7/05/2017, 23:36
Los animales, como era lógico, hicieron lo único que les quedaba, avanzar hacia lo que sería, temporalmente, su nuevo hogar, al aire libre, donde podrían pastar sin problema y dormirían con la dulce brisa de la noche Uzureña. Sin mayor complicación, Riko, en cuanto el último ovino puso pie dentro de la cerca, tiró de la puerta con todas sus fuerzas.
— Esto... ¿me ayudáis, por favor? — Pidió con las mejillas enrojecidas de la vergüenza.
Una vez los animales se encontraron encerrados, Riko, junto con sus compañeros, se dirigieron hacia el establo, en el que el señor Noka les esperaba, a la sombra del edificio, sentado en una silla mecedora, cruzado de brazos.
— ¡Vaya, así que ya habéis terminado! Habéis sido más rápidos de los que esperaba, la verdad, buen trabajo chicos. — Premió el anciano con bonitas palabras. — Pues venga, no hace falta que me ayudéis más, entregad esto como muestra de que habéis cumplido con la misión, y ya sois libres, jóvenes. — Dijo el viejo, tendiéndoles a los genin un pergamino, que Riko suponía que cogería Nabi, como líder de grupo.
Los tres jóvenes se dirigieron hacia el edificio del Uzukage, donde se suponía que tenían que entregar el pergamino que el señor Noka les había otorgado como muestra de haber cumplido su cometido.
— Bueno, no ha sido para tanto, ¿no? La verdad que estaba un poco nervioso, por eso de que era mi primera misión y tal... — El peliblanco hablaba, ahora que los nervios habían desaparecido, todo era más bonito.
— Disculpad, ¿tenéis algo que entregar? — Otra vez aquel hombre delgaducho que se había encargado de asignarles la misión, sentado de nuevo en la barandilla del puente para cruzar hacia el edificio.
— Esto... ¿me ayudáis, por favor? — Pidió con las mejillas enrojecidas de la vergüenza.
Una vez los animales se encontraron encerrados, Riko, junto con sus compañeros, se dirigieron hacia el establo, en el que el señor Noka les esperaba, a la sombra del edificio, sentado en una silla mecedora, cruzado de brazos.
— ¡Vaya, así que ya habéis terminado! Habéis sido más rápidos de los que esperaba, la verdad, buen trabajo chicos. — Premió el anciano con bonitas palabras. — Pues venga, no hace falta que me ayudéis más, entregad esto como muestra de que habéis cumplido con la misión, y ya sois libres, jóvenes. — Dijo el viejo, tendiéndoles a los genin un pergamino, que Riko suponía que cogería Nabi, como líder de grupo.
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Los tres jóvenes se dirigieron hacia el edificio del Uzukage, donde se suponía que tenían que entregar el pergamino que el señor Noka les había otorgado como muestra de haber cumplido su cometido.
— Bueno, no ha sido para tanto, ¿no? La verdad que estaba un poco nervioso, por eso de que era mi primera misión y tal... — El peliblanco hablaba, ahora que los nervios habían desaparecido, todo era más bonito.
— Disculpad, ¿tenéis algo que entregar? — Otra vez aquel hombre delgaducho que se había encargado de asignarles la misión, sentado de nuevo en la barandilla del puente para cruzar hacia el edificio.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»