Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#61
Hana ya tenía un plan en mente por si Hayato no era capaz de aguantar el peso, pero no tuvo ni tiempo de reacción porque parecía que ni siquiera había intentado sujetarlas.

¡Joder! ¡joder! ¡joder! ¡Mi codo! ¡Ya lo tenía jodido y lo has terminado de fastidiar! ¡POR DIOS!

Para ella era jodidamente obvio que era Hayato cuando ni siquiera había hecho ningún cambio a su voz. Dejó caer ella también sus cajas para lanzarse sobre él de inmediato.

¡¿Qué haces?! ¡Cuidado que está herido! — se agachó haciendo como que le revisaba el brazo. — Levanta que te llevaré al barco y ya te quedas allí. Te dije que no hacía falta que cargases nada.

Procedió a intentar levantarlo con cuidado, como si de verdad estuviese gravemente herido en el brazo. Hacer como que uno de ellos estaba herido era una idea que había barajado, pero sin una excusa creible de cómo se había hecho la herida no podían hacerlo. Por suerte, ahora tenían excusa.

¡Joder! Si ni llevaba una venda ni nada, ¿cómo quereis que sepa que está lesionado? — se quejó soplando el hombre mientras procedía a recoger el desastre que acababan de causar.

¡Porque es más terco que una mula! Al final, te harás daño de verdad por nada. — suspiró con falso enfado.

Antes de que el hombre pudiese decirles nada más y si Hayato se lo permitía, lo arrastraría fuera del lugar sujetandole el brazo con cuidado. A ver si podían avanzar más sin problemas.


Avatar obra de Sagiso Ranko


Responder
#62
Su compañera pareció pillar el hilo de lo que Hayato tramaba rápidamente. A diferencia de él, ella si que parecía haber tomado hasta el último resquicio de la identidad que había robado. Y con la voz de la chica a la que habían visto en la cabaña, Hana le echó la bronca al cocinero, como si le hubiese hecho daño a su pareja o algo similar. Tras ello, trató de tomarle y sentenció que lo llevaría al barco, y de allí no se movería. E incluso le regañó por haber cargado, como si le hubiese advertido de no hacerlo. Era una película perfecta, una escenificación como en los mejores teatros.

Tanto fue así, que el hombre terminó afectado por la escena. Al principio se quejó de que Hayato no llevaba venda ni nada, y tras ello preguntó cómo iba a saberlo. Entonces, se puso a recoger el destrozo que se había producido, aparentemente por su culpa. Hana volvió a echarle la bronca al Senju, en lo que parecía un rapapolvo final. Con ello, y con la satisfacción de una interpretación épica, sendos shinobis se marcharon del sitio. Eso si, con la aparente ayuda de la mujer sobre el lesionado hombre.

Si, si... —Terminó por aceptar. —no volveré a hacer de más...

Si su compañera lo pretendía, seguirían con la actuación hasta el barco. Quizás era excesivo, o quizás no, a saber.
Responder
#63
Pronto se encontraron en mitad del campamento, había gente por todas partes. Hana iba de frente, intentando ir tan directa como fuese posible al barco mientras rezaba todas las oraciones conocidas para poder pasar aquello sin más percances. Era una autentica locura, llamaban a mucha gente todo el rato y ella ni siquiera sabía cual era su nombre. Por eso decidió seguir hacia delante sin pensar en lo que escuchase.

¡Akiko! — le gritó un hombre practicamente al oído mientras le ponía la mano en el hombro para detenerla.

¿Eh? — dijo girandose sin más remedio.

Te estaba llamando, ¿no me oías?

Se trataba de un hombre uniformado con gafas y aspecto mayormente intelectual. Tenía una mirada afilada y ya la estaba asustando con dicha mirada. Tenía el pelo corto negro y un chaleco de chunin. Sus ojos también eran negros.

No, estabamos... yendo al barco. — se giró a Hayato, esto se iba a hacer raro muy rápido. — Se ha empeorado el brazo cargando más peso del que debía y quería asegurarme de que...

Ah, Hiroshi, ¿te has hecho daño? Pensaba que no habías salido herido. — le dedicó una mirada que cargaba bastante asco, frunciendo el ceño en el proceso.


Avatar obra de Sagiso Ranko


Responder
#64
Tras el problema inicial con el cocinero, el dúo de Uzu comenzó a andar rápidamente por el campamento, buscando ir directamente al barco en lo que daban de lado al resto del mundo. Por desgracia, el mundo no les daría de lado a ellos, al menos no por el momento. Apenas habían cruzado la mitad del campamento, se encontraron en mitad de todo el bullicio del desmontaje. Algunos gritaban nombres buscando ayuda por parte de otra persona, otros directamente tomaban iniciativa, y otros... agarraban a las personas que llamaban con ahínco, sobre todo cuando éstas no contestaban.

En realidad, no era extraño que no contestasen a la llamada. No sabían ni el nombre de las apariencias que habían robado, era técnicamente imposible saber cuándo las ordenes iban para ellos. Pero, en ese momento ya no hubo escapatoria. Un chunin había tomado por el hombro a Hana, llamándola Akiko, y recriminó que no le hiciese caso cuando la llamó. Ésta delegó la responsabilidad en la lesión de su compañero, y trató de explicar que lo acompañaba hasta el barco, pero el chunin parecía tenerle un asco severo a Hayato. En realidad no a Hayato, si no más bien al tipo del que había tomado la apariencia. Escupió que tenía pensamiento de que había salido impune.

Aún con el brazo derecho agarrado por la zurda, y con la ayuda de Hana para mantenerse en pie, Hayato soltó un bufido de dolor. Sabía que si hablaba demasiado terminarían pillándolo, y más si éste era un superior que le tenía tirria. Ya se la había jugado antes, con el cocinero. Jugarsela ahora, con éste tipo... la verdad es que no podía permitirse ese lujo, por bien que hubiese ido la anterior actuación.

Creo... que está... roto... —Soltó a duras penas, con una voz partida y baja. Casi parecía a punto de llorar, como si el dolor fuese realmente atroz.

En su cabeza, la verdad es que rondaba una idea que le asomaba a tener los ojos vidriosos: Si los pillaban ahí, eran carne de cuervos. Pudo aprovechar esa énfasis, ese impulso, para increparlo a su actuación. Unas lágrimas tan reales como esas, hacían de la actuación una auténtica obra de arte. Si llegaban a sobrevivir, quizás se dedicase un tiempo a eso: El teatro.
Responder
#65
Cuando Hayato habló, el chunin solo le dedicó una fugaz mirada a su brazo.

La enfermeria va a ser la última en recoger, así que pasate por allí si estás tan mal. Akiko, tú conmigo, puede ir solo perfectamente y tenemos que hablar. — le hizo un gesto al supuesto herido para que se fuese y se giró asumiendo que ella le seguiría.

Hana le dedicó una mirada a su compañero. Dentro de los malos resultados, que les pillaran no era el peor, el peor era separarse.

Pero... — estaba preparada para dar una excusa cuando fue interrumpida.

Habéis desaparecido en mitad de la recogida y ahora apareceis intentando escaquearos al barco. ¿Quieres que vaya a informar de esto a Ruhara o me hareis caso? — ni siquiera se había girado para encararles.

Por el contexto, Hana pudo deducir que debía temer a esa tal Ruhara. Y, por valiosa que fuese esa información, eso quería decir que no podía negarse a acompañar a ese hombre.

No. Vamos. — le puso una mano en el hombro a Hayato antes de despedirse. — Ten cuidado y ves al barco en cuanto tengas bien el brazo.

Dicho eso, Hana siguió al hombre en dirección contraria a donde estaban yendo. Ahora, Hayato estaba solo, en un mar de gente en movimiento. Por suerte, nadie más parecía estar prestandole atención.


Avatar obra de Sagiso Ranko


Responder
#66
Por desgracia para ellos, la enfermería iba a ser lo último en recogerse. La excusa, el pretexto que habían diseñado para llegar hasta el barco, se hundió incluso más rápido de lo que se había mantenido a flote. Y no solo eso, si no que ahora encima estaban viéndose obligados a separarse, pues el chunin quería hablar con aquella mujer. Dichosa fuese la suerte, y dichosa la diosa Fortuna.

«¡Maldita sea!»

Su compañera intentó negarse, o poner otro pretexto, pero el hombre ni tan siquiera se molestó en mirarlos en lo que sentenciaba una mala acción de esos a los que le habían robado la identidad. Inquirió que si no le hacían caso, terminaría informando a Ruhara. No era la primera vez que escuchaban ese nombre, y por el trato que parecían tener con esa persona, incluso podía tratarse de un general. Si llegaban a llamar la atención de ese monstruo, no iban a escapar ni de coña.

Su compañera terminó aceptando la orden. No tenían muchas más opciones. Y antes de irse en otro camino, hizo por darle unas últimas instrucciones. No sabía ni qué decir, o qué hacer en ese instante. Solo pudo agachar la mirada, y gesticular un sí con un movimiento de cabeza en vertical.

«Tuvimos que quedarnos transformados como animales... al final nos van a pillar por culpa de éstos estúpidos escaqueados.»

Conforme su compañera se marchaba dirección contraria, el Senju tomaría dirección hacia la tienda donde viese una cruz médica. Buscarla no sería difícil, y más dado que la mayoría de tiendas estaban desmontadas, o en proceso. Evidentemente, no entraría en ella, pues el dolor del brazo era puro teatro. Lo que menos deseaba en ese instante era llamar más la atención, encontrándose con más gente a la que debiese tiempo o esfuerzo. Así pues, rodearía la tienda para perderse de vistas no deseadas, y buscaría cajas o algún tipo de suministro que tomar. La idea era sencilla, buscaría algo que "debiese llevar al barco, por orden de Ruhara."

Nadie se atrevería a contradecirle.

¿No...?
Responder
#67
Detrás de la tienda médica Hayato encontraría cajas y mesas todas llenas de lo mismo, utensilios sucios y vendajes usados. Allí mismo, una niña pelirroja limpiaba las telas en un barreño. A diferencia de la gran mayoría de personas que iban y venían la niña no tenía la bandana del copo de nieve.

De hecho, vestía ropas rasgadas y en bastante mal estado. Tenía el pelo por los hombros y convertido en un amasijo de barro y sangre. Espera, ¿era realmente pelirroja o era sangre? La cara y las manos eran lo único que tenía limpio. Estaba agachada en su barreño, meneando las vendas de un lado a otro para limpiarlas, cuando Hayato irrumpió en su espacio visual.

Alzó la mirada y sus ojos dorados se clavaron en él. No parecía temerle, sino tenía la mirada llena de curiosidad.

¿Quien eres? ¿Qué quieres?


Avatar obra de Sagiso Ranko


Responder
#68
Tras adentrarse en territorio inexplorado, el Senju terminó topando con algo que no dio por imposible, pero sí por improbable. Allí había una persona, tras la tienda médica, que andaba agazapada frente a un barreño. Su cabellera parecía rojiza, mas no de color natural, si no más bien manchada en su tarea. Parecía estar enjuagando vendas usadas, una acción más que deplorable... higiénicamente hablando, una de las peores ideas posibles.

Pero lo malo no era lo que estaba haciendo, si no más bien su situación en sí. Estaba justo donde no debía, y para colmo le lanzó la pregunta al chico. No parecía tener ninguna marca que la catalogase como kunoichi, pero no por ello iba a subestimarla. Sus orbes se clavaron en ella, y luego miró hacia las cajas cercanas, y por último a la tienda. Tras ese vistazo general, llevó de nuevo su mirada hasta la "pelirroja".

Soy Hiroshi. —Respondió frío. —Ruhara me manda por vendas. Uno de los presos tiene una herida infectada, y es valioso.

Con ésto ganaba información, pues si cumplía con lo que pedía, averiguaba ipso facto que en efecto tenían presos por allí. Además, obtendría una información valiosa, saber si los allí presentes dudaban de una orden de esa tal Ruhara. Dos puntos en un lanzamiento. No podía quejarse.
Responder
#69
Soy Hiroshi. Ruhara me manda por vendas. Uno de los presos tiene una herida infectada, y es valioso.

¿Ah, sí? Si acaban de llevarse todas las vendas que había limpias. — dijo mientras sacaba las manos del barreño, sacudiendoselas para intentar secarlas un poco.

Entonces Hayato podría ver que tenía esposas puestas en las muñecas, sin la cadena que normalmente conectaría ambas juntas. La chica iría entonces a un pequeño secadero donde tenía colgadas un par de vendas.

Estas aún están humedas. No servirían de nada. El hombre se las ha llevado acaba de irse, podrás alcanzarlo si vas ahora hacia el barco. — le explicó mientras comprobaba el estado de las vendas.


Avatar obra de Sagiso Ranko


Responder
#70
La chica informó que se habían llevado justo las vendas "limpias". Sacó las manos del barreño, e intentó secarse las manos un poco. Tenía en las muñecas unas esposas, aunque curiosamente éstas no tenían la cadena que las suele unir. Eran unos grilletes extraños, o simplemente la chica había logrado la confianza de sus captores. Tras secar las manos, la chica terminó yendo a un pequeño secadero, donde tomaría un par de vendas que había colgadas. Éstas aún no estaban ni secas, cosa que terminó aclarando la chica. Al parecer, quien las había venido a buscar se había ido hacía poco, y podía pillarlo por el camino.

«Y una leche voy a ir a buscar a un tarado más...»

El chico miró hacia detrás, pero no tenía para nada intención de ir tras ese hombre. Tras ello volvió su mirada a la chica, y antepuso las manos para recoger esas vendas mojadas. —Éstas servirán. Son presos, nuestros soldados son más importantes. Las otras van para los nuestros.

»Muchas gracias.

Si la chica le daba las vendas, éstas serían la excusa para ir al barco. Él se adelantaría un poco, pues no podía saber cuanto tiempo le faltase a su compañera con ese hombre. Por un instante consideró que la comida estaba ya mascada, que el trabajo que habían venido a hacer estaba a punto de cumplir. Pero un flash le vino a la mente... ¿Quién tenía el sello comunicador?.

HANA.

Aunque entrase en el barco, no podría informar de aquello que viese. Debía buscar a su compañera, pues si no entraban ambos en el barco, la misión estaría a medias. Ésta tarea era un verdadero dolor de cabeza. No sabía aún porqué se había propuesto voluntariamente...
Responder
#71
La chica le daría las vendas sin un segundo pensamiento y volvería a sus tareas. Hayato podría ver que era imposible que acabase de limpiarlo todo antes de que acabasen de recoger. Pero ese no era su problema, tenía problemas mayores.

Entonces volvería al centro de las tiendas y vería que la mayoría de gente iba en una dirección, hacia el barco. Estaban en el tiempo de descuento. No vería a Hana por ninguna parte, seguramente porque se había ido en dirección contraria y esas tiendas aún no estaban desmontandolas. Cuando lo hicieran no solo se habrían ido todos, sino que su coartada se vería expuesta por completo.

Hayato debía decidir si ir hacia el barco o volverse a buscar por su compañera. ¿Había una opcion correcta siquiera?


Avatar obra de Sagiso Ranko


Responder
#72
No hubo más demora para que la chica le entregase al Senju las vendas medio mojadas. Nuevamente, tenía una coartada para marcarse un Leroy Jenkins. Y precisamente Hayato no era de esas personas a las que le guste meterse en la boca del lobo. Podía ser aficionado a la adrenalina, inteligente, amante de las películas de bajo presupuesto, podía gustarle el rap improvisado, o ser de esas personas a las que les gusta meterse en la boca del lobo... ¡Pero Hayato nunca será Kuseño!.

En fin, que ahora tenía la decisión en sus manos. Podía buscar a su compañera, que a saber dónde andaba, o bien podía seguir con el plan inicial e intentar colarse en el barco. La cosa era que todo jugaba en su contra, hasta podía toparse por error con las personas a quienes habían robado la identidad. Si no lograba encontrar a Hana, ni tan siquiera podría informar a Datsue sobre lo que pasaba. Y eso significaba que esa infiltración, habría sido en vano. Además de que si lo pillaban, habría sido en vano y encima habría perdido la vida. Seguro que no todos los shinobis que se enfrentaban a éste ejercito tenían la suerte o la desgracia de seguir vivos. El arrozal que habían dejado atrás así lo aclaraba.

Así que sin más, sacó la moneda de plata que siempre tenía en el bolsillo. La lanzó al aire, con el pensamiento de: Cara, al barco; y cruz, busco a Hana. La moneda voló girando sobre sí misma por escasos segundos, tras lo cuál el chico la atrapó. Abrió la mano, y pudo ver el resultado, la moneda tenía el rostro de una chica mirando al cielo.

Dejó caer un suspiro, y puso rumbo al barco. Tan solo esperaba no tener mayores problemas en el camino. La suerte estaba echada, y Fortuna le había aconsejado a tomar un camino.
Responder
#73
Como era de esperar, había mucha gente yendo hacia el barco. Era muy parecido a estar en una gran avenida en plena festividad local. Sin embargo, a diferencia de cualquier tipo de marabunda habitual, aquí solo iban en una dirección, hacia el barco. No eran tantos como para que fuese dificil caminar, pero sí los suficientes para que si intentaba cambiar de dirección chocase con alguien.

Todos llevaban algún tipo de material o recurso. Desde un montón de cajas de alimentos hasta enormes tablones de madera que parecían para reparar el navio. Eso solo evidenciaba lo apurados que iban de tiempo.

Si Hayato seguía su camino, podría pasar desapercibido sin problemas. También parecía que Hiroshi era lo suficientemente del montón para que nadie le dijese nada de camino. Sería uno más, una sombra en el cuerpo de los transportistas que se dirigen al barco.

(Percepción 20) Estar rodeado de posibles fuentes de información es ideal, excepto cuando hablan todas a la vez y la mitad de ellos ni siquiera hablan de nada remotamente interesante. ¿A quien le importaba el precio de la berenjena en el País del Viento? ¿Qué inflación ni qué inflación? Hayato fue completamente incapaz de poder sacar nada entre tanta verborrea.


Avatar obra de Sagiso Ranko


Responder
#74
Tras un corto lapso de tiempo, el chico logró ser una oveja más en un rebaño. Toda esa marabunta de gente iba en una misma dirección, y para cuando alguien intentaba desviarse lo más mínimo, lo que encontraba era un tropezón o choque contra alguien. La fila, o la dirección, era única e ineludible.

«Ya no hay vuelta atrás...»

Continuó el camino, con la mente clara y los oídos bien abiertos. Pero no todo era bueno en esa maratón de recogida del campamento. El ruido ambiental, las voces, los estruendos causados por golpes, las tiendas al desmontarse... Había tanto ruido, que escuchar algo en claro era imposible. Pero por suerte o desgracia, no buscaba escuchar nada concreto, al menos por el momento. Al menos eso pensaba. El objetivo primario era colarse en ese buque, ya fuese de guerra o de aprovisionamiento. Debían averiguar dónde iba, y ver cómo podían hacer para ayudar a los prisioneros, si es que tenían esa opción. Y porqué no, quizás incluso podían buscar hacer algo más para retrasar el movimiento del barco. SI lo lograban, y avisaban a Datsue, quizás el trabajo allí habría sido de 10.

Por el momento, solo le quedaba avanzar, y el pensamiento de evitar los jaleos.
Responder
#75
No tendría mayor problema en llegar al barco, subirse a cubierta y, entonces, toda la muchedumbre se separaría. Algunos irían hacia proa, otro hacia estribor y otros simplemente se irían al lado contrario y dejarían ahí su carga, siendo cosas que se necesitarían en el exterior del barco.

Había un total de cuatro puertas en cubierta. Dos en la planta baja, a lados opuestos, otras dos en una primera planta bastante escueta y una en una segunda planta al frente, que esa seguramente fuese la cabina del capitan, donde estaría el timón y quien manejase el navio en su travesia. El barco era mucho más grande ahora que estaba en él que lo que se pudiese haber imaginado cuando lo veía en la lejanía.

¿Y ahora donde iría? ¿Cual era su plan? Estaba ahí en cubierta con vendas mojadas entre sus manos.


http://sketchtoy.com/70931944
Lo rojo son puertas y lo verde escaleras, escaleras de verdad, con sus escalones, pero dibujar eso era terrible.
<- detrás
delante ->
Cualquier duda, ya sabes.


Avatar obra de Sagiso Ranko


Responder



This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.