Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Tristemente el movimiento de Koko careció de velocidad, de la necesaria para poder lograrlo así que simplemente fue enterrada con un brazo en una postura un tanto incómoda, pues le quedó el codo flexionado y los dedos extendidos a escasos milímetros de la superficie, pero bajo tierra.
—Carajo —murmuró tratando de liberarse, incluso hubiese intentado alguna de las múltiples variantes del chidori pero… podría ser muy dañino para Datsue.
Fue entonces cuando desde atrás del shinobi salió un hombre con un físico similar al de su hermano, pero un tanto más grande, lo cual fue suficiente para dejar absorta a la kunoichi que le miraba horrorizada.
Ah pero Datsue se quejaba tanto que el desconocido se enojó y le dedicó una patada, pronto un puñetazo o lo que sea que haya hecho ahí atrás y dirigió la palabra en la pecosa. Claramente tenía que hacer algo.
—Cállate que va en serio —dijo con voz temblorosa, esperando que por una vez le hiciera caso.
De ser el caso tal vez podría evitarse el ver el horror de frente. Es decir, una ejecución a menos de un metro de distancia.
Datsue sentía un líquido cálido y pegajoso resbalando por un lado de su rostro. Tenía una brecha en la sien, de donde le manaba la sangre, aunque no podía saber qué tan grave era. En aquel momento, tampoco le preocupaba. El corazón parecía a punto de salírsele por la boca, y su cerebro, en lucha por no entrar en pánico, analizaba cada palabra o sonido que llegaba a sus oídos. ¿Quién era aquel hombre? ¿Qué quería de ellos? ¿Dinero? ¿Torturarles? ¿Matarles? Casi prefería saber que su vida estaba a punto de terminar que sufrir la incertidumbre de no saber lo que les iba a ocurrir.
Pero no podía hacer nada. A cada palabra que decía, le caía un golpetazo. Así de sencillo era anular su famosa lengua de plata, que tantos dolores de cabeza había causado a otros. Y a sí mismo.
Koko, que por el momento tenía la cabeza descubierta, sintió el nauseabundo aliento del hombre inundándole el olfato, y tuvo ganas de vomitar. Pudo distinguir que al hombre le faltaba un diente, un incisivo superior, y que otro lo tenía partido por la mitad. Tenía una barba corta pero desarreglada, y lucía una cara alargada y cansada, aunque dura como el de un viejo perro de pelea.
Esbozó una sonrisa macabra, sacando la lengua por el hueco de su dentadura, y se quedó mirando a la kunoichi con gesto intrigado.
Una repentina corriente de aire les envolvió. Oyeron el batir de alas, un leve temblor en la tierra. Era el gigantesco buitre, que finalmente había descendido.
—¿Qué significa esto, Kuma? —Primero, Koko oyó su voz. Un vozarrón, más bien, potente y profundo como un cuerno de guerra al anunciar batalla. Luego, le vio. Era un tipo alto, aunque mucho más delgado que el otro. Koko, habituada a vivir entre el lujo, supo distinguir en seguida que vestía ropas caras y buenas, pese a que una capa de mugre y suciedad le cubría, como si nos las hubiese lavado en mucho tiempo. Era pelirrojo, de melena larga y una barba rala del mismo color. Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue su rostro, partido por una enorme cicatriz que nacía en su frente, pasaba por su ojo derecho, le cruzaba los labios y terminaba en el mentón. Su ojo derecho, además, estaba cubierto por un parche negro—. ¿Acaso no puedes desvalijar a estos niños de teta tú solo? —preguntó, soltando una carcajada seca. Sin alegría.
—Es el chico —rebatió el que parecía llamarse Kuma—. Les he oído. Creo que tiene el sharingan.
Un escalofrío recorrió la espina dorsal del Uchiha. Un escalofrío que fue a peor cuando oyó las carcajadas del nuevo invitado.
—¡Cagonmimadre, Kuma! ¡Un jodido día de suerte! —le dio una tremenda palmada en el hombro. Kuma ni se inmutó— Saboréalo mientras puedas, no durará mucho —se pasó la lengua por los labios—. ¿Cuántas aspas? —preguntó con voz seca.
—¿Te crees que soy tan tonto de mirar a un Uchiha a los ojos? ¡Y yo que sé! —rugió—. ¡Míralo tú!
—¡Menudo pichafloja! —exclamó, con una risa envenenada. Pero no descubrió la cabeza de Datsue—. Tú —miró a Koko con su ojo sano. Sano, por decir algo, porque a la kunoichi no le transmitió eso, ni mucho menos. Más bien, le recordaba a la mirada de un perro que había contraído la rabia—. ¿Quién eres? ¿Cuántas aspas tiene el mojigato de tu novio?
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Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
La peste que le llegó fue letal, poco le faltó para que hiciera que Koko volviera a saborear su almuerzo a pesar de que estaba —según ella— curada de espanto en relación a aromas fuertes. Tristemente, estaba equivocada o no se habría mareado con solo una exhalada de aquel hombre en la cara.
Pronto alguien más se unió a la conversación y a juzgar por su aspecto, la kunoichi fácilmente pudo deducir que no iban a poder escaparse fácilmente de ninguna manera, a la mínima iban a terminar como Noemi o tal vez peor. Si es que claro, salían vivos de esa.
¿Lo peor? El tal Kuma había escuchado parcialmente la conversación de los shinobis y dedujo que Datsue tenía el sharingan, cosa que es cierta sí, pero como ninguno de los desconocidos lo vio pues… podía darse ciertos lujos.
—Él no tiene el sharingan —afirmó atemorizada, en un intento por volver más creíble su respuesta y esperaba que el shinobi que la acompañaba entendiese el mensaje que indirectamente le había transmitido.
Si desactivaba el sharingan tal vez, y solo tal vez, podrían salvarse de algo peor y tan solo terminen robándoles. Alguna paliza tal vez pero… nadie tenía que terminar ciego ni con miembros amputados, ¿verdad?
24/12/2017, 04:51 (Última modificación: 24/12/2017, 05:33 por Uchiha Datsue.)
«No se lo digas, no se lo digas, no se lo digas, noselodigasnoselodigas… ¡Bien, Koko, bien! ¡Así me gusta, joder!». Por un segundo, se permitió tomar aire. Koko no había caído en el error de decirles la verdad. La cuestión era, ¿la creerían? ¿Qué parte de su conversación había oído el tal Kuma, exactamente? Datsue movió la cabeza de un lado a otro, tratando de distinguir algo bajo el saco. Fue inútil.
Koko, por su parte, pudo apreciar como Kuma lanzaba una mirada cargada de significado a su compañero. El tuerto chasqueó la lengua, mientras se acuclillaba frente a la kunoichi.
¡Plaf! Le dio tal bofetón con el reverso de la mano a Koko que le dejó la mejilla roja.
—Cuántas… —Un segundo bofetón—, aspas… —¡Plaf!—, tiene. —¡Plaf, plaf, plaf! A Datsue se le erizaban los vellos a cada bofetón que escuchaba. Quiso decir algo, pero tenía un nudo en la garganta que apenas le dejaba respirar—. Responde, niña.
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No le creyeron, claro que no, y todo porque un gordo imbécil creyó escuchar algo que contradecía a la versión de la rubia.
En consecuencia, se llevó una serie de bofetadas tan fuertes que pronto las ya de por sí redondas mejillas de la pecosa comenzarían a adquirir cierto tono rojizo y en poco tiempo probablemente se hincharían por los golpes recibidos.
Pero no, Koko prefirió insistir con aquella mentira.
—Que no lo tiene —insistía mientras comenzaban a brotar algunas lágrimas de sus ojos.
Le estaban pegando demasiado fuerte y eso que eran solo bofetadas…
24/12/2017, 05:33 (Última modificación: 24/12/2017, 05:44 por Uchiha Datsue.)
Datsue sintió un pinchazo de orgullo. De orgullo y de vergüenza, ambas cosas al mismo tiempo, por ilógico que pudiese parecer. Se sentía orgulloso de que su compañera no le vendiese. No sabía si lo hacía por él o no, realmente, pero el coraje que estaba demostrando tener era digno de elogiar. También, como contraparte, sentía vergüenza de sí mismo. Vergüenza por mantenerse callado, sin hacer ni decir nada, mientras oía como le pegaban una somanta de sopapos.
—¿No lo tiene? —preguntó con voz estridente—. Y entonces porque lloras, ¿eh? ¿¡Por qué lloras!? —¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf!
Levantó la mano por enésima vez, pero en aquella ocasión se cerró en un puño. Lo mantuvo en el aire por unos segundos, pero pareció pensárselo mejor.
—No tenemos tiempo para esta mierda. —escupió un gargajo a un lado. Luego, se dio la vuelta, tomando la cabeza de Datsue entre sus manos—. Tú que dices, ¿eh? Estás muy callado ahí dentro. ¿No tienes nada que decir?
Datsue dio gracias a que la tela del saco le ocultase el rostro, porque estaba, sencillamente, paralizado. Había corrido muchas aventuras a lo largo de su vida. Había, incluso, matado a un Kage. Pero en todas aquellas ocasiones había tenido a su Hermano al lado. Siempre tan calmado, siempre transmitiendo esa seguridad natural en él. Ahora, en cambio, se sentía desprotegido. Vulnerable. Apretó los dientes y se aguantó las ganas de llorar.
—Kuma… —dijo con voz cansada.
—Sé lo que oí, Katame —respondió, como si hubiese adivinado lo que estaba pensando—. Lo tiene.
Katame resopló, levantándose. Miró al cielo.
—Hay que volver —dijo con voz sombría—. Nos lo llevamos —les dio la espalda—. Mata a la cría.
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La respuesta a aquella pregunta en realidad era muy sencilla, y es que cualquiera que supiera de Sakamoto tendría que tener en cuenta lo que estaba pasando por la cabeza de la rubia quien… sentía la tierra a su alrededor mucho más blanda, suficiente para moverse así que… no perdía absolutamente nada con intentarlo, si total, ambos desconocidos estaban excesivamente confiados en que los shinobis seguían inmovilizados.
Así que fue una cosa de aguantar los golpes, uno tras otro hasta que aquel maldito decidió darle la espalda lo cual, sería un error garrafal si todo salía bien.
Ni bien vio la posibilidad, la kunoichi salió de la tierra formando rápidamente una masa de electricidad en su mano y pronto, esta misma tomaría forma de lanza que se dirigiría directamente a la espalda de aquel que la había estado abofeteando.
Y en caso de que impactase… definitivamente iría por lo seguro, haría surgir cuchillas de la dichosa lanza para asegurarse que aquel hombre estaría más que muerto. Con suerte… Incluso tal vez y lograba apuñalar también al tal Kuma con esa misma lanza.
• CK:
68/140
–
-72
–
¤ Chidori Eiso ¤ Lanza Afilada de los Mil Pájaros - Tipo: Ofensivo - Rango: A - Requisitos: Raiton 60 - Gastos: 72 CK - Daños: 120 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: - - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: La lanza tiene el ancho de la mano del usuario y alcanza los 6 metros de longitud
Esta técnica utiliza la transformación de la forma del chakra para transformar el Chidori original en una especie de lanza o espada de gran envergadura, que el usuario puede utilizar para atravesar a su rival o para realizar cortes sobre su cuerpo. Cuando el oponente es atravesado por la técnica, el usuario puede alterar la forma de la lanza para hacer surgir múltiples cuchillas adicionales que atraviesan al oponente desde distintos puntos.
Pasaron 4 turnos desde que me enterraron así que técnicamente soy libre de escaparme tal y como dice la técnica (?
¤ Doton: Shinjū Zanshu no Jutsu ¤ Elemento Tierra: Técnica de la Decapitación del Doble Suicidio - Tipo: Ofensivo - Rango: D - Requisitos: Doton 65 - Gastos: 22 CK - Daños: - - Efectos adicionales: Inmoviliza al adversario 3 turnos, tras lo que la tierra se ablanda y puede salir - Sellos: - - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: (ver descripción)
Tras usar la técnica Moguragakure no Jutsu, el usuario saca una de sus manos de debajo de la tierra para alcanzar el tobillo de un oponente. Entonces, tira de él y lo sumerje bajo la tierra, dejando tan sólo su cabeza libre y propiciando un ataque posterior. Esta técnica fue ideada y utilizada originalmente como herramienta de tortura y asesinato.
Koko, tiempo atrás, había hecho una promesa a Datsue en las costas del Remolino. Su combate contra Akame, en el gran Torneo del Valle de los Dojos, la había marcado. Pasado factura. No porque hubiese perdido, sino porque no había acertado ni un solo golpe contra su Hermano. Ni un simple puñetazo. Ni un simple arañazo con el filo de su ninjatō. Eso la hizo endurecerse, y prometerle algo a Datsue. Ninguna gran epopeyas, ni siquiera una victoria cuando le tocase de combatir otra vez. Simplemente, le juró…
… que ofrecería un reto.
—¡¡¡KATAMEEE!!! —rugió Kuma, cuando la kunoichi sacó un brazo de la tierra envuelto en electricidad.
Katame, de espaldas, dio media vuelta justo a tiempo para distinguir una lanza eléctrica precipitarse hacia él. Inclinó su cuerpo hacia un lado a una velocidad vertiginosa… mas no la suficiente. El ninjutsu le dio de lleno en el hombro, atravesándolo de lado a lado y tirándolo al suelo, justo en el momento en que Kuma —que ya se había precipitado hacia ella—, le daba una tremenda patada a Koko en la sien, como la coz de un caballo. Perdió la concentración para mantener la técnica, y el hombre de piel de oso la agarró entonces por los hombros para tirar de ella hacia arriba y apresarla en una especie de abrazo, desde la espalda, y envolviendo también los brazos de ella.
Entonces apretó, cortándole la respiración.
—¿¡Qué haces!? —chilló Katame, con la cara descompuesta por la furia y apoyando una mano sobre el hombro. El brazo herido le colgaba inerte, como muerto, y el enorme buitre, tras su espalda, sacudía las alas con violencia y emitía sonidos agudos. Todo se había vuelto un caos—. ¡Mátala!
—¡No! —Su voz sonó como el rugido de un oso—. ¡El código!
—¡Que le follen al código! ¡Jamás lo sa…! —Katame se detuvo de pronto, a medio camino de levantarse. Acababa de captar algo por el rabillo del ojo, y le dio el tiempo justo para bloquear un kunai directo a su garganta con el canto de la mano, como si su piel fuese de acero puro—. Hijo de…
Datsue, que también había notado como la tierra a su alrededor perdía consistencia, y tras oír los gritos, no había permanecido ocioso. Se había quitado el dichoso saco de la cabeza, y eligiendo velocidad sobre potencia bruta, se había desellado el kunai para lanzárselo directo al gaznate.
«¡Mierda!». Tras el fallo, se levantó lo más rápido que pudo. ¿Debía activar el sharingan? ¿O mantener la farsa? Teniendo en cuenta que uno de ellos quería matar a Koko, no veía por qué no iban a hacer lo mismo con él de no tener nada que les interesase. «A la mierda…»
En milésimas de segundo, el sharingan le permitió hacer dos cosas. Primero, descubrir que el chakra de Kuma no era para tanto. Menos que el suyo, y ligeramente por encima que el de Koko. Claro estaba que el poder no lo era todo, pero al menos aliviaba saberse en superioridad. Lo de Katame, por otra parte, era otra historia. «Hostia puta…». No perdió el tiempo en lamentaciones. Tenía que actuar rápido y tenía que hacerlo ya. Nada más Katame distinguió el sharingan en sus ojos, el Uchiha lo introdujo en un genjutsu. Una ilusión idéntica a la realidad, pero que le permitiría mantenerlo entretenido, clavado en el sitio.
Una estrategia arriesgada, ganadora si Koko se liberaba de aquel agarre y derrotaba a su adversario. De lo contrario...
«¡Vamos, Koko!»
Poder: 70
CK: 270 - 26 = 244
Poder: 30 Fuerza: 60
CK: 180 - 24 = 156
¤ Kuma no hōyō ¤ Abrazo del Oso - Tipo: Ofensivo - Rango: B - Requisitos: Taijutsu 60 - Gastos: 24 CK/turno (máximo 3 turnos) - Daños: 40 PV/turno - Efectos adicionales: Inmoviliza al adversario (ver descripción) - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Taijutsu desarrollado por Kuma, que usado en conjunto con el Doton Ishi no Kawa, se vuelve todavía más peligroso. Su ejecución es sencilla: apresar con sus enormes brazos a la víctima y envolverla en un mortal abrazo. La presión que ejerce sobre el torso contrario es tal, que es capaz de partirle costillas (diferencia entre Fuerza de Kumo y Resistencia del oponente mayor a 20, necesarios dos turnos), o, incluso, de partirle la columna vertebral (diferencia mayor a 40, necesarios tres turnos). A su vez, la víctima se verá incapaz de hinchar los pulmones para coger aire.
Para liberarse de esta técnica mediante la Fuerza, es necesario tener 10 puntos más que Kuma en este atributo.
¤ Bushido: Kikai ¤ Camino del Guerrero: Bloquear - Tipo: Apoyo - Rango: A - Requisitos: Kenjutsu 30 - Gastos: 26 CK - Daños: - - Efectos adicionales: - - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Cuerpo a cuerpo
Cuando un usuario del kenjutsu es despojado de su katana, necesita de un método de protección alternativo ante las armas de sus adversarios. Ése es el origen de esta técnica. Concentrando una buena cantidad de chakra en un punto de su cuerpo cualquiera, el usuario es capaz de bloquear con la piel desnuda cualquier tipo de filo que le ataque, siempre y cuando su destreza supere tanto a la destreza de su adversario como a su fuerza, en caso de una ofensiva cuerpo a cuerpo.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
El ataque no salió tan bien como se esperaba, pero por lo menos logró inutilizarle uno de los brazos y si no era tan bueno haciendo sellos manuales y no utiliza el raiton como ella, estarían bastante más seguros de la cuenta porque significaría que indudablemente, no tendría acceso a ninguna técnica de ninjutsu en términos generales.
«Bien »pensó la kunoichi de lágrimas de cocodrilo, justo cuando estuvo por expandir las múltiples cuchillas de la lanza para —con algo de suerte— alcanzar el corazón del bandido pero tristemente eso no fue posible.
Una potente patada hizo que el cuerpo de la fémina saliese despedido de la tierra. Había estado enterrada hasta la cintura pero ya no más. Ahora solo se encontraba tumbada en el piso con la cabeza dándole vueltas y sangre tiñendo lentamente su dorada cabellera.
Pronto aquel hombre que la había agredido la atrapó, la levantó y… la abrazó. Curioso, pero tristemente aquello fue un abrazo de oso en el sentido más literal de la palabra, quitándole todo el aire de los pulmones pero… no generaba tanto dolor, era presión por un par de brazos que a final de cuentas, seguían siendo más suaves que lo que una roca podría ser.
A pesar de ello, la rubia no podía respirar y comenzaba a sufrir, su cuerpo no iba a soportarlo por más tiempo y por mucho que forcejease no lograba hacer nada para liberarse y…
Datsue se liberó de la prisión de tierra, estaba de pie y más que dispuesto a ayudarla y para ello activó su sharingan, lo que aseguraría que al menos el que se encontraba bien vestido buscaría atraparle así tuviese un brazo colgando. «Vete de aquí, imbécil »pensaba la kunoichi con un ojo entreabierto y el otro cerrado fuertemente. Se notaba el sufrimiento en su rostro.
Pero claro, si echaba a correr ahora, probablemente Katame le perseguiría y lograría atraparle… a no ser…
Una vez más, buscó la manera de concentrarse, esta vez sería mordiéndose el labio inferior con fuerza para olvidarse mínimamente de la presión en su caja torácica y con ello debería de ser más que suficiente para que pudiera volver a formar la masa eléctrica en su mano —ventaja de no precisar de sellos manuales para ello— y luego, aprovechando que el codo estaba perfectamente libre, flexionó el brazo para apuntar la electricidad a la cabeza de Katame y…
…disparar” la lanza.
Si todo salía bien, si el hombre se encontraba tan paralizado como aparentaba estarlo, podría atravesarle el cráneo y destruirle el cerebro todo en un solo ataque.
Y Datsue… Él tenía la obligación de entender el leve movimiento en los labios de la joven kunoichi que decían; ”huye” justo antes de que su cuerpo se convirtiese en un lastre, con todas las extremidades extendidas y su cabeza incapaz de mantenerse en alto debido al excesivo gasto de chakra que había efectuado con tan solo esas dos técnicas.
Ahora, todo dependía del Uchiha, si había salido todo bien debería de estar en buena posición de escapar, aprovechando el sacrificio de la Kageyama.
Estado de Koko • PV:
159/220
–
-24
–
-21
– • CK:
-4/140
–
-72
–
Koko ha caído inconsciente.
¤ Chidori Eiso ¤ Lanza Afilada de los Mil Pájaros - Tipo: Ofensivo - Rango: A - Requisitos: Raiton 60 - Gastos: 72 CK - Daños: 120 PV - Efectos adicionales: - - Sellos: - - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: La lanza tiene el ancho de la mano del usuario y alcanza los 6 metros de longitud
Esta técnica utiliza la transformación de la forma del chakra para transformar el Chidori original en una especie de lanza o espada de gran envergadura, que el usuario puede utilizar para atravesar a su rival o para realizar cortes sobre su cuerpo. Cuando el oponente es atravesado por la técnica, el usuario puede alterar la forma de la lanza para hacer surgir múltiples cuchillas adicionales que atraviesan al oponente desde distintos puntos.
Nuevamente, una gran cantidad de chakra Raiton se materializó en la mano de Koko, haciendo acopio de sus últimas fuerzas. Su antebrazo, libre, se elevó, apuntando a Katame. Pese a que tenía los ojos entrecerrados por el dolor, logró acertar en la diana. O lo haría, de no ser…
—¡Puta... ZORRA! —rugió Kuma, que se había dado cuenta de la masa eléctrica en la mano de la kunoichi justo a tiempo para moverse. Un simple movimiento de cadera le bastó para que errase el tiro. O casi. La lanza atravesó, en una justicia cruel para Katame, su hombro sano, recuperando la simetría de su cuerpo… de un modo curioso.
Katame, que dentro de la ilusión empezaba a intuir que, efectivamente, se encontraba en un genjutsu, salió catapultado hacia atrás.
—¡Hostia puta! ¡Lo has hecho! —exclamó, eufórico, Datsue. Todavía no acababa de creérselo. El sharingan le indicaba que aquel tipo tenía un poder superior incluso al de su propio Hermano, y Koko se lo había cargado de dos golpes. Dos golpes, para más inri, en los que había estado sepultada bajo tierra y atrapada en el abrazo de un gorila.
Sí, Koko estaba cumpliendo de sobras su promesa.
—Oh, mierda… —Se oyó un dolorso crujido, como el de un leño al partirse. Sus ojos perlados por la sangre apenas lograron distinguir una palabra en los labios de ella, antes de que su cabeza quedase colgada hacia un lado, inerte.
Kuma la sacudió como un perro haría con el hueso por el que pelea, arrojándola al suelo. Luego, le dedicó una mirada iracunda a Darsue. Una mirada directa a… su pecho. Porque, como si se tratase de un crío de lo más vergonzoso, evitaba mirarle a los ojos. «Mierda…»
El buitre, que llevaba tiempo sacudiendo las alas con violencia y emitiendo sonidos agudos, se abalanzó contra Datsue. El Uchiha actuó por instinto, rodando sobre un costado, apresando el kunai tirado en el suelo y pegando un salto lateral. Justo entonces, cuando ya estaba viendo por el rabillo del ojo como se le aproximaba Kuma por la espalda, se tiró sobre Katame.
—¡ESPERAD! —Datsue acababa de coger a Katame por la cabeza y le apuntaba al cuello con la punta del kunai. Fue ahí cuando se dio cuenta, para su suerte, que todavía le servía como rehén. Estaba vivo. Inconsciente pero vivo—. ¡Esperad, joder, esperad!
Por un momento, hasta el tiempo pareció detenerse. El buitre pareció entender la amenaza, porque se mantuvo quieto, clavado en el sitio. Kuma, por otra parte, cuyo puño derecho estaba envuelto en una sólida roca, clavó los talones en el suelo para detener su embestida.
Seguía sin mirarle a los ojos.
—¡Escuchad! ¡Escuchad! —repetía Datsue, sin siquiera ser consciente de lo que iba a decir o lo que estaba diciendo—. Tú necesitas llevarte a tu compañero o morirá, y yo parecido. Estamos en las mismas, ¿vale? Así que por qué no… Por qué no nos vamos cada uno por su lado y ya está, ¿eh? —¿¡Tanto estaba pidiendo!? ¡Solo quería un poquito de sentido común!—. Escucha, tío, escucha. Sé cómo va esto. Negocios. Nada personal. Por supuesto. Esto es como el póquer. Vosotros hicisteis vuestra apuesta, nosotros la nuestra. Pero, ¿sabes qué? A los dos nos han tocado cartas malas, compañero. Es mejor retirarse de esta mano, porque se va a llevar todo el bote Izanami —aseveró—. Qué me dices, ¿eh? Nos guardamos la pasta que nos queda, y ya habrá otras partidas con cartas mejores. ¿Cierto o no?
Datsue tragó saliva.
—¿Cierto o no?
• • •
Un tiempo más tarde…
Koko fue recuperando la consciencia muy poco a poco. Lo primero que sintió fue un dolor en las costillas. Era como si algo se le clavase en los pulmones cada vez que cogía aire. Era un dolor agudo, que iba y venía, pero que una kunoichi entrenada como ella era capaz de soportar. Tenía la boca seca, y se encontraba sedienta.
Cuando logró abrir los ojos, se dio cuenta que estaba tumbada sobre el suelo. El sol se había desplazado bastante, tintando el cielo de color morado, pero ella parecía seguir en el mismo lugar. El suave murmullo del río llegó hasta sus oídos, así como la voz de otra persona.
—Al fin. —Era Datsue, que se encontraba sentado a su lado con rostro preocupado—. Pensé que no despertarías nunca.
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No acertó de lleno como se esperaba que lo lograría lamentablemente, aquel que la tenía apresada logró moverse lo suficiente para que no hiciese blanco en la cabeza, aunque al menos pudo dejarle los brazos parejos y de todas maneras los daños que le produjo a aquel hombre eran más que severos así no hayan hecho blanco como ella se lo esperaba.
Con aquello que supuso sería su último aliento buscó darle vía libre a su compañero, aunque este no opinó igual que ella…
******
La Kageyama no se enteró de absolutamente nada de lo que ocurrió justo después de lanzar aquella última lanza, ni siquiera sintió el dolor que debería cuando Kuma le rompió algunas costillas y —de no ser por el dolor que sentía al respirar— no se hubiese enterado jamás de dicho daño.
A medida que recobraba la consciencia se iba retorciendo sobre la tierra, incómoda, adolorida y más que cansada. Se había sudado lo equivalente a una semana de rutina gracias al intenso gasto de chakra y por ello tenía la boca reseca.
Fue un despertar de mierda, vamos a decirlo como corresponde.
Pero en cuanto la rubia se volteó adolorida y buscando reincorporarse fue que abrió los ojos y se encontró con algo que… no debería de ser así.
—¿Qué… hiciste? —preguntó con mucha dificultad.
No podía llenarse los pulmones de aire debido al punzante dolor que esto le provocaba, así que tenía que hablar despacio y de forma entrecortada.
—¿Qué pasó? —añadió al no ver absolutamente nada en los alrededores.
Los ojos de Datsue, negros como el carbón, se mantuvieron en Koko mientras ella iba recuperando poco a poco la consciencia. Tenia sangre seca a un lado del rostro, y sus cabellos oscuros de ese lateral de la cabeza estaban también teñidos de un color rojo oscuro.
—No hay tiempo para explicaciones —aseveró—. Kuma se llevó a su amigo en el buitre, pero puede que vuelva a por nosotros —se levantó, ofreciéndole una mano—. ¿Puedes caminar?
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Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Luego de todo lo ocurrido y de haber perdido el conocimiento, era lógico pensar que la kunoichi seguiría algo atontada y apenas captaría lo que le estaban diciendo. Pero por suerte así lo hizo y buscó ponerse en pie con la ayuda del contrario.
—¿Por qué no huiste? —preguntó de forma entrecortada—. Tuviste la chance.
Podía caminar, y no sentía ningún tipo de molestia de la cintura para abajo, pero no iba a ser muy capaz de mantener paso ligero por mucho tiempo debido a la dificultad que tenía para respirar.
De cualquier manera, haría lo posible por no retrasar aún más al Uchiha, así que cuando este marchase ella también lo haría.
—¿Ese es el tipo de persona que crees que soy? —preguntó, serio—. ¿El que abandona a sus compañeros?
Una fría corriente de aire sacudió los cabellos de la kunoichi. Todo se encontraba en un extraño silencio, como la calma antes de la tormenta.
—¿Seguro que estás bien? —añadió luego—. A ver, ¿cuántos dedos hay aquí? —Levantó tres dedos—. Di tu nombre completo —agregó, completando el chequeo rudimentario que se le hace a una persona cuando sufre una contusión o cae inconsciente.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Datsue dentro de todo parecía estar de buen humor, tanto como para perder el tiempo preguntando una y otra vez si ella estaba bien y claro que no lo estaba, se le notaba en la cara y en su respiración que algo estaba mal, sin mencionar la mancha de sangre en un lateral de la cabeza.
—Vámonos de aquí —respondió la chica, mostrándose realmente preocupada y hasta asustada.
No iba a soportar mucho contra aquellos dos si decidían volver y lo que menos quería era que un compañero suyo fuese atrapado y torturado por culpa suya. Principalmente porque pudiese retrasarles porque en realidad lo que buscaban era el sharingan de su compañero y nada de ella.
—Estoy mal, creo que me han roto las costillas pero puedo moverme bien —prosiguió, en un intento por convencer al shinobi, aunque si le servía de algo también respondería las preguntas—. Levantaste tres dedos y yo me llamo Kageyama Koko.