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22/06/2017, 23:23
(Última modificación: 29/07/2017, 02:23 por Amedama Daruu.)
—E... ¿Eh...? Q... ¿Qué...? ¡AH! —Ayame se reincorporó. Daruu apartó la mirada, sonrojado, y poco a poco, como si lo que ahora le diera vergüenza fuera levantarse, lo hizo también, con esfuerzo. Le dolía el pecho. Tosió un poco más de agua y se apartó el cabello mojado de la frente—. La verdad... yo tampoco lo entiendo muy bien... Cuando caímos sonó la voz de alguien, supongo que a través de unos altavoces o algo así. Hablaba de unos juegos del laberinto... que debíamos encontrar alguna de las salidas antes de que... bueno, de que nos hicieran papilla. Después de eso comenzó a bajar el techo. Había dos salidas en la sala en la que nos encontrábamos así que... tomé una al azar... No sé si habré acertado... lo siento...
A medida que Ayame explicaba lo que había pasado, Daruu levantaba cada vez más las cejas, incrédulo.
—¿Entonces, estamos en el patio de recreo de un puto loco sádico? —exclamó Daruu. Se llevó una mano a la frente—. Y eso que veníamos a arreglar una avería en unas tuberías. Si tan sólo hubiera venido Kori-sensei con nosotros...
Echó un vistazo alrededor. Se encontraban en un pasillo curvo, iluminado por la titilante luz de una serie de velas colgadas en las paredes. Las pareces eran tuberías.
—Bueno, tuberías hay, la verdad. Pero estás están en un estado correcto. Demasiado para mi gusto.
El pasadizo se extendía a la izquierda y a la derecha. Antes de que la curvatura de las paredes se perdiera de vista había otras dos salidas.
—Y ahora... ¿hacia dónde debemos ir?
—Los laberintos son muy fáciles de resolver si tienes unos ojos que ven a través de las paredes. Verás —dijo Daruu, animado—. ¡Byakugan!
Daruu activó el Dojutsu de su clan y echó un vistazo a sus alrededores buscando la salida.
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23/06/2017, 10:49
(Última modificación: 29/07/2017, 02:23 por Amedama Daruu.)
—Los laberintos son muy fáciles de resolver si tienes unos ojos que ven a través de las paredes —respondió Daruu, seguro de sí mismo—. Verás. ¡Byakugan!
Sin embargo, el genin estaba a punto de sufrir una desilusión. Y es, ante sus ojos, enseguida se daría cuenta de que las paredes estaban recubiertas de una densa capa de energía brillante que le impedía ver más allá de ellas. Quienquiera que fuera el que diseñara aquella trampa para ratones, desde luego había pensado en todos los detalles.
—¿Y bien? —Inquirió Ayame, ansiosa.
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23/06/2017, 15:42
(Última modificación: 29/07/2017, 02:24 por Amedama Daruu.)
Daruu enfocó con sus ojos la pared que tenía frente a él, pero enseguida tuvo que tapárselos y retrocedió con un grito ahogado de sorpresa. Tropezó con una baldosa rota del suelo y se golpeó en la espalda contra la pared de tuberías que tenía a las espaldas. Cayó de culo al suelo con un quejido.
—¡Ouch, mierda! —dijo—. No entiendo nada, Ayame, pero el que ha hecho esto se ha esmerado mucho. No puedo ver a través de ello, las tuberías están hechas de algún material que refleja el chakra, o recubierto de energía, o vete tú a saber.
Apretó los puños, impotente. Suspiró, y se levantó.
—Habrá que pensar en otra cosa... —dijo—. Mi madre me enseñó una vez otra manera de resolver laberintos, de esos que salen en los pasatiempos para adultos. Se supone que si vamos pegados a una pared encontraremos la salida... Hemos caído en una sala central, ¿no? Por lo visto, las paredes son curvas, y dado que estamos en una torre...
»¡El laberinto debe de ser circular! Tenemos que ir yendo hacia el exterior a la vez que aplicamos lo de pegarnos siempre a una pared. De modo que... elige una pared y comenzaremos a caminar. Puede ser difícil pero seguro que acabamos resolviéndolo.
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23/06/2017, 16:27
(Última modificación: 29/07/2017, 02:24 por Amedama Daruu.)
Pero Daruu nunca llegó a responder. Ayame se sobresaltó cuando le vio taparse los ojos con un grito ahogado, tropezarse y caer al suelo de culo. Su espalda chocó contra la pared de tuberías.
—¿Estás bien, Daruu-kun?
—¡Ouch, mierda! —respondió, dolorido—. No entiendo nada, Ayame, pero el que ha hecho esto se ha esmerado mucho. No puedo ver a través de ello, las tuberías están hechas de algún material que refleja el chakra, o recubierto de energía, o vete tú a saber.
Ayame hundió los hombros, decepcionada. Por un momento había llegado a creer que podrían salir de allí con facilidad, pero parecía que no todo iba a ser un camino de rosas... Tendrían que seguir las vías tradicionales...
—Habrá que pensar en otra cosa... —meditaba Daruu, que había vuelto a levantarse—. Mi madre me enseñó una vez otra manera de resolver laberintos, de esos que salen en los pasatiempos para adultos. Se supone que si vamos pegados a una pared encontraremos la salida...
—¡Ah! ¡Tiene sentido! No se me habría ocurrido.
—Hemos caído en una sala central, ¿no? —Ayame asintió. Aquello era lo que había supuesto después de haber tenido que elegir entre dos pasillos y que la voz les dijera que tenían que salir del laberinto. Desde luego, si no estaban en el centro, al menos estaban dentro de él—. Por lo visto, las paredes son curvas, y dado que estamos en una torre... ¡El laberinto debe de ser circular! Tenemos que ir yendo hacia el exterior a la vez que aplicamos lo de pegarnos siempre a una pared. De modo que... elige una pared y comenzaremos a caminar. Puede ser difícil pero seguro que acabamos resolviéndolo.
—¡¿Eh?! ¿Qué? ¿Por qué yo? ¿Y si nos llevo directos a algo malo o acabamos perdidos para siempre? —protestó Ayame, agobiada. Odiaba que la hicieran elegir, sobre todo en cosas tan importantes como era su propia vida.
Sin embargo, Daruu estaba resuelto y Ayame terminó por suspirar.
—Jo... Bueno... si tenemos que ir hacia el exterior y a nuestra espalda tenemos la sala que en teoría está en el centro... —se dirigió a la pared de enfrente y apoyó la mano sobre ella. Se mordió el labio inferior, insegura. Ahora tenía que decidir si continuar a derecha o a izquierda y tomar una de las dos salidas.
Tras varios segundos de reflexión, echó a andar hacia la izquierda. Enseguida toparon con la siguiente salida y Ayame giró a la derecha cuando el pasillo le obligó a hacerlo. Unos metros más adelante, el túnel volvía a girar a la derecha...
Pero Ayame se había detenido en seco.
—¡Oh, pero no os preocupéis, mis queridos muchachos! —volvió a resonar la voz, desde todas las direcciones—. No creáis que sería capaz de dejaros solos en una situación así sin daros siquiera una pista. ¡No, por favor, no! Es muy sencillo: cada vez que os equivoquéis de camino y os estéis dirigiendo a un callejón sin salida, una trampa mortal se activará. ¿Veis que fácil? Sólo tenéis que...
Ayame se había dado la vuelta hacia Daruu. Su rostro era una máscara de inexpresividad y sus ojos, cubiertos por una niebla, le miraban fijamente, pero al mismo tiempo no parecían verle.
»No equivocaros de camino.
Con un brusco movimiento de muñeca, Ayame liberó el kunai que llevaba escondido debajo de su manga para apuñalar a su compañero en el vientre.
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26/06/2017, 23:11
(Última modificación: 29/07/2017, 02:24 por Amedama Daruu.)
—¡¿Eh?! ¿Qué? ¿Por qué yo? ¿Y si nos llevo directos a algo malo o acabamos perdidos para siempre? —protestó Ayame.
—Porque yo acabo de aportar algo. ¡Vamos! ¿No querías ser útil en las misiones? Nadie te va a juzgar si te equivocas... —Bajó la mirada—. Casi das tu propia vida para salvar la mía. Eso te honra más que cualquier cosa.
»Además, preferiría no tener que centrar mucho la mirada en las paredes. No son cegadoras para mí, pero si fijo mucho la vista se me cansan los ojos. Y preferiría no desactivar el Byakugan; si las paredes tienen chakra vete tú a saber qué otras cosas hay por aquí que sean peligrosas.
—Jo... Bueno... si tenemos que ir hacia el exterior y a nuestra espalda tenemos la sala que en teoría está en el centro... —Ayame avanzó hasta la pared de enfrente y apoyó la mano sobre ella. Se mordió el labio inferior con inseguridad. Daruu asintió, dándole ánimos, y Ayame finalmente decidió que caminarían hacia la izquierda. Los muchachos giraron a su diestra después de la primera intersección.
Ayame se detuvo en seco. Daruu paró también, a unos metros por detrás de ella.
—¿Ayame? —preguntó—. ¿Va todo bien?
—¡Oh, pero no os preocupéis, mis queridos muchachos! —volvió a resonar la voz, desde todas las direcciones—. No creáis que sería capaz de dejaros solos en una situación así sin daros siquiera una pista. ¡No, por favor, no! Es muy sencillo: cada vez que os equivoquéis de camino y os estéis dirigiendo a un callejón sin salida, una trampa mortal se activará. ¿Veis que fácil? Sólo tenéis que...
Daruu dio un respingo, y miró hacia ambos lados, pero sólo el tenue destello de las paredes respondió a su mirada.
—¿Es esa la voz de la que hablabas, Ayame? —dijo—. ¡A... Ayame!
«¡Un... un Genjutsu!»
El rostro de Ayame se parecía de pronto al de su hermano Kori, sin ningún rastro de vida en los ojos. Una corriente de chakra de otro color se entremezclaba con la suya propia en el interior de su cuerpo: signo inequívoco de que algo la estaba afectando, a todas luces una ilusión.
»No equivocaros de camino.
Daruu se puso en guardia justo a tiempo de que Ayame se le tirase encima blandiendo el kunai que llevaba escondido bajo su manga. Si su oponente no hubiera sido un Hyuuga, probablemente aquél encuentro habría durado más y hubiese sido más peligroso para él... Pero el muchacho se movió con presteza, dando un paso a la izquierda preciso y rápido en el último momento, apartando el antebrazo de Ayame con su diestra y haciendo que el cuchillo rozase las tuberías con un chirrido metálico. Giró el cuerpo en el sentido de las agujas del reloj y golpeó con la mano abierta la nuca de la muchacha, propinándole una colleja.
—¡Ayame, despierta, te han metido en un Genjutsu!
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26/06/2017, 23:29
(Última modificación: 29/07/2017, 02:24 por Amedama Daruu.)
Por fortuna, Daruu reaccionó a tiempo. Esperó al último momento y entonces dio un paso a la izquierda, el brazo de Ayame se vio abruptamente repelido cuando lo desvió con su mano diestra y el kunai que blandía arañó las tuberías de metal emitiendo un desagradable chirrido. El genin giró el cuerpo, y descargó su mano directamente sobre la nuca de su compañera.
Pero su mano sólo se encontró con una masa de agua y la atravesó casi limpiamente.
—¡Ayame, despierta, te han metido en un Genjutsu!
Pero Ayame no respondía. Había recuperado su forma corpórea y sus manos se entrelazaron en dos sellos.
—Amenokami no Suishin... —murmuró, con una voz a la que le habían arrebatado la vida.
Cinco puntos perfectamente localizados en su cuerpo sufrieron una repentina transformación. Desde sus brazos y su torso, el agua brotó y, como si tuviera vida propia, se alargó y giró sobre sí misma hasta formar cuatro agujas letales que se dirigían directas hacia el cuerpo de Daruu...
—¿Pero qué pasa cuando tu amigo... O TU AMADO... se convierte en tu enemigo? ¡Oh, el drama! ¡La tragedia!
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27/06/2017, 20:41
(Última modificación: 29/07/2017, 02:24 por Amedama Daruu.)
La mano de Daruu atravesó limpiamente la nuca de la muchacha cuando ésta, de nuevo, volvió a utilizar su técnica para licuar su cuerpo y transformarlo en agua. Daruu chasqueó la lengua con fastidio. «¿Ha sido suficiente?»
—¡Ayame!
No respondía. En su lugar, retomó su forma corpórea y formó un sello con ambas manos.
—Amenokami no Suishin.
El Byakugan de Daruu detectó como el chakra de Ayame se concentró rápidamente en varios puntos de su cuerpo. Daruu reaccionó a tiempo para saltar hacia un lado y apenas una de las agujas de agua rozó su piel. Daruu siseó y formuló tres rápidos sellos con las manos.
—¡Suiton: Mizurappa! —exclamó, y emitió un potente chorro de agua desde los labios, que impactaría en el cuerpo de Ayame y la haría chocar contra las tuberías.
»¡Ayame, despierta!
—¿Pero qué pasa cuando tu amigo... O TU AMADO... se convierte en tu enemigo? ¡Oh, el drama! ¡La tragedia!
—¡¡QUE TE CALLES, GILIPOLLAS! —bramó hacia la voz sin locutor.
»¡Ayame, resiste! ¡Estás en un Genjutsu! ¡Ayame!
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28/06/2017, 11:08
(Última modificación: 29/07/2017, 02:25 por Amedama Daruu.)
Pero los ojos de su compañero fueron capaces de ver lo que se le venía encima. Saltó hacia un lado, justo a tiempo de que las espinas de agua se clavaran en él, aunque una de ellas llegó a alcanzarle y la abrasión del agua girando en conjunción con el poder punzante de la técnica a toda velocidad arañó su piel. El chico siseó, molesto, y entrelazó sus propias manos al mismo tiempo que Ayame hacía exactamente lo mismo.
—¡Suiton: Mizurappa! —exclamaron al unísono, justo antes de expeler un chorro de agua a presión directamente desde sus labios.
Las dos técnicas se encontraron en el aire, chocaron la una con la otra y forcejearon durante apenas unos instantes. Sin embargo, Daruu era notablemente más poderoso que Ayame y fue su Suiton el que se sobrepuso al otro. Arrollada por la técnica, Ayame apenas tuvo tiempo de cubrirse con ambos brazos antes de verse expulsada hacia atrás y que su cuerpo chocara violentamente contra la pared de cañerías. Cayó al suelo con un débil gemido.
Podía escuchar la voz de Daruu llamándola a través de la neblina que inundaba su mente, pero se veía incapaz de comprender sus palabras. Aún en el suelo, y profundamente aturdida, se llevó una mano a la cabeza.
—Uh... ¿Qué...? ¿Qué ha...? —balbuceaba, con un hilo de voz. Estaba dolorida, estaba completamente empapada y no conseguía recordar nada después de que tomara el mando sobre la dirección a seguir en aquel condenado laberinto. Se atrevió a levantar la mirada. Daruu estaba allí, a varios metros de su posición y tenía la camiseta rasgada a la altura del hombro. Ayame palideció abruptamente.
«Sangre.»
—¿Qué ha pasado? —preguntó, con el miedo y un fatal presentimiento atenazando su corazón entre sus garras.
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28/06/2017, 13:54
(Última modificación: 29/07/2017, 02:25 por Amedama Daruu.)
Ayame respondío al unísono con su propia versión de la misma técnica. Los jutsus impactaron en el punto central del encuentro y lucharon por la supremacía. Al final, el de Daruu se impuso por potencia e impactó contra el cuerpo de Ayame, que salió volando hacia atrás y chocó contra la pared de tuberías.
—Uh... ¿Qué...? ¿Qué ha...? —balbuceó la muchacha.
«¡Bien! Creo que ha salido de la ilusión.»
El corazón le latía a mil por hora. Suspiró, se quitó el sudor de la frente y corrió a socorrer a Ayame. Se agachó para quedar a su altura y puso una mano sobre su hombro.
—¿Qué ha pasado? —preguntó.
—Ha pasado que hay algo o alguien que no nos quiere hacer ningún bien en el laberinto —dijo Daruu—. Te metieron en un Genjutsu y me atacaste. Tuve que sacarte a la fuerza. ¿Te he hecho mucho daño? Perdón...
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30/06/2017, 10:53
(Última modificación: 29/07/2017, 02:25 por Amedama Daruu.)
—Ha pasado que hay algo o alguien que no nos quiere hacer ningún bien en el laberinto —respondió Daruu—. Te metieron en un Genjutsu y me atacaste. Tuve que sacarte a la fuerza. ¿Te he hecho mucho daño? Perdón...
Pero Ayame no le estaba escuchando. Ni siquiera sentía ya el dolor en su cuerpo. Había palidecido aún más y sus ojos, anegados de lágrimas intercambiaban su mirada entre la herida sangrante que su compañero tenía en su hombro y sus ojos.
—Y... ¿Yo te he hecho eso...? —preguntó con un hilo de voz—. ¿Te he atacado...?
Algo dentro de ella se hizo mil añicos. Ayame nunca había herido a nadie. Bien era cierto que podría haberlo hecho de mil formas diferentes en algún entrenamiento, pero lo que acababa de suceder era algo muy diferente. Ni siquiera lo recordaba. Y eso sólo podía significar que, si no la hubiera detenido, podría haber llegado a herirle de gravedad sin tan siquiera ser consciente de lo que estaba haciendo.
Peor aún... Podría haber...
Ayame inspiró con fuerza ante la sola idea.
—¡Lo siento! —sollozó, pero reculó contra la pared sin atreverse a acercarse a su compañero. Algo dentro de ella, inconscientemente, temía volver a ser presa de algo así—. Y... yo no quería hacerlo... ¡Ni siquiera era consciente! Yo...
Se odiaba. Se odiaba profundamente por lo que acababa de hacer. Y por haber sido tan estúpida de haber caído en un genjutsu sin haber tenido la oportunidad de deshacerse de él.
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4/07/2017, 00:04
(Última modificación: 29/07/2017, 02:25 por Amedama Daruu.)
La muchacha, pálida como la cara visible de la luna, sollozó con pena mirando alternativamente a la herida de Daruu y a sus ojos blancos rodedos de venas hinchadas.
—Y... ¿Yo te he hecho eso...? —preguntó con un hilo de voz—. ¿Te he atacado...?
Daruu se tapó la herida corriendo, y sin querer se palmeó el hombro demasiado fuerte. Guiñó un ojo y se quejó en voz baja.
—No es nada, de verdad —Trató de calmar a Ayame haciendo un ademán tranquilizador con la mano libre—. Es sólo un rasguño, y yo también he tenido que atacarte para que salieras de la ilusión.
—¡Lo siento! —exclamó ella, reculando contra la pared. Y... yo no quería hacerlo... ¡Ni siquiera era consciente! Yo...
—Ayame. —paró Daruu—. Somos un equipo. Y somos amigos. Yo confío en ti.
»Si yo hubiese caído presa de ese Genjutsu, tú habrías tenido que despertarme a mí de él. Probablemente te ha afectado a ti porque ibas la primera. ¿Quieres que vaya yo?
Daruu suspiró y negó con la cabeza.
—Olvida eso, hay alguien que quiere hacernos daño —dijo—. Tenemos que tener mucho cuidado y no dejar de prestar atención en ningún momento. Ya he estado a punto de morir una vez.
»Que me hayas hecho esta herida no quita el hecho de que antes hayas estado dispuesta a dar tu vida por la mía, por cierto. Así que quítate esos fantasmas de la cabeza. Ahora mismo lo único que siento hacia ti es cariño y gratitud. ¡Vamos!
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4/07/2017, 11:28
(Última modificación: 29/07/2017, 02:25 por Amedama Daruu.)
Daruu trataba de aparentar normalidad, que no le dolía, que sólo era un rasguño. Pero Ayame podía ver el reflejo del dolor en sus ojos, y eso sólo la ahogaba más en la pena. ¿Qué pasaría si volvía a caer en una ilusión así y no era capaz de disolverla a tiempo? ¿Y si volvía a atacarle? ¿Y si entonces no conseguía detenerla?
—Ayame —la llamó Daruu, y su voz interrumpió sus caóticos pensamientos—. Somos un equipo. Y somos amigos. Yo confío en ti. Si yo hubiese caído presa de ese Genjutsu, tú habrías tenido que despertarme a mí de él. Probablemente te ha afectado a ti porque ibas la primera. ¿Quieres que vaya yo?
Ayame se mordió el labio inferior, temblorosa. Tenía miedo, pero tampoco podía permitir que su compañero actuara de escudo ante ella. Eso sí que no.
—N... no... no lo sé... —sollozó.
Él negó con la cabeza con un suspiro.
—Olvida eso, hay alguien que quiere hacernos daño —dijo—. Tenemos que tener mucho cuidado y no dejar de prestar atención en ningún momento. Ya he estado a punto de morir una vez. —Ayame se estremeció ante aquella afirmación, recordando lo que había sucedido cuando habían caído en aquel laberinto maldito—. Que me hayas hecho esta herida no quita el hecho de que antes hayas estado dispuesta a dar tu vida por la mía, por cierto. Así que quítate esos fantasmas de la cabeza. Ahora mismo lo único que siento hacia ti es cariño y gratitud. ¡Vamos!
Un rubor cubrió las mejillas de la kunoichi, que apartó la mirada, azorada.
—N... no es nada... Es lo que habría hecho cualquiera que hubiese estado en mi lugar —constató, al tiempo que se reincorporaba con lentitud—. Tenemos que salir de aquí cuanto antes, no podemos seguir cayendo en más trampas así. Si al menos contáramos con alguna pista...
Aún tambaleante y temblorosa, Ayame retomó el paso junto a Daruu. Giraron a derecha, luego a la izquierda y atravesaron un largo pasillo que zigzagueaba y conducía directamente...
A un callejón sin salida.
Ayame hundió los hombros con un pesado suspiro.
—Camino equivocado... Media vuelta —dijo, antes de girar sobre sus talones.
Desandaron lo caminado, y en cuestión de minutos llegaron al mismo punto desde que habían partido. Ahora tenían dos opciones por delante:
—¿Seguimos el pasillo o tomamos esa salida de ahí? —le preguntó a Daruu. En un momento torció el gesto y su voz se tornó insegura—: Si lo que queremos es ir hacia el exterior de la torre, supongo que lo más sensato sería lo segundo pero... si conduce a otra trampa...
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(Última modificación: 29/07/2017, 02:26 por Amedama Daruu.)
—N... no es nada... Es lo que habría hecho cualquiera que hubiese estado en mi lugar —Daruu dudaba mucho que fuese realmente así. Mucha gente habría salido corriendo por su vida y ya está—. Tenemos que salir de aquí cuanto antes, no podemos seguir cayendo en más trampas así. Si al menos contáramos con alguna pista...
—Sólo podemos seguir con el plan que teníamos antes de que cayeras en la ilusión —contestó Daruu—. De otro modo daríamos vueltas como borregos. Ya cambiaremos de método si averiguamos algo más.
Ayame retomó la marcha, con más dudas que antes, pero sin vacilar mucho más de unos instantes. Los muchachos giraron hacia la derecha y luego tomaron la salida de la izquierda, y atravesaron un pasillo larguísimo que hacía giros en zigzag. Hacia mitad de camino, Daruu se temía lo peor y así fue finalmente: era un callejón sin salida. Daruu se rascó la nuca e inmediatamente se dio la vuelta, tomando esta vez él mismo la iniciativa.
—Camino equivocado... Media vuelta —suspiró Ayame.
—Ojalá viniese Kori a por nosotros... —mencionó Daruu mientras caminaban hacia el sitio donde habían estado antes—. La verdad... Estoy... bastante asustado.
Eran niños con apenas una quincena de años a las espaldas, y aquello se suponía que no iba a ser más que una simple misión de rango D. La anterior había conllevado traer una caja de fresas de un pueblo a varios días de camino, y esta se suponía que iba a ser el arreglo de unas estúpidas cañerías. Pero aquello...
...no era parte de la misión. Y estaba siendo muy peligroso.
—¿Seguimos el pasillo o tomamos esa salida de ahí? —Ayame señaló una bifurcación hacia la izquierda—. Si lo que queremos es ir hacia el exterior de la torre, supongo que lo más sensato sería lo segundo pero... si conduce a otra trampa...
Daruu negó con la cabeza.
—No. Entonces comenzaremos a perdernos —explicó Daruu—. Tenemos que seguir pegados a la pared, siempre pegados hacia la misma pared. Así no volveremos al pasillo del zigzag, ¿entiendes?
»De modo que continuemos recto.
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(Última modificación: 29/07/2017, 02:26 por Amedama Daruu.)
Ella también estaba asustada. Terriblemente asustada. No sólo echaba de menos a su hermano, sino que también a su padre. Incluso a la madre de Daruu. Ojalá alguien lo suficientemente poderoso fuera a buscarlos, a salvarlos de aquella tortura. Pero en aquellos momentos todos pensaban que estaban, simplemente, arreglando unas cañerías. Nadie podría sospechar siquiera en el lío en el que se habían metido. Y lo peor era que no tenían ningún método de contactar con el exterior.
Si no conseguían salir por su propio pie...
—No. Entonces comenzaremos a perdernos —explicó Daruu, ante su pregunta—. Tenemos que seguir pegados a la pared, siempre pegados hacia la misma pared. Así no volveremos al pasillo del zigzag, ¿entiendes? De modo que continuemos recto.
Ella asintió en silencio. Y, apoyando la mano en la pared que debían seguir, continuaron caminando. De esa manera no se harían un lío si se encontraban con nuevas puertas o si llegaban a otro callejón sin salida. De este modo, dejaron la salida atrás, pero enseguida descubrieron que el pasillo que estaban siguiendo les conducía a otra que deberían tomar irremediablemente. Giraron a la izquierda al llegar a ella y, siguiendo religiosamente la pared, giraron a derecha, luego a izquierda y enfilaron un largo pasillo curvo ignorando otras dos salidas. Ayame arrastraba prácticamente los pies, entre fatigada y alerta al mismo tiempo. Pero tras un largo rato sin que hubiese ocurrido nada que atentara contra su seguridad, fue, irremediablemente, bajando poco a poco la guardia. El pasilló acabó replegándose sobre sí mismo tras un giro a la derecha y un nuevo zig-zag. Los dos muchachos enseguida apreciaron que, en la pared contigua, parecía haber una abertura que había sido tapada por una losa de hormigón.
—¿Hemos llegado al otro lado de la sala circular? —se preguntó Ayame en voz alta, sin esperar realmente una respuesta.
El camino volvió a doblarse, continuaron recto, y volvieron a girar a la derecha. Un nuevo pasillo interminable al final del cual se apreciaba otro doblez a la izquierda.
Pero entonces todo se volvió negro. La oscuridad los atrapó en un denso manto y Ayame sintió que le faltaba el aire. Miró a su alrededor, aterrorizada, pero no era capaz de ver absolutamente nada. Ni siquiera a su compañero, que en teoría debía de estar a escasos centímetros de ella. Y entonces el frío caló en su cuerpo como una garra que la paralizó por completo.
—D... ¿¡Daruu-kun!? —le llamó, con un ahogado hilo de voz.
—¡Oh, pero no os preocupéis, mis queridos muchachos! —volvió a repetir la siniestra voz, con las mismas exactas palabras que había utilizado minutos atrás—. No creáis que sería capaz de dejaros solos en una situación así sin daros siquiera una pista. ¡No, por favor, no! Es muy sencillo: cada vez que os equivoquéis de camino y os estéis dirigiendo a un callejón sin salida, una trampa mortal se activará. ¿Veis que fácil? Sólo tenéis que no equivocaros de camino.
»Pero cuidado con los temores que albergáis en lo más profundo de vuestros corazones... ¡Podríais encontraros cara a cara con ellos a la vuelta de cada esquina!
—¡Daruu-san! ¿¡Dónde estás!? —exclamó Ayame, encogiéndose sobre sí misma con lágrimas en los ojos.
Pero Daruu no debía de estar pasándolo mucho mejor. Él no parecía haber sido afectado por el repentino manto de oscuridad y podía ver con total claridad. Sin embargo, lo que tenía frente a él no era mucho mejor. Una enorme avispa, de unos dos metros de longitud, los miraba ladeando la cabeza y chasqueando las mandíbulas. En un espacio tan pequeño no podía volar, pero sus alas vibraron con un pesado zumbido en un amago de hacerlo.
En un abrir y cerrar de ojos, sus seis patas se movieron de manera perfectamente sincronizada y el colosal insecto se abalanzó sobre ellos con las mandíbulas por delante.
Nivel: 34
Exp: 152 puntos
Dinero: 2240 ryō
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· Pod 100
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· Int 60
· Agu 80
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· Agi 60
· Vol 60
· Des 100
· Per 80
5/07/2017, 12:04
(Última modificación: 29/07/2017, 02:26 por Amedama Daruu.)
Los muchachos continuaron recto por el pasillo, y acto seguido se encontraron con otra pared, de modo que finalmente tuvieron que tomar la salida que había sugerido Ayame de todos modos. Pero Daruu insistió en que debían hacerlo tocando la pared y los muchachos continuaron con ese plan, zigzaguearon un poco más y dieron la vuelta alrededor del pivote central de la torre. Después, les esperó un largo pasillo sin ninguna otra salida que tomar.
—¿Hemos llegado al otro lado de la sala circular? —dijo Ayame.
—Sí, hemos dado la vuelta. Pero tenemos que seguir haciendo lo de la pared, así no andaremos dos o tres veces por el mismo camino.
Continuaron por el largo pasillo hasta que Daruu se detuvo un momento y avecinó una nube de chakra que se dirigía hacia ellos.
—Ayame, pase lo que pase ahora, es una ilusión. Mantén la calma.
—D... ¿¡Daruu-kun!?
—¡Ayame! ¡Ayame! ¿Qué te pasa? —Daruu se dio la vuelta y la vio girarse, revolverse, como si no fuera capaz... de ver dónde estaba. Estaba siendo afectada ya. Daruu alzó la mano para golpearla, cerrando los ojos con fastidio y...
La voz decidió torturarles un poco más.
—¡Daruu-san! ¿¡Dónde estás!? —lloró Ayame.
Daruu adelantó la mano y la golpeó fuerte en la cara de un tortazo. Respiró agitadamente y se dio la vuelta poco a poco cuando escuchó un ruido familiarmente terrorífico a sus espaldas.
La visión le paralizó, pero no tuvo el efecto que la voz hubiese deseado completamente. Era algo infernal, pero no era pequeño, y extrañamente, su fobia hizo menos efectos. Aquello era más parecido a un monstruo que podía partirte por la mitad que a un pequeño bicho que se te podía colar en cualquier parte y picarte cuando menos te lo esperaba.
Claro que, saber cuándo algo te iba a asesinar clavándote una aguja gigante no hacía a aquél insecto mucho menos terrorífico. Y el sonido, ay Amenokami, el sonido era atronador.
Daruu se tapó los oídos y empezó a hacer ruidos desesperados entre llanto y rabia. Con su Byakugan, percibió que su chakra se mezclaba con el de otro color. La avispa gigante se lanzaba sobre ellos con la mandíbula abierta.
—¡Ayame, Ayameeeeee! —bramó—. ¡Golpéame! ¡Es un Genjutsu! ¡Voy a morir! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH!
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