo hecho, ahora tenía un poco más claro que algún miembro del servicio estaba intentando hacerle la puñeta a aquella mujer. Desde luego, no le extrañaba dada la actitud que había demostrado tener para con sus empleados, sin embargo, Su misión allí era acabar con esto lo antes posible.
— Nono, dale tranqui al pucho, amigo.— se apresuró en contestar el amejin.
«Seh, que se yo, son tres personas. Pa' mi que tendríamos que hablar con todos y ver con quién pegamos más confianza y recién usar la carta del empleado ayudante. Yendo a sospechar por cualquiera y siendo que este tenga algo que ver te va a decir que no te va a ayudar y va a estar precavido a los otros del personal. Va, no sé, mi opinión.»
Entre medio de sus palabras se dio cuenta que tal vez esos pocos segundos en los que hablaba con su compañero generaban un silencio más largo de lo normal. Pocas veces había usado esa técnica y se le terminaba por olvidar lo extraño que podría ser para alguien que no participara en la conversación. Se sirvió un vazo de zumo y lo tomó, quemando así el tiempo necesario para justificar su silencio. De la misma manera le sirvió a su compañero y le acercó el vaso.
— Igualmente creo que toda información podría ayudar. Cosas raras que hayas visto últimamente, alguna hora en específico en donde comienza todo esto, cómo reacciona la señora, cómo reaccionan ustedes, qué hacen ante tal situación, cómo responden. No sé, como sería el problema en un día normal más que nada.
Depende de lo largo de su relato los gennin podrían llegar a hacer un intercambio de palabras sin problemas a hacer una situación incómoda.
Los genin no tardaron en advertir en el lenguaje corporal de Yamato que la estrategia de hacerse los ninjas buenos con él estaba dando sus resultados. Pese al evidente vínculo que compartía con su jefa —no por nada había estado trabajando para ella muchos años—, no había sido sino hasta ahora que el jefe de servicio empezaba a tratarles con algo más que mera cortesía profesional. Tras encenderse el cigarrillo y darle unas cuantas caladas, Yamato se permitió recostarse ligeramente en la silla; parecía agotado.
—Ya os lo he dicho, chavales, estoy con vosotros en esto —se reafirmó ante las dudas expuestas por Kisame—. Para mí toda esta mierda no está siendo más que un jodido dolor de cabeza, la señora cada día está más irascible y temo que en cualquier momento alguien va a pagar los platos rotos.
Por su veteranía y confianza en la señora Koe, estaba claro que Yamato no pensaba que fuese a ser él el damnificado por todos aquellos extraños sucesos, pero tampoco le agradaba le idea de que alguno de sus subordinados fuese a perder el trabajo.
—Si te soy sincero, muchacho —respondió a Karamaru, inclinándose hacia él para bajar la voz—. ¿Espíritus? ¿Mal de ojo? ¿Una maldición? Venga ya... Llevo demasiados años trabajando para gente poderosa como para creerme esas pamplinas. La señora Koe es una empresaria de éxito, y os puedo asegurar... No se llega alto sin pisar unas cuantas cabezas por el camino. Tiene enemigos, claro, ¿y quién en su posición no?
Otra calada. Parecía nervioso, como si estuviese siendo infiel a su pareja.
—Yo creo que alguien está detrás de esto, eso creo. ¿Quién? Ya os lo he dicho, no tengo ni idea. Pero está claro que buscan joder a la señora Koe... —se frotó las manos, nervioso—. ¿No os habéis fijado en las paredes? ¿En las estanterías? Aquí faltan al menos un tercio de las valiosas obras de arte de la señora, cuadros, efigies, frescos... Alguien se lo está llevando, ¿pero sabéis qué me dijo cuando la informé y le sugerí hablar con la Arashikage? ¡Que no tenía tiempo de preocuparse por esas cosas! Que un demonio habitaba en su casa y lo prioritario era echarle. Se está volviendo loca, la están volviendo loca, joder.
20/01/2020, 22:39 (Última modificación: 20/01/2020, 22:44 por Taka Kisame. Editado 5 veces en total.)
El genin, quien había tomado las riendas de la operación por el momento, escuchó al jefe del servicio Yamato mientras le confirmaba sus sospechas. Eso era genial, un avance más. Al menos ya estaba un poco más seguro de que su teoría era cierta. Inclinó la cabeza levemente hacia su compañero Karamaru como agradecimiento por servirle el zumo y siguió escuchándole hasta que acabó, para no interrumpirle mientras daba cortos sorbos al delicioso zumo que les habían preparado. Notó rápidamente el nerviosismo del hombre y, no era para menos, era normal que después de tantos años le tuviera una mezcla entre aprecio, respeto y miedo a aquella mujer.
-Quizás pequé de ser demasiado honesto pero, eso mismo había pensado yo, y yo mismo se lo dije a la señora -Hizo una breve pausa y miró a ambos -No le gustó, claro, pero el hecho de que usted me diga esto solo hace que fortalecer un poco más mi teoría... Mire, tengo un favor que pedirle. No podemos descartar que el culpable sea alguno de los miembros del servicio -Dijo esto último bajando el tono de voz -Pero tampoco podemos descartar que sea alguien de fuera que venga a molestar. Nuestra intención es hablar con todos los trabajadores de la casa y luego peinar el jardín y la casa en busca de alguna gatera o sitio por el que pudiera estar colándose alguien. Lo que quiero pedirle es que, si durante nuestro interrogatorio al resto de trabajadores, o después escucha algo extraño, simplemente escríbalo y pasele la nota a... -Hizo una breve pausa para hacer una serie de sellos tras la que se mordería el pulgar de la mano izquierda -Kuchiyose no Jutsu -Pronunció con tono bajo para, al separarse de la mesa suavemente, poner la palma de dicha mano en dirección al suelo y bajo ella aparecería una leve nube de humo. Tras ella su apreciado compañero mapache -A él, será mucho más discreto que venir a nosotros directamente a decírnoslo. Así el presunto culpable no sospechará nada. Mi intención es que él pulule por la casa. Descuide, es limpio. Si la señora dice algo, dígala que es mío y que nos está ayudando con el trabajo.
Terminó su intervención con unas instrucciones precisas para aquel hombre. Había puesto mucha carne en el asador con aquel acto, pero confiaba plenamente en su mapache y en que aquel tipo fuese buena gente y de verdad quisiese ayudarles. Aun así, no podía confiarse en lo mínimo. Al parecer, el propio tanuki ya había entendido cual era su función allí por el contexto, por lo que simplemente se subió al regazo de Kisame de un brinco y miró a ambos en la mesa con sus expectantes ojos.
¤ Kuchiyose no Jutsu - Requisitos: Ninjutsu 40
Permite al usuario utilizar técnicas de invocación. Como técnica no sirve de nada, pero da el derecho a aprender y ejecutar invocaciones propiamente dichas, por evolutivas o por pacto animal. Para realizar la invocación correctamente se necesita realizar la serie de sellos correspondiente: Jabalí, perro, pájaro, mono, carnero; y después efectuar el sacrificio de sangre necesario.
¤ Kuchiyose: Futsū no Dōbutsu ¤ Invocación: Animal Ordinario - Tipo: Criatura - Requisitos: Senjutsu - Gastos: 20 CK - Daños: 10 PV por golpe con las garras (Taijutsu animal) y 8PV por mordisco. - Resistencia: 20 PV (rompe el contrato), 40 PV (vitalidad total) - Chakra disponible: 40 CK - Duración del contrato: 10 días on-rol (máximo 3 al mismo tiempo) - Máximo número de usos: 3 por día (dormir unas horas on-rol se considera como descanso válido). - Dimensiones: Las de un animal común de su especie, o más pequeño, dentro de lo razonable
El usuario obtiene la habilidad de invocar animales shinobi comunes, que poseen las características típicas de un animal de su especie, pero que son capaces de hablar, empuñar y lanzar armas y objetos. Resultan extremadamente útiles para recopilar y transportar información, puesto que el tiempo de contrato de estos animales es muy largo y les permite viajar durante días. Un usuario que disponga de animales cuyas dimensiones son muy grandes debido a su especie, puede invocar crías o adultos jóvenes de menor tamaño, siempre dentro de lo que es razonable. Asimismo, los animales pequeños podrían llegar a tener versiones de treinta centímetros, o incluso cincuenta. La descripción de estos animales es libre, y el usuario lo interpretará como desee cada vez que los invoque.
«Se trata de tanukis de aspecto común, de unos 30 o 40 centímetros de alto y unos 60 o 70 centímetros de longitud. De pelaje grueso y de colores pardos, negro y blanco con larga y gruesa cola. Suelen caminar sobre cuatro patas. Son seres bastante rápidos y considerablemente sigilosos. Cuentan con una agilidad natural bastante grande, sin embargo tiene sus limitaciones, al igual que la capacidad de sus saltos. Pueden transportar pergaminos de tamaño mediano dentro de su cuerpo, utilizando 5CK para ingerirlos y 10CK para expulsarlos. También pueden ocultarse a la vista común durante unos minutos mientras permanezcan estáticos, esto les costará 10CK. Podrían rastrear a una persona en un rango de 500m si pueden oler antes un objeto personal de la persona en cuestion.»
La situación era extraña en esa casa y como no serlo tratándose de posibles seres sobrenaturales, pero hasta ahora todo parecía marchar dentro de lo esperable. Conversación con el cliente, comenzando conversaciones con testigos, luego tocaba buscar posibles evidencias, y todo se irían contentos a su casa. Pero a Karamaru era fácil agarrarlo sorprendido cuando no estaba preparado para algo, y el mapache terminó causando esa reacción. Le pareció extraño que su compañero comenzara a ser sellos de la nada, pero en cuánto vio al animal tuvo que aguantarse, sin mucho éxito en lo corporal, de contener su entusiasmo. Siempre se alegraba de ver nuevas técnicas shinobi y no ni más ni menos que una invocación de las buenas.
— Si, será cuestión de ir viendo qué podemos ir encontrando y cómo se van dando las cosas.— quiso seguir la conversación normalidad para tapar el hecho poco profesional de conocer a pleno a su compañero de trabajo, pero su tono alegre lo delataba un poco— Se agradece la voluntad, chabón, de verdad.
No era difícil llegar a la conclusión de que era un alguien y no un algo lo que estaba causando los problemas, era la conclusión lógica y para el amejin la única posible pero ese no el tema sino era encontrar específicamente el quién. O quiénes. Y tras un beberse el último sorbo del vaso y siguiendo sus pensamientos le cayó la ficha de que era mejor preguntar que adivinar.
— Ya que todos estamos en la misma página de que no es un demonio, ¿podés suponer si esto es un trabajo de una... o más personas? Sería importante saberlo. Digo, yo no tenía idea de que le estaban afanando tanto a la vieja, y de ser así debe de ser costoso hacer tanto movimiento para una sola persona.
Al jefe de servicio Yamato casi le da un patatús cuando aquel chico se puso a hacer movimientos muy raros con las manos, se mordió el dedo y ¡de repente, un puto mapache había aparecido encima de la mesa! ¡Así, de la nada! Tuvo que quitarse el cigarrillo de los labios para que no se le cayera cuando se le desencajó la mandíbula de la sorpresa.
—Ehm, sí, claro... Claro —asintió al rato, todavía estupefacto por lo que acababa de suceder. Su cerebro no tardaría en procesarlo como "magia ninja" para poder preservar la poca cordura que le quedase.
Ante la teoría de Karamaru, Yamato se rascó la coronilla mientras le daba otra pitada al cigarro.
—Sí, la verdad es que tiene sentido —admitió—. Lo que no entiendo es cómo es posible que le hayan metido en la cabeza a la señora Koe eso de "las voces". Quiero decir... Si fuesen voces de verdad, nosotros también las escucharíamos, ¿no? ¿Cómo puede alguien decirle algo a otra persona y que sólo esta lo escuche?
Ah, sí. Quedaba aquel pequeño detalle. Si se descartaban fenómenos paranormales y encuentros en la tercera fase, entonces, ¿cómo se explicaba aquel asunto de las voces?
23/01/2020, 19:56 (Última modificación: 23/01/2020, 19:58 por Taka Kisame. Editado 2 veces en total.)
Ambas personas en la sala parecieron sorprendidas de la técnica de Kisame. Era relativamente normal pues el jefe de servicio Yamato no había visto a muchos ninjas utilizar sus técnicas, y seguramente karamaru habría visto poca gente capaz de invocar cosas. Los pactos son algo muy poco común entre los ninjas, solo vistos entre shinnobis realmente experimentados o en practicantes del arte ninja del senjutsu. Las órdenes fueron recibidas, parecía que todo estaba saliendo genial. Karamaru tenía razón, seguramente fueran varias personas, pero eso para Kisame no era un problema, era bastante probable que si pillaban a uno consiguieran que delatara a los demás.
-Lo único que se me ocurre es que sea algún shinobi. Por lo que sé, hay algunos que pueden hacer ese tipo de cosas, Yamato. Mi compañero Karamaru sabe más que yo sobre eso -Dijo respondiendo al hombre -Ah, y insisto, no se preocupe por el mapache, no actuará sin mi permiso -Quiso aclarar el amejin al no confiar demasiado en que Yamato estuviera conforme con el animal o no le diese confianza.
Era extraño que alguien de la familia de su compañero estuviera haciéndolo. Alguien de su clan... Debería saberlo? No entendía muy bien como funcionaban las cosas en los clanes. Para él eran familias, sin embargo sabía que había miembros de un mismo clan en muchas partes de Oonindo, por lo que también podría ser alguien de su clan y no conocerle. En la otra mano, tenía la posibilidad de que ni siquiera fuese un shinobi, y de verdad estuviesen frente a un espíritu... Pero esa idea se le escapó tan pronto como llegó.
— Olvídate pá, esas cosas son moneda corriente. Cuando tenés a este— señalo a su compañero— invocando animales, cuando ves gente duplicarse o lanzar bolas de fuego uno entiende que todo es posible. Y de hecho, he tenido algo de experiencias con esto de "una voz que solo escucha una persona". Así que sí, eso, posible es pero teniendo a gente capaz de hacer estas cosas va a ser mejor moverse con cuidado.
Había una enorme diferencia entre una persona común y una persona común de manejar el chakra. Sus dos opciones eran las técnicas Yamanaka o algún genjutsu de funcionamiento similar y le agarró ansiedad en pensar que tal vez no sería tan fácil como esperaba. Escapaba a su conocimiento que tan extendido estaba por Amegakure el uso del chakra sin ser shinobi, y rezaba porque lo estuviera. Todo sería para peor si los perpetradores lo eran.
— Bue, no sé, tenés al animal. Supongo que ya le podrá hablar a él, ¿no? Deberíamos de seguir la gira me parece que el wachín tiene que laburar imagino.
27/01/2020, 16:45 (Última modificación: 27/01/2020, 16:45 por Uchiha Akame.)
Yamato parecía sorprendido de primeras, pero después de ver cómo un chico había hecho aparecer un mapache de la nada, supuso que el hecho de que hubiera ninjas que pudieran hablarle a otras personas dentro de su cabeza no era tan inverosímil. Se limitó a fumarse lo que le quedaba del cigarro y a escuchar las explicaciones de los dos genin.
—Está bien, si necesitais algo más, ya sabéis dónde estoy —accedió, aplastando la colilla del cigarro contra un cenicero de cerámica y arreglándose las arrugas del uniforme que se le habían quedado de estar sentado tanto rato—. ¿Hago pasar a los otros?
Sakura, la cocinera y Keisuke el ayudante esperaban fuera de la sala por orden de Yamato.
Parecía que la entrevista con el jefe de servicio había terminado. Kisame asintió ante la pregunta de Yamato, quería hablar con el resto de empleados a ver si alguno de ellos ocultaba algo. Era bastante complicado saberlo pues seguramente mintieran muy bien y no se lo dirían de buenas a primeras, pero había que intentarlo. Hizo señas a su mapache para que se fuese caminando por la casa buscando alguna posible entrada o punto flojo por el que se pudiera colar gente. Órdenes que acompañaría con unas palabras para que el animal entendiera qué quería exactamente el shinobi.
-Si, hazles pasar. Gracias por su colaboración, Yamato -Agradeció al hombre, antes de posar su mirada sobre el animal y bajar sensiblemente el tono -Busca alguna zona por la que un hombre pudiera colarse a la casa o algún punto flojo en su seguridad, el otro trabajo que debes hacer ya lo sabes -Le dijo con tono serio y severo, como solía hacer cuando le mandaba cosas sensiblemente más complejas que de costumbre.
Rápidamente, el animal se colocó al lado del jefe de servicio esperando a que éste abandonara la sala para salir con él y comenzar su búsqueda, al principio, por el interior de la casa, buscando aberturas hacia el jardín. Cualquiera por la que pudiera entrar un chico delgado como Kisame.
Karamaru se apuró en hablar antes de que el hombre se marchara. Siendo que su compañero no había especificado temía que dejara entrar a los dos cuando en realidad prefería agarrarlos uno a uno. Después de todo esa era la idea desde un principio.
«¿Lo mismo que recién? No se cómo va la cosa pero ¿podés sacar tantos cosos de esos como quieras? Digo, un mapache a cada uno. Va, nada nada, que si no sería clarísimo que tenemos a todos ayudando y si es uno de estos dos del servicio que quedan nos re vendimos. Idea boluda, nada, olvídate, pensando en voz alta. Bueno, voz, ponele. Lo de si hacemos lo mismo se mantiene.»
Aprovechó todo ese tiempo que tuvieron para dejarse relajar un poco y divagar comunicándose telepáticamente con su compañero. Se sirvió un poco más de zumo y se lo bebió de un sorbo esperando a que Sakura tomará el lugar que Yamato había dejado.
«Ojalá sea igual de cooperativa, aunque igualmente no se puede descartar a nadie» pensó para si mismo.
Yamato asintió ante la petición de Karamaru. Se dio media vuelta, se alisó el impoluto uniforme de tela blanca nacarada, se pasó ambas manos por el pelo engominado para asegurarse de que no había ningún cabello rebelde, y salió de la habitación. Momentos después ingresó la siguiente y penúltima en la fila: la cocinera Sakura.
Sakura era una tipa grande; ese sería el primer adjetivo que venía a la cabeza cuando uno la veía. De brazos fuertes como yunques, tronco de roble y mirada simple. Vestía con un uniforme del mismo color que el del resto del servicio, pero al que incorporaba un delantal algo manchado y una cofia que le servía para recoger su pelo castaño.
Al entrar, se quedó mirando a los dos genin con cara de no entender nada, y luego a la silla que había frente a ella.
3/02/2020, 19:06 (Última modificación: 3/02/2020, 19:07 por Taka Kisame. Editado 1 vez en total.)
Observó detenidamente a aquella mujer. No parecía alguien con tanta formación académica como podría tener el jefe de servicio y desde luego alguien mucho menos sofisticado. A primera vista, parecía una trabajadora más, con una mentaldiad bastante simple y sin unas aspiraciones muy altas. Desde el principio, dudaba mucho de que ella fuese capaz de hacer algo así y que aún no la hubiesen pillado, pero toda la información que pudiera proporcionarles era necesaria.
-Si, por favor, siéntese -Indicó el amejin apartando la silla que antes había ocupado Yamato.
Bebió otro sorbo del zumo y miró brevemente a su compañero, como indicándole que comenzara él con las preguntas, para no ser el pelinegro el único que hablaba allí. Aquella investigación les estaba llendo bien y, en contra de lo que Kisame podría haber pensado, el hecho de colaborar con alguien como Karamaru le estaba ayudando muchísimo a avanzar dado que tenía buenas ideas y en muchos casos, eran cosas que no se le habrían ocurrido a él mismo: alguien altamente inteligente como él se consideraba.
-En principio, dudo bastante que esta mujer haya hecho algo, pero quizás podamos sonsacarla alguna información, eh? Me parece que no va a ser necesario andarse con rodeos, parece alguien mucho menos sofisticado que Yamato, empiezo a tener claro por qué ese hombre es el jefe del servicio. -Pensó para sí mismo, esperando que su compañero se enterase de ello.
Entre tanto, su mapache tanteaba la planta baja, buscando algún lugar por el que fuese sencillo colarse, como le había mandado Kisame, pero sin perder de vista demasiado a Yamato, por si éste le tenía que entregar alguna nota.
Y comenzaba el segundo round luego de un primero que Karamaru consideraba que había terminado en victoria. Turno de la muchacha que incluso intimidaba un poco al amejin con su físico. El morocho echó una mirada a su compañero y poco más necesito para empezar a hablar luego de que Sakura tomara asiento.
— Estamos tratando de hablar en un entorno un poco más tranquilo, la doña puede ser un toque intensa. La idea es saber como andan llevando todos ustedes este tema porque la verdad es que necesitamos un punto de partida para comenzar con esta investigación. Así que eso, estaríamos buscando saber si viste algo, escuchaste algo, tu opinión de esto, cómo la ves a la vieja, qué imaginas que puede ser, algo raro que hayas visto estos últimos días. Algo de eso.
Karamaru largó una lluvia de ideas que podrían interesarle para hacer trabajar la mente de la dama. Más que darle una guía para su repuesta le daba ideas de las que agarrarse para poder empezar a hablar.
«En un principio habría que dudar de todos, che, si no estamos haciendo esto al dope. No te dejes engañar por las apariencias, he visto señoritos perfectos bañados en barro.»